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Prepárate para el verano con alimentos frescos y ligeros, lácteos y mucha agua

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Durante la primavera y más en el verano, las temperaturas son más elevadas, por lo que es muy importante que la dieta incluya gran cantidad de agua. Las personas mayores no pueden descuidar su alimentación, y precisan un aporte energético y de nutrientes adecuado a sus necesidades. Los expertos, como los que han consultado desde Lepant Residencial, dan las claves para una correcta alimentación de las personas mayores en estas estaciones.

En primer lugar, es clave la ingesta de alimentos con menor aporte energético (frutas, verduras y hortalizas), pero más ricos en vitaminas, sales minerales, fibra, y sobre todo en líquidos (agua). De esta manera, se contribuye a mejorar la hidratación, tan esencial en los mayores especialmente durante la etapa estival para compensar la transpiración corporal; y por último, también se favorece de este modo la diuresis.

Alimentos recomendados

En general, al planificar la dieta de los mayores en estas fechas, se recomienda utilizar los alimentos frescos de temporada e ingerir menos calorías. Esto no significa que se tenga que comer menos sino cambiar algunos alimentos. Hay que aumentar los alimentos hidratantes y ricos en agua y fibras, que mejorarán el ritmo intestinal. Los alimentos que contienen más agua son las hortalizas (95%), seguidas de las frutas. El yogur, el pescado blanco y los huevos son una apuesta muy nutritiva que complementan muy bien a los alimentos hidratantes como fuente de proteínas, muy necesarias para la masa muscular y la obtención de vitaminas. Los alimentos que menos agua contienen son los farináceos, las legumbres y el arroz. Sin embargo no se desaconseja dejar de tomarlos ya que son complementos ideales en la dieta que se han de tomar en cantidades más pequeñas.

Alimentos frescos y ligeros, ricos en agua y fibra

Las hortalizas y verduras es recomendable tomarlas diariamente en forma de refrescantes ensaladas de tomate, lechuga, pepino, col, coliflor, brócoli, alcachofa, calabacín, berenjena, pimiento, remolacha, zanahoria, acelga, apio, puerro, cebolla, rábano, nabo, judías verdes, brotes de soja, y escarola.

Por otro lado, las frutas. Es básico alternar frutas propias de la estación primaveral y estival, ricas en agua, como el melón, la sandía, la fresa, el melocotón, el albaricoque, la ciruela, la cereza, la uva, el kiwi, la piña, el higo, la manzana… Pueden tomarse en forma de macedonias de frutas que estimulan el apetito por su atractivo colorido. Y dentro de los cereales, los más recomendables son los integrales de cebada, maíz, o mijo, ya que no aportan grasas.

Alimentos a evitar

Deben evitarse los alimentos muy calóricos, especialmente los ricos en grasas saturadas como las carnes grasas, los embutidos, los quesos curados y la leche entera. Por el contrario, se deben utilizar alimentos ricos en ácidos grasos mono y poli-insaturados como el ácido oleico, presente en el aceite de oliva y los aceites de semillas, los frutos secos oleaginosos y el pescado azul, rico en ácidos grasos omega 3. Las sopas y pucheros con más contundencia que se preparan durante el otoño e invierno se sustituyen por preparaciones ligeras, en forma de caldos, sopas y cremas frías, gazpacho, vichyssoise, ajoblanco malagueño, etcétera. Asimismo, las ensaladas son platos muy recomendados lechugas y verduras de hoja verde, tomate, pepino, zanahoria, cebolla, son las hortalizas más recomendadas, añadir legumbres (lentejas, garbanzos, judías, habas, soja) es una buena apuesta para complementar el plato desde un punto de vista nutricional. La dieta ha de ser controlada en especias, picantes y condimentos. En condiciones normales se debe consumir menos de seis gramos al día de sal, pese a las pérdidas que se producen por el sudor. Por otro lado, en verano aumenta el riesgo de intoxicaciones alimentarias, por lo que la higiene es esencial. Se deben consumir alimentos seguros, bien conservados, envasados o cocinados, utilizar huevo pasteurizado, tener cuidado con las salsas, mahonesas y tomar agua embotellada.

Hidratación

Aunque no se tenga sed es recomendable la ingesta de un mínimo de 8 vasos de agua para mantener el balance hídrico, a temperatura ambiente, nunca fría, ya que los cambios bruscos de temperatura en el organismo pueden sentar mal a las personas de la tercera edad. A veces ocurre que los mayores no están acostumbrados a beber agua, en ese caso pueden sustituirla por infusiones, zumos naturales. No se recomienda consumir alcohol. Solamente aquellas personas en las que no esté contraindicado, podrán tomar una copa de vino en la comida y en la cena, así como una cerveza sin alcohol, hasta un máximo de 20-25 gramos al día.

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¿Bebemos suficiente líquido?

A día de hoy, existe un gran desconocimiento sobre la importancia de mantener unos niveles de hidratación adecuados y qué cantidad de líquido se debe ingerir como norma cada día, pero los expertos sí señalan que es necesario mejorar los niveles de ingesta de líquido de la población.

