alergias alimentarias

La EAACI publica la primera guía clínica europea para pacientes con alergias a alimentos

La Academia Europea de Alergia e Inmunología Clínica (EAACI, por sus siglas en ingles), ha publicado la Guía Clínica de Alergia a Alimentos y Anafilaxia, primer manual completo para la prevención y el tratamiento de alergias a alimentos y reacciones alérgicas graves o, incluso, mortales.

Se trata de una guía, presentada en el Congreso Mundial de Alergia, celebrado en Milán y que cuenta con 8.000 participantes de todo el mundo, que aporta recomendaciones prácticas no sólo para médicos y pacientes, sino también para colegios, comunidades, reguladores, aseguradoras y para la industria alimentaria.

Y es que, la investigación de EAACI ha revelado que más de 17 millones de europeos, y uno de cada cuatro niños en edad escolar, padecen alergia a alimentos. Además, ha mostrado que la concepción tradicional de la alergia alimentaria como molestia (picazón, urticaria, congestión nasal o diarrea) ha cambiado, hasta adquirir un nivel mayor de conocimiento y de relevancia científica.

Concretamente, el 3,5 por ciento de la población francesa, italiana y alemana padece algún tipo de alergia; al igual que el 3 por ciento de los españoles y suizos; el 2,5 por ciento de los ciudadanos de Polonia y los Países Bajos; el 2 por ciento de los griegos e ingleses; y el 1,6 por ciento de los ciudadanos de Dinamarca.

Del mismo modo, las pruebas recogidas por los equipos de EAACI han mostrado que las admisiones hospitalarias por anafilaxia (reacción alérgica grave, en ocasiones mortal) se ha multiplicado por siete en los 10 últimos años. No obstante, y a pesar de estos números, hasta ahora no existía en Europa una guía clínica de uso diario basada en pruebas.

En este sentido, la próxima Secretaria General de EAACI y Directora del Centro de Alergias Alimentarias del Hospital Universitario General de Padua (Italia), Antonella Muraro, ha destacado la necesidad de que los médicos, pacientes, padres, escuela, gobierno e industria colaboren juntos para encontrar “soluciones” a las alergias y ha informado de que estas cuestiones deben ser abordadas desde el punto de vista de la calidad de vida, la formación del paciente, los métodos terapéuticos y de diagnostico, la elaboración de los alimentos, el reembolso médico y la legislación.

“La alergia a alimentos es un problema cada vez más importante. Con el cambio de nuestro estilo de vida, se prevé cada vez más alergia, no sólo en los países desarrollados, sino también en aquellos en vía de desarrollo. Los niños son los principales afectados y estoy seguro que la EAACI puede contribuir a la prevención de las alergias a alimentos en niños gracias a estas guías clínicas”, ha zanjado el presidente de EAACI, Cezmi Akdis.

Doctor with pregnant woman

Investigadores sugieren que las alergias alimentarias pueden adquirirse durante la gestación

Científicos del Instituto de Investigación Infantil Murdoch de Melbourne, en Australia, han avanzado en el origen de las alergias alimentarias y sugieren que pueden no adquirirse del nacimiento o en una fase más avanzada de la vida, sino que podrían estar condicionadas por factores ambientales específicos durante el embarazo.

Así se desprende de los resultados de un estudio presentado en el Congreso Mundial de Alergias y Asma EAACI-WAO 2013 que se ha celebrado estos días en Milán (Italia).

En los últimos años está creciendo el número de personas que sufren alergias y actualmente se estima que ya hay unos 250 millones de personas en todo el mundo que padecen alergia a algún alimento. Esta situación es más frecuente en países en vías de desarrollo y el aumento más pronunciado se ha observado en niños.

Según explican ahora estos expertos, cada vez hay más pruebas científicas de que las alergias pueden desarrollarse en la fase fetal, ya que es posible que los bebés nazcan con una tendencia a desarrollar alergias alimentarias debido a las condiciones de vida de su madre, incluida la nutrición durante el embarazo. Esto ha sido demostrado en alergias alimentarias en niños, durante sus 12 primeros meses de vida.

En concreto, han visto que un proceso bioquímico llamado metilación del ADN desempeña un papel fundamental para un desarrollo inmunológico prenatal normal.

La metilación del ADN es sensible a las alteraciones ambientales. El estudio australiano muestra que las alteraciones o las influencias ambientales externas durante el embarazo aumentan el riesgo de alergias alimentarias. Basándose en estas pruebas, el estudio concluye que las alergias alimentarias están programadas antes del nacimiento.

En este congreso se presentaron resultados sobre la alergia al marisco, una de la más comunes entre las alergias alimentarias y una causa principal de reacciones alérgicas a la comida que pueden resultar mortales.

La investigación de Heidi R. Myrset y su equipo del Instituto Veterinario Noruego de Oslo demuestra qué partes de los alérgenos desencadenan la reacción alérgica al marisco, lo que podría ser un avance importante para encontrar una vacuna contra la alergia al marisco.

Bacteria

Un estudio relaciona las molestias por gases abdominales con una bacteria

El equipo del Grupo de Investigación en Fisiología y Fisiopatología Digestiva del Vall d”Hebron Institut de Recerca (VHIR) que estudia la relación entre microbiota intestinal y determinados síntomas digestivos ha identificado las bacterias responsables de producir más gas intestinal, pero, sobre todo, de aumentar la sensibilidad a estos gases en algunos pacientes. Los hallazgos del estudio determinan cómo influye la dieta en estos síntomas y en la cantidad de gas evacuado, y además establecen las diferencias de composición de la microbiota intestinal entre los pacientes con síntomas y los pacientes sin síntomas.

El estudio, publicado en la revista GUT, una de las más reconocidas de la especialidad, parte de pacientes aquejados de malestar abdominal a causa de los gases y busca encontrar diferencias con un grupo de control para el que la flatulencia no es un problema. Se diseñaron dos grupos de estudio y se evaluaron sus hábitos dietéticos para homogeneizar al máximo los dos grupos y no partir de diferencias que ya de por si pudieran explicar una mayor flatulencia. Incluso se evidencia que las personas que al inicio presentaban más gases intestinales ya tendían a una dieta muy pobre en productos flatulentes. “En primer lugar, nos planteamos una comparativa en condiciones basales, es decir, sin hacer ninguna intervención, y se evidenció que las personas aquejadas de gases no tienen un mayor volumen de éstos en comparación con el grupo de individuos de control, pero sí es mayor el número de veces que expulsan estos gases”, explica el Dr. Fernando Azpiroz, responsable del Grupo de Investigación en Fisiología y Fisiopatología Digestiva del VHIR.

