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Vigorexia y otros trastornos de la imagen

Los medios de comunicación hablan de términos como sadorexia, ebriorexia, síndrome del gourmet y diabulimia, sobre los que hay poca literatura científica disponible. En cambio, de vigorexia en las dos últimas décadas (desde el primer trabajo de Pope) han aumentado mucho las publicaciones científicas sobre este trastorno bajo distintas denominaciones: bigorexia, trastorno dismórfico muscular, complejo de Adonis, anorexia inversa… Y alguna de las preguntas que surgen son: ¿Se trata de un nuevo trastorno? ¿Estamos ante una nueva manifestación de uno viejo? ¿No es nada?

Etimología

El término procede del inglés bigorexia que viene de “big”, grande, que a su vez tiene una raíz escandinava “bugge”, que significa gran hombre. Es el deseo de estas personas de aumentar el tamaño corporal. Y “ὀρέξις” es una raíz griega, que significa apetito, por similitud con los trastornos de la conducta alimentaria.

En español se escribe vigorexia, confundiendo un poco el vigor, el exceso de ejercicio y el deseo de fuerza, cuando lo que parece ser que está implicado en este trastorno es precisamente el ser “big”, el tener un gran cuerpo.

Un poco de historia

En 1993 Pope y sus colaboradores de Harvard estaban estudiando en un grupo de 108 fisicoculturistas el uso de esteroides anabolizantes y sus efectos. Se dieron cuenta que un pequeño grupo de esta muestra a pesar de tener más musculatura que el promedio poblacional presentaba un intenso miedo a tener un cuerpo pequeño y débil. Además presentaban distorsión de la imagen corporal, que consiste en subestimar el tamaño corporal. Presentaban también una excesiva atención a una dieta estricta. Por todo ello, y por la similitud con la anorexia en mujeres, la primera denominación fue anorexia inversa. Finalmente en 1997 se descartó ese término por considerar que la clínica alimentaria tenía un carácter secundario y se denominó trastorno dismórfico muscular.

Los autores lo situaron dentro del grupo heterogéneo de los trastornos somatomorfos (trastorno por somatización, hipocondría, trastorno por conversión).

Trastorno Dismórfico Corporal (TDC)

Consiste en una preocupación por algún defecto imaginado del aspecto físico. Cuando existe objetivamente este defecto la preocupación del individuo es excesiva e interfiere en su día a día.

El segundo criterio es de malestar o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo. Y el criterio diferencial es que esta preocupación no se explica mejor por la presencia de otro trastorno mental (p. ej., la insatisfacción con el tamaño y la silueta corporales en la anorexia nerviosa).

Criterios diagnósticos de la vigorexia

En primer lugar existe una preocupación por la idea de que el propio cuerpo no está suficientemente libre de grasa y musculado. Las conductas características asociadas son el levantamiento de pesas durante largas horas y una excesiva atención a la dieta.

Hay una preocupación con rasgos obsesivos, son obsesiones a las que el individuo dedica más de cinco horas, y con carácter intrusivo, es decir la persona no decide reflexionar sobre lo que le está pasando. Y la única manera de acabar con estos pensamientos es recurriendo al ejercicio compulsivo como neutralizador.

Sin embargo, parece ser que los pacientes tienen una mejor capacidad de insight, de compresión de su problema, de darse cuenta que esta preocupación tiene un carácter claramente irracional, a diferencia de otros trastornos dismórficos.

Este trastorno pertenece al espectro de los trastornos de la imagen corporal, donde se encuentra la anorexia, la bulimia y los trastornos dismórficos corporales que recurren al abuso de cosméticos para ocultar el defecto e incluso a cirugía reparadora innecesaria.

La imagen corporal

Existen altas tasas de insatisfacción corporal. Hay gran presencia del body-checking compulsivo, que consiste en el palpado del cuerpo para comprobar si el desarrollo de la musculatura es el mismo que hace cinco minutos. También hay comprobaciones ante el espejo. Y la imagen corporal tiene un alto peso específico en la autoestima global.

Existe también una alteración de la imagen corporal, que consiste en un fracaso en la estimación del tamaño del propio cuerpo. En TCA sabemos que hay una sobrestimación del tamaño, se ven más grandes de lo que realmente son, pero en la vigorexia ocurre lo contrario, una subestimación del tamaño -se ven menos voluminosos- y en los trastornos dismórficos corporales existen tanto una subestimación como una sobrestimación depende en que consista el defecto y también hay, a veces, complejo de asimetría. Esta alteración tiene un componente cognitivo-afectivo asociado a la insatisfacción corporal.

