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Investigan un sistema para diagnosticar alergias a cientos de alimentos con una gota de sangre

El objetivo de este proyecto, en consorcio con diferentes empresas e instituciones europeas y financiado por la CE, es la fabricación de un instrumento de bajo coste basado en biosensores fotónicos para el diagnóstico rápido de alergias a alimentos.

Los expertos explican que alergias alimentarias sin diagnosticar y la adopción de dietas inadecuadas son factores que pueden “menguar notablemente la calidad de vida de las personas, llegando incluso a producir la muerte”. Más de quince millones de personas en Europa sufren alergias a los alimentos -incluyendo el seis por ciento de los niños- y esta cifra crece de “manera progresiva con un gran coste social y económico”.

Sin embargo, los tests de alergia más comunes son pruebas “caras y traumáticas especialmente para los niños, además de suponer un riesgo a reacciones adversas”, según señala Daniel Hill, coordinador de POSITIVE -como se denomina el proyecto- e investigador del grupo UMDO (Unidad de Materiales y Dispositivos Optoelectrónicos) del Instituto de Ciencia de los Materiales de la Universitat de València.

Por ello, pretenden conseguir “una máquina para detectar la alergia a los alimentos, rápida, efectiva y segura, en la consulta de cada pediatra, de forma que se puedan realizar pruebas durante los primeros años de vida”. Para ello, la tecnología incorporada permitirá, por una parte, efectuar el análisis con una sola gota de sangre, facilitando la extracción, sobre todo en el caso de los niños; y por otra, proporcionará un volumen de información “mucho mayor para la obtención de un diagnóstico más preciso”.

Hill ha explicado que el instrumento estará listo para empezar los ensayos clínicos con pacientes a partir del mes de junio, y las pruebas tendrán lugar en el Hospital de la Universitaets Medizin Berlin (Alemania). “Según nuestros cálculos, a partir de los bioensayos realizados con muestras de moléculas no humanas, el prototipo final será capaz de obtener hasta diez mediciones diferentes de alergias alimentarias”, señala Hill.

Tecnología

POSITIVE es un proyecto multidisciplinar centrado en el desarrollo de un sistema de biosensores de alta tecnología y orientado al reconocimiento de biomoléculas de los pacientes sintomáticos de reacción alérgica a alimentos. El sistema combina diferentes componentes tecnológicos, algunos de los cuales aparecen publicados en diferentes revistas científicas que muestran múltiples aplicaciones en diferentes campos como, por ejemplo, el análisis de marcadores de sangre o los laboratorios de filtrados.

Desde la obtención de una determinada membrana porosa de comportamiento fluídico y con funciones de biosensor, el primer material polimérico desarrollado especialmente para dispositivos de microfluidos, o un nuevo módulo para el filtrado de sangre que salva determinados problemas y mejora los sistemas anteriores, hasta un instrumento de medición más estable, una patente en recubrimiento de polímeros y un cartucho desechable para la detección de biomoléculas responsables de reacciones alérgicas configurarán este primer instrumento funcional que estará construido en febrero de 2013.

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Tomar una decisión a tiempo es clave para el adecuado control de la enfermedad inflamatoria intestinal

En nuestro país existe “una buena organización de la asistencia a los pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal, que se concentra en unidades especializadas bajo la organización del Sistema Nacional de Salud”, explicó el Dr. Julián Panés, del Servicio de Gastroenterología del Hospital Clínic de Barcelona durante el encuentro Leading Change in IBD (Abriendo camino hacia el cambio en la EII – enfermedad inflamatoria intestinal).

Sin embargo, y a pesar de esta afirmación, el Dr. Panés recalcó que, “es necesario mejorar la detección precoz de los casos, ya que una proporción no despreciable de pacientes sufre retrasos en el establecimiento del diagnóstico, con el consiguiente riesgo de padecer complicaciones”. Asimismo, “se debe mejorar la monitorización del paciente para la detección de actividad y de respuesta terapéutica, identificando precozmente a los pacientes no respondedores al tratamiento para introducir otras posibles opciones terapéuticas”.

Por ello, subrayó el Dr. Panés, “en la enfermedad inflamatoria intestinal (EII), las decisiones tomadas a tiempo son una de las principales claves para el adecuado control de la enfermedad”.

