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El ejercicio físico diario minimiza el malestar por la vuelta al trabajo

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La práctica de ejercicio físico diario ayuda a minimizar el malestar por la vuelta al trabajo, según ha explicado la directora del servicio de deportes de la Universitat Abat Oliba (UAO) CEU, Elena Ardíaca.

Según ha informado este lunes el centro, Ardíaca recomienda aumentar el consumo de frutas, verduras, legumbres y frutos secos, así como de cereales integrales y reducir el consumo de grasas saturadas azúcares y sal.

El reto que plantea el regreso a la rutina es el de incorporar a ésta los hábitos de ejercicio diario que se hayan adoptado durante el verano, y Ardíaca ha señalado que el deporte es beneficioso porque disminuye el riesgo de enfermedades cardiovasculares y de hipertensión arterial.

 

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Contra la diabetes y la obesidad: Pomelo y helicriso

El pomelo y el helicriso actúan contra la diabetes y la obesidad. Esta es una de las conclusiones de la tesis de Ana Laura de la Garza (Monterrey, 1983), doctora del departamento de Ciencias de la Alimentación y Fisiología de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Navarra.

Su trabajo ‘Anti-obesity and anti-diabetic properties of two natural extracts rich in flavonoids (Helichrysum and Grapefruit): physiological and molecular mechanisms’, ha estado dirigido por el catedrático Alfredo Martínez y codirigido por el profesor titular Fermín Milagro, ambos de Nutrición de la Universidad de Navarra.

El estudio, realizado en ensayos in vitro, ex vivo y en modelos animales, aporta tres conclusiones principales: los extractos naturales del pomelo y del helicriso, ricos en flavonoides, tienen propiedades hipoglucemiantes en el intestino, mejoran la hiperglucemia regulando el metabolismo de la glucosa en el hígado y presentan propiedades antinflamatorias y antioxidantes beneficiosas contra la diabetes y la obesidad.

Beneficios de las frutas y plantas mediterráneas

Según la nueva doctora, “el estudio de los mecanismos fisiológicos y moleculares de la fruta del pomelo y la planta del helicriso, ambas mediterráneas, ha aportado claves esperanzadoras para combatir la diabetes y la obesidad en su posible aplicación en humanos”. Afirmación que responde a los resultados de la investigación publicados en Journal of Agricultural and Food Chemistry y Food & Function, dos de las revistas científicas de mayor impacto en su sector.

Para conocer las propiedades hipoglucemiantes de estos extractos naturales, De la Garza observó que al suplementarlas a ratas y ratones se inhibe la actividad de dos enzimas específicas de la digestión decarbohidratos (α-amilasa y α-glucosidasa) y disminuye la absorción de glucosa en el intestino. En la mejora de la hiperglucemia de ratones diabéticos, la investigadora percibió que regulan el metabolismo de la glucosa en el hígado (glucoquinasa) y reducen la inflamación asociada a obesidad en hígado y tejido adiposo. A su vez, estos extractos naturales destacan por sus cualidades antiinflamatorias y antioxidantes ya que, en ratas con sobrepeso y resistencia a la insulina, la experta comprobó que aumentaban los efectos metabólicos beneficiosos asociados a una restricción calórica.

Para llevar a cabo este estudio, dentro del Centro de Investigación en Nutrición de la Universidad de Navarra y en colaboración con la compañía biotecnológica Biosearch Life, la doctora realizó primero el Máster Europeo en Alimentación, Nutrición y Metabolismo de la Facultad de Farmacia y, posteriormente, una estancia de investigación en el departamento de Ciencias de la Nutrición de la Universidad de Viena. Para ello ha contado con la beca de la Asociación de Amigos y de la Fundación Empresa, ambas de la Universidad de Navarra.

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Se deben esperar al menos 6 meses para realizar una operación estética tras un embarazo

Muchas mujeres famosas que se quedan embarazadas aprovechan el momento del parto para someterse a una operación estética y minimizar los efectos del embarazo pero, según la cirujana Isabel de Benito, del Hospital Nisa Pardo de Aravaca (Madrid), lo recomendable es esperar unos 6 meses a que los tejidos recuperen su forma y posición, y la cirugía pueda ser más precisa.

