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Más de la mitad de los españoles toman un desayuno insuficiente

En este contexto, los médicos de familia hacen una llamada de atención y aconsejan a la población no descuidar este primer aporte energético que recibe nuestro cuerpo después de horas de descanso. “Es importante no sólo ingerir los nutrientes necesarios, sino dedicarle el tiempo suficiente a esta comida que está entre 10 y 15 minutos como mínimo”, afirma la doctora Joima Panisello, coordinadora de un taller sobre Cognición y Alimentación: de la teoría a la práctica dedicado a revisar el impacto que los hábitos alimentarios tienen en la salud en el marco de las Jornadas de Actualización en Medicina de Familia, que acaban de celebrarse en Santiago de Compostela.

En el caso concreto de la alimentación, para el doctor José Zarco, director de las Jornadas, es fundamental crear en la población unos hábitos dietéticos saludables. “En este sentido -añade-,el papel del médico de familia es clave, tanto por su cercanía como por el contacto continuo con el paciente y su entorno. Frente a los hábitos insanos de la población es imprescindible integrar una educación dietética y nutricional que forme parte de los hábitos de vida de los pacientes que pasan por nuestra consulta”.

Empezar el día con energía

El desayuno debe cubrir un 25 por ciento de nuestras necesidades nutricionales a lo largo del día, convirtiéndose en una de las comidas más importantes. Es por tanto muy importante que las familias españolas tomen consciencia de este problema porque se estima que entre un 20-30 por ciento de los niños desayuna de forma insuficiente, mientras que un 10-15 por ciento no toma nada, “un hábito que aumenta proporcionalmente con la edad y que es un importante problema”, señala la doctora Panisello.

Lo que sucede muchas veces, como explica esta experta, es que “la somnolencia de los primeras horas de la mañana, el apurar la hora de levantarnos, las prisas por llegar a la escuela o al trabajo, condicionan el que no se haga o no se realice correctamente el desayuno”. Circunstancia que conlleva una disminución de la atención y del rendimiento escolar o laboral, mientras que por el contrario un desayuno equilibrado mejora el rendimiento físico e intelectual.

Un desayuno equilibrado, aunque admite una oferta variada de alimentos, debería incluir: una ración de lácteos, una de cereales (preferentemente integrales: pan, copos de cereales crudos y sin azúcar, bizcochos o magdalenas hechas con aceite de oliva, etc.) y fruta (mejor en forma de pieza entera que de zumo) con la finalidad de favorecer el aporte adecuado tanto de macro como de micronutrientes y contribuir a mejorar el rendimiento energético. También es recomendable incluir una pequeña cantidad de grasa cardiosaludable (unas gotitas de aceite de oliva virgen, sería lo ideal) y, en ocasiones, jamón, pescado azul, queso o fiambre (bajo en grasa y sal).

“Pero no sólo es importante qué comemos sino cómo lo hacemos”, puntualiza la doctora Panisello. Así pues, es muy importante desayunar sentado, con tranquilidad y tiempo, de forma que se empiece el día de una forma relajada.

Prevenir el deterioro cognitivo

La población mundial envejece muy rápido, de forma que un 21 por ciento de la población (264 millones de personas) tenían ya en 2009 una edad de 60 o más años, cifra que se estima que en el año 2050 alcance los 416 millones, es decir, un 33 por ciento de la población. Por este motivo, el deterioro cognitivo leve sumado a los cuadros de demencia causados por el envejecimiento han llevado a investigar los efectos de la dieta sobre ambos y son varios los estudios que se han puesto en marcha para intentar determinar hasta que punto la dieta puede influir en un menor o mayor deterioro cognitivo con el paso del tiempo. Pero hasta la fecha, lo que está claro, como indica la doctora Panisello, es que “los nutrientes son esenciales para la función cerebral y todos estamos expuestos a los nutrientes que nuestra alimentación nos proporciona”. Así por ejemplo, los componentes con mayor fuerza hasta la fecha para la prevención de la demencia incluyen fundamentalmente la composición de las grasas, los micronutrientes con acción antioxidante y las vitaminas del grupo B y D.

10 consejos básicos del médico de familia para una alimentación saludable

– Mantener un horario para las comidas principales.

– Masticar despacio los alimentos.

– Consumir una gran variedad de frutas y verduras, hasta 600 gramos diarios.

– A partir de los 2-4 años de edad la ingesta de lácteos debe ser a través de productos desnatados o bajos en grasa.

– Escoger “grasas saludables” como el aceite de oliva, mejor si es “virgen”, por su mayor riqueza en antioxidantes.

– Consumir pescado, especialmente azul, 3 ó más veces por semana.

– Las carnes con un menor aporte graso y, por tanto, más recomendables son las de pollo, pavo, conejo y avestruz.

– No olvidar que los refrescos y bebidas azucaradas tienen muchas calorías y si abusa de ellos le harán ganar peso.

– Realizar al menos 4 veces a la semana, durante cuarenta minutos al día, algún ejercicio físico, adaptado a su condición física.

– Deben evitarse los remedios milagro, y las dietas no recomendadas por los médicos o profesionales sanitarios.

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Nutrición hospitalaria. Trabajo en equipo

En el marco de las 5ª Jornadas de Actualización Nutrición e Índices de Salud, organizadas por la Cátedra Tomás Pascual Sanz – Universidad de Navarra, el Dr. Juan José Beunza pronunció la ponencia Nutrición hospitalaria. Trabajo en equipo, que recogemos a continuación.

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Más pescado, menos diabetes

En los países mediterráneos, “el consumo de alimentos característicos de su dieta ha disminuido en las últimas décadas para aumentar el de grasas saturadas, procedentes sobre todo de carnes rojas y bollería industrial. Esto es realmente preocupante”, explica Mercedes Sotos Prieto, autora principal de un trabajo incluido dentro del estudio Predimed (Prevención con Dieta Mediterránea) e investigadora de la Universidad de Valencia.

El objetivo de este análisis, realizado en la Comunidad Valenciana a 945 personas (340 hombres y 605 mujeres) entre 55 y 80 años y con alto riesgo cardiovascular, fue conocer el patrón de consumo de carne y pescado, sus correlaciones con la adherencia a la dieta mediterránea y su asociación con factores de riesgo cardiovascular.

Los resultados, publicados en la revista Nutrición Hospitalaria, muestran que esta población mediterránea presenta una ingesta elevada de carne roja y de pescado, pero mientras que el consumo de pescado se asocia con una menor prevalencia de diabetes y menor concentración de glucosa, el de carne roja, en particular de embutidos, se relaciona con mayor peso y prevalencia de obesidad.

“El consumo de carne roja en esta población alcanza una media de una vez al día y resulta elevado en comparación con las recomendaciones alimentarias”, apunta la investigadora. “Esto podría estar influenciado por las recomendaciones sobre consumir ternera a la plancha en muchas dietas para perder peso”.