Ante una dieta flatulenta, con alimentos ricos en residuos que fermenten, especialmente leguminosas, en ambos grupos aumenta el volumen de gas en el intestino, aumenta el número de veces que se expulsan estos gases y, consecuentemente, también se produce un aumento de los síntomas abdominales. Cuando se estudió la microbiota presente en las heces de todos los individuos, se vio que existían diferencias entre ambos grupos. En los pacientes que ya inicialmente presentaban síntomas de flatulencia o meteorismo, cuando se les forzó a seguir una dieta rica en productos que favorecen esta flatulencia, la microbiota se vio rápidamente afectada respecto a las condiciones anteriores al cambio de dieta. “Vimos que disminuye la diversidad de especies y el balance entre ellas queda afectado, lo cual provoca una inestabilidad en la microbiota”, comenta el Dr. Francisco Guarner, responsable del grupo de estudio de Microbiota Intestinal. “En la microbiota intestinal existe una gran cantidad de especies, pero dos grandes familias: los firmicutes y los bacteroidetes que agrupan el 95% de todas las bacterias intestinales”, añade el Dr. Guarner. “En los pacientes con síntomas intestinales existe una rotura del equilibrio entre unas y otras y la proporción entre ellas queda afectada. Además, estos cambios afectan principalmente a las especies Bacteroides fragilis y Bilophila wadsworthia. En cambio, entre los individuos sin síntomas la microbiota permanece estable”, afirma el doctor.

De manera que una dieta más rica en alimentos flatulentos sólo altera la microbiota intestinal en aquellos pacientes que ya al inicio muestran síntomas y son más sensibles, mientras que en los del grupo de control no hay cambios significativos más allá de un aumento de los gases. Uno de los hallazgos más significativos del estudio es la presencia de Bilophila wadsworthia. Esta bacteria, descrita por primera vez el año pasado y claramente relacionada con la inflamación intestinal, es una productora de gas sulfhídrico y aumenta en la biota intestinal dependiendo de los alimentos consumidos. Este gas sulfhídrico es irritante y aumenta la sensibilidad intestinal. La cantidad de Bilophila wadsworthia en el intestino se relaciona con la cantidad de gas producido. A mayor número de estas bacterias, mayor presencia de gases, en términos generales. Pero el gran hallazgo de este estudio es que la Bilophila wadsworthia se encuentra en el intestino de los pacientes que presentan síntomas y no en el intestino de los controles sanos. “Entre sanos y afectos de meteorismo no hay un cambio sustancial respecto al volumen de gas producido pero sí respecto a quién lo produce”, explica el Dr. Azpiroz, y añade, “de forma que parece que no es la cantidad de gas lo que origina las molestias sino la composición de éste”. En los pacientes con Bilophila wadsworthia el gas es sulfhídrico, lo que produce mucha irritación y molestias, mientras que en los controles las bacterias productoras de gases producen fundamentalmente hidrógeno, metano y otros gases, que no son irritantes.

Las conclusiones del estudio determinan que, en condiciones basales, no hay muchas diferencias en el volumen de gases entre los pacientes que consultan por este motivo y los del grupo de control y que las diferencias se centran fundamentalmente en la sensibilidad intestinal y la composición de estos gases y no en su volumen y cantidad. Cuando se interviene en la dieta de estos pacientes, se vuelven más sensibles y su microbiota intestinal se desequilibra, mientras que en los controles, si bien una dieta flatulente les produce un aumento de los gases, no les supone consecuencias en la composición de la microbiota intestinal.

La microbiota Intestinal y el VHIR

Los investigadores del Vall d”Hebron Institut de Recerca (VHIR) han contribuido durante años al estudio de la microbiota intestinal y se sitúan entre los mayores expertos en este campo. En el marco del proyecto MetaHIT, que estudia y caracteriza el microbioma humano, ya han contribuido al descubrimiento de la existencia de tres grupos de poblaciones bacterianas que clasifican a la población mundial según tres tipos de flora intestinal (microbioma humano), algo parecido a lo que sucede con los grupos sanguíneos. Esta clasificación a nivel mundial permite a los investigadores acotar, en su búsqueda, el número de variables que pueden estar implicadas en enfermedades, acercando más la correlación entre el estado de la flora intestinal y el estado de salud de la persona.

También, este mismo grupo del VHIR lideró un estudio sin precedentes que demostró que era posible modificar la composición de la flora intestinal trasplantándola y que los cambios generados se mantienen, más allá de lo esperado, hasta tres meses después del trasplante. Este hallazgo abrió la posibilidad de validar tratamientos que puedan hacer variaciones en la composición de la flora y ha supuesto un antes y un después en aquellas enfermedades en las que hay evidencia científica de que la flora intestinal juega un papel determinante.

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Un tercio de los familiares adultos de pacientes celíacos pueden padecer la enfermedad, aunque muchos no están diagnosticados

Aunque se ha progresado en los últimos años, el motivo principal del infradiagnóstico es la baja sospecha clínica, especialmente en las formas que se presentan en adultos, que suelen ser menos sintomáticas. En el Congreso Nacional de la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD), que se celebrará del 1 al 4 de junio en Murcia, en el marco de la Semana de las Enfermedades Digestivas (SED 2013), se presentarán los resultados iniciales de un estudio con un enfoque distinto del cribado en grupos de riesgo.

El estudio que ha sido realizado durante tres años sobre los familiares adultos de primer grado de pacientes celiacos por un grupo de investigadores del Complejo Asistencial Universitario de León coordinados por el Dr. Santiago Vivas tiene por objetivo conocer mejor cómo se manifiesta la enfermedad celiaca en este grupo de riesgo para poder diagnosticarla mejor y más rápido. Sus principales conclusiones son recogidas en las comunicaciones científicas más novedosas que sobre este tema se presentarán durante la Semana de las Enfermedades Digestivas 2013.

