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La diabetes entra en el top ten de las principales causas de muerte

La OMS (Organización Mundial de la Salud) ha utilizado para ello datos relativos a 2011, año en que estiman que murieron en todo el mundo 55 millones de personas. Las enfermedades no transmisibles son responsables de dos de cada tres fallecimientos (36 millones), más que hace diez años, cuando representaban el 60 por ciento de todas las muertes (31 millones).

La primera causa de muerte siguen siendo las enfermedades cardiovasculares, que mataron a casi 17 millones de personas y representaron tres de cada diez fallecimientos. De ellos, unos 7 millones lo hicieron por una cardiopatía isquémica y 6,22 millones debido a un accidente cerebrovascular.

A ambas dolencias le siguen en el ranking las infecciones de vías respiratorias inferiores (causantes de 3,2 millones de muertes), la EPOC (3 millones), enfermedades diarreicas (1,9 millones), el VIH/sida (1,6 millones), los cánceres de tráquea, bronquios o pulmón (1,5 millones), la diabetes mellitus (1,4 millones), los accidentes de tráfico (1,3 millones) y los nacimientos prematuros o el bajo peso al nacer (1,2 millones).

Precisamente la OMS destaca como de este “top ten” sale la tuberculosis, que no obstante sigue entre las quince principales causas de muerte provocando un millón de fallecimientos en 2011.

Países ricos y pobres, la causa de muerte cambia

De hecho, en su informe destacan como las causas de muerte pueden variar entre países de altos y bajos ingresos. Así, mientras que en los países ricos las enfermedades no transmisibles representan el 87 por ciento de todas las muertes, en los países de bajos ingresos apenas representan el 36 por ciento, y ganan protagonismo enfermedades como el VIH/sida, las enfermedades diarreicas, la malaria o la tuberculosis, que representan un tercio de todas las muertes en estos países.

También hay diferencias en la edad de los fallecidos. En los países de ingresos altos, 7 de cada 10 muertes se producen en personas de más de 70 años y sólo un 1 por ciento de las muertes son de niños menores de 15 años.

En los países de bajos ingresos, en cambio, casi 4 de cada 10 muertes se producen antes de los 15 años y sólo 2 de cada 10 después de los 70 años entre las personas de 70 años y más.

Muertes infantiles

Las complicaciones derivadas de un parto prematuro, la asfixia al nacer y las lesiones al nacer también se encuentran entre las principales causas de muerte, cobrando la vida de muchos recién nacidos y lactantes.

En este sentido, la OMS pone de relieve que de los 6,9 millones de niños que murieron antes de cumplir los cinco años en 2011 casi todos (99%) fueran de países de bajos y medianos ingresos. Además de las complicaciones al nacer, la neumonía o las enfermedades diarreicas, la malaria sigue siendo una importante causa de muerte a estas edades, especialmente en África subsahariana, donde causa aproximadamente el 14 por ciento de los menores de cinco años.

Además, alrededor del 43 por ciento de las muertes en niños menores de 5 años en 2011 se produjo durante sus primeros 28 días de vida.

El tabaco sigue estando detrás de muchas muertes

Por otro lado, la OMS también destaca como el consumo de tabaco sigue siendo la principal causa de muchas de las principales enfermedades mortales del mundo, como la enfermedad cardiovascular, la EPOC o el cáncer de pulmón.

En total, el consumo de tabaco es responsable de la muerte de alrededor de 1 de cada 10 adultos en todo el mundo, siendo la causa oculta de muchas enfermedades mortales.

De igual modo, también muestran su preocupación por el elevado porcentaje de muertes provocadas por un accidente o una lesión (9% del total). De todas ellas, los accidentes de tráfico siguen siendo la causa más frecuente, casi 3.500 vidas perdidas cada día, unos 700 más que en el año 2000.

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Menos calorías y más agua para prevenir los golpes de calor en mayores

Con el aumento de las temperaturas, las personas mayores tienen más riesgo de sufrir una hipertermia o golpe de calor. La hipertermia se desencadena cuando los mecanismos de regulación térmica del organismo no pueden responder a las altas temperaturas, lo que tiene graves repercusiones que pueden llevar a un fracaso orgánico irreversible.

“Los síntomas de la hipertermia son diversos y algunos inespecíficos, tales como dolor de cabeza, sensación de boca seca y pastosa, náuseas, vómitos, mareos, escalofríos, desorientación, piel seca y enrojecida y disminución de la respuesta, hasta llegar a una posible pérdida de conciencia”, explica el Dr. Francesc Formiga, director del Programa de Geriatría del Hospital Universitario de Bellvitge (HUB).