Comer carne roja en exceso se relaciona con mayor riesgo cardiovascular, elevación de la presión arterial, diabetes y un moderado incremento de mortalidad total, en particular por cáncer y enfermedad cardiovascular. Por el contrario, el pescado está incluido en la dieta mediterránea y tiene efectos cardiosaludables.

Los autores afirman que, a pesar de tratarse de un estudio transversal, que no determina una relación causal, son varios los trabajos que coinciden en que el consumo de pescado, tanto el blanco como, en mayor grado, el azul, se asocia con un menor riesgo de diabetes tipo 2.

“Se han sugerido varias hipótesis que explican por qué el consumo de pescado podría estar relacionado con el riesgo de diabetes”, indica. “El aumento de los omega 3 en las células del músculo esquelético mejora la sensibilidad a la insulina”.

“Resulta importante conocer el patrón dietético de la población española para saber si los hábitos están cambiando y por tanto, debemos reforzar la educación alimentaria”, subraya Mercedes Sotos Prieto. “Habría que instaurar programas de intervención dietética para evitar alejarse del patrón tradicional mediterráneo, es decir, disminuir el consumo de carne roja y mantener el de pescado”.

Diferencias de género

El consumo elevado de grasas saturadas procedentes de la ingesta de carne roja y embutidos (7,4 +/- 4,7 veces por semana) fue mayor en el caso de los hombres. Las mujeres demostraron comer más carne blanca, en particular pavo y pollo.

En relación al consumo de pescado (4,5 +/- 2,6 veces por semana), no se encuentran diferencias significativas de género. En general, las mujeres presentaron una mayor puntuación para “patrones dietéticos sanos” o “dietas prudentes” en relación con los hombres.

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Nace Diabetes a la carta

Padecer diabetes no significa dejar de disfrutar de la buena cocina. Saborear una paella, un rissotto con verduras y setas, una mermelada de frutos rojos o unas peras al cacao es algo que también pueden hacer los más de 5 millones de diabéticos que hay en España.

Para ello, Ciberdem y la Fundación Alícia han unido sus fuerzas para crear la web Diabetes a la carta (www.diabetesalacarta.org), un proyecto sin ánimo de lucro que cuenta con la colaboración de Esteve y que pretende proporcionar herramientas que ayuden a gestionar la alimentación cotidiana de manera sencilla, atractiva y equilibrada, rompiendo el tópico de que la diabetes impide seguir disfrutando de la buena cocina y del placer de comer.

“La alimentación es muy importante para prevenir y tratar la diabetes. Por este motivo hemos creado un conjunto de herramientas sencillas para acercar el mundo de la cocina al paciente para que, controlando las cantidades de alimentos y su valoración nutricional, pueda comer de todo y seguir una dieta variada”, comenta el Dr. Ramon Gomis, Director Científico de CIBERDEM.

Diabetes a la carta cuenta con un equipo multidisciplinar de profesionales: médicos, enfermeras, dietistas-nutricionistas, investigadores, tecnólogos, cocineros y diseñadores, en el que cada uno aporta sus conocimientos. Por ejemplo, a través de la web se pueden conocer las equivalencias de los alimentos que contienen hidratos de carbono y se pueden encontrar recetas diseñadas por el equipo de la Fundación Alícia del que forma parte como presidente del Consejo Asesor el reputado chef Ferran Adrià, y con el aval científico de los investigadores de CIBERDEM.

Recetas muy sencillas y muy fáciles de preparar, que no llevan mucho tiempo en la cocina, que incluyen tanto la adaptación de platos de la cocina tradicional como platos más creativos o de otras culturas. Encontramos desde una paella de cebada o un revuelto de maíz con pollo, piña y verduras hasta un cuscús marroquí con mijo o un rissotto de quinoa con verduras y setas. También postres elaborados siempre con la fruta como base principal, macedonias, frutas cocidas, granizados o espumas entre muchos otros.

El método del plato

En una de las secciones de esta página web se explica a las personas con diabetes en qué consiste el “método del plato”: una herramienta para crear menús variados y sanos adaptados a las necesidades de la persona con diabetes de una manera fácil y sin grandes complicaciones, favoreciendo un buen control de su diabetes.

“La idea es que en un plato de tamaño normal se construya el menú principal, comida o cena, dividiéndolo en cuatro partes. Dos cuartas partes para ensalada o verdura, ya que su contenido en hidratos de carbono es muy bajo y la cantidad no está limitada. Una cuarta parte del plato será para la proteína: huevos, carne o pescado. Y en la otra cuarta parte pondremos las harinas, como arroz, pasta, patata, legumbres o también el pan”, explica el Dr. Gomis.

Una de las ventajas de todas estas técnicas y recursos es que ayudan a conseguir “una dieta más variada, atractiva y más sabrosa para el diabético, de modo que ya no siente que siempre tiene que comer diferente al resto de la familia o de la gente. Y esto también mejora el cumplimiento y la adhesión a la dieta, ayudando a prevenir posibles complicaciones derivadas de la enfermedad”, comenta el Dr. Gomis.

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El grado de obesidad altera la percepción de la saciedad en pacientes obesos

En el marco del X Congreso de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad, el Dr. Ángel Ernesto Sierra Ovando nos explica como en un estudio han demostrado que el grado de obesidad altera la percepción de la saciedad en pacientes obesos.

Las fresas protegen al estómago del alcohol

Un equipo de investigadores italianos, serbios y españoles ha confirmado el efecto protector de las fresas en un estómago de mamífero dañado por el alcohol. Los científicos han suministrado etanol (alcohol etílico) a ratas de laboratorio y han comprobado que la mucosa gástrica de aquellas que previamente habían comido extracto de fresa sufría menos lesiones, según publican en la revista Plos One.

“Los efectos positivos de las fresas se asocian tanto a su capacidad antioxidante y alto contenido en compuestos fenólicos (antocianos), como a que activan las propias enzimas o defensas antioxidantes del organismo”, explica a SINC Sara Tulipani, investigadora de la Universidad de Barcelona (UB) y coautora del trabajo.

Las conclusiones señalan que una dieta rica en fresas puede ejercer un efecto beneficioso en la prevención de enfermedades gástricas relacionadas con la generación de radicales libres u otras especies reactivas del oxígeno. Esta fruta podría atenuar la formación de úlceras estomacales en humanos.

La gastritis o inflamación de la mucosa del estómago, además de relacionarse con el consumo de alcohol, también se puede producir por infecciones víricas o por la acción de fármacos anti-inflamatorios no esteroideos (como la aspirina) o los que se usan en el tratamiento contra la bacteria Helicobacter pylori.

