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El marcapasos gástrico consigue reducir un 45% del exceso de peso tras 12 meses de tratamiento

Tan sólo un año y medio de empezar a colocarse en España los primeros marcapasos gástricos, este novedoso sistema ha demostrado que consigue reducir de media un 45% del exceso de peso tras 12 meses de tratamiento, según han podido observar del seguimiento de pacientes, a los que se les ha implantando el sistema “abiliti” en la Clínica La Luz.

En concreto, tras un seguimiento medio de un año, los pacientes que han obtenido un mayor beneficio son aquellos que tenían un índice de masa corporal (IMC) de entre 30 y 40, y que han perdido el 53,91% del peso sobrante. No obstante, entre los pacientes con tasas de obesidad más elevadas (IMC superior a 44) la pérdida de peso ha sido, de media, del 36% del exceso de peso.

Las mayores pérdidas de peso se registraron en dos pacientes con IMC de 30 y 36, que perdieron respectivamente el 87% y el 71% del peso sobrante. En el extremo contrario la persona con el dispositivo que ha perdido menos peso es un paciente con IMC 42 que ha perdido el 27% del exceso de peso.

Estos datos -presentados recientemente en Madrid en el I Congreso Médico-Quirúrgico de la Obesidad por el doctor Manuel Miras, responsable de la Unidad de Cirugía Laparoscópica de la Obesidad Mórbida de La Luz- demuestran que este sistema es una “opción óptima” para numerosos pacientes con obesidad que buscan un abordaje quirúrgico para combatir su problema.

Además, destacan, el carácter mínimamente invasivo del marcapasos “abiliti”, que lo convierte en la alternativa para los pacientes con obesidad que tienen miedo a las modalidades quirúrgicas más agresivas, como el “bypass” o la gastrectomía tubular, y que están concienciados sobre la necesidad de cambiar de hábitos alimentarios.

“El implante de “abiliti” presenta numerosas ventajas: además de realizarse mediante una cirugía mínimamente invasiva, que supone sólo un día de estancia en la clínica, no se altera de ninguna manera ni la anatomía ni la fisiología del estómago, por lo que el paciente no cambia sus hábitos de vida”, señala el especialista.

El dispositivo puede permanecer implantado todo el tiempo que sea preciso, puesto que puede activarse y desactivarse en función de las necesidades del paciente. Además, si fuera necesario, por cualquier motivo, retirar el dispositivo, es perfectamente factible hacerlo mediante una sencilla intervención sin complicaciones.

Pero, además, tiene otras ventajas adicionales que no se limitan a la pérdida de peso. Así, en el caso de pacientes con patologías asociadas de tipo metabólico, como la diabetes, el sistema permite un seguimiento estrecho de las cifras de glucemia; y, por otro lado, mejora la relación de estos pacientes con la comida: conocen cuánto engorda lo que comen y ya no calman su ansiedad con los alimentos.

Sin efectos adversos en el postquirúrgico

La escasa agresividad de la intervención necesaria para implantar el electrodo queda perfectamente ilustrada mediante los tiempos de cirugía de los 22 pacientes que han llevado el dispositivo entre 12 y 24 meses. Según los datos presentados por el doctor Miras, la duración media de la intervención quirúrgica fue de 53 minutos, con un tiempo de estancia hospitalaria menor de 24 horas.

El sistema funciona generando leves estímulos eléctricos en el estómago a través de un pequeño electrodo, estímulos que provocan sensación de saciedad cuando la persona trata de comer o beber fuera de las horas indicadas, lo que permite no sólo un control a distancia (mediante Internet) por parte del especialista, sino también la reeducación alimentaria del paciente para que adquiera hábitos alimentarios más saludables y coma menos.

Como media, los pacientes vuelven a hacer su vida cotidiana a las 48 horas de la implantación del dispositivo. Además, en sólo seis horas pueden beber, a las 12 ingerir alimentos triturados y en apenas 24 horas pueden volver a comer alimentos sólidos.

No se ha registrado ningún efecto adverso postquirúrgico. Tan sólo uno de los pacientes pidió rebajar la intensidad de la estimulación eléctrica y a otro le fue retirado el dispositivo a petición propia, operación que tampoco reviste gravedad alguna y se realiza en breve espacio de tiempo en caso de ser necesario.