Avances en el manejo de la Enfermedad Inflamatoria Intestinal

Para todos los especialistas, conseguir el mejor estado de salud para cada paciente dentro de la Unidad de EII, es su objetivo principal. “Esto implica no sólo el control de los síntomas, sino también la curación de las lesiones inflamatorias ya que, cuando éstas persisten, aun en ausencia de síntomas, pueden conducir a la aparición de complicaciones, entre las que se incluyen fístulas, estenosis o cáncer”, recordó.

En España, la evolución en los procesos de detección de la enfermedad y en el estudio de la actividad de la misma, sus complicaciones y el daño, ha llegado hasta el desarrollo de la resonancia magnética (RM), lo que ha constituido un gran cambio en el manejo del paciente con EII. Según explicó el especialista, “la resonancia magnética ha constituido un avance altamente relevante, ya que permite una objetivación de la curación de las lesiones que provoca la enfermedad inflamatoria intestinal (EII) y, a diferencia de la tomografía computarizada (TC), ésta está libre de irradiación y puede ser utilizada sin restricciones a lo largo del curso de la enfermedad, además de contar con una alta precisión diagnóstica para la detección de complicaciones”.

Futuras tendencias en el abordaje de la EII

En el futuro -aseguró el doctor Panés- “asistiremos a un desarrollo de métodos no invasivos para la monitorización de la actividad de la enfermedad inflamatoria intestinal en el área de los biomarcadores y de las técnicas de imagen. La capacidad de pronóstico que realizan los estudios genéticos en cuanto al curso de la enfermedad o la respuesta terapéutica, de momento se ha mostrado baja, quizás porque en estas enfermedades juegan también un papel importante los factores ambientales, que son muy difíciles de controlar”.

Además, subrayó que “el desarrollo de fármacos se dirige hacia la producción de medicamentos más eficaces a los que se pueden asociar predictores específicos de respuesta. Debemos también desarrollar estudios encaminados a determinar cuáles son las mejores estrategias terapéuticas para conseguir cambios efectivos en el curso de la enfermedad, más dirigidas hacia los tratamientos individualizados”, concluyó.

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Navidades, la peor época para los alérgicos a alimentos

Las fechas navideñas sirven de excusa a la mayor parte de los ciudadanos para reunirse con sus familiares y amigos en torno a una mesa repleta de comida. No obstante, y aunque es un momento de celebración, estas reuniones pueden ser peligrosas ya que es cuando más reacciones alérgicas a los alimentos se producen, especialmente entre los niños y los jóvenes.

Y es que, en una mesa navideña no suelen faltar los turrones y mazapanes -hechos en su mayoría a base de frutos secos y huevos-, frutas -como por ejemplo la uva-, pescados y marisco que se caracterizan por ser bastante alergénicos para un determinado grupo de la población.

“Estas alergias se producen durante todo el año, aunque en Navidad se suelen dar más reacciones debido, entre otras cosas, a que en estas fechas existe una combinación de diferentes factores que provocan alergias como, por ejemplo, comer alguno de estos alimentos mientras se está tomando una copa o se está bailando. Estos factores pueden aumentar la expresión clínica de una reacción alérgica”, ha comentado a Europa Press la vicepresidenta de comunicación de la Academia Europa de Alergia e Inmunología Clínica (EAACI, por sus siglas en inglés), Victoria Cardona.

De hecho, a nivel general, estudios llevados a cabo por la EAACI demuestran que el número de reacciones alérgicas y “shocks” anafilácticos -reacciones graves- han aumentando de forma considerable en los últimos diez años. Además, se estima que en la próxima década más de la mitad de la población europea estará expuesta a la aparición de alguna forma de alergia durante su vida.

En este sentido, la doctora ha informado de que si se realiza una encuesta, el 30 por ciento de las personas asegurará que es alérgica a algún tipo de alimento, mientras que cuando se hacen los análisis por parte de un alergólogo se demuestra que de todas ellas, sólo entre el “uno y el dos por ciento” tiene algún tipo de alergia.

Más de 120 alimentos potencialmente alergénicos

Es más, la EAACI ha informado de que actualmente hay más de 120 alimentos identificados como potenciales desencadenantes de reacciones alérgicas que, especialmente, afectan a la población con edades comprendidas entre los 15 y los 24 años dado que este colectivo tiene una tendencia mayor a asumir riesgos a la hora de llevar a cabo un autoinyector, evitar alimentos y analizar potenciales contingencias en situaciones especiales.