“En estos casos ingerir fresas durante o después de la patología podría aliviar la lesión en la mucosa gástrica”, sugiere Maurizio Battino, coordinador del grupo de investigación desde la Universidad Politécnica de la Marche (UNIVPM, Italia), a la vista de los resultados.

Menos ulceraciones tras comer fresas

El equipo encontró menos ulceraciones en los estómagos de aquellas ratas que, antes de recibir el alcohol, habían ingerido durante 10 días extracto de fresas (40 miligramos/día por kilo de peso).

“Este trabajo no se ha planteado para paliar los efectos de una borrachera, sino para encontrar moléculas protectoras de la mucosa gástrica frente a los daños que pueden causar diferentes agentes”, subraya Battino.

Los tratamientos de úlceras u otras patologías gástricas buscan en la actualidad nuevos fármacos protectores con propiedades antioxidantes, y los compuestos de las fresas pueden ayudar en esta línea.

Además de científicos de la UNIVPM y la UB, en esta investigación han participado otros de las universidades de Salamanca y Granada en España, y de Belgrado en Serbia.

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Herramientas de cribado de riesgo nutricional: Malnutrition Universal Screening Tool (MUST)

La desnutrición afecta a un porcentaje muy importante de los pacientes hospitalizados, esto es debido a la propia enfermedad -que es una causa importante de desnutrición- pero también a la poca importancia que se le da al tema nutricional, aunque cada vez más sociedades científicas le dan importancia a las consecuencias de la desnutrición. Estas organizaciones están recomendando desde hace varios años que se realice de forma sistemática un cribado nutricional de los pacientes al ingreso.

En nuestro hospital desde hace años se planteó por parte de la dirección hacer una gestión de calidad más exhaustiva de la que se realizaba hasta ese momento. Por eso se planteó disponer de una acreditación externa de calidad que nos marcara unas líneas de actuación. La Joint Commission International fue la elegida, que es una organización que de forma periódica edita unos estándares de calidad y algunos de ellos van dirigidos directamente a la atención nutricional de los pacientes ingresados. El primero dice que se estudiará el estado nutricional y las necesidades funcionales de los pacientes. Se somete a los pacientes a un cribado nutricional al ingreso y a los pacientes en riesgo se les hace una valoración nutricional. Además los pacientes con riesgo nutricional deberán recibir terapia nutricional y se debe controlar la respuesta del paciente a esta terapia y que quede constancia en la historia clínica de esta intervención.

Requerimientos de los sistemas de cribado nutricional

Nuestro planteamiento fue desarrollar nuestra propia herramienta o sistema de cribado o elegir una de las publicadas. Al hacer una revisión de lo que había en cribado nutricional vimos que desarrollar una herramienta podría ser muy atractivo pero con una metodología muy compleja de seguir. A los sistemas de cribado se les suele pedir que sean sensibles (que nos detecten pacientes desnutridos), que sean específicos (que detecten pacientes no desnutridos), que puedan predecir resultados -efectividad-, que sean reproducibles, que sean prácticos -que se apliquen de forma rápida y sencilla-y que resulten baratos. También debe ser una herramienta con fácil integración en el sistema de información del hospital y que se pueda adaptar fácilmente a las rutinas de cuidado establecidas. Asimismo consideramos importante que estuviera avalado por asociaciones o sociedades científicas.

De manera que elegimos la herramienta universal de screening y desnutrición que fue desarrollada por un grupo de la Asociación Británica de Nutrición Enteral y Parenteral y que, según ellos dicen, está diseñada y validada para identificar aquellos pacientes adultos desnutridos o en situación de riesgo nutricional tanto por defecto como por exceso, es decir para detectar también pacientes obesos. Está validada para pacientes ingresados, de la comunidad e institucionalizados. Hay estudios que indican que predice en el paciente hospitalizado tanto la duración de la estancia como la mortalidad y el gasto que puede suponer la desnutrición. Además la experiencia de esta herramienta nos dice que es sencilla y reproducible.

Hay varios trabajos que confirman la robustez de la herramienta, como uno del 2004 que encuentra una prevalencia de desnutrición utilizando el MUST entre un 19 y un 60 por ciento de los pacientes. Esta variabilidad está debida a que evalúa tanto pacientes ingresados como no ingresados, pacientes médicos y quirúrgicos, de distintas edades. La mayor desnutrición la encuentra en pacientes ingresados para ser sometidos a cirugía gastrointestinal. Estos datos de prevalencia están bastante relacionados con los que se encuentran con otros sistemas de cribado. Además determina el grado de concordancia de esta herramienta con otras muchas de cribado nutricional, y encuentra un grado de acuerdo de moderado a excelente con la mayoría de ellas.

También concluye que es un sistema de cribado rápido, en no más de 3-5 minutos puede ser realizado y que es fácil de usar. Asimismo ha detectado que algunos de los procedimientos con los que se comparó el MUST son más difíciles de usar y llevan más tiempo.

Tiene unos buenos niveles de sensibilidad y especificidad. En el estudio teniendo como “patrón oro” la valoración global subjetiva se determinó la sensibilidad y especificidad de tres sistemas de cribado y, aunque los mejores resultados de sensibilidad y especificidad se obtuvieron con el NRS, el MUST también obtiene resultados altos. A su vez se vio que requería poco tiempo y poca formación específica en nutrición por parte de la persona que fuera a realizar este tipo de cribado.

Por lo que se puede concluir que este sistema de cribado tienen una serie de aplicaciones muy claras, en cuanto a que puede ser utilizado en muy diferentes situaciones: paciente ambulatorio, hospitalizado, en residencias asistidas, en diferentes grupos de pacientes, incluso en pacientes críticos o en embarazo y lactancia; que detecta la malnutrición por distintas causas; que puede ser usado por distintos profesionales sanitarios; y que nos detecta las alteraciones proteicas, incluso cuando no podamos determinar la altura y el peso del paciente.

Descripción del MUST

MUST utiliza tres criterios independientes, que cada uno por sí mismo ya nos puede dar una idea del riesgo nutricional que presenta un paciente, que son el peso, la pérdida de peso y la enfermedad como puede afectar a la situación nutricional del paciente.

En cuanto al peso se usa el IMC porque nos da una rápida interpretación de la situación actual del paciente, es decir de una posible desnutrición crónica que se haya producido en el paciente.

La pérdida de peso es muy importante, ya que una pérdida de peso no explicada o no deseada por el paciente puede ser un factor de riesgo más grave que el valor del IMC.

Y en cuanto a la enfermedad puede afectar claramente a la desnutrición y si va a condicionar la ingesta en cinco días. Se incluyen a pacientes críticos con dificultad para tragar (con ACV, traumatismos o cirugía gastrointestinal).

Tiene un cuarto paso porque este sistema de cribado tiene asociada una puntuación que nos va a dar el riesgo y además tiene asociados unos procedimientos o protocolos específicos de actuación que van desde repetir el screening cada cierto tiempo, a hacer un seguimiento más directo del paciente viendo la ingesta de nutrientes que está realizando, o incluso en situaciones de más riesgo realizar una valoración más específica o llegar a realizar un soporte nutricional específico.