Asocian el consumo de pescado con menor riesgo de muerte en mayores

Los adultos mayores que poseen mayores niveles en sangre de ácidos grasos omega-3, que se encuentran casi exclusivamente en el pescado graso y mariscos, pueden ver reducido hasta un 27 por ciento el riesgo general de mortalidad y un 35 por ciento las posibilidades de morir por enfermedades del corazón, según un nuevo estudio de la Escuela de Salud Pública de Harvard (HSPH) y la Universidad de Washington, en Estados Unidos.

Los autores de la investigación, publicada en Annals of Internal Medicine, encontraron que los adultos mayores que tenían los niveles más altos en sangre de ácidos grasos vivían, en promedio, 2,2 años más que aquellos con niveles más bajos.

“Aunque el consumo de pescado ha sido considerado como parte de una dieta saludable, pocos estudios han evaluado los niveles de ácidos grasos omega-3 en la sangre y las muertes totales en los adultos mayores”, dijo el autor Dariush Mozaffarian, profesor asociado en el Departamento de Epidemiología de HSPH.

“Nuestros resultados apoyan la importancia de tener adecuados niveles de omega-3 en sangre para la salud cardiovascular y sugieren que en el futuro estos beneficios realmente podrían extender los años de vida útil restante”, agrega este experto. Estudios previos han encontrado que el pescado, que es rico en proteínas y ácidos grasos saludables para el corazón, reduce el riesgo de morir de enfermedades coronarias, pero el efecto sobre otras causas de muerte o la mortalidad total estaba poco clara.

Los investigadores de este estudio examinaron los datos recopilados durante 16 años de cerca de 2.700 adultos estadounidenses de 65 años o más que participaron en el Estudio de Salud Cardiovascular (CHS), un análisis a largo plazo con el apoyo del Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre.

Los participantes provenían de cuatro comunidades de Estados Unidos en Carolina del Norte, California, Maryland y Pennsylvania, y todos estaban generalmente sanos al inicio del estudio. A comienzos de la investigación y periódicamente durante el seguimiento, se les extrajo sangre, se les hizo exámenes físicos y pruebas de diagnóstico, y se les preguntó acerca de su estado de salud, historial médico y estilo de vida.

Los investigadores estudiaron la proporción total en sangre de ácidos grasos omega-3, incluyendo tres ácidos grasos más específicos, en muestras de sangre de los participantes al inicio del estudio. Después de ajustar por variables demográficas, estilo de vida cardiovascular y factores dietéticos, encontraron que los tres ácidos grasos, tanto individual como combinadamente, se asociaron con un riesgo significativamente menor de mortalidad.

Un tipo en particular, el ácido docosahexaenoico o DHA fue más fuertemente asociado con un menor riesgo de muerte por enfermedad cardiaca coronaria (un 40 por ciento menos) y fallecimiento por enfermedades del corazón debido a arritmias (con un 45 por ciento menos de riesgo).

El ácido eicosapentaenoico (EPA) y ácido docosapentaenoico (DPA) estuvieron más fuertemente asociados con un menor riesgo de muerte por derrame cerebral, siendo EPA el más fuertemente vinculado con un menor riesgo de infarto de miocardio no fatal. En general, los participantes con los niveles más altos de los tres tipos de ácidos grasos tenían un riesgo un 27 por ciento menor de mortalidad total por todas las causas.

Cuando los investigadores observaron cómo la ingesta de ácidos grasos omega-3 en la dieta estaba relacionada con los niveles sanguíneos, se produjo el mayor incremento en los niveles de sangre al pasar de un consumo muy bajo a aproximadamente 400 mg por día. “Los resultados sugieren que lo mejor es pasar de no consumirlos a la ingesta modesta o cerca de dos porciones de pescado graso a la semana”, concluye Mozaffarian.

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Obesidad y dolor crónico

Especialistas reunidos en el X Congreso Nacional de la Sociedad Española del Dolor (SED) y la XI Reunión Iberoamericana del Dolor han abordado la relación causa-efecto existente la obesidad y el dolor crónico, tras constatar que cuanto mayor es el índice de masa corporal (IMC) mayor es la intensidad del dolor, muy especialmente si se trata de dolor articular o de espalda, aseguran los especialistas.

Durante la mesa de debate La obesidad como causa emergente de patología dolorosa, los especialistas han puesto de manifiesto que el dolor provoca sedentarismo que, a su vez, desencadena en la pérdida de masa muscular activa, provocando mayor obesidad.