“Lo único que aconsejamos junto con la cesárea es la sutura de la cicatriz externa de una manera que deje la menor marca visible con posterioridad”, ha defendido esta experta, que critica a quienes pueden ver esta intervención como una ventaja para pasar una única vez por el quirófano. Sobre todo porque, según De Benito, es mejor para saber cuánto hay que corregir para obtener un resultado preciso.

Como recuerda esta experta, la cesárea no deja de ser una cirugía mayor y, como tal, implica unos riegos, además de una recuperación mayor que en un parto natural. Además, supone un estrés quirúrgico para la madre que no se debe agravar con ninguna otra intervención electiva.

Las intervenciones más frecuentes son las de pecho y abdomen. En el caso del aumento mamario, insiste en que se debe tener claro que, con el embarazo y la lactancia el pecho sufre modificaciones y, en ocasiones, habrá que realizar retoques de nuevo.

“Es muy lógico que la mayoría de las mujeres quieran tener un pecho bonito cuando son jóvenes y no quieran esperar a quedarse embarazadas ni terminar el ‘periodo de embarazos’ para poder aumentárselo. Eso sí, es importante explicarles, que con el embarazo y la lactancia se producirán cambios, y que es posible que pueda necesitarse una cirugía adicional”, ha asegurado esta cirujana.

Con respecto a las abdominoplastias, reconoce que recomiendan terminar con los embarazos para volver a unir los músculos rectos abdominales, porque los resultados de esta intervención sí suelen modificarse con otro embarazo y vuelven a la situación que se tenía antes de operarse.

En cuanto a las liposucciones, depende de si se presentan acúmulos de tejido adiposo localizados antes de la maternidad o sólo después.

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¿Cuánta agua he de beber durante el embarazo y la lactancia?

embarazo, embarazada, lactancia, agua¿Cuánta agua ha de beber una mujer embarazada? ¿Es necesario aumentar la ingesta habitual de líquidos? ¿Y qué ocurre durante el periodo de lactancia? Son algunas de las dudas que surgen durante la gestación, relacionadas con la nutrición. Una primera aproximación a la respuesta está clara: la hidratación durante el embarazo es clave y sí es necesario beber más agua de la habitual. Pero, ¿cuánta? Lo averiguamos con la ayuda del European Hydration Institute.

El embarazo suele acompañarse por un aumento de peso de entre 10 y 15 kilos. El feto sólo representa aproximadamente un 25%, correspondiendo un 5% a la placenta y un 6% al líquido amniótico. El agua suele representar unas dos terceras partes del aumento de peso materno.

Las  mujeres embarazadas o en periodo de lactancia pueden presentar un riesgo más alto de deshidratación, especialmente en etapas tempranas del embarazo si se producen vómitos o diarrea.

Dos litros y un vaso más

Durante el embarazo, las necesidades de hidratación cambian y la salud del bebé depende de la madre. A lo largo de estos meses, la hidratación juega un papel crítico ya que el suministro adecuado de agua es esencial para mantener el líquido amniótico, que constituye el entorno del feto. El agua representa un 94% del peso del bebé al final de primer trimestre.

Es importante beber suficiente líquido para satisfacer las nuevas necesidades del cuerpo y del bebé durante el embarazo. La European Food Safety Authority concluye que, debido al aumento de peso corporal y de ingesta energética, sería recomendable añadir 300 mililitros (algo más de un vaso) a la ingesta total recomendada en mujeres de 2 litros.

Aún más líquido durante la lactancia

Los bebés lactantes ingieren una media de 750 mililitros de leche al día entre el primer y sexto mes de vida. La cantidad de leche ingerida puede variar entre los diferentes bebés, siendo el rango normal de ingesta de leche de entre 600 y 900 mililitros al día. Por tanto, las madres lactantes pierden cantidades significativas de líquido mientras dan el pecho y deben aumentar su consumo de líquidos.