Elegida la herramienta nos planteamos cómo llevarla a efecto en el hospital y pensamos que lo más idóneo podría ser integrarla en el sistema de información que ya había desarrollado en la clínica, donde ya está totalmente integrada la historia clínica y se dispone de toda la información del paciente en cualquier sitio donde se realice la atención del mismo. El primer planteamiento es ver como de esta historia clínica podemos extraer la información necesaria para detectar este riesgo nutricional. Vimos que podíamos extraer los datos generales del paciente e introducimos un pequeño cuestionario de cribado. También vimos que podíamos calcular el IMC y de forma automática el sistema nos podía decir la puntuación de riesgo nutricional y además se podía obtener información complementaria no sólo del sistema de cribado. De esta manera conseguimos generar un listado de pacientes ingresados con riesgo nutricional. La información complementaria la extraemos de otros cuestionarios que se realiza al paciente al ingreso y de la analítica.

En el listado podemos ver los datos generales del paciente, la puntuación del MUST para cada uno de los factores que evalúa, así como distintos datos nutricionales del paciente como el peso actual, peso ideal, peso ajustado, la pérdida de peso, la talla y el IMC. Y además el sistema nos da el gasto energético basal, el motivo de ingreso y también se introdujeron tres datos bioquímicos.

Todo paciente con riesgo nutricional el médico ve ese informe al ingreso. En la primera parte se informa de cuál es su situación, que es compatible con un riesgo nutricional alto, y se le indican una serie de actuaciones que sea conveniente realizar. Y por último se le dicen los requerimientos basales calóricos y proteicos.

Para la implantación de este sistema necesitamos mentalizar al personal del hospital de la necesidad del sistema y de los beneficios que se podrían obtener. Se redactó y difundió un proceso de cribado de intervención nutricional, un procedimiento que tiene el visto bueno de la comisión de calidad y la dirección del centro. También se hizo una formación exhaustiva a enfermería y a los médicos. Y también se usó la revista electrónica del hospital y un manual que los profesionales sanitarios disponen en el hospital.

A día de hoy hay un 14 por ciento de pacientes que ingresan con riesgo de desnutrición, la mayoría de ellos es porque tienen un IMC bajo, pero también los hay que pueden estar afectados por una enfermedad que condiciona su estado nutricional o por una pérdida de peso. Los pacientes más afectados son los de oncología y cirugía general (más de 30% de los pacientes). También nos encontramos con pacientes que todavía no se les pesa ni talla.

Realizando una revisión de lo publicado vemos que muchos autores han encontrado un problema de cumplimiento del cuestionario en sus hospitales. Otros autores nos hablan del beneficio que puede tener la formación del personal clínico. Pero en cualquier caso no se llega mucho más allá del 60-70 por ciento. Quizás no sabemos vender bien qué papel puede tener el screening, que enfermería tiene que realizar muchas tareas y no sabe como priorizarlas, tampoco damos a conocer que puede ser una práctica basada en la evidencia en el sentido del beneficio clínico que se obtiene. Otras veces los protocolos no están suficientemente claros. De manera que se ve limitada su cumplimentación por distintos aspectos como las carga de trabajo o las habilidades de cada persona. Pero lo que está claro es que debemos aplicar distintas metodologías par a intentar conseguir una mejor respuesta por parte del personal sanitario para obtener una mayor información de los pacientes a nivel nutricional a su ingreso.

MUST nos da alternativas a la falta de los datos de peso y talla, para calcularlos de forma indirecta o para estimar la categoría de IMC que tenga el paciente a partir de la circunferencia de brazo. También podemos plantearnos la introducción de ecuaciones predictivas de peso y talla y podemos usar sistemas de cribado alternativos en los cuales no sea preciso el peso y la talla.

Para acabar dos cuestiones…

Si los pacientes que detectamos con riesgo nutricional pueden tener un beneficio de un soporte nutricional (nutrición artificial) y si conseguimos buenos resultados clínicos en estos pacientes. Hay un estudio del año 2010 en el que utilizando como detección del riesgo nutricional el NRS obtiene que en el grupo de pacientes de riesgo al que se le da soporte nutricional el número de complicaciones es más bajo (sobre todo infecciosas). Además si se hace un estudio por subgrupos se observa que, sobre todo en el subgrupo de nutrición enteral, son los pacientes en los que más disminuyen las complicaciones. Y en un análisis multivariable se observa que con NRS iguales o superiores a 3 el soporte nutricional puede tener un factor de protección en este tipo de pacientes.

En una revisión realizada en el 2009, que no se centra en el soporte nutricional artificial sino simplemente en que el paciente reciba un cuidado nutricional, se observa que simplemente hacer el screening no sirve, sino que hay que hacer intervención nutricional concreta. También se detecta que la valoración y el plan de cuidados sigue siendo una práctica bastante deficiente en los hospitales. Asimismo se observa que hay un aspecto a mejorar en cuanto a la provisión de comida en los hospitales y que una provisión con alimentos densos en energía incrementaría el peso y reduciría la estancia hospitalaria. Y, por último, también se encuentra un estudio en una residencia asistida que si se hace un seguimiento de tres meses con comidas basadas en requerimientos individualizados se obtienen muy buenos resultado clínicos en cuanto a mejora de peso, e incluso de capacidad mental de los pacientes.

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Ortorexia: cuando la obsesión por comer sano se convierte en enfermedad

Una dieta saludable y el consumo de alimentos ecológicos no siempre conlleva un beneficio para la salud ya que en los últimos años están aumentando en las consultas los casos de ortorexia, un trastorno alimentario “incipiente” causado por “la obsesión por la comida sana”.

Según reconoce el psicólogo y jefe de Gestión del Conocimiento e Investigación del Instituto de Trastornos Alimentarios (ITA) de Barcelona, Antoni Grau, estos pacientes “acaban siendo incapaces de acudir a un restaurante, a una comida de trabajo o de amigos, ya que no controlan el contenido nutricional de los alimentos”.

“Lo hacen de forma muy obsesiva, y sólo comen alimentos cuyo origen esté clarísimo. La fruta y verdura debe proceder de agricultura ecológica y, con la carne, son capaces de seguir al ganado desde que nace hasta que llega al supermercado”, explica este experto, quien recuerda que “en muchos productos ecológicos se especifica el origen del animal, dónde ha sido criado, con qué métodos e incluso hasta cuanto ha tardado en engordar. Sólo si controlan todo ello, son capaces de comerlo”.

El problema de esto es que esta obsesión puede tener consecuencias físicas, ya que “a veces prefieren no comer, antes que comer algo que no consideran adecuado”, lo que genera problemas de infrapeso o desequilibrios en el balance nutricional.