Así, han aludido a un estudio de 2012 en el que se revela que el 26 por ciento de los niños españoles sufren sobrepeso y el 13 por ciento obesidad, siendo estos indicadores factores de riesgo para sufrir dolor crónico.

El dolor más frecuente entre los niños obesos es el dolor primario (el que no tiene una patología orgánica que lo justifique) de cabeza, piernas o abdominal. En cuanto al dolor crónico secundario, éste se localiza en diferentes partes del cuerpo, rodillas, tobillos, más común en niñas que en niños, espalda, dolor abdominal provocado por reflujo gastroesofágico y migrañas.

Según los especialistas, ambas patologías pueden asociarse con un perfil psicológico determinado que suele presentar, como en el caso de los adultos, vulnerabilidad a la ansiedad o la depresión.

Sinergia analgésica

El éxito en la combinación de analgésicos depende de la relación de dosis adecuada y de la correcta interacción entre los mecanismos fisiopatológicos del dolor y el mecanismo de acción de los agentes implicados en la asociación”, destaca el profesor Cecilio Álamo, Catedrático de Farmacología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Alcalá de Henares.

Para este experto una correcta sinergia analgésica “puede aumentar el espectro para actuar sobre tipos diferentes de dolores y potenciar la eficacia del tratamiento, además de mejorar la tolerabilidad y la seguridad, y evitar interacciones perjudiciales”, afirma.

Además, sostiene que las combinaciones a dosis fijas suponen una mayor comodidad para el paciente y mejoran su cumplimiento terapéutico”.

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Pienso, luego soy química. Soy química, luego existo

Recogemos la conferencia del Dr. Óscar Millet en el marco del Ciclo de Conferencias científico divulgativas Ciencia para el desarrollo cultural, organizado por Instituto Tomás Pascual Sanz y la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.

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Las enfermedades psiquiátricas contribuyen a la aparición de la diabetes

En el caso del paciente con trastorno mental severo, los estudios, sobre todo realizados en poblaciones con esquizofrenia o trastorno esquizoafectivo, revelan una prevalencia de diabetes y otras alteraciones del metabolismo de la glucosa, por grupo de edad, de hasta dos y cuatro veces la observada en la población general, explicaron los especialistas reunidos en el marco del XXIV Congreso de la Sociedad Española de Diabetes (SED).

Según el doctor Iván González Tejón, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria del Hospital Benito Menni de Sant Boi de Llobregat (Barcelona), la importancia de esta relación radica en que la diabetes “se suma a otros factores que aumentan el riesgo cardiovascular como son la hipercolesterolemia, el tabaquismo, la hipertensión o el sedentarismo”.

Entre las causas que se han relacionado con este aumento de prevalencia se encuentran, según los expertos, la introducción del tratamiento con antipsicóticos de segunda generación (ampliamente utilizados por su efectividad no sólo en esquizofrenia), ya que condiciona un incremento en el apetito y, en consecuencia, un aumento de peso.

También aluden a la falta de autocuidado en aspectos de salud propios del paciente con trastorno mental severo (sedentarismo, dieta poco equilibrada o mal uso de los recursos sanitarios), así como a factores inherentes a la propia enfermedad observados en pacientes no tratados que los hacen más vulnerables a alteraciones metabólicas como la diabetes.

Infradiagnóstico

Para el doctor González Tejón, el infradiagnóstico de diabetes y prediabetes en los pacientes con trastorno mental severo también es destacable.

“El conocimiento de la relación entre la diabetes y las enfermedades psiquiátricas conlleva la necesidad de realizar una búsqueda activa de alteraciones del metabolismo, sobre todo ante la aparición de signos de resistencia a la insulina, como pueden ser la obesidad o la alteración de parámetros analíticos. Este cribado, que ayudará a reducir el infradiagnóstico, debe ir dirigido al diagnóstico precoz (diabetes y prediabetes) ya desde el diagnóstico de la enfermedad psiquiátrica y ante la posterior introducción de fármacos que hayan demostrado efectos metabólicos no deseados”, ha explicado.

A los factores como la obesidad, el sedentarismo, las dietas poco saludables y los efectos metabólicos del tratamiento con antipsicóticos, se suma la baja adherencia al tratamiento de la diabetes, el acceso limitado a la atención sanitaria y con frecuencia, la escasa conciencia de la enfermedad. Todo ello determinará el manejo de ambas enfermedades.