La deshidratación leve no afecta la producción de leche materna, pero cuando ésta es moderada o grave sí puede tener efectos negativos que pueden suponer cambios en la composición de la leche y reducciones en la cantidad de leche producida. La deshidratación también producirá cansancio en un momento que de por sí ya puede ser muy estresante. La European Food Safety Authority recomienda, en este periodo, que la ingesta de agua debe compensar la pérdida de agua que se produce debido a la producción de leche, lo que quiere decir que se debería añadir una cantidad adicional de entre 600 y 700 mililitros (casi tres vasos de agua) a la ingesta diaria de referencia para mujeres de 2 litros.

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Descubren un nuevo virus en el intestino clave para controlar la flora bacteriana

Científicos de la Universidad de Radboud (Holanda) y de la Universidad Estatal de San Diego (Estados Unidos) han descubierto un nuevo virus en el intestino presente en más de la mitad de la población mundial que podría jugar un papel clave en el funcionamiento de la flora bacteriana, al luchar contra muchos de los microorganismos que habitan en su interior.

El hallazgo de dicho virus, conocido como crAss-phage, ha sido descrito esta semana en la revista ‘Nature’ y sus descubridores aseguran que es “vital para mantener el organismo sano”, como ha explicado Bas Dutilh, uno de los autores del estudio pertenecientes al centro europeo.

El virus, según han visto, se encarga de controlar la población de las bacterias intestinales más comunes los ‘bacterioidetes’, para así garantizar que ninguna prolifere. Y cuando esto sucede, el virus se multiplica y las infecta.

Este tipo de bacterias están relacionadas con numerosas enfermedades como la obesidad, la diabetes o el cáncer del colon, por lo que controlarlas “podría tener un impacto en la incidencia de estas enfermedades”, ha asegurado Dutilh en declaraciones a la BBC.

Además, la sorpresa de los investigadores fue cuando se dieron cuenta de que se trata de uno de los virus más prevalentes del organismo humano, ya que tras analizar muestras por todo el mundo lo han encontrado en personas de Estados Unidos, Europa o Corea del Norte.

De hecho, su hallazgo contradiría una investigación de 2010 que había concluido que cada persona tenía una composición de virus única en los intestinos. “Hasta ahora no había nada que indicara que un mismo virus podía habitar normalmente en tantas personas”, reconoció sorprendido.

“Esta investigación pone de relieve lo poco que sabemos sobre los virus que habitan en nuestros intestinos”, ha añadido este experto, que además ha desarrollado un nuevo método para analizar todo el ADN de un ambiente específico, secuenciarlo y poder ser analizado, lo que permitiría descubrir nuevos microorganismos.

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Seguir una dieta equilibrada, también en verano

Tras el verano, muchas personas se quejan de haber cogido unos kilos de más. Una mayor vida social,  unos horarios menos rígidos y, en vacaciones, el aumento de las comidas fuera de casa puede llevarnos a engordar. Pero esto no tiene que ser así. Con la ayuda de la nutricionista Elisa Escorihuela y su “Guía de alimentación saludable en verano”, se podrá seguir una dieta equilibrada también en la temporada estival.

En concreto, se trata de elegir unos menús ligeros, intentando que se adapten al estilo de vida estival. Por ejemplo, pensando en platos únicos, que se puedan llevar en un taper para las comidas, y así poder realizarlas en la playa o en la piscina, y dejar para las cenas los menús más completos (aunque también ligeros).  La propia nutricionista es clara: “Llevar una alimentación saludable y realizar ejercicio físico te ayudará a disfrutar de tu verano sin aumentar esos kilos que solemos coger en vacaciones”, explica. En la guía, podrás encontrar las recetas que a continuación proponemos. En este sentido, es importante señalar que en cada una de ellas, en el margen superior derecho, aparecen las raciones de hidratos de carbono que aporta. Este dato resulta muy importante para las personas que padecen diabetes.

Menús adaptados a cada persona

Una cuestión a tener en cuenta siempre, no solo en verano, con respecto a la alimentación, es que hay que adaptar lo que se come a cada persona, su actividad y sus gustos. Una vez dicho esto, sí que se pueden seguir una serie de recomendaciones que hagan más saludable la alimentación durante el verano.