No obstante, puntualiza, “es más preocupante el deterioro social y familiar que genera en estas personas, el aislamiento que les acaba produciendo y el sufrimiento que comporta”.

Grau ha participado en unas jornadas científicas sobre los trastornos de la alimentación que se han celebrando en la sede del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), organizadas por el Instituto Tomás Pascual y la Fundación Instituto de Trastornos Alimentarios (FITA).

En este encuentro se han abordado diversos trastornos alimenticios, algunos más controlados como la bulimia o la anorexia y otros cuya incidencia ha aumentado en estos años, como es el caso de la ortorexia.

No hay que obsesionarse con la comida ecológica

Este experto defiende la importancia de cuidar la alimentación siempre que no se acabe obsesionado con ello. “Tomar productos ecológicos está muy bien, son un poco caros pero está muy bien. El problema viene cuando quienes los consumen presentan problemas de autoestima, ya que tienen más riesgo de acabar obsesionados con este tipo de alimentación tan restrictiva”.

Por ello, la solución pasa por fomentar la comida ecológica pero sin darle “exclusividad”, en el sentido de que “vale la pena ir a un restaurante con un grupo de amigos aunque el contenido nutricional de los alimentos no esté tan controlado”, así como iniciar estrategias de mejora del autoestima y las relaciones sociales, para ayudar que la persona no acabe obsesionada con ello.

“Hay que hacer un poco de pedagogía y recalcar que el hecho de que no sepamos de dónde procede el ganado o la lechuga no significa que estos alimentos sean nocivos para la salud”, insiste.

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Seminario Cerebro y alimentación

Un órgano tan complejo como es el cerebro ha marcado nuestra evolución como especie. Los humanos hemos moldeado nuestras bases neuronales en la percepción de los distintos sentidos y hemos creado los mecanismos para regular diferentes sensaciones relacionadas, por ejemplo, con los alimentos, como el hambre, la sed o la saciedad. Muchos de estos mecanismos también han sufrido modificaciones que han conducido a diversos trastornos neuroquímicos relacionados con la alimentación.

Esta jornada – seminario Cerebro y alimentación, que cuenta con las conferencias Neuroevolución cocinada, Regulación cerebral del hambre y la sed, Los motivos ocultos del consumidor, y Los trastornos de la conducta alimentaria, reúne a destacados expertos en temas psiquiátricos, neuronales y de conductas alimenticias.

La jornada Cerebro y alimentación pretende revisar distintas materias que van desde las neurociencias, la psiquiatría, la cognición y la bioquímica, muy llegadas al conocimiento de la relación entre la nutrición y el cerebro.

Más información

Centro Nacional de Investigación de la Evolución Humana (CENIEH)

El CENIEH tiene como objetivo investigar la evolución humana durante el plioceno y pleistoceno, promoviendo la sensibilización y transferencia de conocimientos a la sociedad y colaborando con organismos de diferentes disciplinas científicas. Impulsa y apoya la realización y colaboración en excavaciones de yacimientos de estos periodos prehistóricos.

Además, el CENIEH restaura y conserva los hallazgos procedentes de excavaciones arqueológicas y paleontológicas del plioceno y pleistoceno.

www.cenieh.es

Instituto Tomás Pascual Sanz para la Nutrición y la Salud

Dependiente de la Fundación Tomás Pascual y Pilar Gómez-Cuétara, el Instituto Tomás Pascual Sanz es una entidad sin ánimo de lucro que tiene el mandato de generar y difundir actividades de divulgación, estudio y análisis en los campos de la alimentación, la nutrición, la salud y los hábitos correctos de vida.

El Instituto transmite a la sociedad los valores de una vida saludable, difunde los adelantos tecnológicos relacionados con las ciencias de la salud y promueve el intercambio de información, generando nuevas posibilidades entre los colectivos relevantes y comprometiéndose al máximo con la sociedad científica moderna. El Instituto Tomás Pascual Sanz edita el contenido de estudios y ponencias en una numerosa biblioteca que responde a la creciente demanda sobre temas tan importantes como la nutrición, la seguridad alimentaria o la actividad física.

www.institutotomaspascual.es

Acceda a la Biblioteca del Instituto

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Elaboración de bases de datos de composición de alimentos

Las bases de datos van a tener un papel importantísimo en la investigación ya que cada vez acumulamos más información y necesitamos herramientas, estrategias y metodologías para poder explotar toda esta información que estamos generando. Hasta ahora estábamos en la prehistoria de lo que sería el tratamiento de la información y en el futuro tenemos que ver cambios espectaculares en este sentido.

¿Qué son y para qué sirven las bases de datos?

Nuestro interés común es investigar la alimentación y la nutrición de los individuos o las poblaciones. Para estudiar la dieta de un individuo o población se puede hacer en términos de alimentos pero tarde o temprano tendremos que investigar cuales son los compuestos químicos que este individuo o población está ingiriendo con estos alimentos, porque las relaciones causales que vamos a intentar encontrar, la manera más fácil de establecerlas es estudiando la ingesta de los compuestos químicos. Y los alimentos son muy complejos desde el punto de vista químico. En los alimento hay nutrientes -el principal motivo de interés- pero también hay una infinidad de compuestos , algunos con propiedades protectoras de la salud, otros con propiedades indeseables y otros sin actividad conocida -al menos hasta ahora-,pero todos ellos ingresan con nuestra alimentación.

Podríamos usar para investigar la dieta análisis químicos pero esto supondría un trabajo inabordable, por lo tanto lo que necesitamos son datos de composición de alimentos. Estos datos se podrían obtener de artículos científicos, pero esto es difícil de asumir y necesitamos algún documento que reúna toda la información que existe sobre la composición química y nutricional. Estos datos nos van a permitir evaluar la dieta de los individuos y de la población pero también van a ser imprescindibles para planificar la dieta de estos individuos e intentar cumplir con unos objetivos determinados que pueden ser unas recomendaciones nutricionales, o la limitación de la ingesta de determinados alimentos.

Por lo tanto estamos de acuerdo que una de las aplicaciones más importantes de los datos y de las tablas de composición de alimentos es justamente la realización de estudios nutricionales en los que se cuantifica la ingesta de estos compuestos, pero no es la única utilización. También pueden ser necesarias para la planificación, para formular determinados alimentos en la industria alimentaria o para etiquetar nutricionalmente determinados alimentos. Y, por último, la utilización en docencia, en las universidades donde se importe el Diplomado de Nutrición Humana y Dietética, así como también en laboratorios de análisis o para la elaboración de regulaciones legales.

Las bases de datos son colecciones de datos representativos de la composición química de los alimentos, es decir, tienen que representar aquello que a nosotros nos interesa. Por ejemplo si hacemos una base de datos de composición de alimentos españoles tenemos que intentar que esta base represente la composición de los alimentos que se pueden encontrar en el mercado español.