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Una proteína de la clara de huevo puede ayudar contra la presión arterial alta

Un componente de la clara del huevo, ya popular como un sustituto de los huevos enteros entre los consumidores conscientes de que la yema aumenta el colesterol, puede tener un efecto beneficioso en la reducción de la presión arterial, según un estudio presentado en la 245ª Sesión y Exposición Nacional de la Sociedad Americana de Química.

“Tenemos pruebas de laboratorio de que un péptido (uno de los componentes básicos de las proteínas) presente en la clara de huevo, reduce la presión arterial tanto como una dosis baja de “Captopril”, un medicamento contra la hipertensión”, explica el líder del estudio, Zhipeng Yu, de la Universidad de Jilin (China).

Yu y sus colegas, con la Universidad de Clemson, en Carolina del Sur (Estados Unidos), utilizaron un péptido llamado RVPSL. Previamente, los científicos descubrieron que la sustancia, como la familia de medicamentos que incluye el “Captopril”, “Vasotec” y “Monopril”, era un inhibidor de la enzima convertidora de la angiotensina (ECA), que tiene una poderosa capacidad de inhibir o bloquear la acción de la ECA, una sustancia producida en el cuerpo que aumenta la presión arterial.

En ratas de laboratorio con presión arterial alta, los resultados mostraron que RVPSL no tiene efectos tóxicos aparentes y disminuyó la presión arterial por cantidades comparables a bajas dosis de “Captopril”.

“Nuestros resultados apoyan y mejoran los resultados anteriores sobre este tema. Fueron lo suficientemente prometedores como para seguir adelante con la investigación sobre los efectos del péptido de la clara de huevo en la salud humana”, afirmó Yu, quien subrayó que la investigación se realizó con una versión del péptido que se calentó a casi 200 grados Fahrenheit (93º C) durante la preparación, a temperaturas inferiores a las que normalmente se usan para cocinar huevos.

Sin embargo, este experto citó datos de otras investigaciones en las que las claras de huevo pueden retener sus efectos beneficiosos sobre la presión arterial después de la cocción. Una, por ejemplo, demostró que la proteína del huevo frito, cocido a altas temperaturas, en realidad mostró una mayor capacidad para reducir la presión arterial que los huevos cocidos a 212 grados F (100º C).

Yu cree que los péptidos de clara de huevo, ya sea en los huevos o como un suplemento, podrían ser útiles como un complemento a los medicamentos contra la hipertensión y destacó que estos hallazgos sobre la clara de huevo y la presión arterial alta se agregan a la imagen emergente nutricional de los huevos.

Aunque se lo consideró como un alimento a evitar en una dieta saludable, los estudios en los últimos años han concluido que muchas personas pueden comer huevos sin elevar sus niveles de colesterol en la sangre, beneficiándose de un alimento de bajo aporte calórico y rico en proteínas, vitaminas y otros nutrientes.

Sólo dos de cada 1.000 personas en España tiene una salud cardiovascular ideal

Los niveles ideales de salud cardiovascular de los españoles son tan bajos como los de los estadounidenses, según un estudio, realizado por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), junto con el Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital Universitario La Paz (IdiPAZ) y el CIBER de Epidemiología y Salud Pública, que revela que sólo dos de cada 1.000 personas cumplen los requisitos para tener un corazón sano.

Este estudio, que es el primero a escala nacional sobre salud cardiovascular que se realiza en un país europeo, ha sido publicado en Circulation Cardiovascular Quality and Outcomes.

“En contra de lo esperado en un país mediterráneo como España, con una de las menores tasas de mortalidad coronaria en Occidente, encontramos que sólo dos de cada 1.000 sujetos cumplen los requisitos que definen un estado de salud cardiovascular ideal”, afirma una de las responsables del estudio, la profesora de Medicina Preventiva y Salud Pública de la UAM, la doctora Auxiliadora Graciani.

Para los autores es especialmente preocupante la situación encontrada en las personas más jóvenes, aquellas que se encuentran entre los 18 y 45 años, ya que más de un tercio de éstos continúan siendo fumadores y mantienen una dieta escasamente saludable, y sólo la mitad presentan un peso normal o desarrollan actividad física regular.