Para prevenir estas situaciones, una de las recomendaciones esenciales es ingerir muchos líquidos. En este sentido, las personas mayores en verano deben seguir una dieta diferente de la que normalmente siguen durante el período otoño-invierno. “No se trata de comer menos en verano, sino de seguir una dieta que signifique la ingesta de menos calorías y una mayor hidratación”, asegura el Dr. Formiga.

Para conseguir el equilibrio entre la cantidad de líquido que entra y el que sale del organismo hay que beber entre 2 y 2,5 litros de líquido gradualmente a lo largo del día, con más frecuencia por la mañana y la tarde que no por la noche, para evitar la incontinencia nocturna. En caso de despertarse por la noche en verano, se recomienda tomar líquidos.

Asimismo, es aconsejable hacer comidas ligeras y evitar la exposición al sol, sobre todo en las horas de mayor intensidad (de 12.00 a 16.00 horas) y cuando la humedad relativa es superior al 60 por ciento.

Cabe recordar que la falta de sed es engañosa, por lo que se debe consumir agua, infusiones o zumos de frutas aunque no se tenga la sensación de sed, y evitar el consumo de bebidas alcohólicas aunque se tenga la creencia incorrecta que hacen disminuir la sed.

“Cuando la temperatura exterior es muy alta y las pérdidas de líquidos no se reemplazan de forma adecuada, se produce una situación de deshidratación, la tensión arterial baja, aparece sensación de debilidad e incluso calambres musculares”, indica el Dr. Jordi Monedero, director de la Atención Primaria del Delta del Llobregat. “Si esta situación no se corrige a tiempo se pierde la capacidad de sudoración y la piel presenta un aspecto seco y enrojecido, la temperatura corporal sube progresivamente hasta cifras que superan los 40 grados, se entra en hipertermia y si este proceso continúa, se puede llegar a una situación de choque en la que se produce un fallo de los distintos órganos, convulsiones y coma”, añade.

Durante las olas de calor, la mortalidad por golpe de calor puede llegar a superar el 70% de todos los casos.

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Los celiacos que tienen dañados los intestinos tienen más riesgo de sufrir un linfoma

Las personas celiacas que tienen dañados los intestinos tienen cuatro veces más riesgo de sufrir un linfoma que la población general, según han mostrado un equipo de investigadores del Centro de Enfermedad Celiaca de la Universidad de Columbia en Nueva York, liderados por Peter Green, cuya investigación ha sido publicada en la revista Annals of Internal Medicine.

Los expertos han estudiado durante nueve años a 7.625 personas de Suecia que habían sido diagnosticadas con la enfermedad celiaca y a los que se les había realizado una biopsia hacía un año. De ellas, el 43 por ciento todavía tenía daños en los intestinos en el examen de seguimiento y 53 fueron diagnosticadas con linfoma.

Así, y en base a los resultados de la biopsia, los expertos encontraron que las personas cuyos intestinos estaban sanos no tenían un mayor riesgo de sufrir esta enfermedad, mientras que aquellas que lo tenían dañado de manera permanente tenían 3,8 veces más probabilidades de desarrollar un linfoma.

“Es imposible saber si todos los que han participado en el estudio y tenían dañado el intestino no estaban tomando una dieta libre de gluten. En realidad, no sabemos si el único problema de que estos pacientes no cicatricen es la ingesta de esta proteína dado que algunas personas pueden tardar más tiempo en cicatrizar”, ha comentado Leffler.

Finalmente, el experto ha señalado que a pesar de que gracias al seguimiento de la biopsia se ha podido descubrir este riesgo, todavía es necesario investigar más y ha asegurado que los pacientes no deben estar “demasiado preocupados” por saber si padecerán o no un linfoma.

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Las chicas anoréxicas suelen tener rasgos autistas

Las chicas que padecen anorexia suelen tener ciertos rasgos autistas, según ha mostrado un equipo de investigadores del Centro de Investigación del Autismo de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), liderados por Simon Baron-Cohen.

Para llevar a cabo esta investigación, publicada en la revista BioMed Central Molecular Autism, los investigadores estudiaron a 66 chicas de entre 12 y 18 años con anorexia, a las que compararon con más de 1.600 adolescentes sanos analizando el cociente del espectro autista (AQ, por sus siglas en inglés), el cociente de sistematización (SQ) y el cociente de empatía (EQ).

Así, los expertos comprobaron que las niñas que padecían anorexia tenían un mayor cociente de sistematización y un menor cociente de empatía, rasgos que, según los investigadores, son característicos de la enfermedad del autismo.