Algunas propuestas teóricas señalan que el aumento de la insatisfacción corporal en varones es una de los responsables del aumento de la prevalencia e incidencia de la vigorexia. Esta insatisfacción se asociaría con el aumento de la presión social hacia un cuerpo masculino cada vez más musculado como ideal de belleza.

Una macroencuesta de Garner (1997) en los estadounidenses sirvió para constatar la insatisfacción corporal en varones y esto podría explicar, en parte, el aumento de la vigorexia en varones.

La conducta alimentaria en vigorexia

La persona frecuentemente abandona importantes actividades sociales, ocupacionales y recreativas debido a la necesidad compulsiva de realizar ejercicio y dieta, que se convierten en el principio organizador central de su vida.

Existe una excesiva atención a la dieta, como mínimo un riguroso cálculo macronutricional. Se alimentan básicamente con alimentos con alto contenidos en proteínas y bajo en lípidos. Es una dieta exagerada en cantidad y muy reducida en diversidad.

Existe evitación de comidas en restaurantes o lugares en los que no se tiene el control sobre la composición de los alimentos. Y hay consumo de suplementos alimenticios, a veces ilegales.

En general faltan estudios sistemáticos sobre como de alterada está la conducta alimentaria en la vigorexia. Algún estudio ha encontrado puntuaciones clínicas en una versión del EDI-2 (uno de los estándares en TCA) pero hay problemas de metodología. Tampoco se ha constatado la sensación de pérdida de control en las ingestas, a pesar de que son muy excesivas.

El ejercicio en la vigorexia

Consiste en largas sesiones de gimnasio con rutinas consistentes en el levantamiento de pesas y otros ejercicios anaeróbicos para el desarrollo muscular. Superan los límites de exceso de ejercicio físico (ejercicio de alta intensidad de más de 1,5 horas más de seis veces por semana).

¿Qué ocurre cuando se superan estos límites? Ocurre el síndrome de sobreentrenamiento que es un descenso brusco del rendimiento que cursa con dolores musculares, pérdida de apetito, trastornos del sueño, cambios de humor y aumento de la ansiedad. Ante la aparición de este síndrome aumenta el consumo de sustancias estimulantes para no parar. Y el incremento de la ansiedad aumenta el ejercicio compulsivo.

La principal población de riesgo son fisioculturistas con una prevalencia del 10 por ciento. Hay estudios que comparan fisioculturistas sanos con personas que presentan vigorexia y se ha encontrado una mayor presencia de ansiedad, niveles de obsesividad más elevados, más body-checking, más comprobaciones ante el espejo, mayor presencia de abuso de sustancias y más deterioro funcional.

En otro trabajo se estudiaron los antecedentes autobiográficos de un grupo de fisioculturistas que cumplían criterios de vigorexia y se encontró que el ejercicio compulsivo se asoció con la presencia de historia de abusos sexuales en la infancia e historia de burlas relacionadas con un aspecto físico frágil y enclenque. Los resultados son análogos a la historia de obesidad infantil con burlas y al abuso sexual en los TCA.

La ocultación del cuerpo en la vigorexia

Otro criterio diagnóstico dice que la persona evita situaciones en las que el cuerpo se ve expuesto ante otros, o se enfrenta a estas situaciones con marcado nivel de ansiedad. Se evitan situaciones donde el cuerpo esté expuesto (playas, piscinas y vestuarios). Si no hay más remedio que exponerse son frecuentes las conductas de escape cuando la exposición es inevitable. La exposición del cuerpo se neutraliza con ropa ancha. Y a pesar de poder competir muchos fisioculturistas con vigorexia no acuden a certámenes por evitar la exposición.

El deterioro en la vigorexia

La preocupación por la inadecuación del tamaño corporal o la musculatura causa malestar clínicamente significativo: hay problemas de desempleo y absentismo laboral; problemas de pareja (el 15 por ciento prefieren vivir solos); se han encontrado puntuaciones inferiores en el cuestionario de salud SF-36 a pacientes con depresión, diabetes o infarto de miocardio, es decir que el nivel de deterioro es bastante importante; como consecuencia hay un alto aislamiento social; y mayor presencia de tentativas autolíticas.