¿Qué es la celiaquía?

La enfermedad celiaca es una intolerancia permanente a una proteína presente en el gluten que contienen el trigo, la cebada, el centeno y probablemente la avena. Se caracteriza por una inflamación crónica del intestino delgado y el único tratamiento efectivo hasta el momento es una dieta sin gluten. La enfermedad puede presentarse en cualquier edad de la vida y sus síntomas son muy diversos. Una persona puede tener diarrea y dolor abdominal, otra anemia y pérdida de peso, y una tercera no tener síntomas y detectarse por tener un familiar afecto y realizar un análisis de sangre. La falta de diagnóstico puede desembocar en problemas digestivos graves.

Diagnóstico en familiares adultos de celíacos

La enfermedad celiaca aparece en personas que tienen predisposición genética a padecerla y, frecuentemente, entre miembros de una misma familia. Los familiares de primer grado son un grupo de riesgo elevado en el que la prevalencia de enfermedad se sitúa alrededor del 10%. La detección de la intolerancia al gluten se inicia con un análisis serológico para comprobar la presencia de anticuerpos característicos de esta enfermedad en sangre. Sin embargo, una serología negativa no excluye padecer la enfermedad, pues los marcadores séricos pueden no manifestarse en los sujetos adultos donde las formas de afectación suelen ser más leves que en la infancia. Por eso es importante identificar aquellos con más riesgo (susceptibilidad genética) para una evaluación más exhaustiva.

La biopsia intestinal sigue siendo el patrón oro para verificar la presencia de una lesión de la mucosa compatible con la enfermedad. Ésta debe de indicarse cuando los anticuerpos en sangre son positivos frente a esta enfermedad o cuando el paciente adulto presenta alta probabilidad clínica y un estudio genético positivo (aunque la serología sea negativa).

“Los familiares de primer grado son un grupo de riesgo que tenemos bien localizado, de fácil acceso y que, a menudo, ya siguen una dieta con restricción de gluten” explica el Dr. Santiago Vivas, coordinador del proyecto, “por lo que su estudio es especialmente interesante para conocer cómo se comporta la enfermedad y mejorar el diagnóstico”, matiza el experto.

Infradiagnóstico de la enfermedad

Uno de los motivos del bajo diagnóstico de la enfermedad es que, tal y como muestra este estudio, muchos familiares de celiacos siguen por comodidad una dieta con bajo contenido de gluten que puede tener trascendencia en el diagnóstico, ya que las restricciones en la ingesta de gluten hacen que el paciente muestre una serología negativa, pero con afectación del intestino y sintomatología. Así, en los datos de este estudio se ha observado que el 29% de los familiares de primer grado siguen una dieta sin gluten por comodidad a la hora de elaborar las comidas.

Del mismo modo, el estudio constató que en el caso de familiares de primer grado un análisis serológico no fue suficiente como método de cribado. Mientras que la realización de una biopsia duodenal a familiares de primer grado con riesgo genético pero serología negativa, detectó alteraciones de la mucosa duodenal en un 36% de los casos, incluyendo un 5% de atrofia de la mucosa. Al interrogar por síntomas se detectó que muchos de ellos tenían: diarrea (18,6%), estreñimiento (14,4%) y distensión abdominal (14,4%) y un 23% enfermedades autoinmunes. Tras la prueba, un 36% presentaron alteraciones histológicas. “Estos resultados, parecen indicarnos que a pesar de la serología negativa, la presencia clínica de síntomas digestivos o enfermedades autoinmunes permiten identificar familiares con riesgo de alteración histológica en los que la biopsia duodenal podría incrementar el rendimiento diagnóstico”, explica el Dr. Vivas.

Sensibilidad al gluten no celiaca

Otra fase del estudio observó como reaccionaban los familiares, con genética tanto positiva como negativa, a una dieta sin gluten y a una dieta con un exceso de esta proteína. Todos los pacientes mostraron una mejoría clínica respecto a la situación previa, incluido el 36% de pacientes con alteraciones histológicas, cuando el gluten en la dieta es nulo y una exacerbación de síntomas al aumentar la ingesta. “Este fenómeno parece indicar que los familiares de pacientes con enfermedad celiaca pueden mostrar una sensibilidad al gluten aunque no cumplan los criterios de enfermedad celiaca propiamente dicha”, explica el Dr. Vivas. “Esta “sensibilidad al gluten no celiaca” es una forma de reacción al gluten que actualmente está en fase de estudio y que afecta a grupos de población con síntomas funcionales digestivos (dispepsia funcional e intestino irritable, principalmente)”, añade el experto.

Celiaquía y osteoporosis

La enfermedad celiaca también está relacionada con la osteoporosis. Al evaluar la densidad ósea de los familiares de primer grado de pacientes celiacos con serología negativa, un 16% presentaba osteoporosis lumbar y un 12% osteopenia. Los individuos con riesgo genético presentaban mayor porcentaje de alteraciones óseas que aquellos con ausencia de componente genético (50% frente al 20%). La presencia de Helicobacter pylori también fue asociada a mayor alteración en la mineralización ósea: 93,3% de los sujetos con osteoporosis, 63,6% de los sujetos con osteopenia y el 49,2% de los familiares con densitometría normal tenían Helicobacter pylori en la mucosa gástrica. “Por lo que será importante tener en cuenta la presencia de riesgo genético de enfermedad celíaca y de Helicobacter pylori para hacer un seguimiento mediante densitometría ósea a estos pacientes y especialmente a las mujeres”, puntualiza el Dr. Santiago Vivas.

En este sentido, el grupo de trabajo del Complejo Asistencial Universitario de León concluye que “en el caso de familiares adultos de primer grado de pacientes celiacos es importante realizar el cribado de la enfermedad y en casos seleccionados, con genética positiva y sintomatología digestiva, valorar la toma de biopsia duodenal, aunque la serología sea negativa. Además, en aquellos con alto riesgo genético y Helicobacter pylori asociado podría ser recomendable analizar la densidad mineral ósea, especialmente en las mujeres”.