“Tradicionalmente, la anorexia ha sido vista simplemente como un trastorno de la alimentación. Esto es bastante razonable, pero esta investigación ha desvelado que la mente de una persona con anorexia puede compartir mucho con la mente de una persona con autismo”, ha asegurado Baron-Cohen.

Y es que, las personas con autismo tienen niveles de deterioro variable que van desde la interacción social, la empatía, los intereses repetitivos hasta el lenguaje y la comunicación.

En este sentido, el investigador ha insistido en que la anorexia y el autismo comparten ciertas características como, por ejemplo, las actitudes y comportamientos rígidos o la tendencia a centrarse en uno mismo.

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Consejos para evitar intoxicaciones alimentarias

Especialistas del Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria (HUNSC), adscrito a la consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias, han recordado la importancia de extremar las medidas habituales de higiene para evitar “toxiinfecciones” alimentarias durante la época estival.

En una nota, estos expertos han explicado que durante el verano se modifican hábitos alimentarios, dado que se cambian la cantidad y el número de ingestas que se realizan a lo largo del día, la manera de preparar determinadas comidas o el lugar donde estas se elaboran o se consumen.

A ello han agregado que, si dichas modificaciones no se realizan extremando las medidas higiénico-sanitarias, pueden derivar en intoxicaciones alimentarias, entre las que las más frecuentes son las gastroenteritis o la inflamación del estómago y los intestinos.

Esa última circunstancia se da cuando algunos microorganismos -virus, parásitos o bacterias- se multiplican en el tubo digestivo, como consecuencia de la ingesta de alimentos contaminados con estos agentes o sus toxinas.

En este sentido, los especialistas del HUNSC han señalado que, si bien las “toxiinfecciones” alimentarias se producen a lo largo de todo el año, su incidencia aumenta durante los meses de verano debido a las altas temperaturas, que favorecen la reproducción de los citados microorganismos, y también porque existe una tendencia a comer fuera de casa.

Las principales recomendaciones que realizan desde el Servicio de Aparato Digestivo es llevar a cabo consejos básicos, tales como lavarse manos antes, durante y después de preparar las comidas o evitar la contaminación cruzada separando productos crudos de cocinados y lavando los utensilios de cocina tras cada uso.

También se deben lavar y pelar frutas y verduras; no consumir leche cruda o no pasteurizada, ni huevos crudos, carne cruda o poco cocinada; prescindir de la elaboración de salsas caseras; preparar el menú o los alimentos con la menor antelación posible antes de su consumo, y no descongelar los alimentos a temperatura ambiente sino en el frigorífico.

Además, es importante mantener los alimentos en la temperatura adecuada, no recongelarlos y no tomar productos de establecimientos que no cuenten con sistemas de protección como vitrinas o frigoríficos.

Las consecuencias

Las consecuencias de la gastroenteritis dependerán de la edad, el estado de salud del paciente y la causa que haya provocado esta intoxicación, han apuntado los especialistas.

En las gastroenteritis, la presencia de vómitos y diarreas ocasionan pérdidas de líquido y electrolitos, causando deshidratación, sed, dolor de cabeza, debilidad, mareos, somnolencia, irritabilidad, cansancio, dificultad para concentrarse o bajada de tensión arterial.

La mayoría de casos de gastroenteritis son autolimitados y no requerirán asistencia médica, sino que, con reposo, dieta y una adecuada hidratación, será suficiente. Para ello, se tomará como mínimo dos litros de líquido al día, en pequeñas cantidades, pudiendo utilizar soluciones caseras de suero, caldos elaborados con hidratos de carbono, refrescos de cola, té sin cafeína o bebidas isotónicas.

No obstante es aconsejable utilizar soluciones de rehidratación oral, que pueden adquirirse en farmacias sin receta médica, ya que presentan la composición recomendada para la reposición de electrolitos.

Es posible que algunos pacientes precisen de tratamiento farmacológico que debe ser pautado por el médico de Atención Primaria. Sin embargo, no se deben tomar fármacos antidiarreicos sin consultar previamente al médico, dado que en determinados casos podrían ser perjudiciales y empeorar los síntomas.

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Consejos para viajar seguro con Enfermedad Inflamatoria Intestinal

Durante las próximas semanas, miles de personas se irán de viaje para huir del calor y disfrutar de sus vacaciones de verano. Para más de 200.000 españoles con Enfermedad Inflamatoria Intestinal, las vacaciones necesitan más planificación para minimizar el impacto que el viaje pueda ocasionar en el curso de su enfermedad.

La Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII) engloba tanto la Enfermedad de Crohn como la Colitis Ulcerosa y la colitis indeterminada. Son patologías crónicas, inmunológicas y discapacitantes que producen, entre otros síntomas, diarrea o sangrado rectal y alternan periodos de brote con etapas de remisión. La EII puede ser diagnosticada en personas de cualquier edad, sin embargo, está mayoritariamente diagnosticada en personas jóvenes, principalmente entre los 20 y los 30 años de edad. En concreto, debido a los fuertes dolores intestinales y diarreas de urgencia, las personas que padecen esta enfermedad se hacen muchas veces dependientes de un cuarto de baño.

Viaje, alimentación y dieta

Muchos españoles eligen como destino vacacional en verano las costas españolas. En algunas ocasiones, la Enfermedad Inflamatoria Intestinal puede dificultar el propio viaje, así como la estancia en la playa. Según Ildefonso Pérez, presidente de la Confederación de Asociaciones de Enfermos de Crohn y Colitis Ulcerosa de España, ACCU España, “cuando las personas que padecen esta enfermedad viajan en coche, normalmente calculan las distancias y toman el camino que más estaciones de servicio y paradas tengan para que, en el caso de iniciarse un brote de ésta, puedan tener cerca un baño. Además de ello, pasar el día en la playa para una persona con EII no es tan fácil como lo concibe el resto de la población, ya que en la mayoría de las playas no existen los cuartos de baño. Por eso, los pacientes, antes de viajar, escogen un destino vacacional con playas transitadas que, por regla general, suelen ser las que tienen un baño cercano”.

Asimismo, deben cuidar su alimentación para evitar crisis, ya que la enfermedad puede asociarse a problemas de intolerancia a diferentes alimentos, principalmente los más irritantes para el aparato digestivo, tales como alimentos picantes o ácidos.

Leyre Marín Noguera, paciente con Enfermedad de Crohn de la asociación ACCU Canarias, explica que, “la enfermedad nunca ha representado un problema a la hora de viajar, incluso aunque haya tenido algún ingreso durante los viajes realizados con mi familia. Cuido mi alimentación, ya que es fundamental para no tener ningún tipo de problema. Por ejemplo, cuando acudo a países tropicales y asiáticos nunca como alimentos no cocinados como ensaladas, ni tampoco picantes y, además, el agua siempre la compro embotellada. Siempre descanso lo que necesito y para las actividades en general intento aplicar el sentido común”. Además, su madre, Cristina Noguera, afirma que, “desde que mi hija empezó a padecer la Enfermedad de Crohn, ésta se ha convertido en una enfermedad de toda la familia, ya que debemos planear nuestros viajes y demás en función de ésta”.

José Ramón Marinas, paciente con Enfermedad de Crohn de la asociación ACCU Asturias, comenta que, “siempre utiliza el sentido común para evitar los excesos, tener un buen descanso, una alimentación saludable, etc., por eso nunca he tenido ningún problema”.

Viajar con medicación

Los tratamientos en la Enfermedad Inflamatoria Intestinal permiten mantener la enfermedad bajo control, limitando la aparición de brotes.

José Ramón Marinas asegura que, “dado que la medicación debe conservarse bajo unas condiciones ambientales determinadas, intento viajar en función de los días en que tengo que tomar esta medicación para que no coincida con su administración. Si tengo que viajar con la medicación, informo a la aerolínea e intento que durante el viaje ésta esté lo más refrigerada posible. Nunca he tenido problemas por ello y siempre me la han guardado junto con las bebidas en los aviones. Toda mi medicación viaja siempre en mi maleta de mano. Además, procuro llevar medicación extra para que, en caso de extravío de uno de los bultos del equipaje, siempre tenga todo lo que tomo habitualmente. Además de ello, para algunos países que son bastante rigurosos con la entrada de medicinas en su territorio, llevo un certificado médico con la medicación que suelo tomar”.

Con respecto al transporte de los medicamentos, Leyre Marín Noguera concluye que, “viajo con la medicación en una maleta aparte y asegurándome de que las condiciones ambientales son las más adecuadas. Por lo que me pueda pasar, siempre me informo de los hospitales más cercanos que hay en el país al que viajo y acerca de cómo funcionan”.