Una tabla o base de datos de composición de alimentos es el documento que tiene una estructura más sencilla y se compone básicamente de tres componentes: la lista de alimentos, la lista de nutrientes o compuestos químicos y los valores para los cuales se da la información sobre composición.

Métodos de elaboración de bases de datos

El primer método de elaboración es el directo, método que consiste en planificar un muestreo de alimentos, seleccionar una técnicas analíticas y analizar estas muestras de alimentos. Los datos se reúnen, compilan, en una base de datos, y, por último, se publican en formato electrónico o impreso. A partir de las bases de datos de composición de alimentos se pueden generar tablas de composición.

Este método tiene la ventaja de que controlamos todo el proceso. El diseño del plan de muestreo -que es muy importante para poder conseguir la representatividad de la base de datos- , la planificación del plan de muestreo, la elección de las técnicas analíticas y el proceso de compilación de datos está controlado. Si lo diseñamos bien, este método es el que ofrece los datos de mayor calidad. El problema de este método es que es terriblemente caro. Analizar una sola muestra de alimentos para los principales nutrientes puede llegar a costar 3.000 euros. Por lo tanto necesitamos una alternativa que nos permita economizar, que es el método indirecto.

El método indirecto consiste en buscar información existente sobre composición de los alimentos, recopilarla y someterla a un escrutinio -ver si esta información cumple con estos requisitos que nosotros hemos establecido que debe cumplir-. No podemos controlar ni el muestreo ni la elección de la técnica analítica. Y a veces lo que tenemos no cumple adecuadamente con nuestras necesidades. Por ejemplo si nos interesa que los datos sean representativos de los alimentos existentes en el mercado español, si la publicación nos da datos de un alimento que habitualmente no se encuentra en nuestro mercado, esta información no sirve, no la puedo usar para hacer mi base de datos.

Respecto al método analítico para hacer una base de datos de composición de alimentos de aplicación en el ámbito de la nutrición hay algunos métodos que no sirven. Por lo tanto, debemos someter los datos a un escrutinio (dato por dato), después podemos hacer la compilación de los datos y publicarlos. La ventaja de este método es que es mucho más barato que el anterior, pero el problema es que requiere mucho tiempo y personal con una cierta preparación.

Normalmente se usa el método combinado que optimiza la relación coste/ calidad de la base de datos. En este método seleccionamos los alimentos que tienen un peso más importante en la alimentación de la población a la cual queremos destinar la base de datos y estos alimentos si los vamos a muestrear y analizar, para estos alimentos vamos a tener datos de alta calidad. Pero para los alimentos que tienen un peso bajo vamos a seguir la estrategia del método indirecto: vamos a buscar información y compilar la información sometiéndola a examen. Y combinamos en una misma base los datos procedentes de estos dos métodos. En principio éste es el método de elección. Sin embargo tiene un inconveniente, es que al utilizar el método indirecto para obtener los datos de los alimentos que tienen un peso bajo en la alimentación nos van a quedar muchos valores desconocidos, porque quizás no existe información al respecto publicada o no hemos podido acceder a ella. Veremos más adelante como procedemos en estos casos.

Fuentes de información

Como fuentes de información podemos tener los análisis realizados expresamente-que son los datos estrella-, por otro lado los datos existentes que vamos a extraer de artículos científicos. Éstos tienen sus ventajas porque estos artículos han sido sometidos a una revisión, por lo tanto hay un filtro, pero aún así debemos someterlos a examen. El problema es que se requiere mucho tiempo. También existe la posibilidad de consultar tesis doctorales y otros trabajos académicos y, por último, los datos suministrados por empresas que también se pueden usar, pero que puede ser que no cumplan con los requisitos que nosotros hemos establecido para nuestra base de datos.

No hay que olvidar que dentro del sistema de información que nosotros hayamos diseñado para elaborar esta base de datos podemos generar datos. Por ejemplo para calcular los carbohidratos totales no tenemos que buscarlos si tenemos los datos de azúcares y polisacáridos podemos calcular el total. También podemos calcular la composición de alimentos a partir de recetas evidentemente teniendo algoritmos y factores de ajuste por cocción. Y por último también podemos hace estimaciones, lo que llamamos atribuciones y suposiciones- por ejemplo decir que la lechuga tiene cero colesterol es una atribución, no necesito para hacer mi base de datos buscar la cantidad de colesterol que hay en la lechuga, como sé que la cantidad es cero adjudico este valor y no necesito buscar más para ese componente. Entre un 15-20 % de los valores de una base de datos son este tipo de “ceros” directos.

¿Qué alimentos debe incluir en la base de datos?

Depende del objetivo que tenga la base de datos. Si el objetivo es incluir la información nutricional de los productos de una empresa, pues tendrá que tener los productos de la empresa, es obvio. Pero ¿qué deberían tener las bases de datos nacionales? Una base de datos nacional tendría que tener los alimentos fundamentales, como mínimo, que son los que aportan un 80 por ciento de cada nutriente a la dieta, y juntos aportan un 90 por ciento de todos los nutrientes que ingiere esa población. Los alimentos que aportan una cantidad de nutrientes importante y que interesan en términos de salud pública. Por ejemplo hay alimentos ricos en hierro que no son fundamentales pero como la prevalencia de la anemia de hierro es importante en nuestra población consideramos que es interesante que este alimento esté en la lista. Y por último los factores comerciales y económicos, muchas veces se escogen los alimentos porque interesa conocer su composición por razones comerciales.

¿Cómo se deciden los alimentos fundamentales? Con datos de la encuesta nutricional de la población catalana se ve la lista de alimentos que aportan un 50 por ciento de la ingesta de grasa. Sólo 19 alimentos explican el 50 por ciento de la ingesta de grasa. Hay alimentos que obviamente tienen que aparecer en la lista como el aceite de oliva, la mayonesa o el aceite de girasol, pero también aparecen alimentos que, en principio, consideramos que no tienen una cantidad espectacular de grasa pero que son consumidos en grande cantidades.

Descripción de los alimentos. Conflictos

Los nombres comunes que normalmente utilizamos a veces no nos ayudan a describir adecuadamente los alimentos y tenemos que buscar otros sistemas que sean mucho más finos. En las tablas de composición se usa un sistema por facetas, esto significa que para cada alimento vamos a tener que describir las facetas más importantes que nos ayudaran a identificarlos adecuadamente y que evitarán confusiones respecto a otros alimentos.

El sistema Langual se rige por este principio de facetas y cada faceta tiene un tesauro de términos, de manera que tenemos una lista de descriptores limitada para cada faceta de alimentos y tenemos que describir el alimentos utilizando estos descriptores, que se van revisando y ampliando periódicamente.