Así lo indica el profesor Lluis Serra-Majem, Catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y presiente de la Fundación para la Investigación Nutricional y la Academia Española de Nutrición, que afirma que la hidratación ya es un campo con contexto propio dentro de la nutrición y la salud.

De hecho, según explica el profesor Serra-Majem, “es necesario hacer mucha pedagogía para concienciar sobre la relevancia de una correcta hidratación, no sólo en la población, también entre los profesionales sanitarios”. Alrededor de dos tercios de nuestro cuerpo es agua, un elemento indispensable para la mayoría de los procesos fisiológicos y que debe restituirse de forma periódica y rutinaria, ya que nuestro organismo no la almacena. “La ingesta de agua y otros líquidos como sopas, zumos, batidos o refrescos, e incluso alimentos con alto contenido en agua pueden aportar este elemento, siempre teniendo en cuenta el aporte calórico tanto de las bebidas como de los alimentos”, subraya el profesor Serra-Majen.

Beber líquido todo el año

Aunque hasta hace poco la hidratación sólo parecía preocupar en verano, parece observarse un cambio de tendencia durante los últimos años. “También se ha emparejado con deportistas, pero la realidad es que el balance hídrico es algo que nos afecta a todos y que puede comprometer nuestra salud, en especial en grupos de riesgo, como son los ancianos y los niños”, dice el catedrático de la Universidad de Las Palmas. “De todas formas, la hidratación siempre tendrá más relevancia en aquellos periodos del años en los que hace más calor y en los que se incrementa el riesgo de hidratación inadecuada”.

Por otro lado, hemos de tener en cuenta que los niveles recomendados de ingesta de líquido se ven incrementados en función de las condiciones ambientales y de la práctica de actividad física. Además, según este experto es especialmente importante vigilar que mantenemos una correcta hidratación durante la mañana y las primeras horas de la tarde, también durante el tiempo de estudio y en el trabajo o conducción, así como mientras se realiza ejercicio o se está expuesto a temperaturas elevadas.

Que el agua es un nutriente y como tal debe incorporarse a la ciencia de la nutrición es algo que cada vez está más claro, sobre todo tras la celebración del I Congreso de Hidratación, que tuvo lugar a finales del pasado año. “En los últimos tiempos de han hecho muchos progresos en la investigación en el campo de la hidratación, así como en la concienciación sobre su importancia. De hecho, España está ejerciendo un gran liderazgo en esta área junto con otros países”, índice el profesor Serra.

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No usar papel higiénico y tomar una dieta rica en líquidos y fibra mejora el estreñimiento y cura las hemorroides

No usar papel higiénico y tomar una dieta rica en líquidos y fibra mejora el estreñimiento y cura las hemorroides, según ha asegurado el proctólogo de Innova Centro Médico, José Perea, quien ha aconsejado usar toallitas húmedas o agua templada y jabón.

“Aunque parezca increíble, determinadas personas mejoran su estreñimiento o se curan dejando de utilizar papel higiénico”, ha apuntado, para destacar la necesidad de acudir a un especialista cuando estos problemas persisten en el tiempo.

En este sentido, el experto ha avisado de que “muchas” personas acuden a las consultas aquejadas de hemorroides cuando en realidad tienen fisuras. “Todo el mundo acude al médico pensando que tiene una hemorroide porque ambos provocan dolor, sangrado o picor. Sin embargo, la fisura se asocia mucho más al momento de la deposición y, en la hemorroide las molestias pueden ser parecidas pero es un dolor más sordo, más continuo y cuando uno se limpia se las puede tocar”, ha apostillado.

Dicho esto, Perea ha informado de que el tratamiento de fisuras es escalonado, priorizando el tratamiento dietético e higiénico y, posteriormente, usando pomadas para mejorar la zona, el dolor y relajar la musculatura del esfínter con el fin de que llegue “más sangre” y se pueda cicatrizar.

En este sentido, Innova Centro Médico cuenta con el tratamiento ‘Hemobye’, por el que mediante ondas eléctricas en consulta, durante varias sesiones, se consigue mejorar automáticamente la vasodilatación de la zona y la calidad del tejido. El resultado es una tasa de cicatrización de fisuras casi equivalente a la cirugía, sin post-preoperatorio y sin cirugía. “Este tratamiento es alternativo porque el láser no deja de ser agresivo”, ha zanjado.

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Foniatras recomiendan evitar el carraspeo, la tos brusca y ambientes con humo para mantener la voz sana

La Sociedad Médica Española de Foniatría (SOMEF) defiende la necesidad de cuidar la voz y evitar que enferme, para lo que proponen una serie de consejos, tales como evitar el carraspeo, la tos brusca y los ambientes con humo, pues estas acciones pueden dañar la laringe y las cuerdas vocales.

Con motivo del Día Mundial de la Voz que se celebra este miércoles, también han señalado que tanto las alergias y los catarros son enemigos de la voz, por lo que hay que hacer un tratamiento “adecuado y precoz”, y han advertido de que algunos medicamentos “pueden alterar la voz”, donde recomiendan consultar con el médico.