10 consejos para viajar con Enfermedad Inflamatoria Intestinal, avalados por ACCU España:

1. Habla con tu médico y comparte con él los detalles de tu viaje.

2. Lleva el teléfono y el correo electrónico de contacto del centro donde realizan el seguimiento de tu enfermedad.

3. Infórmate de los hospitales en tu destino vacacional.

4. Infórmate de las vacunas que debes administrarte y pregunta a tu médico o enfermera de referencia sobre si son compatibles con la medicación que tomas en ese momento. Antes de viajar al extranjero, comprueba que estés cubierto por tu seguro de asistencia médica.

5. Si tomas alguna medicación, solicita a tu médico un certificado al respecto, para que no haya problemas en el aeropuerto con los controles de seguridad (en español e inglés, si es posible). Además, debes llevar contigo un informe médico donde se describa tu estado de salud actual y la pauta de medicación prescrita.

6. Lleva la cantidad suficiente de medicación para toda la estancia y no olvides tomarla.

7. Pregunta a tu médico si tomar el sol es compatible con el tratamiento que estás tomando. En caso afirmativo, recuerda evitar las horas más críticas de sol y renueva tu protección solar periódicamente.

8. Si vas a viajar en coche, identifica las áreas de servicio que dispongan de un cuarto de baño.

9. En función de tu destino, puede ser conveniente no beber agua del grifo o bebidas con hielo, así como lavar ensaladas y frutas con agua embotellada, evita consumir alimentos crudos y salsas que contengan huevo crudo en su preparación.

10. Prepara un botiquín básico que contenga: suero oral, paracetamol, antiséptico y apósitos para las heridas, etc.

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El ejercicio físico permite a las personas mayores mantener una mente activa

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La práctica regular de ejercicio físico permite a las personas mayores mantener una mente activa, además de sentirse ágiles, útiles e independientes. Sin embargo, según alertan los expertos, son muchas las personas mayores que se olvidan de ejercitarla diariamente y evitar, así, que el paso de los años le afecte.

Los hábitos de vida saludables protegen a la mente del deterioro cognitivo o la falta de memoria. En este sentido, la directora médica del servicio de Promoción de la Salud de Sanitas, Clara Esteban, ha recordado que la mente sana se basa en tres pilares fundamentales: la realización de actividades intelectuales, la práctica de ejercicio físico y una alimentación saludable.

De hecho, las actividades intelectuales o de ocio como “sudokus”, sopas de letras o crucigramas consiguen lograr un cierto nivel de agudeza mental, ya que permiten entrenar la agilidad mental sin que suponga un gran esfuerzo para la persona.

“Realizando este tipo de actividades, las personas mayores pueden prevenir la aparición de demencias, así como la evolución de éstas si ya se hubiesen manifestado. Es más importante la calidad del tiempo destinado a realizar esta actividad que la cantidad de pasatiempos que se realicen, ya que cuanto más se practiquen estas actividades, combinando los diferentes tipos, la agilidad mental mejorará y, por tanto, también lo hará la coordinación, la memoria y, por supuesto, la comprensión”, ha comentado la experta.

Por ello, las personas mayores deben completar la actividad intelectual con la práctica de ejercicio físico que permite estimular los músculos y articulaciones, así como mejorar su coordinación y equilibrio. Actividades más veraniegas como fisioterapia en el agua o paseos a primera hora del día, evitando las de mayor calor, harán que las personas mayores estén motivadas a realizarlas, gracias también a las relaciones sociales que se establecen, y, por tanto, que éstas terminen repitiéndose.

La importancia de una dieta equilibrada y saludable

Por otra parte, la alimentación también influye a la hora de que las personas mayores mantengan una mente activa, e incluso para prevenir su deterioro. Entre los alimentos que favorece la agilidad mental destaca el pescado azul, que contiene Omega-3; las nueces, que aportan vitamina E; el salvado de trigo, por su aporte de minerales; o el aguacate, rico en vitaminas, minerales y ácidos grasos.

Asimismo, la leche y los cereales integrales también son productos de consumo recomendado para las personas mayores al fomentar el buen funcionamiento de la mente. Además, en los meses veraniegos, la experta ha recomendado a las personas mayores que en su dieta no se olviden de incluir frutas y verduras, así como moderar el consumo de grasas.

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La comida sana puede ayudar al autocontrol cuando se hace dieta

Muchas personas que hacen dieta tienen dificultades para adherirse a los planes cuando se enfrentan a la tentación de comer alimentos muy calóricos. Sin embargo, los alimentos saludables que están asociados con las dietas, como ensaladas y frutas, pueden recordar a personas que quieren bajar de peso sobre sus metas a largo plazo y mejorar el autocontrol, según concluyó una investigación que se presentó en la Reunión Anual de la Sociedad para el Estudio de la Conducta Digestiva (SSIB, en sus siglas en inglés) en Nueva Orleans, Estados Unidos.