El consumo de esteroides es de al menos un 50 por ciento de los casos (aunque se cree que este porcentaje es superior). El 73 por ciento de los casos el abuso de esteroides es posterior al desarrollo del cuadro. En concreto emplean esteroides anabolizantes androgénicos y otras sustancias como la anfetamina, cocaína, analgésicos narcóticos o efedrina.

Prevalencia y comorbilidad

Se estima una prevalencia del 0,048 en España. La distribución es inversa a los TCA (80% hombres, 20% mujeres). Y uno de cada 2000 varones estaría afectado por esta patología. Posiblemente hay un gran número de falsos negativos. La edad de inicio es la adolescencia tardía y no existen datos de estratificación social.

Respecto a la comorbilidad es principalmente con trastornos del estado de ánimo y de ansiedad. El abuso de sustancias alcanzaría el 46 por ciento. Y los niveles de psicopatología asociada equiparan a la vigorexia con los TCA diferenciándolo del resto de TDC. Además el 29 por ciento presenta una historia previa de TCA lo que nos hace pensar en la hipótesis transdiagnóstica.

Conclusiones

Nos podemos plantear:

¿Debe ser incluido en el espectro de los trastornos obsesivos, en el de los TCA o entre los trastornos dismórficos corporales? Algunos autores lo consideran un trastorno obsesivo-Compulsivo. Las obsesiones y las compulsiones están presentes en los TCA y en los TDC, pero el papel de la insatisfacción corporal y su distorsión añade especificidad.

Y ¿es un TCA o es un trastorno dismórfico?

Hay mayor capacidad de insight en la vigorexia. Los niveles de psicopatología asociada son superiores en TCA y vigorexia que en TDC. Si nos fijamos desde un punto de vista dimensional en las características de estos pacientes: altos niveles de obsesividad, compulsividad, evitación social, perfeccionismo, insatisfacción corporal, distorsión de la imagen corporal, excesiva atención a la dieta, disfunción social, riesgos para la salud, endofenotipos neuropsicológicos…hay grandes similitudes con TCA.

Si insistimos en un diagnóstico categorial la ausencia de clínica alimentaria suficientemente alterada haría que no lo pudiésemos situar en los TCA. Pero continuaremos teniendo 1/3 de los TCA no especificados.

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Ortorexia, dietas y TCA

Ortorexia

El término indica apetito correcto y lo acuñó Bratman en el año 1996. Se trata de una obsesión patológica por la comida biológicamente pura. El eje del trastorno es la calidad, no la cantidad (anorexia, bulimia).

Los posibles desencadenantes son:

-En las personas con comportamientos obsesivo-compulsivos, la obsesión por conseguir a toda costa una salud mejor y el temor a ser envenenado por la industria alimentaria y sus aditivos.

-Haber encontrado una razón espiritual para comer un determinado alimento (corriente vegana).

-Influencia de los medios de comunicación.

-Enfermos de anorexia que se han recuperado y optan por alimentos de origen natural.

-Se crea una estrategia de supervivencia alrededor de la comida sana.

-Culto a lo sano: alimentar lo diferente.

Epidemiología

Se calcula que afecta a entre un 0,5 – 1 por ciento, pero se espera un aumento cuando se sepa más de los alimentos funcionales, incluso se habla de un 7 por ciento en el Instituto de Ciencias de la Alimentación de la Sapienza. Y en Estados Unidos se habla de un 2 por ciento.

Hay algunos famosos que tienen costumbres alimenticias ortoréxicas, por ejemplo Marlon Brando sólo tomaba yogures previamente confirmados sin grasas.

Características clínicas

-Oscilaciones extremas cíclicas: evitan carne, grasa, alimentos cultivados con pesticidas, herbicidas.

-Hay rituales obsesivos en cuanto a la forma de preparación alimentos, materiales y utensilios utilizados.

-No hay conciencia de enfermedad y se van separando del entorno social.

-Patrones de comportamiento alimentario anómalos durante largo tiempo.

-No hay preocupación por el peso ni por la imagen corporal.

Diagnóstico

Es difícil de diagnosticar, pero existe un test. En el que se evalúan:

-Estar más de tres horas al día pensando en la dieta.

-Planear las dietas días antes.

-Estar más pendientes del valor nutritivo de lo comido, que el placer que puede generar.

-Se sienten bien y mejoran su autoestima si comen bien.

-Se sienten culpables si trasgreden la dieta o comen mal.

-Comer fuera de casa se convierte en un problema.

-Su calidad de vida va disminuyendo y también las relaciones sociales.