Por otro lado, han indicado que hay que procurar “dormir adecuadamente” y hacer “ejercicio de forma habitual”, beber agua “abundante” para estar bien hidratados –ya que la voz necesita una alimentación sana– y acudir al médico en caso de tener una ronquera de más de 10 días de duración.

También han indicado que, en caso de usar la voz profesionalmente hay que cuidarla “como un profesional” y que hay que “aprender a entrenarla y a mantenerla y, por último, han advertido de que en los niños hay que cuidar su voz desde la infancia, pues “no es normal que los niños estén roncos” y, para evitarle, han apuntado que no hay que dejar que griten “habitualmente”.

De este modo, el miembro de la junta directiva de SOMEF, José Manuel Roqués, ha señalado que al igual que las personas aprenden a cuidar la salud buco-dental, a cuidar el corazón, a mantenernos en forma o a comer mejor, entre otras actividades, en el caso de la voz “también hay que cuidarla”.

“La usamos de forma natural, parece que nunca va a fallar… hasta que tenemos un problema y nos damos cuenta de lo necesaria que es y la impotencia que genera no poder usarla con comodidad”, ha destacado Roqués en referencia a la voz.

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Expertos señalan la importancia de estar “correctamente hidratados” al volante y parar cada 2 horas para tomar líquidos

El Instituto Europeo de la Hidratación (EHI, según sus siglas en inglés), ha recomendado estar correctamente hidratados mientras se conduce y realizar una parada cada 2 horas para estirarse e ingerir líquidos, con motivo de la Semana Santa, en la que se prevé un mayor número de desplazamientos por carretera.

De este modo, la hidratación a la hora de conducir es muy importante porque “de ello va a depender el rendimiento y la capacidad de reacción de las personas”. Por ello, ha añadido que “es importante ingerir antes y durante el viaje los líquidos necesarios”, según ha indicado el miembro del Comité Científico Asesor del EHI y Catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Lluís Serra-Majém.

Así, este experto ha apuntado que las personas pueden elegir entre “diversas fuentes de hidratación”, tales como el “agua, zumos de frutas u hortalizas, refrescos, té, café o bebidas isotónicas”. Además, ha apuntado que en caso de tener sueño, el café, té o las colas “ayudan a permanecer alerta”.

Por ello, el EHI ha advertido también de que los mareos, el cansancio, el dolor de cabeza, la debilidad o la somnolencia son síntomas de la deshidratación que pueden evitarse al volante si se mantiene una adecuada hidratación. Además, si los síntomas son severos, pueden afectar al rendimiento físico, la capacidad cognitiva, la termorregulación e incluso alterar la función cardiovascular.

Así, han apuntado que una buena hidratación “contribuye a reducir los niveles de fatiga durante la conducción, regula la temperatura corporal, mantiene el cerebro alerta y el rendimiento físico de músculos y articulaciones al volante”.

Por último, este profesor ha señalado que es muy importante “equilibrar las ingestas, lo que bebemos, con lo que perdemos” y que básicamente “las pérdidas se producen por orina, por sudoración o incluso por transpiración”.

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Hidratación y práctica deportiva en invierno

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Es normal que con la llegada del invierno y las bajas temperaturas, sudemos menos y tengamos una menor necesidad de hidratarnos, sin embargo, las necesidades a la hora de ingerir líquidos no se modifican prácticamente y resulta imprescindible mantener un adecuado equilibrio hídrico de forma constante.

El European Hydration Institute (EHI), fundación que promueve la hidratación humana y sus efectos para la salud, el bienestar y el rendimiento físico y cognitivo recuerda la importancia de mantener una correcta hidratación mientras se practica deporte, sin olvidar que el invierno es un periodo de alta actividad física en el que no se deben descuidar este tipo de hábitos saludables.

No mantener una adecuada hidratación representa un alto riesgo en cualquier época del año y en especial si se lleva a cabo la práctica deportiva. Las consecuencias pueden ser: disminuir el rendimiento, provocar cansancio, dolor de cabeza, malestar general, calambres musculares o aumento del ritmo cardiaco.

Practicar deporte en condiciones climáticas frías influye en los niveles de agua corporal debido a la pérdida de agua respiratoria y el sudor. Entre los principales factores desencadenantes de la sudoración están la temperatura ambiental, las corrientes de aire, la humedad, la intensidad y duración de la actividad física y la ropa.

Las pérdidas medias por transpiración durante la actividad física son de 1-2 litros por hora, pero pueden llegar a ser inferiores a 0,5 litros por hora o superiores a 3 litros por hora.

Los grupos de población con más riesgo de deshidratación son los deportistas expuestos a climas fríos como: esquiadores, esquiadores de fondo, alpinistas o corredores; escaladores a más de 1.600m; y los niños.