Semana de las Enfermedades Digestivas (SED 2013)

Del 1 al 4 de junio de este año, la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD) celebra en Murcia su LXXII Congreso Nacional en el marco de la VIII Semana de las Enfermedades Digestivas (SED 2013).

La SED es el encuentro por excelencia de la especialidad y un foro de referencia para los especialistas por su relevante papel en la formación continuada acreditada y en la presentación de resultados de investigaciones de Aparato Digestivo. Este Congreso reúne a más de 1.000 expertos nacionales e internacionales en el campo de las enfermedades digestivas en sus aspectos básicos, epidemiológicos, diagnóstico-terapéuticos, preventivos y de promoción de la salud, así como el fomento de su aplicación práctica.

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Uno de cada cuatro alérgicos a alimentos, descontento con el etiquetado de los productos

Esta encuesta de Eroski, para la que se ha entrevistado en las últimas semanas a más de 1.100 personas de 17 comunidades autónomas que sufrían una o ambas dolencias o que tenían a su cargo a familiares que las padecían, revela que uno de cada cinco siente que habitualmente no puede hacer la compra con total seguridad en cualquier establecimiento y un 37% sólo a veces. Es más, uno de cada cuatro piensa que los productos nunca se etiquetan de manera adecuada.

Además, el 90% de los encuestados alerta de que el carro de la compra de un alérgico e intolerante alimentario es más caro que el de una persona sin estas enfermedades. Concretamente, piensan que es un 46% más caro que para el resto de la población.

Comer fuera de casa representan un riesgo

Y, en esta misma línea, para tres de cada cinco encuestados salir a comer fuera supone un riesgo para su salud. Más de la mitad de los encuestados opina que en hostelería nunca se toman las precauciones necesarias: avisar sobre la posible presencia de alérgenos en los platos, detallar al máximo los ingredientes en sus cartas y menús, evitar la contaminación cruzada en el almacenamiento y manipulación de los productos, y disponer de útiles de trabajo exclusivos para los menús infantiles. De ahí que exijan más formación en el ámbito de la hostelería en materia de alergias e intolerancias alimentarias.

Ante esta situación, dos de cada tres entrevistados aseguran que su dolencia les condiciona a la hora de comer fuera de casa. Incluso tres de cada cinco creen que hacerlo supone un riesgo para su salud, en especial a los menores de 10 años (según declaran los tutores del 94% de ellos). En este sentido, hay diferencias entre los alérgicos e intolerantes: un 69% de los primeros siente que está en riesgo, mientras que entre los intolerantes la proporción baja un poco y es del 54%.

Tanto alérgicos como intolerantes de todas las edades temen que no se excluya el ingrediente dañino del plato pese a requerirlo y que se produzca una contaminación cruzada en el momento de elaborar el plato.

Sin embargo, los alérgicos también añaden otro temor (especialmente los menores de 10 años y con edades comprendidas entre los 10 y los 19 años): que la ayuda médica no llegue a tiempo o que nadie a su alrededor sepa actuar en caso de tener una reacción.

Por ello, las personas entrevistadas suelen tomar sus propias precauciones. En primer lugar, evitando cierto tipo de establecimientos: de comida rápida (un 47% lo hace), de cocina asiática, italiana y mexicana (un 40% respectivamente) y de buffet (un 30%).

Además, si finalmente se toma la decisión de salir fuera, hay quien no renuncia a seguir un procedimiento. En primer lugar, un 34% siempre reserva con anterioridad y durante la misma un 52% tiene por costumbre explicar su enfermedad al personal del establecimiento (más común entre los alérgicos que entre los intolerantes y entre los jóvenes de entre 10 y 19 años).

Una vez en el restaurante, el 91% de los entrevistados lee cuidadosamente las descripciones de los platos por si hay alguna mención sobre el alimento dañino y el 79% verifica con el camarero los ingredientes que contiene cada uno de ellos. Por último, cuando piden la comida, poco más de la mitad de los encuestados se asegura de que el camarero le da el mensaje al cocinero.

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Casi 2 millones de españoles son alérgicos a alimentos

El número de alérgicos a alimentos se ha duplicado en los últimos diez años. Los frutos secos, la fruta y el marisco son los principales causantes de las alergias alimentarias entre los adultos, mientras que la leche, el huevo y el pescado son los alimentos que crean más problemas entre los niños de 0 a 2 años. El tratamiento de inmunoterapia oral con alimentos alcanza una tasa de éxito superior al 80%.

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Desarrollan un inmunosensor para diagnosticar la celiaquía

Investigadores de la Universidad de Oviedo han desarrollado el primer inmunosensor para el diagnóstico precoz de la enfermedad celiaca. El test, que evita procedimientos invasivos, permite detectar, con una mínima cantidad de suero del paciente, los dos biomarcadores que determinan la presencia de la enfermedad.

Así, el chip de análisis químico fue concebido para que el test se realizara en neonatos y tener confirmada la presencia de la enfermedad desde el primer momento.

Esta tecnología de diagnóstico permite evitar procedimientos invasivos e incómodos para el paciente y también supone un sustancial ahorro de costes. Las estadísticas más conservadoras señalan que alrededor del uno por ciento de la población española padece la enfermedad celiaca y un alto porcentaje de ellos no están diagnosticados.

El sistema de diagnóstico desarrollado por los investigadores de la Universidad de Oviedo permitiría simplificar de manera muy significativa el proceso para saber si un paciente es o no celiaco.

La tesis de Marta Pereira da Silva, estudiante de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Oporto, que fue dirigida por el catedrático de Química Analítica de la Universidad de Oviedo, Agustín García Costa, fue una de las bases del trabajo.

El chip diseñado para el diagnóstico ha sido promovido y apoyado por el Servicio de Inmunología del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) y por la empresa Health Sens, creada en septiembre de 2009 como fruto de la colaboración entre la Universidad y el Hospital, según indican desde la institución académica asturiana en nota de prensa.