Aunque la mortalidad por enfermedades cardiovasculares ha disminuido en los países occidentales, incluido España, éstas siguen siendo la primera causa de muerte y una de las principales causas de enfermedad, así como del incremento del gasto sanitario en estos países. Entre los grupos que el estudio identifica en particular situación de riesgo, destacan los varones, y entre éstos, aquéllos con menor nivel de estudios.

“La todavía menor mortalidad coronaria existente en nuestro país no debería conducir a la autocomplacencia, puesto que las enfermedades coronarias son una de las principales causas de enfermedad en España, y nuestros datos sugieren que la salud cardiovascular puede ser sensiblemente mejorada. Sobre todo en lo que se refiere a los estilos de vida”, añade Graciani.

Se deben cumplir siete requisitos

Todo el que quiera presumir de tener una salud cardiovascular “ideal” debe cumplir siete requisitos, que ha establecido la American Heart Asociation (AHA). Así, cuatro de ellos están relacionados con el estilo de vida y los tres restantes, conciernen a factores biológicos.

La primera obligación es no haber sido fumador, le sigue tener un peso acorde a la estatura (normopeso), ser físicamente activo y seguir una dieta saludable; las otras tres condiciones son mantener un nivel de colesterol sérico menor de 200 mg/dl; niveles de presión arterial sistólica y diastólica por debajo de 120 y 80 mmHg (respectivamente), y, por último, nivel de glucosa basal sérica menor de 100 mg/dl.

Según indica el estudio, las causas principales de que los españoles reprueben en materia de salud cardiovascular son la inactividad física, el consumo de tabaco y la obesidad, estilos de vida poco saludables que afectan a un cuarto de la población. La dieta poco saludable, presente en uno de cada tres ciudadanos, también es influyente.

En cifras generales, el estudio refleja que menos del 1% de los españoles mayores de 18 años siguen las cuatro recomendaciones sobre estilos de vida ideales para obtener salud cardiovascular. Y que apenas uno de cada 12 ciudadanos presenta niveles ideales de presión arterial, colesterol y glucosa.

El estudio se basó en datos procedentes de Estudio sobre Nutrición y Riesgo Cardiovascular en España (ENRICA), un trabajo de base poblacional realizado entre junio de 2008 y octubre de 2010 sobre una muestra representativa de la población española mayor de 18 años (11.991 personas).

El trabajo fue financiado por Sanofi-Aventis y patrocinado por el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad, a través de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN). La información obtenida mediante encuestas para este estudio fue complementa con exámenes físicos y recogida de muestras biológicas.

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Elementos químicos, moléculas y vida

Recogemos la conferencia del Dr. Ernesto Carmona Guzmán, en el marco del Ciclo de Conferencias científico divulgativas Ciencia para todos organizadas por la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales y el Instituto Tomás Pascual Sanz.

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El sobrepeso al comienzo de la edad adulta, relacionado con aparición de la enfermedad renal

Los resultados del estudio que se publicará en el próximo número de la revista Journal of American Society of Nephrology subrayan la importancia del exceso de peso como un factor de riesgo para la enfermedad renal crónica (ERC).

Debido a que muchas poblaciones de todo el mundo siguen aumentando de peso, Richard Silverwood y Dorothea Nitsch, de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, en Reino Unido, y sus colegas realizaron un estudio para ver qué clase de efecto ejercen el sobrepeso y la obesidad sobre la salud renal.

Los investigadores analizaron la información de la Encuesta de Investigación Médica del Consejo Nacional de la Salud y el Desarrollo, una muestra de niños nacidos en una semana en marzo de 1946 en Inglaterra, Escocia y Gales. Un total de 4.584 participantes tenían datos disponibles, incluyendo el índice de masa corporal a las edades de 20, 26, 36, 43, 53, 60 y 64 años.

Los participantes que tenían sobrepeso iniciado tempranamente en la edad adulta (entre los 26 y 36 años) poseían el doble de probabilidades de ERC a la edad de 60 a 64 años en comparación con los que se convirtieron en gordos a la edad de 60 a 64 años o que nunca llegaron a serlo.

La relación entre el sobrepeso y la enfermedad renal crónica se puede explicar sólo en parte teniendo en cuenta la diabetes y la hipertensión. Los cuerpos más grandes de la cintura a la cadera (forma de manzana) a las edades de 43 a 53 años también se asociaron con enfermedad renal crónica en la edad de 60 a 64 años.