Para el Dr. Nicolás Terrados, especialista en Medicina del Deporte y Director de la Unidad Regional de Medicina Deportiva del Principado de Asturias-Fundación Deportiva Municipal de Avilés, “el realizar ejercicio físico intenso en la montaña (por ejemplo; ski alpino o ski de fondo), aunque sea en condiciones de frío intenso, conlleva pérdida de líquido por dos razones: la primera es que cualquier ejercicio físico intenso aumenta la temperatura interna de nuestro organismo y pone en marcha los mecanismos para eliminar ese aumento de calor y uno de esos mecanismos es la sudoración, por lo que se pierde líquido; la segunda razón es que al estar en situaciones de altitud, se pierde más líquido por la ventilación pulmonar que a nivel del mar, ya que se suele hiperventilar y además al ser la humedad relativa del aire menor, se pierde más líquido por la respiración”.

Según Terrados, Profesor Asociado de la Facultad de Medicina de la Universidad de Oviedo, “cuando hay pérdida de líquido corporal (por el ejercicio físico y la falta de aporte) es decir, cuando hay deshidratación, aunque sea pequeña, disminuye la capacidad para una buena regulación cardiovascular, y puede afectar al rendimiento físico”. Por ello, “cuando se hace ejercicio intenso hay que intentar aportar líquidos al organismo, aunque estemos en situaciones de frío ambiental y sería conveniente intentar beber durante la actividad y desde luego, al acabar”, advierte.

El European Hydration Institute advierte de la importancia de mantener una adecuada hidratación y recomienda la ingesta de líquidos de forma periódica recurriendo a la variedad de bebidas para conseguir el equilibrio necesario pudiendo elegir entre buenos sabores.

Recomendaciones para una adecuada hidratación en invierno:

Beber con regularidad incluso cuando no se tiene sed, ya que esta se reduce con el frío.

– Las comidas juegan un papel muy importante a la hora de estimular la sed. Entre el 20%- 30 % del líquido que necesitamos proviene de los alimentos, y entre un 70% -80% de las bebidas de todo tipo.

– La variedad de bebidas y sabores, desde los refrescos a los caldos o sopas ayudan a hidratarnos en invierno, y equilibrar la temperatura corporal.

– Evitar el alcohol, pues su efecto deshidratante determina que se necesite beber más líquido para contrarrestar esa pérdida de hidratación.

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Un consumo moderado de cerveza podría contribuir a proteger la salud cardiovascular de las mujeres

Un consumo moderado de cerveza podría ser beneficioso a nivel cardiovascular y aportar beneficios a la mujer en diferentes etapas de su vida. Así lo recogen las últimas investigaciones científicas nacionales e internacionales, que también apuntan a que el consumo moderado de esta bebida ayuda a la rehidratación tras la práctica deportiva.

En el Colegio Oficial de Farmacéuticos de A Coruña, el médico Consultor Senior de Medicina Interna del Hospital Clínic de Barcelona, Ramón Estruch, y el profesor de Ginecología y Obstetricia de la Universidad Autónoma de Madrid, Tirso Pérez, han abordado algunos de los efectos beneficios de la cerveza durante la presentación de la Monografía Científica del IV Simposio Internacional de la Cerveza.

El documento recoge las conclusiones de la jornada, donde se presentaron los últimos estudios e investigaciones científicas, nacionales e internacionales, sobre el consumo moderado de cerveza.

En rueda de prensa, Estruch ha abordado la relación entre el consumo de cerveza y la salud cardiovascular. En este contexto, ha realizado un estudio que concluye que los compuestos fenólicos de la cerveza podrían regular el metabolismo del azúcar y reducir la inflamación relacionada con la arterioesclerosis en sujetos con alto riesgo cardiovascular.

“Estos hallazgos explican, en parte, los posibles efectos protectores de la cerveza sobre el sistema cardiovascular”, ha afirmado Ramón Estruch.

En la salud de la mujer

Por otra parte, Tirso Pérez ha abordado los beneficios de la cerveza en la salud de las mujeres. Según ha asegurado, esta bebida “posee acción antioxidante, antiinflamatoria, actividad estrogénica y acción antiviral, lo que hace que pueda ser beneficiosa para la salud de las mujeres en todas las etapas de su vida”.

En concreto, durante el embarazo, el consumo de cerveza sin alcohol puede ser una fuente aprovechable de ácido fólico, necesario para el buen desarrollo del tubo neural del feto. También, durante el periodo de lactancia puede mejorar la capacidad antioxidante de la leche materna y, por tanto, puede defender al bebé de la agresión oxidativa.

Igualmente, en el resto de la vida de la mujer, la cerveza puede aportar otros beneficios, pudiendo reducir los riesgos de desarrollar ciertas enfermedades por los antioxidantes naturales que contiene.

Rehidrata en el deporte

Asimismo, la Monografía Científica del IV Simposio Internacional de la Cerveza también recoge otros artículos, entre los que destaca la investigación realizada por la Universidad de Granada y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) sobre la idoneidad de la cerveza en la recuperación del metabolismo hormonal e inmunológico de los deportistas tras el ejercicio físico.