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España es el segundo país con un mayor número de intoxicaciones por anisakis

El anisakis es un parásito de unos 20-30 mm del intestino de múltiples especies marinas y que se trasmite al ser humano a través de la ingestión de pescado o cefalópodos contaminados, provocando trastornos gastrointestinales y alérgicos. En los últimos 30 años el número de casos ha aumentado debido a las modas culinarias y nuevos métodos de conservación o manufactura del pescado. La Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD) reclama la atención sobre este fenómeno y destaca la necesidad de observar unas medidas de prevención básicas. “Dado que el parásito del anisakis está extendido por todos los mares del planeta la única solución es la prevención y la auto responsabilidad en el consumo de pescado”, explica el Dr. Alfredo Lucendo, experto de la Fundación Española de Aparato Digestivo (FEAD), y señala tres consejos de prevención: cocinar el pescado a una temperatura de 60º, congelarlo al menos 48 horas a -20º si se va a consumir crudo o semi crudo y asegurarse de que el pescado se ha procesado correctamente cuando se consume fuera de casa. Finalmente, advierte que la cocción en microondas no es segura ya que no garantiza una temperatura homogénea superior a los 60º. “La incidencia de la anisakiasis en nuestro país depende de las costumbres culinarias de cada zona y de la conservación del pescado y no tanto de la variedad de especies consumidas”, señala el Dr. Lucendo. Según un estudio publicado en 2012, hay menos pescado infectado por anisakis en Galicia (0,43%) que en Madrid (13,4%), por ejemplo. “Lo que implica que el modo de conservación y trasporte del pescado es tan importante como su tratamiento o cocción”, indica el especialista. Aumento de anisakiasis La identificación de la anisakiasis es relativamente moderna; los primeros casos notificados se produjeron en el norte de Europa, en Escandinavia en los años 60, relacionados con el consumo de salmón ahumado e hígado de bacalao. Sin embargo, en los últimos 30 años las infecciones y trastornos intestinales y alérgicos debidos a este parásito han aumentado de forma considerable. Según la FEAD, tres son las causas de este aumento: cierta preferencia por comer pescado crudo o semi crudo, una mejor técnica de conservación del pescado, que facilita que se consuma fresco en lugares más apartados de la costa y las modernas prácticas pesqueras por las que el pescado se limpia en alta mar y las tripas infectadas se tiran al mar sirviendo de alimento a otros peces. En 2012 se notificaron 20.000 casos de anisakiasis en todo el mundo. “El anisakis incluso está presente en el pescado de piscifactoría que ha sido alimentado con comida infectada, y los países más afectados son Japón y en segundo lugar España”, apunta el Dr. Lucendo. “Las causas cabe encontrarlas en que España es el segundo país del mundo en cuanto a ingesta de pescado por habitante y año y existe una alto grado de parasitación en la mayoría de especies de consumo habitual”, explica el Dr. Lucendo. Si bien el porcentaje de muestras afectadas es muy variable según la zona de origen y la época del año, los pescados más frecuentemente parasitados son la merluza y el bonito (casi el 100% de la merluza del cantábrico mayor de 65 cm, y hasta el 81% del bonito). Sin embargo, los que más episodios de anisakiasis producen son otros pescados, que se consumen con menor preparación (crudos, marinados…), como el boquerón, la anchoa y la sardina. “Contrariamente a lo que solemos pensar, la cocina española ofrece una amplia variedad de platos tradicionales con alto riesgo de anisakis como pescados preparados en aceites, en vinagre, salazones, ahumados o escabeche”. Destaca, este especialista, que las temperaturas extremas suelen destruir el parásito, mientras que la sal, el aceite, el escabeche o el ahumado son procedimientos que no muestran eficacia alguna sobre las larvas. Hay otras especies marinas infectadas como los crustáceos (langosta, gamba, cangrejo…) o los cefalópodos (pulpo, sepia o calamar), pero que producen menos infecciones por su modo de consumo. Una especie que se salva de la infección son los bivalvos (mejillones, ostras, berberechos…) ya que su modo de alimentación (por filtración) impide que la larva anide en ellos. Síntomas y tratamiento de la anisakiasis La infección por anisakis presenta en un 10% un cuadro de trastornos intestinales y de estos casos un 1% deriva en manifestaciones alérgicas. Los síntomas digestivos o intestinales más comunes causados por la presencia del parásito en el estómago o el intestino son náuseas, vómitos y dolor abdominal, de diferente localización según el punto en que penetra el parásito. Lo más frecuente es un dolor intenso en la boca del estómago (epigastrio) unas horas después de la ingestión, pero pueden aparecer cuadros obstructivos si el parásito llega al intestino, obligando en ocasiones a cirugía del abdomen. Cuando la infección desencadena reacciones alérgicas, éstas son similares a las producidas por el marisco, que van desde urticarias leves (prurito y lesiones cutáneas) hasta la más grave anafilaxia que puede causar shock y peligro vital.

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Las personas celíacas gastan 1.600 euros más al año en su cesta de la compra

Las personas celíacas gastan 1.616,13 euros más al año en su cesta de la compra que el resto de la población, según ha mostrado la Federación de Asociaciones de Celíacos de España (FACE) que ha elaborado el Informe de precios sobre productos sin gluten 2013, en el que refleja el gasto extra que supone para estas personas seguir una dieta sin gluten.

De hecho, el estudio ha mostrado que la cesta de la compra aumenta en 33,67 euros en una compra semanal, 134,68 euros si la compra es mensual y hasta 1.616,13 euros en la anual. Por ello, FACE ha pedido a los organismos oficiales y a las administraciones que pongan en marcha ayudas que permitan al colectivo celíaco llevar una dieta sin gluten, recordando que ya se han contemplado en la mayor parte de los países de la Unión Europea, entre ellos Italia, Francia o Reino Unido.

Este estudio se ha realizado basándose en una dieta de 2.000 a 2.300 calorías y contando con productos de marcas que se pudiese encontrar en los puntos de venta y que reúnen la mejor relación calidad-precio. No obstante, no se han tenido en cuenta productos como legumbres, tubérculos, huevos, verduras, hortalizas, frutas, grasas, aceites o pescados, ya que no existe problema en su ingesta para el colectivo celíaco.