Investigadores de la Universidad de Leeds (Reino Unido) pidieron a las mujeres que olieran naranjas frescas o chocolate y escribieran sobre los recuerdos provocados por el olor de los alimentos. Los investigadores encontraron que las mujeres que estaban a dieta para bajar de peso comieron un 60 por ciento menos de chocolate después de oler las naranjas frescas en comparación con el aroma del chocolate, mientras las que no hacían dieta ingirieron cantidades similares independientemente de los alimentos a los que estuvieron expuestos antes de picar.

En un segundo estudio, las imágenes de los alimentos o productos no alimentarios (por ejemplo, material de oficina) aparecieron brevemente en la pantalla mientras las participantes completaron una tarea distractora. Cuando se les proporcionó la oportunidad de comer una variedad de alimentos dulces y salados, a quienes se les mostraron imágenes de alimentos saludables comieron menos que las que fueron expuestas a artículos no alimentarios.

Comer alimentos saludables puede ayudar a personas que hacen dieta a reducir el número de calorías que consumen y la comida sana sirve para recordar la meta de la dieta y promueve la sensación de saciedad durante más tiempo.

En un tercer estudio, los científicos dieron a los participantes una ensalada, pan de ajo o agua y luego ofrecieron pizza como plato principal. Encontraron que a pesar de la ensalada y el pan de ajo tenían la misma cantidad de calorías, las mujeres a dieta comieron menos si consumieron el aperitivo de ensalada en comparación con el pan de ajo o el agua, mientras que las que no estaban a dieta comían cantidades similares con la ensalada como aperitivo que con el pan de ajo o el agua.

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La comida basura durante el embarazo altera el desarrollo de la vía de señalización de opioides en los hijos

El consumo de una dieta con comida basura durante el embarazo provoca cambios en el desarrollo de la vía de señalización de opioides en el cerebro del bebé y altera permanentemente la forma en que este sistema funciona después del nacimiento, según concluye una investigación que se presentará en la Reunión Anual de la Sociedad para el Estudio de la Conducta Digestiva (SSIB, en sus siglas en inglés), que se celebra en Nueva Orleans (Estados Unidos).

Los opioides son sustancias químicas que se liberan cuando comemos alimentos que son altos en grasa y azúcar y que son responsables de causar la liberación de la dopamina. Los investigadores encontraron que el gen que codifica uno de los opioides endógenos clave, encefalina, se expresó en un nivel superior en los hijos de madres que habían consumido una dieta de comida basura que en los de progenitoras que comieron alimentación estándar.

Este conocimiento sobre el aumento de la encefalina, junto al trabajo previo realizado por este grupo de investigación, que mostró que un bloqueador del receptor opioide fue menos eficaz en la reducción de la ingesta de grasa y azúcar en las crías de ratas alimentadas con comida basura, proporciona evidencia de que la vía de señalización opiode en la descendencia es menos sensible a la exposición a la comida basura.

Al ser menos sensibles a los opioides, significa que los individuos cuyas madres comieron cantidades excesivas de comida basura durante el embarazo y la lactancia, tendrían que comer más comida de este tipo para tener una respuesta (“sensación buena”), lo que los haría más propensos a consumir más de estos alimentos altos en grasa y ricos en azúcar.

Jessica Gugusheff, del Centro de Investigación FoodPlus en la Universidad de Adelaide, directora de esta investigación, afirma que “los resultados de este estudio con el tiempo permitirán informar mejor a las mujeres embarazadas sobre el efecto perdurable que tiene su dieta sobre el desarrollo de las preferencias alimentarias de su hijo durante toda la vida y el riesgo de los efectos metabólicos negativos”.

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Declaración Continuum para impulsar la mejora del control glucémico continuo de los pacientes con diabetes tipo 2

Expertos en el tratamiento de la diabetes de toda España se han unido a la iniciativa de la Declaración Continuum para impulsar la mejora del control glucémico continuo de los pacientes con diabetes tipo 2, que además ha contado con reconocidos miembros del deporte, la cocina y la economía.

La iniciativa, que cuenta con el apoyo de la Alianza en diabetes de Bristol-Myers Squibb y AstraZeneca, incluye una serie de propuestas que, como explica el doctor Josep Franch, médico de Atención Primaria en el Àrea Bàsica de Salut Raval Sud de Barcelona y especialista en diabetes, que ha co-coordinado el proyecto, “superar los obstáculos y avanzar” hacia un control glucémico “óptimo y continuo”, añade el doctor Franch.