Clasificación de los alimentos

Los sistemas de clasificación de alimentos tienen un fuerte componente cultural pero hay algunos sistemas que intentan ser universales, uno de ellos es el Eurocode 2. Es un sistema muy riguroso de clasificación pero que es muy interesante para aquéllos que se dedican a epidemiología porque puede ser útil para describir la ingesta de los individuos del estudio en términos de grupos de alimentos.

Nutrientes

Todos estaremos de acuerdo que se tienen que incluir todos los nutrientes, el problema es que encontrar este volumen de información es muy difícil y debemos priorizar, sólo vamos a poder incluir aquellos nutrientes para los cuales exista información fiable y que tengamos dinero para cubrirlos.

La identificación de los nutrientes también comporta problemas. Muchas veces hay descripciones sesgadas, por ejemplo utilizar ácido ascórbico como sinónimo de vitamina C no es correcto. La vitamina C tiene varios vitámeros, entre ellos el ácido ascórbico, y a veces nos podemos encontrar algunas tablas de composición que los usan como sinónimos. La descripción correcta sería con los dos vitámeros.

Identificar los nutrientes tampoco es sencillo y hay sistemas parecidos a Langual pero dedicados a nutrientes. Es importante reflexionar al usar una base de datos sobre cuál es la descripción exacta de cada nutriente. Y también son vitales las unidades y las formas de expresión.

También hay aspectos relativos a la calidad de los datos. Hay estrategias para hacer el escrutinio de los datos y uno de ellos son los sistemas de examen de calidad de los datos, para ello se revisan el plan de muestreo, el número de muestras, el método analítico, y la ejecución del análisis. Y una manera sencilla de hacerlo es mediante rúbricas que se aplican a cada dato de composición para puntuar su calidad.

Criterios de calidad básicos

Existe un decálogo que ha de cumplir una base de datos de composición de alimentos. En cuanto a los nutrientes debemos de pedir que sea una lista adecuada, que cumpla con nuestras necesidades, con una buena identificación de los nutrientes y que incluya detalles sobre las formas de expresión. En cuanto a los alimentos una lista adecuada de ellos y una buena descripción. Y, en cuanto a los valores que haya pocos valores desconocidos y que los valores sean de una buena calidad, como mínimo contrastada.

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El 20 por ciento de los cánceres son atribuibles a la obesidad

Evitar o al menos reducir la obesidad y el sobrepeso es una de las estrategias más efectivas para reducir el cáncer, además de no fumar. Si prevenimos la obesidad prevenimos el cáncer”, ha afirmado el Dr. Carlos A. González, jefe de la Unidad de Nutrición, Ambiente y Cáncer del Instituto Catalán de Oncología (ICO).

Según el último informe de la World Cancer Foundation (2007), la evidencia de que la obesidad aumenta el riesgo de cáncer es convincente en diversos tipos de tumores, no sólo relacionados con el aparato digestivo -esófago, colorrectal o páncreas- sino también en los de origen hormonal, como el cáncer de mama o de endometrio.

Uno de los datos más remarcables que el doctor ha facilitado en su conferencia es que en el caso del cáncer colorrectal cada kilo de más supone un aumento del tres por ciento en el riesgo de desarrollar un cáncer de este tipo. Además, según diversos estudios, la proporción del cáncer debido a la obesidad “es de entre el 15 y el 30 por ciento en los tumores colorrectales, del 45 por ciento en los de endometrio, del 43 por ciento en el adenocarcinoma de esófago, del 20 por ciento en el cáncer de páncreas, de un 20 por ciento en el de mama en mujeres postmenopáusicas y de casi un 30 por ciento en los tumores de la vesícula biliar”.

En ello intervienen diversos factores y mecanismos de tipo metabólico y endocrino. La buena noticia es que el proceso del cáncer es de inducción larga, de 10 o 15 años. Sin embargo, el Dr. González no duda en reclamar una actuación más efectiva frente a la epidemia de obesidad, que no sólo ha aumentado en la población adulta, sino también en los niños.

“Se debería asumir una actuación mucho más decidida por parte de la administración. Igual que se han logrado resultados muy positivos después de insistir durante los últimos años sobre el riesgo del tabaco en relación al cáncer, donde finalmente se ha hecho eco la prensa y se ha asumido por parte de la sociedad y de los políticos, tomando finalmente medidas de restricción”.

La dieta, el factor más determinante en la obesidad

La genética no tiene la última palabra en la obesidad. La causa debemos hallarla en la interacción de los genes con diversos factores ambientales, como la alimentación, el ejercicio y los estilos de vida. La genética proporciona la capacidad de ser obesos, pero estos factores ambientales determinan cuándo aparece y su magnitud. “De ellos, el más importante y determinantes es la dieta”, según afirma la Dra. Dolores Corella, catedrática del Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Valencia durante su intervención.

Hasta la fecha se han identificado más de 300 genes de los 30.000 que tiene el genoma humano relacionados con la obesidad. De este modo, no hay un solo gen que sea responsable de todos los kilos de más. “Lo que ocurre es que hay mutaciones en varios genes y cada uno de ellos contribuye a la ganancia extra de 1 o 2 kilos en personas con estas mutaciones”, comenta.

Un gen muy importante en la obesidad es el FTO, mutado en un porcentaje bastante elevado de la población, concretamente en un 17 por ciento. Esta variación genética se asocia con un mayor riesgo de obesidad. Pero sólo cuando se consume una dieta alta en grasas saturadas. “Estos alimentos aumentan en un 80% el riesgo de obesidad en personas con mutación genética respecto a otras que también consumen dietas altas en grasas saturadas pero que no tienen la mutación genética”, explica la Dra. Corella.

Del mismo modo, aunque una persona posea una mutación en estos genes, si tiene una dieta baja en grasas saturadas no se produce el aumento de peso esperado debido a su mayor riesgo genético de obesidad. El objetivo es poder ofrecer alternativas personalizadas para minimizar el riesgo genético asociado a la obesidad. “Si somos capaces de detectar estas mutaciones mediante un sencillo test genético y conocemos los factores ambientales, podremos actuar contra la obesidad”.

El ejercicio no tiene el mismo efecto beneficioso para todos

Está totalmente aceptado que el ejercicio es una actividad recomendable para mantener el peso y mejorar la masa muscular, el sistema cardiorespiratorio y el sistema metabólico. Sin embargo, no todo el mundo obtiene el mismo beneficio.

“Un 15 por ciento de las personas no consiguen mejorar su estado de forma tras veinte semanas de entrenamiento supervisado”, ha afirmado el Dr. J.A. Timmons, del Royal Veterinary College de la Universidad de Londres (Reino Unido) en su conferencia Interacción, genes y actividad física.

“Es por ello que estamos investigando hasta qué punto y de qué modo la fisiología puede determinar la respuesta al ejercicio de una persona a otra en base a parámetros metabólicos y cardiorespiratorios”. Se trata de estudiar cuáles son los genes que se activan ante el ejercicio para con ello poder desarrollar un diagnóstico personalizado.

