Lactancia materna contra la contaminación atmosférica
La lactancia materna tiene un “papel protector” del efecto nocivo de las partículas contaminantes PM 2,5 y del dióxido de nitrógeno (NO2) en los bebés que viven en ciudades con mucho tráfico y con intensos focos de contaminación atmosférica.
Así consta en un estudio de la Universidad del País Vasco que forma parte del programa Infancia y Medio Ambiente (Inma) cuya directora del comité científico es la investigadora del Centre de Recerca en Epidemiologia Ambiental (Creal) Martine Vrijheid, ha informado el centro en un comunicado.
Los datos demuestran que “ni las partículas PM 2,5 ni el NO2 tienen un efecto nocivo en los bebés amamantados con lecha materna durante cuatro meses”.
El trabajo, publicado en la revista ‘Environment International’, tiene el objetivo de evaluar “cómo afecta a la salud la exposición a la contaminación ambiental durante el embarazo y el papel de la dieta en el desarrollo físico y neroconductual en la infancia”.
Por primera vez se ha realizado una evaluación sostenida en el tiempo –desde el año 2006 hasta la actualidad– a 638 mujeres embarazadas de Guipúzcoa –con fuerte actividad industrial y tráfico– sobre la incidencia de estos contaminantes desde la fase prenatal hasta los 15 meses del bebé.
La autora principal de este estudio, Aitana Lertxundi, ha explicado que “en la fase fetal, el sistema nervioso central se está formado y no tiene los suficientes mecanismos de detoxificación para eliminar las toxinas que acumulan”.
Las partículas PM 2,5 son cuatro veces más delgadas que un cabello y están en suspensión en el aire: al ser tan pequeñas penetran con facilidad en el cuerpo y, al pesar tan poco, se expanden sin dificultad por el aire y se alejan desde el foco emisor. La composición de estas partículas neurotóxicas depende de las fuentes de emisión de la zona. El área de estudio INMA Gipuzkoa presenta una elevada presencia de partículas neurotóxicas formadas por plomo, arsénico y manganeso procedentes de la actividad industrial y el tráfico. En comparación con medios urbanos donde la fuente principal de contaminación es el tráfico esa concentración es menor.
Resultado del estudio se ha detectado que existe una relación inversa entre la exposición a las partículas contaminantes y el desarrollo motor de los bebés. En este sentido, la investigadora destaca que “los índices muestran una alteración frente a la generalidad y, aunque no son preocupantes, sí son significativos al mostrar la relación que existe entre la calidad del aire y desarrollo motor.” El análisis de los datos también muestra que ni las partículas PM2.5 ni el NO2 tienen un efecto nocivo en aquellos bebés amamantados con leche materna por lo menos durante cuatro meses.
El estudio de seguimiento comenzó en 2006, cuando las madres estaban embarazadas y continúa en la actualidad, cuando las niñas y niños cuentan ya con 8 años. Hasta ahora han analizado las muestras tomadas a 638 mujeres embarazadas y sus bebés cuando tenía 15 meses de vida. Son habitantes de los valles del Goierri-Alto y Medio Urola, zona de Gipuzkoa donde se entremezclan la actividad industrial (11 industrias siderometalúrgicas), la actividad rural, zonas residenciales y el paso de la carretera Nacional.