Otra de las intenciones manifiestas del proyecto es ayudar en la elección de pautas terapéuticas que mejoren la adherencia e implicar a todas las partes afectadas -profesionales sanitarios, pacientes, asociaciones, administraciones públicas y sociedad en general -.

“Uno de los aspectos novedosos de esta iniciativa es que hemos contado con la participación de expertos en áreas no relacionadas directamente con la medicina pero sí vinculadas con la diabetes y su entorno”, destaca el doctor Franch, quien señala que “han aportado una visión innovadora y nuevos enfoques a la hora de abordar los obstáculos para el buen control glucémico”.

Entre estos expertos se encuentra el cocinero vitoriano Diego Guerrero -galardonado con dos estrellas Michelin-, el economista y expresidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) Manuel Conte y el aventurero Sebastián Álvaro.

El creador del programa de televisión “Al filo de lo imposible” subraya especialmente la importancia de romper rutinas, y, con el fin de controlar la glucemia, propone crear equipos multidisciplinares formados por todos los profesionales sanitarios relacionados con el abordaje de la diabetes.

“El paciente tiene que conocer bien en qué consiste la diabetes y cuáles son sus implicaciones antes de afrontar el tratamiento y las recomendaciones sobre dieta y ejercicio”, concluye el deportista español.

Declaración Continuum

Los expertos del comité científico de la Declaración Continuum han constatado que, en los pacientes con diabetes tipo 2, se tarda casi tres años en cambiar de monoterapia a un segundo escalón terapéutico ante la falta de un control glucémico adecuado, cuando lo recomendado es hacerlo a los tres meses. Esto se traduce en un mal control del paciente y un aumento de las complicaciones asociadas a la enfermedad.

Los expertos también reconocen que existe cierta resistencia por parte de los médicos a utilizar nuevos medicamentos, especialmente en las fases tempranas de la enfermedad. Esto se debe, en parte, a la tendencia a utilizar fármacos con los que el médico tiene experiencia y se siente cómodo.

Por ello, la Declaración Continuum aboga por favorecer una mayor proactividad de los profesionales a la hora de identificar pacientes con mal control glucémico, fomentar programas de formación de los médicos que incidan sobre el uso racional de los nuevos medicamentos, simplificar el algoritmo terapéutico para la toma de decisiones y llevar a cabo estudios de coste-efectividad de los nuevos fármacos.

Otro de los principales obstáculos para un buen control glucémico continuo es la falta de adherencia al tratamiento por parte de los pacientes. Esta falta de adherencia puede estar relacionada con pautas de tratamiento complejas, con los efectos adversos de los fármacos utilizados en el tratamiento de la diabetes -hipoglucemias, aumento de peso- y con la falta de educación sobre el impacto de la enfermedad.

Para hacer frente a esta barrera, la Declaración Continuum propone tener en cuenta las preferencias de los pacientes a la hora de determinar su tratamiento, avanzando hacia su individualización, potenciar la educación de los pacientes, simplificar los esquemas terapéuticos e implicar más al médico de Atención Primaria en su seguimiento.

Stress humano

Descifradas las interconexiones entre estrés, obesidad, enfermedades metabólicas y dieta

Debido a los cambios de estilo de vida como el sedentarismo y el uso frecuente de comidas grasas, las enfermedades relacionadas con la obesidad están consideradas en estos momentos como una auténtica pandemia a nivel mundial, independientemente de la edad de los individuos, su sexo o grado de desarrollo del país en que viven.

El síndrome metabólico engloba una serie de problemas médicos que aparecen simultáneamente como la diabetes de tipo II, la hiperglucemia, hiperinsulinemia, hipertrigliceridemia e hígado graso. Aunque generalmente se inducen junto con la obesidad, hay casos menos frecuentes en que pueden detectarse en pacientes no obesos.

Junto con la dieta, existen otros factores que parecen influir en el desarrollo de estas enfermedades como es, por ejemplo, el estrés. Sin embargo, hasta este momento, había una gran disparidad de datos clínicos sobre el tema lo que impedía tener una idea clara del problema. Esto se debía a que, al tenerse que estudiar esta influencia en enfermos que ya habían desarrollado la enfermedad, no era posible estudiar cómo se había producido la evolución de dichas enfermedades a lo largo del tiempo y, por tanto, saber si venía antes el “huevo o la gallina”. Además, dado que en el desarrollo de estas enfermedades influye una gran diversidad de factores ambientales (tipo de dieta, hábitos de vida) y genéticos (raza de los individuos, tendencia diferencial de las personas a desarrollar estas enfermedades, sexo, edad, otras enfermedades), los estudios clínicos daban lugar a resultados muy variables y contradictorios entre sí, lo que impedía llegar a conclusiones definitivas.