-Se vuelven estrictos en su forma de ser, una rigidez cercana a los cuadros obsesivos-compulsivos.

-Dejan de tomar alimentos que les gustaban por otros más sanos.

Consecuencias

-Intolerancias alimentarias: dejar de tomar alimentos va disminuyendo nuestro sistema inmunocompetente y pueden tener problemas cuando ingieren algún alimento para el que tengan cierta intolerancia.

-Supresión de grupos de alimentos importantes (como los vegetarianos).

-No hay recursos para toda la humanidad.

Consejos para evitar la obsesión por la comida sana

-No permitir que la alimentación gobierne la vida.

-No permitir que la alimentación determine la valía personal.

-No hacer de la alimentación un emblema de la propia identidad.

-¿Hay que rechazar las etiquetas dietéticas? La respuesta es no. Hay que saber leerlas y tener un amplio criterio sobre ellas.

Flexitarianismo

Son personas que utilizan la verdura como base para la alimentación pero no renuncian a carne y pescado. Se trata de una dieta vegetariana más llevadera. Argumentan que es lo que mejor les va a los genes. Reducen los alimentos que pueden ser menos sanos. Asimismo potencian la alimentación integral y todo tipo de frutas, verduras y cereales. Y de vez en cuando toman carne.

Hablan de los beneficios en longevidad frente a carnívoros. Su dieta es de un 80 por ciento de ingesta vegetal y la ventaja es que se pueden saltar la dieta y no pasa nada.

El término flexitariano se conoce desde el 2003 y la American Dialectic Society la citó como palabra más útil del año.

Permarexia

Se trata de personas que están constantemente a dieta, y cuando se convierte en una obsesión viven preocupadas por las calorías llegando a tomar diuréticos y laxantes. Se conocen todas las dietas milagro y van cambiando.

Hacen mucho ejercicio físico y “saben mucho de nutrición” (evidentemente con grandes errores).

Es más típico de mujeres. No hay conciencia de enfermedad. Pero si hay sensación constante de frustración. Hay detalles parecidos a anorexia y bulimia.

Acaban cayendo en las llamadas “dietas yo-yo”, pierden y ganan kilos con el efecto rebote.

Pica (seudorexia)

Es el deseo irresistible de comer alimentos que no tienen valor alimenticio.

En las embarazadas en primer trimestre hay muchos antojos para obtener oligoelementos (pej.cromo). No es una seudorexia.

Bulimarexia

Combina manifestaciones anoréxicos con fenómenos bulímicos. La emperatriz Sissi de Austria la sufrió. Las mujeres jóvenes son las más afectadas.

Biabulimia

Combinación diabetes y bulimia. Se limitan los hidratos de carbono y se reduce la insulina para no engordar. Es más usual en la tipo I.

Trastornos no especificados

Como la anorexia sin amenorrea, anorexia con normopeso, bulimia de baja frecuencia, purgas con cantidades de comida normales sin tener signos de anorexia claros, masticación de una gran cantidad de comida que luego se escupe para que no engorde.

La manorexia es la anorexia masculina. Y la pregorexia se da en mujeres embarazadas que tienen pavor a engordar durante el embarazo.

Reflexiones finales

Nos podemos preguntar si todos los trastornos giran alrededor de la comida. La respuesta es no, pero sí se acaban relacionando, como los workaholics y los ciberdependientes.

Otro ejemplo es la tanorexia (la adicción al bronceado) que conocen los alimentos que tienen vitamina A o los carotenos y los toman de forma exagerada.

Los profesionales nos planteamos que estamos en la era de la bulimia de la información y la anorexia del conocimiento, cada vez hay más información y menos conocimiento.

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El papel de la escuela y la familia en la prevención

Recogemos la ponencia de D. José Soriano en el marco del Seminario Controversias sobre los trastornos alimentarios. Jornadas de actualización y debate, organizadas por la Fundación Tomás Pascual y Pilar Gómez-Cuétara/Instituto Tomás Pascual y la Fundación Instituto de Trastornos Alimentarios.

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El papel del asociacionismo en la prevención en España

Recogemos la ponencia de Dña. Juana Martín en el marco del Seminario Controversias sobre los trastornos alimentarios. Jornadas de actualización y debate, organizadas por la Fundación Tomás Pascual y Pilar Gómez-Cuétara/Instituto Tomás Pascual y la Fundación Instituto de Trastornos Alimentarios.