“Estimamos que el 36 por ciento de los casos con ERC entre los 60 y los 64 años en la actual población de Estados Unidos podría evitarse si nadie tuviera sobrepeso por lo menos hasta esa edad, asumiendo las mismas asociaciones que en el análisis de la muestra”, afirmó el doctor Nitsch.

No está claro si el momento de la aparición de sobrepeso o la duración con exceso de peso lleva al enlace con ERC visto en el estudio. En todo caso, sugiere que la prevención del exceso de peso en la edad adulta temprana podría tener un efecto considerable en la prevalencia de la ERC. Esta prevención del sobrepeso, parece tener un efecto mayor que cualquier tratamiento para la enfermedad renal crónica conocido hasta la fecha, concluyen los investigadores.

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¿Y si el Alzheimer fuera infeccioso?

Recogemos la conferencia del Dr. Joaquín Castilla en el marco del Ciclo de Conferencias científico divulgativas Ciencia para el desarrollo cultural, organizado por Instituto Tomás Pascual Sanz y la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.

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Casi 2 millones de españoles son alérgicos a alimentos

El número de alérgicos a alimentos se ha duplicado en los últimos diez años. Los frutos secos, la fruta y el marisco son los principales causantes de las alergias alimentarias entre los adultos, mientras que la leche, el huevo y el pescado son los alimentos que crean más problemas entre los niños de 0 a 2 años. El tratamiento de inmunoterapia oral con alimentos alcanza una tasa de éxito superior al 80%.

Confirmada en ratas la relación entre el estrés prenatal y la obesidad

El entorno intrauterino desempeña un importante papel en la salud de la descendencia. Ahora, expertos de la Universidad de Navarra afirman que el estrés de la madre -debido a causas socioeconómicas o psicosociales- se asocia con el desarrollo de patologías relacionadas con la obesidad.

“La creciente prevalencia de la obesidad no puede ser atribuible únicamente a factores genéticos o a una mala nutrición, sino también al estilo de vida y a factores ambientales adversos”, explica a SINC Javier Campión, investigador principal del nuevo estudio. “Dichos factores ambientales podrían impactar sobre los mecanismos epigenéticos, responsables del control de los genes más allá del código genético”.

Para los autores, el ritmo acelerado que caracteriza a la sociedad produce una elevación de la tasa de estrés en la población y este aumento, paralelo a las tasas de obesidad, hace necesario el análisis de la interacción entre estos dos factores, que no sólo afectan a la edad adulta.

El objetivo del trabajo, publicado en la revista Stress, fue determinar en ratas adultas el efecto de un estrés crónico moderado durante la última semana del desarrollo embrionario en los cambios fenotípicos, bioquímicos y hormonales.

Así, los investigadores estudiaron dos grupos de ratas, con y sin estrés, y examinaron en su descendencia las alteraciones de la expresión de genes relacionados con la obesidad y el metabolismo de los glucocorticoides en el tejido adiposo blanco.

“La conclusión general que obtuvimos fue que una situación adversa durante el desarrollo intrauterino podría llevar a que los animales debido a la ingesta de una dieta hipercalórica tuviesen un mayor aumento de grasa corporal y alteraciones bioquímicas, hormonales y genéticas”, subraya Campión.

Además, los autores insisten en que estos cambios en la edad adulta inducidos por la ingesta de una dieta rica en grasa y azúcares provocan obesidad y otros trastornos asociados, como resistencia insulínica -cuyo resultado es el desarrollo de diabetes tipo 2-.

Embarazos en el siglo XXI

“Hoy en día muchas mujeres siguen con su vida frenética durante el embarazo hasta casi dar a luz, sin percatarse del estrés que puede estar sufriendo”, apunta el investigador.

Los expertos alegan que el estrés -que durante la vida normal de una mujer puede que no le afecte a la salud- podría estar alterando el desarrollo del bebé y predisponiendo al desarrollo de patologías en la edad adulta, debido posiblemente a modificaciones epigenéticas. Los problemas relacionados con la obesidad son responsables cada año de más de 2,8 millones de muertes en todo el mundo.

“Una vida saludable durante el embarazo no consiste únicamente en una buena alimentación, en un buen aporte de vitaminas y minerales, sino también en tener una vida tranquila, sin estrés”, concluye Campión.