La pirámide de la dieta mediterránea frente a la “pirámide del gusto”

Además de los genes y del ejercicio, en el primer simposio del X Congreso de la SEEDO los expertos también han hablado de cultura alimentaria.

El Dr. Jesús Contreras, director del Observatorio de la Alimentación de la Universidad de Barcelona, no ha dudado en destacar la importancia “de los avances en el estudio de la genética que se han producido en los últimos años, lo que está dando lugar a una genetización de la cultura y a una medicalización de la alimentación”.

Otro punto en el que ha incidido es que “cuando hablamos de alimentación sólo hablamos de alimentos, no de comidas. Y es importante saber qué se come pero también cómo, dónde y con quién”. Según el Dr. Contreras, sabemos poco sobre la naturaleza de nuestros hábitos, pero sí que es evidente que hay una serie de rasgos socioculturales que han cambiado y mucho en los últimos 30 años, como por ejemplo “la ruptura del aprendizaje culinario, recurriendo cada vez más a la comida rápida y a los platos precocinados, la mayor tolerancia y consentimiento en las preferencias alimentarias individuales, sobre todo en los niños, la proliferación de mensajes a veces contradictorios y el constreñimiento de los horarios, tanto individuales como familiares”.

Un concepto que ha introducido es la de la “pirámide del gusto” frente a la pirámide de la dieta mediterránea, que pone en evidencia que los alimentos más recomendados en esta última son los que menos gustan a la mayoría de la población. Y diversos estudios han comprobado que la mayoría come lo que más le gusta. “Además, el 43 por ciento de la población se identifica con prácticas que tienen que ver con la falta de tiempo, lo que repercute en la reducción del tiempo que dedicamos a las comidas”.

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La mitad de los niños comen mal

Una de las cuestiones que más atienden los pediatras en sus consultas son dudas y problemas que hacen referencia a niños mal comedores. De hecho, casi un 50 por ciento de los niños no come bien.

Habitualmente, los niños que más dificultad presentan a la hora de comer son los menores de tres años, los cuales pueden tener fuertes preferencias alimentarias que limitan el número de alimentos que ingieren, comen lentamente o lo hacen con berrinches, vómitos o tirando la comida y los cubiertos.

En ocasiones si persiste el problema, pueden surgir situaciones que pueden acompañar a los problemas de alimentación, como aversiones alimentarias sensoriales: rechazo al sabor, la textura, la temperatura o el olor de determinados alimentos; neofobias por el rechazo a la introducción de nuevos alimentos; miedo al atragantamiento o fobias específicas relacionadas con un trauma orofaríngeo; y la deficiencia nutricional (de hierro y zinc), sin déficit de crecimiento, incluso con sobrepeso.

El rechazo a la comida puede ser la única manifestación de un importante número de enfermedades, no sólo digestivas, sino también de tipo neurológico, genético, infeccioso y cardiológico. Por esta razón, los pediatras consideran importante conocer y valorar las prácticas de alimentación y así poder conocer los mecanismos genéticos y ambientales que motivan una selección de determinados alimentos.

Los especialistas destacan la importancia de diferenciar entre los niños que tienen nulo interés por la comida de los selectivos y de los que tienen aversión por la comida, ya que “a menudo lo que ocurre es que el niño no cumple las expectativas de los padres y altera -a veces notablemente- la vida familiar”, sostiene el doctor Venancio Martínez, en el marco del XXV Congreso Nacional de la Sociedad de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP) celebrado en Santiago de Compostela.

Educación y pautas

Los expertos consideran que para entender las circunstancias de cada niño hay que investigar la interacción madre-hijo y conocer las características de la madre (actitud hacia el acto de alimentar a su hijo, ansiedad, depresión y hostilidad) y del hijo (manejable, regular en sus ritmos biológicos, malhumorado, terco, irritable, etc.).

En cualquier caso, los pediatras han detectado la existencia de otros condicionantes que afectan a la alimentación del niño, como pueden ser la alimentación con alto control, realizada por padres más autoritarios, o por el contrario, de un mínimo control, causada por padres menos exigentes.

Asimismo, el doctor Martínez concede especial importancia a la implicación del pediatra en su labor de intervención educativa familiar y apunta que “es necesario realizar un diagnóstico temprano o prevenir los problemas de nutrición mediante la promoción e implantación diaria de factores protectores como la lactancia materna y las pautas educativas tempranas de la madre y del niño”.

Un diagnóstico precoz es fundamental para evitar que los problemas alimentarios persistan durante la adolescencia. Por ello, es recomendable que desde el principio “la alimentación del niño sea decidida, supervisada y controlada por el pediatra”, matiza el especialista.

En este sentido, entre las pautas de alimentación sana que los pediatras sugieren a los padres destaca: la necesidad de establecer límites, teniendo en cuenta que los progenitores deben ser los que decidan cuándo, dónde y qué se come y los niños los que decidan la cantidad que comen. Además, conviene minimizar las distracciones y limitar la duración de las comidas a un máximo de 30-35 minutos. Por último, los pediatras aconsejan introducir poco a poco nuevos alimentos y fomentar una alimentación independiente.

Obesidad infantil

En ocasiones, los problemas de nutrición de los niños derivan en problemas de obesidad. España es uno de los países que encabezan la lista de países europeos con más niños con problemas de obesidad. Se estima que un 18 por ciento de los niños europeos tiene exceso de peso (14 millones del total de 77 millones en edad escolar), con un incremento anual más de 400.000 nuevos casos. “Entre los niños con exceso de peso, al menos tres millones son obesos, y este ritmo crece a un ritmo de 85.000 cada año”, apunta el Venancio Martínez.

En este sentido, según este especialista, “en los últimos años ha aumentado el número de casos de obesidad infantil, debido principalmente, a los cambios en los hábitos de vida, el aumento considerable de la ingesta de calorías y la disminución de la actividad física diaria”.

Sin embargo, no se trata de buscar opciones de tratamientos sino que lo ideal sería que el planteamiento se haga desde el punto de vista de la prevención y teniendo en cuenta que los hábitos de vida se consolidan a lo largo de los primeros años de vida.

Asimismo, el doctor Martínez informa de que “el exceso de peso en la infancia multiplica por 17 el riesgo de padecer obesidad en la vida adulta”. Además, esta obesidad puede propiciar la aparición de enfermedades metabólicas, cardiovasculares, tumores y problemas psiquiátricos.

En definitiva, la obesidad tiene que ser tratada como un problema. Ante el panorama actual, el doctor Martínez concluye diciendo que “los pediatras son un factor muy importante a la hora de identificar durante los dos primeros años de vida del niño los condicionantes de riesgo individual y familiar de obesidad”.