No obstante, la doctora Cardona ha subrayado que las personas más propensas a sufrir un episodio alergénico son las que ya han tenido problemas anteriormente y que, incluso, tengan antecedentes familiares con este mismo problema. En este sentido, la experta ha matizado que estas patologías suelen afectar “un poco más” a las mujeres.

En concreto, los principales síntomas de estas alergias suelen ser las erupciones cutáneas con enrojecimiento y picor; hinchazón de ojos, labios, manos y pies; estrechamiento de las vías respiratorias que pueden causar sibilancias y dificultad respiratoria; sensación de ocupación de espacio dentro de la garganta; caída brusca de tensión arterial que puede producir mareos o sensación de inestabilidad; náuseas y vómitos; sensación de boca metálica; e irritación, enrojecimiento y picor de ojos.

“El 80 por ciento son síntomas cutáneos que suelen empezar por picores en las palmas de las manos y en las plantas de los pies y que, después se generaliza provocando urticaria o hinchazón de labios y párpados”, ha comentado la vicepresidenta de comunicación de EAACI. Ahora bien, hay casos en los que se producen reacciones alérgicas graves que, en ciertas situaciones, pueden provocar la muerte aunque, según ha apostillado Cardona, son casos “muy poco frecuentes”.

Recomendaciones para evitar estas reacciones

Pese a que lo más recomendable es mirar y conocer los alimentos que a uno mismo le producen alergia para evitar que se produzca una reacción, la experta ha destacado la importancia de que los pacientes que ya han sido diagnosticados lleven siempre un “kit” que les haya recomendado su médico para casos de emergencia.

Según un reciente estudio, publicado en la revista de la EAACI Clinical and Translational Allergy, los viajes al extranjero son un factor de riesgo y preocupación para aquellos que padecen alergias. En el mismo, un 9 por ciento de los encuestados señala reacciones adversas en los aviones.

En la investigación también se indica que sólo el 38 por ciento de los pacientes que requirieron un tratamiento especial han obtenido respuesta satisfactoria por parte de la línea aérea. Además, otro de los puntos que se señalan en el estudio, tiene que ver con la legislación insuficiente en materia de etiquetado de alimentos -fuera de la Unión Europea-.

Y es que, si a este hecho, se añade que el paciente no habla la lengua del país de acogida, se produce claramente una limitación de las posibilidades de viajar del paciente. Por este motivo, la experta ha destacado la importancia que tiene que los alérgicos lleven consigo siempre de viaje un informe en inglés en el que se especifiquen los alimentos a los que son alérgicos.

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Los plaguicidas presentes en el agua del grifo pueden provocar alergias a los alimentos

Los pesticidas del agua del grifo pueden tener parte de culpa en el aumento de las alergias a los alimentos, según un nuevo estudio publicado en la revista Annals of Allergy, Asthma & Immunology. Los investigadores detectaron que los altos niveles de diclorofenoles, un químico usado en pesticidas y para clorar el agua, cuando se encuentran en el cuerpo humano, están asociados con alergias alimentarias.

“Nuestra investigación muestra que los niveles elevados de diclorofenol que contienen los pesticidas posiblemente pueden debilitar la tolerancia alimentaria en algunas personas, causando alergia a los alimentos”, dijo la especialista en alergias Elina Jerschow, miembro del Colegio Americano de Alergia, Asma e Inmunología (ACAAI, en sus siglas en inglés) y autora principal de la investigación.

Diclorofenol es una sustancia química que se encuentra comúnmente en los pesticidas utilizados por los agricultores y los consumidores de insectos y productos de control de malezas, así como en el agua del grifo, según explica Jerschow.

Entre los 10.348 participantes en la Encuesta Nacional sobre Salud y Nutrición de Estados Unidos de 2005-2006, 2.548 tenían diclorofenoles medidos en la orina, de los cuales, 2.211 se incluyeron en este estudio. En 411 de estos participantes se encontró que tenían alergia alimentaria, mientras que 1.016 tenían una alergia ambiental.

“Los resultados de nuestro estudio sugieren que estas dos tendencias podrían estar vinculadas y que el uso creciente de pesticidas y otros productos químicos se asocia con una mayor prevalencia de alergias a los alimentos”, añade la investigadora principal.