Por ejemplo, los desayunos, que pueden estar formados por una taza de leche desnatada, cuatro galletas integrales y una pieza de fruta, o sustituir las galletas por tostadas de pan integral con tomate y aceite de oliva. Los más deportistas pueden añadir unos 30 gramos de frutos secos a su desayuno y los cereales integrales con yogur desnatado también pueden ser una buena opción.

En cuanto a las comidas, las ensaladas (como la de judías, patata y sardinas, la de lentejas y langostinos o una Caesar ligera), pueden constituir el plato principal. Otras opciones son el gazpacho, las parrilladas de verduras o los arroces con pollo.

Las cenas, tras un día fuera, pueden ser un poco más elaboradas, aunque cuidando no pasarse en las calorías. Algunos menús recomendables serían las verduras asadas de primero con sepia a la plancha después; una ensalada de cogollos con tomates y una tortilla de champiñones o milhojas de calabacín, berenjenas y queso fresco. De postre, siempre fruta.

Con esta alimentación y practicando un poco de deporte, el verano no dejará esos kilos de más que a tantos preocupan.

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El aumento de peso también puede estar provocado por microorganismos

La Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO) asegura que muchos microorganismos presentes en el cuerpo humano pueden hacer que aumente el porcentaje de grasa corporal y, con ello, un aumento de peso, después de que un reciente estudio internacional haya identificado esta relación con la bacteria ‘Helicobacter pylori’.

Según ha explicado el presidente de esta entidad, José Manuel Fernández-Real, cuando se analiza la relación entre infección y obesidad se suele destacar “cómo la exposición a microorganismos se asocia en paralelo a un aumento de inflamación y adiposidad”.

Además del caso del ‘Helicobacter pylori’, causante además de la mayoría de úlceras de estómago, también está el caso del adenovirus AD-36, un virus común que causa resfriados y que también provoca una mayor división de adipocitos que favorece la acumulación de grasa.

Esto ha llevado a que recientemente se haya acuñado el término de infectobesidad, que alude a la teoría de que las personas obesas tiene una flora bacteriana distinta que hace que procesen los alimentos de manera diferente, lo que influiría en su ganancia de peso y almacenamiento de grasa.

Una relación que explicaría el hecho de que algunas personas aumenten de peso significativamente, no por comer en exceso o por su genética, sino por tener una composición diferente de microbios en el intestino.

De hecho, científicos de la Universidad Estatal de San Diego (EE.UU) han descubierto que un virus bacteriófago, el crAss-fago, que estaría presente en la microbiota intestinal de más de la mitad de la población mundial y que afecta a las bacterias intestinales más comunes.

No obstante, según ha apuntado el presidente de SEEDO, aún es pronto para saber si su acción influye o no en el desarrollo de la obesidad.

Desde un punto de vista científico, estos estudios están aún en su fase más incipiente y “es probable que la infectobesidad sea sólo una respuesta parcial”. No obstante, sí parece claro que existe una relación “compleja” entre genes, dieta y gérmenes que abre nuevas dianas terapéuticas para atajar la proliferación del exceso de peso a nivel mundial.

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El triptófano, el ingrediente del buen humor

Los síntomas que en muchas ocasiones se experimentan al volver a la rutina tras las vacaciones como la tristeza, la apatía, la fatiga o la irritabilidad, pueden mitigarse si se lleva a cabo una buena alimentación. Y la clave para esto está en tomar alimentos ricos en el aminoácido triptófano, que se transforma en serotonina, y es que “una buena concentración de serotonina en el organismo está relacionada con la sensación de optimismo, tiene efecto antidepresivo y hace que aumente la sensación de saciedad”, explican desde la Clínica Planas.

Así, destacan la importancia de un desayuno que lleve de forma imprescindible productos lácteos, mejor si son desnatados. “La leche también es una buena opción si la acompañamos por cereales integrales que contienen B6, además de ser ricos en tirosina”, explican. Esta insistencia sobre lo necesario que es el desayuno completo se debe a que “es el momento del día en que mejor se digieren las sustancias ‘dulces’ ya que al despertarse, las hormonas están predispuestas a la optimización del consumo de estas sustancias”.