Y es que, a pesar de los avances que se han realizado en el sector alimentario de los productos “Sin Gluten”, las diferencias de precios entre los productos con gluten y sin gluten son “muy importantes”. Los alimentos que más reflejan estas diferencias son los cereales, en los que destacan el pan, pastas alimenticias, galletas, harina o el pan rallado, y que cuentan con una diferencia de precio de entre 14,10 y 10,78 euros en los casos más destacados.

“Aunque ha habido una bajada de precios tanto en los productos con gluten como en los sin gluten, la bajada sufrida en los productos con gluten es mayor que la de los productos sin gluten, lo que hace que la diferencia entre ambas cestas de la compra aumente con respecto a los datos recogidos el año 2012 que reflejaban un aumento de 1.525,18 euros al año, 100 euros menos que la realizada con datos de 2013”, ha denunciado la asociación.

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Aditivos, contaminantes y alergias alimentarias

El 25% de la población europea tiene algún tipo de alergia y la que está aumentando más es precisamente la alergia alimentaria. Hace unos años apenas era del 3% y actualmente es del 8%.

Hay una serie de factores por los que cada vez hay más enfermedades alérgicas en el mundo occidental. Hay predisponentes genéticos, también hay factores que favorece que aparezca con más intensidad como la vida tan estresante que llevamos en la actualidad.

Según la teoría de la higiene el hecho de mejorar las condiciones de vida (vacunas, más higiene, antibióticos) hace que evitemos que nuestro sistema inmunológica tenga enemigos contra los que luchar y lo hace contra una sustancia inocua como pueden ser la proteínas de la leche o del huevo. Una alergia es una respuesta exagerada inapropiada frente a una sustancia inocua.

El factor principal es la contaminación. En las ciudades es donde más enfermedades alérgicas vemos, sobre todo respiratorias. Los contaminantes también están cambiando la vida de las plantas, que también se estresan y producen una serie de proteínas de defensa que hacen que sean más sensibilizantes.

Reacciones adversas a alimentos

Hay reacciones tóxicas y no toxicas. Dentro de las no toxicas tenemos las que están mediadas por un mecanismo inmunológico y hablaríamos de alergia propiamente dicha, y tenemos la que está medida por la inmunoglobulina E o por otras proteínas, y las que no están mediadas por mecanismos inmunológicos, hablaríamos de intolerancia. Hay una serie de mecanismos implicados: enzimáticos, farmacológicos o indeterminados.

Las reacciones tóxicas son secundarias a sustancias naturales o contaminantes de los alimentos y pueden ser intoxicaciones naturales por toxinas vegetales, animales o de origen microbiológico, o contaminantes químicos. Y entre las toxiinfecciones hay las enterotoxinas y las invasivas.

Reacciones no tóxicas inmunológicas

Dentro de éstas estarían las mediadas por Ig E, las alergias a alimentos, y dentro de las mediadas por otro tipo de anticuerpos estarían la enfermedad celiaca, la dermatitis herpetiforme o el síndrome enterocolítico.

Reacciones no tóxicas no inmunológicas

-Mecanismo enzimático: como la intolerancia a la lactasa.

-Mecanismo farmacológico: por aminas vasoactivas como la cafeína o por sulfitos.

-Mecanismo indeterminado: idiosincrasia o psicógenos.

Prevalencia

En Europa la prevalencia en adultos es de alrededor del 3% y en niños de 8%. En las consultas de alergias en un estudio de hace 6 años eran el 8% de los que acudían a nuestra consulta, y es la quinta patología alérgica después de rinitis alérgica, asma alérgico, urticaria y dermatitis atópica.

En un estudio previo del año 92 llamado Alergológica las enfermedades que más han aumentado porcentualmente son las alergias alimentarias que han pasado de un tres a un 8 % en nuestras consultas y es curioso que antes las veíamos más en niños y ahora también las estamos viendo en adultos.

Diagnóstico

La mejor herramienta es la historia clínica, ser cuidadoso con la anamnesis y preguntar los síntomas cutáneos como urticaria angioedema.

Una situación que estamos viendo cada vez más es el síndrome de alergia oral, el paciente come melocotón, kiwi o piña y comienza a sentir picor en la mucosa oral. Es preciso saber que los alimentos no producen picor, de manera que eso debe ser estudiado porque puede ser una reacción alérgica. Esto suele ser la primera manifestación.

La dermatitis atópica es la enfermedad cutánea que cada vez estamos viendo más y va dentro de lo que llamamos la marcha alérgica, el niño empieza con dermatitis atópica, eccema en pliegues, alergia alimentaria, después la rinitis alérgica, y después el asma.

También puede haber síntomas digestivos (vómitos, diarreas), síntomas respiratorios (rinitis, asma), conjuntivitis, y la reacción más grave es la anafilaxia (engloba manifestaciones cutáneas, digestivas, respiratorias, cardiacas con hipotensión, taquicardia e incluso puede producir la muerte del paciente).

Hay que recoger datos en cuanto a la aparición de los síntomas, el tiempo de aparición, la gravedad, cuándo aparecen, y el tiempo trascurrido.

Hay que preguntar por el alimento, cómo estaba preparado, la cantidad que se había comido, si antes se había tolerado y puede haber fenómenos de reactividad cruzada: los pacientes con alergia al polen pueden tener alergia a frutas y los que tiene alergia a los ácaros del polvo tienen más alergia a crustáceos.

Hay que insistir en la situación del paciente, la edad y las circunstancias acompañantes como ejercicio físico. Cada vez estamos viendo más pacientes que cuando toman determinado alimento y hacen ejercicio físico presentan reacciones anafilácticas graves, es un cuadro llamado anafilaxia inducida por ejercicio físico dependiente de alimentos como frutas, cereales o la harina de una pizza.

Las pruebas más sencillas rápidas y fiables son las cutáneas, la que habitualmente hacemos es la prueba de Prick o intradérmica, en la que usamos una serie de alérgenos estandarizados. Se hace en la cara anterior del antebrazo y en sólo 15 minutos tenemos un diagnóstico cualitativo, porque no se mide el nivel de Ig E, para ello recurrimos a las técnicas in vitro: determinación de Ig E total y específica mediante diferentes técnicas aunque podemos medir otros mediadores como por ejemplo la triptasa (que nos indica la activación del mastocito) o la proteína catiónica del eosinófilo (que nos indica la activación del eosinófilo).