Aunque pudiera parecer que optar por agua embotellada en lugar de agua del grifo podría ser una manera de reducir el riesgo de desarrollar una alergia, existen otras fuentes de diclorofenol, como plaguicidas para frutas y verduras, que, según los científicos, “pueden jugar un papel más importante en la causa de alergia a los alimentos”.

Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, se observó un aumento de alergia a los alimentos de un 18 por ciento entre 1997 y 2007, siendo los alérgenos alimentarios más comunes la leche, los cacahuetes, los huevos, el trigo, las nueces, la soja, el pescado y los mariscos.

Los síntomas de alergia a alimentos pueden variar desde una erupción leve hasta una reacción potencialmente mortal llamada anafilaxia, por lo que la ACAAI aconseja a todos aquellos que padezcan alguna alergia alimentaria que lleven siempre dos dosis de epinefrina recetada por el alergólogo, ya que un retraso en su administración es común en las muertes por reacciones alérgicas alimentarias severas.

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Aditivos, contaminantes y alergias alimentarias

Recogemos la intervención de D. Tomás Chivato Pérez durante de Mesa Redonda Entorno alimentario y situaciones especiales en el marco de la Jornada Interacciones Dieta y Xenobióticos en el Siglo XXI, organizada por la Cátedra Tomás Pascual Sanz – Universidad San Pablo CEU.

Acceda a la transcripción de la ponencia

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Los niños con psoriasis pueden ser más propensos al sobrepeso

Así se desprende de un estudio de la Universidad de Northwetern, en Chicago (Estados Unidos), realizado con más de 600 niños de nueve países y publicado en Archives of Dermatology.

Los investigadores examinaron la asociación entre el exceso de adiposidad (índice de masa corporal [IMC] percentil) y la adiposidad central (percentil de la circunferencia de la cintura y el cociente cintura-altura) con la severidad de la psoriasis pediátrica en un estudio multicéntrico, transversal, de 409 niños con psoriasis y 205 niños control de nueve países entre 2009 y 2011.

El exceso de adiposidad corporal (IMC = percentil 85) se produjo en el 37,9 por ciento de los niños con psoriasis frente a un 20,5 por ciento de los niños del grupo control pero no difieren en severidad de la psoriasis. La circunferencia de la cintura por encima del percentil 90 se produjo en el 9,3 por ciento de los niños en el grupo de control, 14 por ciento en el grupo de la psoriasis leve y el 21,2 por ciento en el grupo de psoriasis grave, internacionalmente.

Además, el índice cintura-altura fue significativamente mayor en los niños con psoriasis (0,48 por ciento) frente a aquellos en el grupo control (0,46 por ciento) pero no difirió mucho en relación a la severidad de la psoriasis. “En conclusión, los niños con psoriasis a nivel internacional, independientemente de la gravedad, son más propensos a tener sobrepeso u obesidad y por lo tanto están en mayor riesgo de complicaciones relacionadas con el exceso de adiposidad”, escriben los autores.

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Los niños con psoriasis pueden ser más propensos al sobrepeso

Así se desprende de un estudio de la Universidad de Northwetern, en Chicago (Estados Unidos), realizado con más de 600 niños de nueve países y publicado en Archives of Dermatology.

Los investigadores examinaron la asociación entre el exceso de adiposidad (índice de masa corporal [IMC] percentil) y la adiposidad central (percentil de la circunferencia de la cintura y el cociente cintura-altura) con la severidad de la psoriasis pediátrica en un estudio multicéntrico, transversal, de 409 niños con psoriasis y 205 niños control de nueve países entre 2009 y 2011.

El exceso de adiposidad corporal (IMC = percentil 85) se produjo en el 37,9 por ciento de los niños con psoriasis frente a un 20,5 por ciento de los niños del grupo control pero no difieren en severidad de la psoriasis. La circunferencia de la cintura por encima del percentil 90 se produjo en el 9,3 por ciento de los niños en el grupo de control, 14 por ciento en el grupo de la psoriasis leve y el 21,2 por ciento en el grupo de psoriasis grave, internacionalmente.

Además, el índice cintura-altura fue significativamente mayor en los niños con psoriasis (0,48 por ciento) frente a aquellos en el grupo control (0,46 por ciento) pero no difirió mucho en relación a la severidad de la psoriasis. “En conclusión, los niños con psoriasis a nivel internacional, independientemente de la gravedad, son más propensos a tener sobrepeso u obesidad y por lo tanto están en mayor riesgo de complicaciones relacionadas con el exceso de adiposidad”, escriben los autores.