En cuanto a la fruta, insisten en el consumo de dos o tres piezas al día. El plátano, la ciruela, la piña, el aguacate y la nuez son los más idóneos. Por su parte, los frutos secos también son ricos en triptófano y pueden tener un efecto anti estrés: ayudan a reducir la ansiedad y mejoran el sueño. Asimismo, los cítricos (como las naranjas) y alimentos ricos en Vitamina C (como el kiwi) también tienen un papel importante en la mejora del estado de ánimo y del sistema inmunitario.

El pescado, alimento antidepresivo

La carne, el huevo (sobre todo la yema) y muchas legumbres son ricos en triptófano, además de tener hierro, por lo que se aconsejan tres raciones diarias de estos alimentos. “También el pescado es un verdadero antidepresivo natural”, además de servir para el desarrollo del funcionamiento del sistema nervioso y de contener ‘Omega 3’.

Por su parte, el chocolate no puede olvidarse en una “dieta del buen humor”. Todo el mundo lo asocia al placer y esto es debido a que, además de tener triptófano, al comerlo se produce en el organismo endorfina, que inhibe la transmisión del dolor. Sin embargo, consumir muchos azúcares simples como los que contiene el chocolate contiene una elevada carga de glucemia y altos picos de insulina, que “pueden desestabilizar el equilibrio del peso”, recuerdan.

Por último, hacen hincapié en la mezcla de la dieta equilibrada y completa con la práctica de ejercicio y la ingesta de agua como paso principal para “sonreír un poco más, incluso cuando se vuelve de vacaciones”.

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El mayor contacto con el agua en verano aumenta el riesgo de padecer otitis

La mayor frecuencia de los baños en aguas poco tratadas como cualquier piscina o playa y la formación de tapones de cera casi oclusivos que hacen que el agua quede retenida dentro del oído, provocan que en verano aumente el riesgo de padecer una otitis, según alerta Pablo Ortiz, el jefe del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital La Milagrosa de Madrid.

En concreto, la otitis externa difusa es la más frecuente en esta época, ya que aumenta la temperatura de la zona de los oídos con un aumento de humedad en esa área. Esto hace que la piel se macere y desaparezca su barrera protectora, siendo más vulnerable a la acción de distintos gérmenes. “Este mecanismo se ve amplificado en pacientes con sequedad de la piel y en personas que no tienen cera en los oídos, en la mayoría de los casos, por una excesiva limpieza”, advierten.

No obstante, el doctor Ortiz explica que “en verano también hay riesgo de padecer una otitis media, más presente en otoño e invierno puesto que va ligada a procesos infecciosos de las vías respiratorias superiores”. Suele producirse por los cambios bruscos de temperatura al salir de estancias con aire acondicionado y el contraste con el calor exterior.

Este enfriamiento repentino puede afectar a nuestras vías respiratorias superiores, con la consiguiente congestión del conducto de ventilación del oído debido a la contaminación por bacterias. “Se retiene moco en el oído medio y se puede sobreinfectar por distintos gérmenes dando lugar a una otitis media”, concreta el experto.


RECOMENDACIONES PARA EVITAR SU APARICIÓN

Ortiz aconseja para el tratamiento de todo tipo de otitis “evitar la entrada de agua para no agravar el proceso”, aunque eso signifique dejar de darse un baño en la piscina. En la otitis externa el tratamiento ha de ser tópico, con gotas o pomadas antibióticas y si la infección es muy extensa, entonces administrar antibióticos orales. “Se desaconseja el empleo de calor local que por el contrario, puede favorecer la infección”.

Por su parte, el tratamiento contra la otitis media precisa, además del antibiótico oral, lavados nasales y una correcta forma de sonarse la mucosidad nasal, “de cara a ayudar a la descongestión del oído medio”, indica el especialista. “El calor local aquí sí puede ayudar a la apertura mínima del tímpano para que se inicie el drenaje espontáneo del material infectado. Las gotas antibióticas también son indicadas ya que evitan que ese material que se drena pueda contaminar la piel del conducto auditivo”, recuerda.