Las pruebas de intolerancia a alimentos miden anticuerpos tipo Ig G, que indican exposición no sensibilización, por lo que a todos nos saldrían positivas. Por ello desde hace años los alergólogos no utilizamos estas pruebas y sin embargo hay una campaña de uso y abuso de esta prueba actualmente, pero consideramos que no tiene ninguna rentabilidad.

Sí que la tiene la determinación de Ig E, que sí media la reacción de hipersensibilidad de Gell y Coombs. En la actualidad podemos hacer mediante unos chips (hasta 100 alérgenos inhalatorios, alimentarios para las proteínas de frutas, crustáceos, pescados, leche o huevos) un mapa molecular del grado de sensibilización del paciente y eso nos orienta de forma definitiva.

Hay otras pruebas diagnosticas como la dieta de eliminación, quitar el alimento sospechoso. Esto se hace sobre todo en los niños y para tener la certeza la prueba gold estándar sería la prueba de provocación controlada con alimentos que debe realizarse en medio hospitalario y debe hacerse si pensamos que puede tolerar el alimento o si dudamos de las pruebas previas. Pero no se debe hacer en pacientes que puedan tener una reacción grave y no se pueda usar la adrenalina (un paciente que usa betabloqueantes que van a hacer que no respondan a la adrenalina) o si hay embarazo.

Estas pruebas deben hacerse cuando el paciente está asintomático. Se debe suspender la medicación que puede enmascarar la reacción y hay diferentes formas de administrarla (abierta, simple ciego, doble ciego controlada por placebos). Se pueden utilizar técnicas de enmascaramiento sobre todo en el caso de los niños.

Un mismo alérgeno puede producir síntomas en función de cómo se exponga el sujeto al alimento, por ejemplo un paciente alérgico al pescado o a crustáceos solamente la inhalación de los vapores cuando se están cocinando puede provocar una crisis de asma. Al ingerir pescado puede tener un cuadro de urticaria, o de anafilaxia, o el paciente alérgico al melocotón, al comer melocotón puede presentar un cuadro de angioedema simplemente por contacto con la piel del melocotón.

Alergias en niños

Los principales alimentos que producen alergias en los niños son las proteínas de leche (lactoalbumina, caseína, beta lactoglobulina); las proteínas de huevo (ovoalbúmina, ovomucoide), es más alergénica la clara que la yema; los pescados (es más frecuente en los pescados blancos ); y las frutas (melocotón y manzana).

Alergias en adultos

En los adultos en el área mediterránea predomina la alergia al melocotón y la familia de las rosáceas; los frutos secos, el cacahuete (en realidad es una leguminosa) es el que produce más reacciones, después la nuez y la castaña; y los crustáceos.

Hay que resaltar que es muy raro que un paciente tenga sólo alergia alimentaria y lo habitual es que tenga otras alergias cutáneas o respiratorias.

Tratamiento

El tratamiento es la evitación del alimento. Y como tratamiento sintomático los antihistamínicos y corticoides.

En la actualidad si el paciente no evoluciona favorablemente, en caso de los niños, podemos inducir una tolerancia oral a leche y huevo, y también tenemos disponible en el mercado inmunoterapia, por ejemplo, para los alérgicos al melocotón.

Asimismo es fundamental la educación de los pacientes. Disponemos de un nuevo tratamiento, los autoinyectores de adrenalina, y los pacientes con reacciones anafilácticas deben estar entrenados en el uso de estos autoinyectores.

Aditivos

Hay multitud de sustancias que pueden producir reacciones adversas. A la cabeza están los sulfitos presentes en las bebidas alcohólicas o el glutamato monosódico que produce el síndrome del restaurante chino.

La definición de la Unión Europea de aditivo alimentario la podemos resumir en que se trata de un ingrediente adicionado intencionadamente a los alimentos con el objetivo de modificar alguna de sus características, sin el propósito de nutrir, y que se encuentra en el producto acabado. Deben de constar en el etiquetado.

Contaminantes

Los contaminantes serían sustancias exógenas del alimento que de forma no voluntaria se encuentran en ellos y que pueden producir efectos indeseables o tóxicos en el consumidor.

Anisakis

Se trata de un parásito del pescado. En el año 95 se relacionó con cuadros de anafilaxia. La mayoría de nosotros hemos comido anisakis muertos, el problema es cuando los ingerimos vivos, porque es entonces cuando pueden producirse los diferente cuadros alérgicos.

L a alergia al anisakis se puede prevenir muy fácilmente, sencillamente cocinando bien el pescado.

Reactividad cruzada

Los ejemplos son:

-Las profilinas en pólenes y alimentos vegetales.

-Tropomiosoina en ácaros y crustáceos.

-Lipocalina en epitelios de animales.

Hay un síndrome de alergia al látex- frutas que cada vez vemos menos porque en muchos medios hospitalarios se ha reducido la utilización del látex.

Diagnóstico molecular

LTPs proteínas (proteínas trasportadoras de lípidos) son las responsables de las reacciones más graves en la alergia alimentaria, sobre todo en el caso de las frutas (en concreto del melocotón).

Conclusiones

-Las reacciones adversas por alimentos constituyen una patología de prevalencia en aumento.

-El principal reto de la Alergología en el siglo XXI es comprender la complejidad de las diferentes enfermedades alérgicas, identificar los mecanismos responsables para mejorar la prevención el diagnostico y el tratamiento.

-Hemos de evolucionar hacia la medicina predictiva, preventiva, personalizada y participativa. Los pacientes tienen que jugar un papel activo.

-El diagnóstico molecular es una nueva herramienta que permite el diagnóstico personalizado y aproximado a cada paciente.

-La inducción de tolerancia oral y la inmunoterapia específica con alimentos son nuevas herramientas terapéuticas en casos muy seleccionados.

Por último hacer alusión a la Asociación Española de padres y niños con alergia a alimentos (www.aepanaa.es) ya que contiene mucha información.