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Los niños con psoriasis pueden ser más propensos al sobrepeso

Así se desprende de un estudio de la Universidad de Northwetern, en Chicago (Estados Unidos), realizado con más de 600 niños de nueve países y publicado en Archives of Dermatology.

Los investigadores examinaron la asociación entre el exceso de adiposidad (índice de masa corporal [IMC] percentil) y la adiposidad central (percentil de la circunferencia de la cintura y el cociente cintura-altura) con la severidad de la psoriasis pediátrica en un estudio multicéntrico, transversal, de 409 niños con psoriasis y 205 niños control de nueve países entre 2009 y 2011.

El exceso de adiposidad corporal (IMC = percentil 85) se produjo en el 37,9 por ciento de los niños con psoriasis frente a un 20,5 por ciento de los niños del grupo control pero no difieren en severidad de la psoriasis. La circunferencia de la cintura por encima del percentil 90 se produjo en el 9,3 por ciento de los niños en el grupo de control, 14 por ciento en el grupo de la psoriasis leve y el 21,2 por ciento en el grupo de psoriasis grave, internacionalmente.

Además, el índice cintura-altura fue significativamente mayor en los niños con psoriasis (0,48 por ciento) frente a aquellos en el grupo control (0,46 por ciento) pero no difirió mucho en relación a la severidad de la psoriasis. “En conclusión, los niños con psoriasis a nivel internacional, independientemente de la gravedad, son más propensos a tener sobrepeso u obesidad y por lo tanto están en mayor riesgo de complicaciones relacionadas con el exceso de adiposidad”, escriben los autores.

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Los niños con psoriasis pueden ser más propensos al sobrepeso

Así se desprende de un estudio de la Universidad de Northwetern, en Chicago (Estados Unidos), realizado con más de 600 niños de nueve países y publicado en Archives of Dermatology.

Los investigadores examinaron la asociación entre el exceso de adiposidad (índice de masa corporal [IMC] percentil) y la adiposidad central (percentil de la circunferencia de la cintura y el cociente cintura-altura) con la severidad de la psoriasis pediátrica en un estudio multicéntrico, transversal, de 409 niños con psoriasis y 205 niños control de nueve países entre 2009 y 2011.

El exceso de adiposidad corporal (IMC = percentil 85) se produjo en el 37,9 por ciento de los niños con psoriasis frente a un 20,5 por ciento de los niños del grupo control pero no difieren en severidad de la psoriasis. La circunferencia de la cintura por encima del percentil 90 se produjo en el 9,3 por ciento de los niños en el grupo de control, 14 por ciento en el grupo de la psoriasis leve y el 21,2 por ciento en el grupo de psoriasis grave, internacionalmente.

Además, el índice cintura-altura fue significativamente mayor en los niños con psoriasis (0,48 por ciento) frente a aquellos en el grupo control (0,46 por ciento) pero no difirió mucho en relación a la severidad de la psoriasis. “En conclusión, los niños con psoriasis a nivel internacional, independientemente de la gravedad, son más propensos a tener sobrepeso u obesidad y por lo tanto están en mayor riesgo de complicaciones relacionadas con el exceso de adiposidad”, escriben los autores.

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Alergólogos españoles desarrollan un chip para el diagnóstico de alergias alimentarias

Se trata de un dispositivo pionero en España, ya que, además de su mayor capacidad, este chip diagnóstico se ha adaptado a la población que reside en España, a diferencia de otras plataformas existentes ya comercializadas y diseñadas para la población de países centroeuropeos. Esta es una gran ventaja ya que los alimentos o componentes alimentarios que inducen a alergias en la población en España son diferentes a los que las producen en centroeuropa.

Este sistema diagnóstico y de investigación va a permitir disponer de una gran fuente de proteínas alimentarias purificadas y naturales, extraídas directamente de los alimentos u obtenidas en laboratorio mediante técnicas de ingeniería genética.

Ello va a permitir, además, desarrollar una línea de trabajo que determine, de forma precisa, el tipo de alergia que tiene el individuo, y seleccionar aquellos pacientes que puedan ser candidatos a posibles vacunas, como el caso de la alergia al melocotón, uno de los frutos que con mayor frecuencia están implicados en alergias alimentarias.