Por último, el experto hace hincapié en que debe dejarse un pequeño contenido de cera en el oído que “actúe de barrera frente a los microorganismos”. Es importante “no obsesionarse con una limpieza excesiva” del conducto auditivo externo e “intentar no rascarse en el caso de tener gran sequedad de la piel”, ya que se forma la barrera defensiva y se introducen gérmenes de nuestro medio procedentes de otras zonas de piel o pelo donde nos hemos rascado previamente.

Si se trata de personas que forman tapones de cera muy oclusivos, se recomienda que “acudan a su otorrino para retirar el tapón antes de exponerse a los baños en verano y así evitar una posible retención de agua”.

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La diabetes tipo I diagnosticada después de la menarquía puede presentar ligeros retrasos en la menstruación

Cuando la diabetes tipo I se diagnostica después de la menarquía o primera menstruación, las adolescentes pueden presentar ligeros retrasos debido al estrés, al uso de la insulina y a la adaptación del cuerpo a esta sustancia, pero una vez regulada la glucosa e inyectando la cantidad adecuada de la insulina, la menstruación vuelve a la normalidad.

En las mujeres, la diabetes tipo I influye en las hormonas que regulan el periodo menstrual, lo que hace que se experimente una concentración de glucosa en la sangre una semana previa a la menstruación, justo después de la ovulación. Debido a esto es imprescindible inyectarse más insulina, sobre todo cuando se trata de una mujer adolescente.

El doctor Pedro Mendoza Martínez, endocrinólogo adscrito al Hospital General de Zona Número 25 del IMSS, explica que el incremento en los niveles de azúcar en sangre se presenta tres días antes y cuatro días después del periodo menstrual debido a la ansiedad que provoca el dolor menstrual. “Estas necesidades de insulina se van a incrementar de dos a tres unidades por aplicación”, afirma el experto.

Cuando la hemoglobina y la glucosa se unen en la sangre forman la llamada hemoglobina glucosilada o hemoglobina A1c, que tiene una duración aproximada de 120 días. Los periodos menstruales comienzan alrededor de los 12 años y continúan hasta la menopausia. Sin embargo la presencia de la diabetes puede afectar el proceso. Debido a esto, el endocrinólogo del IMSS sugiere realizar un examen de hemoglobina glucosilada en las jóvenes adolescentes para conocer como puede ser el comportamiento de la primera menstruación.

De esta forma, el examen revelará el comportamiento del azúcar en el organismo por los últimos tres meses. Si después de la prueba en sangre, la hemoglobina está por debajo del 7 o del 7.5 por ciento, la adolescente tendrá su primera menstruación en el mismo periodo que las niñas de su edad, mientras que si está por arriba del ocho por ciento es probable que se retrase hasta un año.

Por el contrario, si se padece diabetes tipo I, se es mayor de 14 años y aún no llega el primer periodo, el especialista propone un ajuste de insulina para regular su glucosa. Si teniendo en cuenta todos estos factores y la adolescente sigue sin menstruar, cabría pensar en hacer un perfil hormonal ginecológico y ultrasónico pélvico.

Para terminar, el endocrinólogo afirma que si el ciclo menstrual de la paciente no es regular, debería analizar su glucosa frecuentemente, justo antes, durante, e inmediatamente después del periodo.

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Veinte minutos de siesta ayuda a reducir el estrés y aumenta la concentración

La siesta, si es corta, de entre 20 y 30 minutos, es buena para reducir el estrés y aumenta la capacidad de concentración. Así lo manifiesta la doctora Teresa Lluch, responsable de la Unidad del Sueño de Hospital Quirón Murcia, que destaca que ” reduce el grado de estrés y las tensiones físicas, aumenta la capacidad de concentración del individuo en un 34 por ciento, refuerza totalmente el estado de alerta y disminuye en un 37 por ciento los riesgos de padecer enfermedades cardiovasculares”.

Sobre la duración de la siesta, la doctora Lluch es clara: “El tiempo recomendable que debemos dormir en la siesta oscila entre los 20 y 30 minutos, de esta forma reponemos las fuerzas necesarias para afrontar el resto de la jornada. Sin embargo, al echarnos una siesta de más de media hora, el efecto que obtenemos es el contrario, teniendo una sensación de malestar general y de un cansancio mayor al que teníamos antes”.