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Prevención en medios de comunicación

Recogemos la ponencia de Dña. Mónika Jiménez, en el marco del Seminario Controversias sobre los trastornos alimentarios. Jornadas de actualización y debate, organizadas por la Fundación Tomás Pascual y Pilar Gómez-Cuétara/Instituto Tomás Pascual y la Fundación Instituto de Trastornos Alimentarios.

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Perspectiva de género en TCA

Recogemos la ponencia de D. Roberto Baztarrica, en el marco del Seminario Controversias sobre los trastornos alimentarios. Jornadas de actualización y debate, organizadas por la Fundación Tomás Pascual y Pilar Gómez-Cuétara/Instituto Tomás Pascual y la Fundación Instituto de Trastornos Alimentarios.

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El espectro del atracón como síntoma: Trastorno por atracón, Síndrome del comedor nocturno…

Recogemos la ponencia de Dña. Rosa Calvo, en el marco del Seminario Controversias sobre los trastornos alimentarios. Jornadas de actualización y debate, organizadas por la Fundación Tomás Pascual y Pilar Gómez-Cuétara/Instituto Tomás Pascual y la Fundación Instituto de Trastornos Alimentarios.

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La dieta mediterránea y el ejercicio pueden reducir los síntomas de la apnea del sueño

En este trabajo, dirigido por el profesor Christopher Papandreou, se trataba de analizar el impacto que la dieta mediterránea puede tener en las personas obesas con apnea del sueño, dado que la obesidad está presente en entre el 20 y 40 por ciento de este síndrome, que afecta al cuatro por ciento de la población adulta.

Para ello, incluyeron a 40 pacientes obesos de los que la mitad pasó a seguir una dieta prudente y, los otros 20, fueron alimentados según la tradicional dieta mediterránea. Además, en ambos casos se les recomendó la práctica de ejercicio físico, al menos 30 minutos diarios de paseo.

En ambos grupos, los pacientes también recibieron presión positiva continua de las vías respiratorias (CPAP, en sus siglas en inglés), que consiste en usar una máscara que genera una corriente de aire, manteniendo abierta la vía aérea superior durante el sueño.

Al inicio del estudio y seis meses más tarde, los investigadores monitorizaron a los pacientes mediante un estudio del sueño, conocido como polisomnografía, midiendo varios marcadores propios de la apnea del sueño, como la actividad eléctrica en el cerebro, los movimientos oculares y los ronquidos.

Los resultados mostraron que las personas que siguieron la dieta mediterránea tenían un menor número de apneas, durante la etapa del sueño REM, que normalmente representa en torno al 25 por ciento del total de sueño durante la noche.

Los resultados también revelaron que las personas que siguieron la dieta mediterránea también mostraron una mayor adherencia a la dieta restringida en calorías, el aumento de la actividad física y una mayor disminución de la grasa abdominal.

Los resultados de esta pequeña muestra han evidenciado una mejora durante una etapa de sueño para las personas con apnea del sueño aunque, sin embargo, no mostraron una mejora global de la severidad de la enfermedad.

Por ello, los autores sugieren que son necesarios otros estudios con una muestra más grande para comprender plenamente los beneficios de esta dieta.

“Éste es el primer estudio que examina el impacto de la dieta mediterránea en combinación con la actividad física en la apnea del sueño”, explica Papandreou, recordando como otros estudios han relacionado recientemente un aumento de las perturbaciones durante el sueño REM con el riesgo de desarrollar importantes consecuencias sistémicas, como la diabetes tipo 2.

Hacer ejercicio ayuda a comer sano

Muchas son las preguntas que surgen cuando alguien se propone perder peso. ¿Sería recomendable empezar con dieta y luego ejercicio, o al contrario? Y por otro lado, ¿cuánto se podrían ambas actividades compensar entre ellas?

“Conocer la interacción entre la práctica de ejercicio y una dieta sana mejoraría las estrategias preventivas y terapéuticas para la obesidad, al potenciar los esquemas actuales de abordaje y tratamiento”, explica Miguel Alonso Alonso, investigador de la Universidad de Harvard (EE.UU) que ha publicado un trabajo de recopilación bibliográfica sobre esta cuestión en la revista Obesity Reviews.

Los datos de estudios epidemiológicos sugieren que la tendencia a seguir una dieta sana y a realizar cantidades de ejercicio físico adecuado suelen coexistir en el mismo individuo. Además, el aumento en los niveles de actividad física suele asociarse a una mejoría en paralelo de la calidad de la dieta.