Según recoge esta investigación, el consumo moderado de cerveza permite una adecuada rehidratación tras la práctica deportiva. Mientras, otras investigaciones apuntan a que esta bebida parece tener efectos beneficiosos en los huesos.

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Estar más de 9 horas sin ingerir líquidos puede provocar un descenso significativo del rendimiento

La jefa de la Unidad Clínica y Dietética del Hospital Universitario La Paz de Madrid, Carmen Gómez-Candela, defiende la necesidad de mantener una buena hidratación mediante la ingesta de líquidos y avisa de que a partir de nueve horas sin hacerlo las personas pueden padecer un descenso del rendimiento a niveles “estadísticamente significativos”.

Así lo ha asegurado con motivo del XIV Congreso de Salud y Medicina de la Mujer (SAMEM) que se celebra estos días en Madrid, destacando que si esta ausencia de líquidos se prolonga durante 24 horas puede condicionar un descenso en las habilidades mentales y psicomotoras.

Según esta experta, diversos estudios han constatado un incremento en la fatiga, una dificultad de discriminación y pérdida de memoria cuando se sufre una deshidratación moderada (2,8 por ciento de pérdida de peso).

Y de hecho, las alteraciones del sistema nervioso central aparecen en asociación con un volumen celular cerebral disminuido e incluyen alteración del estado mental, debilidad, excitabilidad neuromuscular y déficits neurológicos.

La deshidratación puede aparecer debido a un aumento de necesidades (calor excesivo) o de pérdidas (diarrea, por ejemplo), y existen diferentes tipos en función de la cantidad de líquido perdido, la rapidez de la pérdida, y la pérdida paralela de solutos/electrolitos.

El tipo de deshidratación dependerá del porcentaje de la pérdida de peso, de modo que se considera leve cuando se trata de un descenso del peso corporal del 1 al 3 por ciento, y severa, cuando la pérdida es mayor del 5 por ciento.

Asimismo, las necesidades de agua y líquidos son también muy diversas y varían en función de la edad, sexo, tipo de alimentación, clima, ejercicio, vestimenta, etc.

La European Food Safety Authority (EFSA) ha publicado recientemente los valores de referencia de ingesta adecuada de líquidos por grupos de edad, estableciendo 1.600 mililitros al día para niños de entre 4 y 8 años, frente a los 1.900 mililitros al día recomendados para niños y 2.100 mililitros al día para niñas, de entre 9 y 13 años.

En el caso de adolescentes y adultos, establece una ingesta de 2 litros para las mujeres y 2,5 litros para los hombres, siendo esta recomendación similar para los ancianos, ya que en ellos se deteriora la capacidad para conservar el agua en el organismo, y se pierde la sensación de sed.

La EFSA recomienda, asimismo, que las mujeres embarazadas aumenten su ingesta de líquidos en función al aumento en el consumo de energía que realicen, y para las mujeres en periodo de lactancia, que este incremento de líquidos sea de 700 mililitros al día, en relación a las mujeres no lactantes de la misma edad.

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Diez pasos para prevenir el cáncer

En la actualidad, cada año se diagnostican unos 222.000 nuevos casos de cáncer en nuestro país. Según los especialistas, la prevención a través de hábitos saludables y la detección precoz mediante pruebas específicas reduce notablemente la probabilidad de desarrollar un cáncer.

Con motivo del Día Mundial del Cáncer, que se celebra este martes, 4 de febrero, MD Anderson Cancer Center Madrid ofrece diez consejos para ayudar a prevenir o detectar precozmente la aparición de tumores:

1. No fumes y si lo haces, déjalo cuanto antes. El hábito tabáquico es responsable del 30% de las muertes por cáncer. Sin embargo, se estima que entre cinco y diez años tras abandonar el tabaco, el riesgo de cáncer se reduce hasta los mismos niveles de los no fumadores.

2. Evita la obesidad. La obesidad se asocia al aumento del riesgo de cáncer de mama (tras la menopausia), de colon y recto, de esófago, páncreas, endometrio o riñón, entre otros.

3. Realiza con frecuencia actividad física moderada. Los expertos destacan que el deporte previene entre un 30 y un 50% la aparición de tumores cancerosos.

4. Controla la dieta. Estudios epidemiológicos han demostrado una relación causa-efecto entre una alimentación inadecuada y el desarrollo de enfermedades como el cáncer.

5. Ojo con el alcohol. El riesgo de cáncer aumenta proporcionalmente al consumo de alcohol. La ingesta regular amplía la probabilidad de cáncer oral, de hígado, mama, colon…

6. No a la exposición prolongada al sol. Evita tomar el sol entre las 12 y las 16 horas. Emplea una protección más alta en las primeras horas, y sigue protegiéndote incluso cuando la piel esté bronceada.

7. Minimiza la exposición a sustancias cancerígenas. Aplica estrictamente la legislación, cumple todos los consejos de seguridad y sigue las normas de protección radiológica.