Demasiada comida rápida se relaciona con asma y eccema en niños

Tres o más porciones semanales estaban vinculadas a un 39 por ciento más de riesgo de asma grave entre los adolescentes y un 27 por ciento más de riesgo entre los niños, así como a la gravedad de la rinitis y el eccema, en general, según las conclusiones, basadas en datos de más de 319.000 niños de entre 13 y 14 años de 107 centros de 51 países, y más de 181.000 de 6 y 7 años de 64 centros de 31 países.

Todos los participantes estuvieron involucrados en el Estudio Internacional de Asma y Alergias en la Infancia (ISAAC), un proyecto de investigación en colaboración con más de 100 países y casi dos millones de niños, lo que lo convierte en uno de los más grandes de su tipo. Los adolescentes y los padres de los niños fueron preguntados formalmente sobre si habían tenido síntomas de asma (sibilancias), rinoconjuntivitis (que produce una nariz que moquea o bloqueada acompañada de picazón en los ojos y lagrimeo) y eccema, y por su dieta semanal.

Las preguntas se centraron especialmente en la severidad de los síntomas en los últimos 12 meses, incluyendo la frecuencia y la interferencia con la vida diaria y/o patrones de sueño y ciertos tipos de alimentos que ya están vinculados a efectos protectores o perjudiciales: carne, pescado, frutas y verduras, legumbres, cereales, pan y pastas, arroz, mantequilla, margarina, nueces, patatas, leche, huevos y comida rápida/hamburguesas. El consumo se clasificó como: nunca, de vez en cuando, una o dos veces por semana y tres o más veces a la semana.

Después de tener en cuenta otros factores que pueden influir en los resultados, el análisis mostró que la comida rápida era el tipo de alimento que muestra las mismas asociaciones a través de ambos grupos de edad, lo que llevó a los autores a sugerir que “tal consistencia añade algo de peso a la posible causalidad de la relación”.

De hecho, se asoció con los síntomas actuales y graves de las tres condiciones entre los adolescentes, en todos los centros de los países participantes, independientemente del sexo o los niveles de riqueza. El patrón de los niños fue menos claro, pero una dieta de comida rápida se relacionó todavía con síntomas en todos los centros, excepto para el eccema actual y los países más pobres, a excepción del asma actual y grave, diferencia que podría tener que ver con el hecho de que los niños tienen menos opciones acerca de la elección de alimentos.

La fruta pareció ser protectora en ambos grupos de edad en todos los centros de las tres condiciones entre los niños y para sibilancias actuales y rinitis graves y entre los adolescentes. Comer tres o más porciones por semana se asoció con una reducción en la gravedad de los síntomas de entre el 11 y el 14 por ciento entre los adolescentes y los niños, respectivamente.

Los autores sugieren que hay explicaciones plausibles de los resultados: la comida rápida contiene altos niveles de ácidos grasos saturados y trans, que se sabe que afectan la inmunidad, mientras que la fruta es rica en antioxidantes y otros compuestos beneficiosos. No obstante, los investigadores destacan que sus resultados no prueban una relación causa-efecto, pero sí llaman a una investigación adicional.

“Si la asociación entre la comida rápida y la prevalencia de síntomas de asma, rinoconjuntivitis y eccema es causal, los resultados tienen gran importancia para la salud pública debido al aumento del consumo de comida rápida a nivel mundial”, concluyen.

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La obesidad infantil también causa problemas de salud a corto plazo

Un estudio de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), en Estados Unidos, ha revelado que, más allá de los efectos a largo plazo, la obesidad infantil también puede tener consecuencias inmediatas para la salud de los niños, tales como el doble de riesgo de sufrir más problemas médicos, mentales y de desarrollo.

Además, y según publicará próximamente la revista Academic Pediatrics, los niños con sobrepeso tienen un riesgo 1,3 veces mayor de padecer estos problemas, tras haber comparado un grupo de niños con sobrepeso y obesidad con otro que no tenían ningún problema de peso.

“Los resultados deberían servir como una llamada de atención para los médicos, los padres y los profesores, que deben estar mejor informados sobre el riesgo de otros problemas de salud asociados con la obesidad infantil”, ha defendido Neal Halfon, director del Center for Healthier Children, Families and Communities de UCLA y autor del estudio.

El progresivo incremento de la obesidad infantil en las dos últimas décadas ya ha propiciado un aumento paralelo de otras patologías, como el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), el asma y los problemas de aprendizaje.

La nueva investigación de UCLA, basada en la población infantil de Estados Unidos, ofrece el primer perfil nacional completo de las asociaciones entre el peso y una amplia gama de afecciones de salud asociadas o comorbilidades que los niños sufren durante la infancia.

En general, el equipo halló que los niños obesos eran más propensos que los que padecen sobrepeso a tener peor salud, más discapacidad, una mayor tendencia a sufrir problemas emocionales y de conducta, mayores tasas de fracaso escolar, TDAH, trastorno de conducta, depresión, problemas de aprendizaje, retraso en el desarrollo, problemas óseos, articulares y musculares, asma, alergias, dolores de cabeza, e infecciones del oído.

Para constatarlo utilizaron la Encuesta Nacional de Salud Infantil de 2007, analizando los datos de casi 43.300 niños de entre 10 y 17 años. Se evaluó la asociación entre el peso y 21 indicadores de la salud general, el funcionamiento psicosocial y los trastornos específicos de salud. De los niños que participaron en el estudio, el 15 por ciento tenía sobrepeso (índice de masa corporal, IMC, entre los percentiles 85 y 95), y el 16 por ciento eran obesos (con un IMC en el percentil 95 o superior).

Los investigadores de UCLA apuntan que el continuo cambio de las condiciones de la infancia puede acabar modificando algunas condiciones crónicas de la infancia, probablemente relacionado con décadas de cambios apreciados en el entorno social y físico en el que los niños viven, aprenden y juegan. Por ello, proponen que los esfuerzos de prevención de la obesidad vayan dirigidos a estas influencias sociales y ambientales, y que los niños sean evaluados y gestionados por las condiciones comórbidas.

“La obesidad podría ser la causa de la comorbilidad, o tal vez la co-morbilidad está causando la obesidad, o ambos podrían ser causados por algún otro tercer factor no medido”, afirmó Halfon.