Mediante una muestra de sangre

El análisis se realiza mediante una pequeña muestra de sangre y permite testar un centenar de proteínas diferentes y usar las más relevantes o con mayor capacidad de inducir alergias en la población española.

Mientras que en la edad infantil las alergias más frecuentes son las derivadas de las proteínas de la leche, el huevo y el pescado, en los jóvenes y en adultos son las de origen vegetal, tales como verduras, frutas (melocotón, manzana, pera o albaricoque) y frutos secos (cacahuetes y avellanas).

Este dispositivo también permite estudiar otro tipo de reacciones inmunológicas como las que ocurren en pacientes con manifestaciones gastrointestinales producidas por alimentos en donde participan mecanismos inmunológicos, y va a suponer grandes ventajas, pues hay muchos individuos con dietas muy restrictivas, o personas que continúan con manifestaciones alérgicas, porque hay muchas proteínas comunes similares que se confunden.

Precisión del chip y desarrollo de vacunas

Además, la precisión del chip va a impulsar la investigación dirigida al desarrollo de vacunas, ya que se podrá conocer con exactitud el grupo de alimentos a que se es alérgico, la proteína concreta y qué tipo de vacuna puede ser válida, o si no hay vacuna posible.

La tecnología para el desarrollo del chip está siendo puesta a punto en el laboratorio de investigación del hospital malagueño, que utiliza equipos propios y con tecnología abierta que permitan tener una gran versatilidad en su manejo.

Este proyecto está auspiciado por la Red Nacional para el Estudio de Alergias, coordinada por el director de la Unidad de Gestión Clínica de Alergia, Miguel Blanca.

Por otro lado, el Departamento de Arquitectura de Computadores de la Universidad de Málaga, la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos de la Universidad Politécnica de Madrid y el departamento de Química Orgánica de la Universidad Complutense han colaborado en el desarrollo de la tecnología, que está financiada por el Instituto de Salud Carlos III.

Tomar probióticos no condiciona la aparición de alergias en la infancia

Hasta ahora, los probióticos han sido considerados comúnmente útiles para algunos niños, aunque su beneficio siempre ha sido “muy leve”, señala la gastroenteróloga pediátrica del Hospital de Niños de Los Ángeles (Estados Unidos), la doctora Sonia Michail, que no ha participado en este trabajo. Sin embargo, ahora esta ventaja ha quedado reducida a cero tras la presentación de estos resultados.

En concreto, han participado en este estudio 123 bebés que ahora son niños, y que han estado bajo el cuidado y la observación del equipo de investigación liderado por la profesora de la Universidad de Perth, la doctora Marie P. Jensen. Así, a la mitad de los bebés se les administró un suplemento diario durante los primeros seis meses de vida, mientras que al otro 50 por ciento se le dio placebo.

El hecho de que las madres de todos los participantes hayan sido alérgicas en el pasado, da a éstos un alto riesgo de padecer alergias, algo que se demostró en el periodo de entre uno y dos años y medio desde el comienzo del proyecto cuando los bebés enfermaron sin presentar diferencias entre ambos grupos.

Tras ello, se realizó una nueva comprobación a los cinco años, momento en el cual tampoco se mostró ningún efecto positivo de estos suplementos. Y es que, el 44 por ciento de los 66 niños que habían recibido probióticos en la infancia desarrolló alguna alergia, tanto por ciento parecido al del grupo de placebo, que se situó en un 38 por ciento.

Por todo ello, los expertos de la Universidad de Perth concluyen que estos microorganismos vivos que habitan los intestinos y se suelen agregar a ciertos alimentos, como yogures y leches fermentadas, no tienen incidencia alguna a la hora de evitar padecer una alergia. “Los resultados sorprenden”, concluye Michail.

Ejercicio, alcohol o antiinflamatorios son determinantes para activar algunas alergias alimentarias

El ejercicio físico, la ingesta de alcohol o los antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) presentan un importante papel como activadores de reacciones alérgicas alimentarias, tal como determinan los resultados recientemente publicados en la revista Allergy (European Journal of Allergy and Clinical Immunology).