8. Pruebas de detección en mujeres a partir de los 25 para el diagnóstico precoz de cáncer de cérvix. Las citologías vaginales y detecciones de HPV regulares detectan incluso las alteraciones que, en 10 a 15 años, pueden progresar a cáncer.

9. Mamografías obligatorias en mujeres a partir de 50 años. Estas pruebas detectan el cáncer incluso cuando aún no se han manifestado los primeros síntomas, multiplicando así la posibilidad de curación. En antecedentes familiares, los controles deben comenzar antes.

10. Pruebas de cribado a partir de los 50 (o incluso antes si existen factores de riesgo o antecedentes familiares). Las pruebas preventivas como la colonoscopia o el screening de próstata son capaces de detectar el cáncer en fases precoces, cuando hay muchas más posibilidades de tratamiento.

La mortalidad por cáncer baja en España, pero menos que en otros países

La mortalidad por cáncer ha descendido en España un 13 por ciento en las últimas dos décadas, según ha destacado la presidenta de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), Pilar Garrido, quien lamenta que este descenso sea similar a la media de los países de la OCDE pero inferior al de muchos países de nuestro entorno como Francia, Italia o Alemania.

Así lo ha asegurado durante la presentación del informe Las Cifras del Cáncer en España 2014, realizado por esta entidad a partir de los últimos estudios publicados hasta el momento a nivel mundial, dado que en España aún no existe un registro nacional de tumores pese al reclamo de los oncólogos.

De este modo, gracias a un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) han obtenido datos sobre los cambios en las tasas de mortalidad por cáncer entre 1990 y 2011, donde se observa como en este periodo la mortalidad en los países que forman parte de esta institución descendió de media un 15 por ciento.

España, ha reconocido Garrido, “está en el entorno de la media, pero por debajo de algunos países como Alemania, Francia o Estados Unidos, donde el descenso de la mortalidad estuvo más cerca del 20 por ciento”.

En concreto, el país donde más ha bajado la mortalidad por cáncer en estos últimos 20 años ha sido Suiza (-28%), seguido de Luxemburgo (-27%), República Checa (-25%), Estados Unidos (-23%), Alemania (-21%), Italia y Reino Unido (-20%) o Francia (-17%), entre otros.

España muestra un descenso de la mortalidad similar al de Suecia o Japón (-12%), o Noruega (-10%), y algo mejor que otros países como Portugal (-6%) o Grecia (-3%).

No obstante, Garrido también ha alertado de que si se siguen produciendo las inequidades entre comunidades y el retraso en el acceso a nuevos fármacos que vienen denunciando desde hace tiempo “la mortalidad dejará de descender en la línea en que lo está haciendo”.

El cáncer de pulmón sigue siendo el más mortal

En números totales, los datos del último informe de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC, en sus siglas en inglés) de la Organización Mundial de la Salud (OMS), relativos a 2012, muestran como en España hubo un total de 102.762 fallecimientos por esta causa. El tumor con más muertes sigue siendo el de pulmón (20% de todas las muertes), seguido del colorrectal (14,3%) y el de mama (5,9%).

Sin embargo, la reducción de la mortalidad experimentada en los últimos años, gracias sobre todo “la implantación adecuada de programas de cribado, acceso a avances terapéuticos y a la prevención”, según la presidenta de SEOM, hace que actualmente vivan en España un total de 581.688 personas con cáncer. Esto gracias a que un tercio de todos los tumores tienen una supervivencia superior al 80 por ciento después de 5 años.

Además, en 2012 se detectaron un total de 215.534 nuevos casos, dos tercios en personas de más de 65 años y 128.550 en hombres (86.984 en mujeres). Por tipo de tumor, el más frecuente es el cáncer colorrectal (15% de todos los nuevos casos), seguido del de próstata (12,9%), el de pulmón (12,4%) y el de mama (11,7%).

Por sexos, en cambio, la incidencia varía ya que en hombres los más frecuentes son el de próstata, pulmón, colorrectal y vejiga por este orden, y en mujeres el de mama, colorrectal, cuello de útero y pulmón.

La presidenta de SEOM ha reconocido que esta mayor incidencia del cáncer de pulmón en mujeres es una de las mayores variables con respecto a anteriores informes. “Ya hay algunos países como Estados Unidos o Inglaterra donde mueren más mujeres por cáncer de pulmón que por cáncer de mama y colon juntos, y ese es el panorama que tendremos en nuestro país si no ponemos remedio”.

Además, pese a las mejoras diagnósticas y terapéuticas en los próximos años está previsto que la incidencia siga aumentando en España, ya que en 2015 se prevé que se registren 227.076 nuevos casos. Una incidencia de la que, según el anterior presidente de SEOM Juan Jesús Cruz, “no podemos presumir”, sobre todo cuando en otros países desarrollados el número de nuevos casos va en descenso.

