La llegada de la época estival puede suponer un punto de inflexión en la práctica de la actividad física. Muchos lo abandonan, perdiendo así las adaptaciones fisiológicas que han ido trabajando a lo largo del año.
Esta época resulta perfecta no sólo para dar continuidad al ejercicio físico y planes de entrenamiento, sino también, para iniciarse en ello, así como aumentar la actividad física diaria de todos nosotros. Todo ello, contribuye a mejorar la salud y calidad de vida.
En los meses de verano se produce una bajada de ritmo en general. Hay un aumento de horas de luz que invitan a salir al aire libre y se dispone de más tiempo para uno mismo. Debe aprovecharse esta situación favorable no sólo para mantener el nivel de actividad física, sino incluso aumentarlo o comenzar a introducir hábitos que impliquen una mayor actividad física a lo largo del día.
De acuerdo con las recomendaciones del Colegio Americano de Medicina del Deporte (ACSM, American College Sports of Medicine), se recomienda, en adultos sanos, la práctica regular de actividad física. En sus recomendaciones, afirman y sientan las bases de una práctica mínima y regular de ejercicio físico de intensidad moderada de 150 minutos a la semana (30 minutos 5 días por semana).
A su vez, establecen recomendaciones para el tipo de ejercicio, ya sea cardiovascular, de fuerza, flexibilidad y neuromotor. Todo ello con una progresión gradual que permita a cada uno ir adaptándose, así como evitar las temidas lesiones. Sin embargo, en la práctica deportiva en verano debe tenerse en cuenta ciertos factores para asegurarnos que la misma sea saludable y libre de riesgos.
PRECAUCIONES A TENER EN CUENTA PARA LA PRÁCTICA DEPORTIVA EN VERANO
Temperatura y factores ambientales – hidratación
El mayor problema lo plantean las condiciones ambientales y los aumentos de temperatura. El calor y la humedad son factores que afectan directa y significativamente en la frecuencia cardíaca y en la sudoración.
La actividad física provoca de por sí un aumento de la frecuencia cardíaca, y las altas temperaturas también, por lo que es más que necesario evitar la práctica de ejercicio en las horas en las que el calor y la temperatura son más altos. El objetivo es evitar un aumento excesivo del ritmo cardíaco, sobre todo en personas que tengan hipertensión.
En caso de realizar actividad física en estas condiciones, hay que tratar de mantener una intensidad más baja contrarrestando los efectos provocados por el calor.
Por otro lado, la humedad y el sistema que tiene nuestro organismo de autorregulación térmica, también afectan de forma significativa al rendimiento durante la práctica deportiva. El organismo siempre tratará de mantener su temperatura óptima expulsando calor a través del sudor.
Por ello, es muy importante controlar y mantener bien los niveles de hidratación en el organismo. No se trata de esperar a tener la sensación de sed para beber agua, sino evitar en todo momento que esta situación se produzca; en cuyo caso es un síntoma de deshidratación.
En la práctica de actividad física hay que hidratarse antes, durante y después del ejercicio para reponer no sólo el agua perdida sino todas las sales y minerales que son los responsables del correcto funcionamiento de las funciones vitales, así como de las contracciones musculares (sodio, potasio, magnesio). Por ello, es recomendable no solo la ingesta continuada y equilibrada de agua, sino también de alguna bebida isotónica para reponer tales minerales y sales perdidos a través del sudor.
Exposición solar
- Evitar estar demasiado tiempo expuesto al sol y procurar estar en zonas de sombra. Una larga exposición al sol puede provocar también una bajada de la presión arterial, mareos e insolación.
- Además, largas exposiciones al sol (ya sea caminando, sentado o jugando en la playa o bañándose), producen daños en la piel, por lo que es más que recomendable mantenerse protegido con una crema con alto grado de protección solar para evitar quemaduras, abrasiones y daños mayores a largo plazo.
Equipamiento adecuado
- Dadas los condicionantes anteriores, es muy importante elegir prendas que además de protegerte del sol (por ejemplo, camisetas para la práctica de deportes acuáticos), permitan una buena transpirabilidad del sudor y resulten cómodas.
Elegir materiales naturales, prendas ligeramente amplias y que no opriman ninguna parte del cuerpo, son vitales para poder practicar el deporte de forma segura.
Son aspectos a tener en cuenta y que pueden ahorrar más de un disgusto a quien las pase por alto.