Además, la práctica de la siesta, que se realiza habitualmente tras la comida, “produce una relajación muscular que ayuda al aparato digestivo a hacer la digestión, función principal de este órgano, de una manera más eficaz”.

Al hilo, manifiesta que la mayoría de veces que se piensa en echarnos una siesta, el único objetivo que nos proponemos es “reponer fuerzas de una manera rápida y breve”. Sin embargo, “no tenemos en cuenta cómo debemos hacerlo para lograr una siesta perfecta”.  Para conseguirlo, aconseja que se deben de evitar, en la medida de lo posible, “los ruidos y la claridad, con una buena temperatura en la habitación para favorecer la calidad del sueño, y dormir la siesta cómodos”.

Mientras que para los adultos, los efectos de la siesta “resultan favorables por combatir las posibles alteraciones de sueño que pueden padecer debido a la excitación o el estrés emocional, para los niños y ancianos esta práctica es fundamental, ya que los más pequeños la necesitan para su desarrollo físico y neurológico, y los mayores para tener una mejor calidad de vida”.

La doctora Lluch señala la importancia del descanso para un buen rendimiento diario tanto en el trabajo como en las actividades cotidianas.  Por ello, comenta que “los trastornos del sueño, como la conciliación del mismo o las alteraciones relativas a su duración, necesitan ser tratadas por especialistas que ayuden a solucionar estos problemas, por lo que es recomendable asistir a una Unidad de trastornos del sueño como la de Hospital Quirón Murcia, que cuenta con la última tecnología para la realización de pruebas neurofisiológicas, que den el diagnóstico de las alteraciones del sueño y de la actividad bioeléctrica cerebral”.

Las siestas pueden ser planificadas, cuando vamos a ir a dormir un poco más tarde, por ejemplo en verano por que la mayoría de las actividades se inician cuando hace menos calor y esto lleva a que nos acostemos más tarde; de emergencia, que se producen al encontramos muy cansados y no poder continuar la actividad, sería el caso de las siestas para combatir el adormecimiento o fatiga en la conducción en periodo estival cuando nos desplazamos de un sitio a otro por la carretera); y habituales, que corresponde al sujeto que hace la siesta todos los días a la misma hora, por ejemplo la de los niños pequeños cada tarde y la de los adultos después de comer.

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Los esteroles vegetales, la receta contra el colesterol

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La Comisión Europea ha confirmado que la ingesta diaria de entre 2,5 y 3 gramos de esteroles vegetales reduce hasta un 12,5 por ciento el colesterol LDL en sangre, según ha informado el presidente de Fundación Española de Dietistas-Nutricionistas, Giuseppe Russolillo.

Y es que, aproximadamente 17 millones de españoles padecen este trastorno y, hasta la fecha, la prevención y tratamiento de esta afección ha consistido en mantener una alimentación saludable y practicar actividad física a diario.

“Sin embargo, cada vez podemos afirmar de forma más contundente que la ingesta de esteroles vegetales puede ayudar a mejorar el control de esta enfermedad y favorecer la reducción del colesterol alto, convirtiéndose así en parte de la estrategia principal”, ha explicado Russolillo.

En concreto, los esteroles y estanoles vegetales son compuestos orgánicos que actúan bloqueando parcialmente la absorción de colesterol en el intestino, lo que implica una reducción del paso del colesterol a la sangre.

Ahora bien, aunque se encuentran en aceites vegetales, frutos secos y en muchas frutas y verduras, la cantidad es “insuficiente” para reducir de forma significativa el colesterol, por lo que el experto ha destacado la necesidad de que se aumente la ingesta de estos compuestos a través de alimentos funcionales como, por ejemplo, ‘Flora pro.activ’.

De hecho, este tipo de productos están avalados por organismos como la Sociedad Internacional de Arterosclerosis, la Sociedad Europea de Arterosclerosis o la Sociedad Europea de Cardiología. “Su consumo, unido a una alimentación variada y equilibrada y un estilo de vida saludable, puede ayudar en el control del colesterol”, ha zanjado.