El consumo moderado de café no provoca deshidratación

El consumo moderado de café no provoca deshidratación

El consumo moderado de café no provoca deshidrataciónUn estudio publicado en la revista científica PLOS ONE demuestra que no existen evidencias de la relación entre el consumo moderado de café y la deshidratación. La investigación, realizada en la Escuela de Deporte y Ciencias del Ejercicio de la Universidad de Birmingham (Reino Unido), concluye que la ingesta de cantidades moderadas de café no causa deshidratación sino que contribuye a conseguir la cantidad aconsejada diaria de líquido.

Antiguas investigaciones mostraban los efectos de la cafeína como causantes de la deshidratación, por lo que se supuso que el consumo común de bebidas con cafeína, como el café, también tenían este efecto. Sin embargo, el efecto del consumo moderado de café no puede compararse con el de la cafeína pura. De hecho, antes de la publicación de este nuevo estudio, se habían realizado dos investigaciones sobre los efectos del café en la hidratación, con resultados distintos y no concluyentes.

En cambio, este estudio es el primero que evalúa los efectos del consumo moderado de café comparado con el mismo volumen de agua en la hidratación. Según Sophie Killer, una de las autoras, “a pesar de que faltaban pruebas científicas, había una creencia común de que el consumo de café podía provocar deshidratación. Nosotros queríamos investigar si el consumo moderado de café, bajo condiciones normales, era perjudicial para el estado de hidratación”.

En el estudio se ha utilizado una muestra de 50 hombres bebedores habituales de café, donde se han medido los efectos del consumo moderado de café solo comparado con el consumo del mismo volumen de agua sobre el estado de hidratación. Los sujetos fueron analizados en dos fases. En la primera, los participantes bebieron diariamente cuatro tazas (200 ml) de café o de agua durante tres días; y en una segunda fase los que habían bebido café consumieron agua y viceversa.

Para evaluar el estado de hidratación, los investigadores midieron la masa corporal y la cantidad de agua total y realizaron análisis de orina y sangre. De esta forma, no se encontraron diferencias significativas en los resultados de hidratación entre los que bebieron café y los que tomaron agua. Además, tampoco se observaron diferencias en el volumen de orina y su concentración entre ambos grupos.

“El consumo moderado de café (200 ml diarios) no causó diferencias significativas en la hidratación comparado con el consumo de la misma cantidad de agua”, afirma Sophie Killer. “Concluimos que los consejos de salud pública relacionados con la hidratación deberían ser actualizados reflejando estas conclusiones”.

De hecho, la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC) incluye desde 2008 en la “Pirámide de la Hidratación Saludable” el café como bebida de consumo diario recomendado para una correcta hidratación.

La investigación realizada por la Universidad de Birmingham ha sido promovida por el Instituto para la Información Científica sobre el Café (ISIC), una organización sin ánimo de lucro dedicada al estudio de evidencias científicas relacionadas con el consumo moderado de café y la salud.

Comer despacio

Comer despacio reduce más la sensación de hambre

 

Comer despacio reduce la ansiedad

Una nueva investigación sugiere que la capacidad de controlar el consumo de energía del cuerpo humano puede verse afectada por la velocidad a la que comemos, de modo que reducir la velocidad de la ingesta de alimentos suprime la sensación de hambre y ayuda a consumir más agua durante la comida, según los resultados publicados en Journal of the Academy of Nutrition and Dietetics.

Para analizar la relación entre la velocidad de la alimentación y el consumo de energía, un equipo de investigadores del Departamento de Kinesiología en la Universidad Cristiana de Texas, en Estados Unidos, analizó cómo la velocidad de la alimentación afecta a las calorías consumidas durante una comida tanto en sujetos de peso normal como con sobrepeso u obesos.

Los investigadores también recopilaron datos sobre las sensaciones de hambre y saciedad antes y después de las comidas a ritmo rápido y a ritmo lento y el consumo de agua durante estas ingestas de comida.

Mientras que los estudios anteriores han examinado la relación entre la velocidad de alimentación y el peso corporal, la mayoría de esos análisis se realizaron con personas de peso normal. En este nuevo trabajo, los científicos pidieron a un grupo de sujetos de peso normal y con sobrepeso u obesidad que consumieran dos comidas en un entorno controlado.

Todos los sujetos tomaron una comida a una velocidad lenta, para lo que se les enseñó a pensar que no tenían limitaciones de tiempo, tomar bocados pequeños, masticar a fondo y hacer una pausa y dejar la cuchara entre bocado y bocado, y un segundo plato a una velocidad rápida, para lo que se les pidió que pensaran que tenían una restricción de tiempo, tomaran grandes bocados, masticaran rápidamente y no se detuvieran ni dejaran la cuchara en ningún momento.

Al concluir el estudio, los autores encontraron que sólo los sujetos de peso normal tuvieron una reducción estadísticamente significativa en el consumo de calorías durante la comida lenta en comparación con la rápida: 88 kilocalorías (kcal) menos del grupo de peso normal frente a sólo 58 kcal menos en los de exceso de peso u obesos.