El ejercicio aporta beneficios como el aumento de la sensibilidad a las señales fisiológicas de saciedad, lo que influye en un mejor control del apetito, pero también modifica las respuestas hedónicas a los estímulos de comida. Por tanto, los beneficios se podrían dividir en aquellos que ocurren a corto plazo -de predominio metabólico-, y los que aparecen a largo plazo -de predominio conductual-.

“La actividad física parece tener una función facilitadora de conductas alimentarias encaminadas al seguimiento de una dieta sana”, afirma Alonso Alonso. “De hecho, en el tratamiento de la obesidad, cuando se añade ejercicio a una dieta adelgazante tiende a aumentar el éxito de la intervención y facilita el cumplimiento de la dieta a largo plazo”.

Los autores concluyen que es importante que las políticas sociales fomenten y faciliten el deporte y la actividad física en la población general, tanto en el ámbito educativo, como en el entorno urbano o en la vida diaria -mediante el uso de trasporte público o el acceso a zonas peatonales e instalaciones deportivas-.

El ejercicio modifica el cerebro

Tanto la alimentación como la actividad física son conductas y, por tanto, están determinadas por procesos cognitivos que se originan como resultado de la actividad conjunta de zonas cerebrales. Estudios anteriores ya evaluaron los cambios en el cerebro y las funciones cognitivas en relación con la práctica de ejercicio: la actividad física regular produce cambios en la función y estructura del cerebro.

Los expertos apuntan que estos cambios parecen tener cierta especificidad. “La práctica de ejercicio de manera regular mejora el rendimiento en las pruebas que miden el estado de las funciones ejecutivas y aumenta la cantidad de sustancia gris y las conexiones en zonas prefrontales”, sostiene el investigador de Harvard.

Entre las funciones ejecutivas está el control inhibitorio, básicamente la capacidad de suprimir respuestas inadecuadas o no acordes con un objetivo -lo opuesto sería la impulsividad-, lo que hace posible modificar una conducta o autorregularla.

En relación con la pérdida de peso y su mantenimiento a largo plazo, varios estudios recientes sugieren que las funciones ejecutivas como el control inhibitorio y el óptimo funcionamiento de zonas prefrontales del cerebro podrían ser claves para tener éxito en este proceso, que consiste, en gran medida, en un cambio conductual. El control inhibitorio también podría ayudar a prevenir la ganancia de peso en personas sanas.

“La práctica de ejercicio produce con el tiempo un efecto potenciador de las funciones ejecutivas, entre ellas la capacidad de control inhibitorio, lo que ayudaría a resistir las múltiples tentaciones alimenticias que aparecen cada día en esta sociedad donde la comida, sobre todo la hipercalórica, está cada vez más omnipresente”, subraya.

España, líder en obesidad

La obesidad ha crecido en España de forma alarmante en los últimos años, hasta el punto que la prevalencia de obesidad en varias regiones españolas está por encima de muchas áreas de EE.UU, considerado tradicionalmente como el país paradigma de la obesidad en el mundo occidental.

Además, España lidera junto con otros países mediterráneos la obesidad infantil en Europa. Los expertos reivindican la urgencia de que la sociedad tome conciencia del problema y que se aúnen esfuerzos para prevenir y tratar la obesidad a todos los niveles.

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Ortorexia, dietas y TCA

Recogemos la ponencia de D. Antonio Villarino, en el marco del Seminario Controversias sobre los trastornos alimentarios. Jornadas de actualización y debate, organizadas por la Fundación Tomás Pascual y Pilar Gómez-Cuétara/Instituto Tomás Pascual y la Fundación Instituto de Trastornos Alimentarios.

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Vigorexia y otros trastornos de la imagen

Recogemos la ponencia de D. Antoni Grau, en el marco del Seminario Controversias sobre los trastornos alimentarios. Jornadas de actualización y debate, organizadas por la Fundación Tomás Pascual y Pilar Gómez-Cuétara/Instituto Tomás Pascual y la Fundación Instituto de Trastornos Alimentarios.

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Los TCA en el siglo XXI

Recogemos la ponencia del Dr. Luis Rojo, en el marco del Seminario Controversias sobre los trastornos alimentarios. Jornadas de actualización y debate, organizadas por la Fundación Tomás Pascual y Pilar Gómez-Cuétara/Instituto Tomás Pascual y la Fundación Instituto de Trastornos Alimentarios.

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