La relación entre estos co-factores y las reacciones alimentarias era conocida anteriormente pero sólo había sido estudiada en casos individuales o series reducidas. “El trabajo pone de relieve la importancia de evaluar la acción de estos co-factores cuando se trate a pacientes con posibles reacciones alérgicas alimentarias”, afirma la doctora Victoria Cardona, responsable de la Sección de Alergología del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario Vall d”Hebron de Barcelona y miembro del grupo de investigación de enfermedades sistémicas del VHIR, donde se ha llevado a cabo la investigación.

El estudio ha recogido pruebas de 74 pacientes que presentaban alergias alimentarias inducidas por la acción de co-factores (ejercicio físico, ingesta de alcohol e ingesta de AINEs) durante las 2 horas anteriores a la ingesta del alimento sensibilizante y las 4 horas posteriores. Mientras en el 82,4% de los pacientes la ingesta aislada del alimento sensibilizante no provocaba síntomas o sólo reacciones alérgicas de carácter leve, normalmente urticaria, la intervención de alguno de los co-factores elevaba del 17,6% hasta el 85,1% el número de reacciones anafilácticas. El 58% de los casos estaban relacionados con la ingesta de AINEs, el 52,7% con el ejercicio y el 12,2% con la ingesta de alcohol y en algunos casos, combinados. El tiempo de aparición de los síntomas depende del tipo de co-factor, variando desde 75 minutos de media con los AINEs hasta los 10 minutos con el ejercicio.

En la mayoría de casos el alimento reactivo era algún tipo de derivado vegetal. Concretamente, el 91,7% de los casos presentaban sensibilidad a Pru p 3, una de las LTP más habituales, presente en frutas del grupo de las rosáceas, como el melocotón o la manzana. Las LTP o proteínas transportadoras de lípidos son proteínas de defensa vegetales que se encuentran ampliamente distribuidas en los tejidos de muchas frutas, semillas y pólenes y es uno de los alérgenos más habituales en adultos de la región mediterránea. Estas proteínas vegetales, a menudo, son responsables de reacciones cruzadas entre pólenes, vegetales y semillas. Las LTP mantienen su actividad alergénica incluso en alimentos procesados como jugos de fruta, vino o cerveza, ya que son muy estables tanto a variaciones térmicas como a procesos digestivos.

El aspecto más importante del estudio es que pone de manifiesto la importancia de los co-factores como inductores de reacciones alérgicas a diferentes alimentos. Por ejemplo, en el estudio, todos los casos de hipersensibilidad a la ingesta de AINEs, fueron producidos por la combinación con una comida con alimentos que contenían LTP o algún otro alérgeno, mientras que no presentaban síntomas si se evitaba el alimento sensibilizante. Según la doctora Cardona, “a menudo este tipo de reacciones alérgicas eran atribuidas al propio co-factor mientras que la verdadera causa, el alimento, pasaba desapercibida ya que quedaba enmascarada bajo la presencia del co-factor”. El estudio pone de relieve la conveniencia de incluir pruebas que combinen los alérgenos alimentarios con estos co-factores en los protocolos de diagnóstico alergológico. Además, “las líneas de trabajo futuras deberían estudiar el papel de otros co-factores como enfermedades, estrés, cansancio o la menstruación, que ya han sido descritos como potenciales inductores de reacciones alérgicas”, indica la doctora Cardona.

Las alergias alimentarias afectan alrededor del 6% de los adultos de países occidentales y son aún más frecuentes en niños. Se trata de reacciones adversas a alguna sustancia presente en los alimentos llamada alérgeno, generalmente una proteína que dispara los mecanismos de defensa inmunitarios con la aparición de anticuerpos del tipo inmunoglobulinas E (IgE). A menudo, el único tratamiento posible es evitar el alimento que contiene el alérgeno, pero es habitual que aparezcan reacciones cruzadas entre diferentes alimentos o entre polen y alimentos que contienen la misma proteína u otras de estructura similar, de manera que se va ampliando la lista de alimentos sensibilizantes. Los síntomas dependen del tipo de alérgeno, la vía de entrada al organismo y la capacidad del individuo de desarrollar una respuesta inmunitaria específica. Las manifestaciones clínicas pueden variar desde reacciones localizadas leves, como urticarias o síndromes de alergia oral (SAO), hasta reacciones anafilácticas generalizadas de extrema gravedad. Esto hace que sea muy importante determinar la causa concreta de cada alergia y evitar falsos diagnósticos debidos a este tipo de interacciones con otros co-factores.