“Reducir la velocidad de alimentación condujo a una reducción significativa en la ingesta de energía en el grupo de peso normal, pero no en el grupo de sobrepeso u obesidad. La falta de significación estadística en el grupo con sobrepeso y obeso puede deberse en parte al hecho de que consumieron menos alimentos durante las dos condiciones en comparación con los sujetos de peso normal”, explica la autora principal del estudio, Meena Shah, profesora en el Departamento de Kinesiología de la Universidad Cristiana de Texas.

Menos hambre después de comer despacio

“Es posible que los sujetos con sobrepeso y obesos eran más conscientes de sí mismos y, por lo tanto, comieron menos durante el estudio”, agrega. A pesar de las diferencias en el consumo de calorías entre el peso normal y con sobrepeso y obesidad, el estudio encontró algunas similitudes. Ambos grupos sentían menos hambre más tarde después de la comida lenta que tras la ingesta de la comida rápida.

“En ambos grupos, las sensaciones de hambre fueron significativamente inferiores a los 60 minutos de empezar la comida de forma lenta en comparación con la ingesta de alimentos que hicieron de forma rápida “, destaca Shah. “Estos resultados indican que en los dos grupos podría esperarse menos hambre en una comida que se consume más lentamente”, añade.

Asimismo, tanto los grupos con peso normal como con sobrepeso u obesidad consumieron más agua durante la comida lenta. Durante la condición de ayuno, los participantes de todo el estudio sólo tomaron 25,57 cl de agua, pero durante la situación de ingesta lenta esa cantidad se elevó a 34,1 cl.

El consumo de agua fue mayor durante la comida lenta en comparación con la situación de ingesta rápida de comida en un 27 por ciento en el grupo de peso normal y el 33 por ciento en el grupo de sobrepeso u obesidad. Cuanto mayor sea el consumo de agua durante la condición de comer lentamente probablemente causará mayor distensión del estómago y puede afectar al consumo de alimentos”, argumenta Shah.

Con las tasas de obesidad en aumento entre la población adulta en Estados Unidos, esta información sobre cómo los diferentes grupos de peso consumen alimentos será de utilidad en la elaboración de estrategias para reducir el consumo de energía. “La desaceleración de la velocidad de comer puede ayudar a reducir el consumo de energía y suprimir los niveles de hambre y puede incluso mejorar el disfrute de una comida”, concluye esta experta.

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Menos calorías y más agua para prevenir los golpes de calor en mayores

Con el aumento de las temperaturas, las personas mayores tienen más riesgo de sufrir una hipertermia o golpe de calor. La hipertermia se desencadena cuando los mecanismos de regulación térmica del organismo no pueden responder a las altas temperaturas, lo que tiene graves repercusiones que pueden llevar a un fracaso orgánico irreversible.

“Los síntomas de la hipertermia son diversos y algunos inespecíficos, tales como dolor de cabeza, sensación de boca seca y pastosa, náuseas, vómitos, mareos, escalofríos, desorientación, piel seca y enrojecida y disminución de la respuesta, hasta llegar a una posible pérdida de conciencia”, explica el Dr. Francesc Formiga, director del Programa de Geriatría del Hospital Universitario de Bellvitge (HUB).

Para prevenir estas situaciones, una de las recomendaciones esenciales es ingerir muchos líquidos. En este sentido, las personas mayores en verano deben seguir una dieta diferente de la que normalmente siguen durante el período otoño-invierno. “No se trata de comer menos en verano, sino de seguir una dieta que signifique la ingesta de menos calorías y una mayor hidratación”, asegura el Dr. Formiga.

Para conseguir el equilibrio entre la cantidad de líquido que entra y el que sale del organismo hay que beber entre 2 y 2,5 litros de líquido gradualmente a lo largo del día, con más frecuencia por la mañana y la tarde que no por la noche, para evitar la incontinencia nocturna. En caso de despertarse por la noche en verano, se recomienda tomar líquidos.

Asimismo, es aconsejable hacer comidas ligeras y evitar la exposición al sol, sobre todo en las horas de mayor intensidad (de 12.00 a 16.00 horas) y cuando la humedad relativa es superior al 60 por ciento.

Cabe recordar que la falta de sed es engañosa, por lo que se debe consumir agua, infusiones o zumos de frutas aunque no se tenga la sensación de sed, y evitar el consumo de bebidas alcohólicas aunque se tenga la creencia incorrecta que hacen disminuir la sed.

“Cuando la temperatura exterior es muy alta y las pérdidas de líquidos no se reemplazan de forma adecuada, se produce una situación de deshidratación, la tensión arterial baja, aparece sensación de debilidad e incluso calambres musculares”, indica el Dr. Jordi Monedero, director de la Atención Primaria del Delta del Llobregat. “Si esta situación no se corrige a tiempo se pierde la capacidad de sudoración y la piel presenta un aspecto seco y enrojecido, la temperatura corporal sube progresivamente hasta cifras que superan los 40 grados, se entra en hipertermia y si este proceso continúa, se puede llegar a una situación de choque en la que se produce un fallo de los distintos órganos, convulsiones y coma”, añade.

Durante las olas de calor, la mortalidad por golpe de calor puede llegar a superar el 70% de todos los casos.