Por otro lado, al tratarse de personas, otro problema que impedía obtener una solución a esta pregunta era que los estudios debían hacerse de manera no invasiva y durante un tiempo limitado en los pacientes, lo que determinaba que sólo se pudiese estudiar la evolución de un grupo muy reducido de parámetros clínicos y periodos de tiempo muy cortos. Debido a ello, hasta ahora existían datos muy dispares sobre el efecto del estrés, el síndrome metabólico, la obesidad y el tipo de dieta. Así, mientras que unos estudios indicaban una acción protectora del estrés y del sistema nervioso sobre estas enfermedades, otros estudios establecían que su acción en cambio era perjudicial. Tampoco estaba claro si el estrés venía antes del síndrome metabólico o, en cambio, era éste el que inducía la activación del sistema nervioso que inducía respuestas de estrés. Finalmente, había datos contradictorios sobre si la hipertensión inducida por la obesidad podía ayudar o no al desarrollo de algunos de los problemas asociados al síndrome metabólico como era la diabetes de tipo 2.

Resultados de la investigación

Los resultados del estudio, realizados con animales modificados genéticamente y publicados en la revista Cell Metabolism, dan por primera vez una visión clara sobre este problema, indicando que el sistema nervioso y el estrés tienen funciones diferentes en el desarrollo de estas enfermedades en función de la dieta habitual de los individuos. Así, en individuos con dieta sana, el estrés y la hiperestimulación nerviosa favorecen el desarrollo de hígado graso, la diabetes tipo 2 y otros problemas relacionados como la hiperglucemia, hiperinsulinemia y la hiperlipidemia. En cambio, en individuos con dieta grasa, su papel es en cambio protector, evitando que surjan estas enfermedades e, incluso, la obesidad. Los resultados también permitieron descartar de manera inequívoca que la presión arterial alta contribuya de manera directa al desarrollo de la diabetes de tipo 2 como se postulaba en algún estudio previo.

El estudio también predice que terapias dirigidas contra la rama del sistema nervioso que determina la reacción del organismo al estrés podrían ser de interés para tratar pacientes con síndrome metabólico que no sean obesos. En cambio, esas terapias pasarían a tener efectos perniciosos en caso de ser administradas a pacientes obesos.

“Cuando vimos la disparidad de datos clínicos existentes sobre las interconexiones entre estrés, síndrome metabólico, obesidad y dieta, nos dimos cuenta de que teníamos el animal modelo ideal para resolver las polémicas existentes en este campo” explica el Dr. Xosé Bustelo, profesor de investigación del CSIC que trabaja en el Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca, un centro mixto del CSIC y la Universidad de Salamanca.

Durante estudios previos, este equipo había desarrollado un ratón modificado genéticamente para estudiar el posible papel terapéutico de la oncoproteína Vav3 en cáncer y otras patologías. Cuando estos ratones fueron analizados, el grupo pudo comprobar que tenían una alteración desde su nacimiento que hacía que tuviesen continuamente activado el sistema nervioso relacionado con el estrés. “Esto nos dio la idea de utilizarlos para solventar todas las preguntas relacionadas con la acción del estrés sobre enfermedades metabólicas”, comenta el Dr. Mauricio Menacho-Márquez, investigador del Centro de Investigación del Cáncer y primer firmante del artículo de investigación.

En efecto, “estos ratones nos dan un modelo único para estudiar cómo el estrés contribuía a largo plazo al desarrollo o prevención de dichas enfermedades metabólicas, algo que nunca se pudo abordar con pacientes humanos”, añaden los Dres. Bustelo y Menacho-Márquez. De hecho, “el seguimiento periódico de estos ratones desde su nacimiento hasta una edad equivalente a la que tendrían personas con 80 años nos daba una oportunidad única de ver los efectos a largo plazo del estrés y, además, ver cómo éstos variaban en función de la dieta, la edad o la administración de diversos tipos de fármacos”, añade el Dr. Bustelo. Además, “dado que los animales tenían un componente genético homogéneo y condiciones ambientales idénticas, nos permitía establecer correlaciones directas entre las condiciones experimentales y la evolución de la enfermedad y, por tanto, establecer inequívocamente causas y efectos. Esto era imposible de hacer en humanos”, añade el Dr. Menacho-Márquez.

En la investigación también han participado los laboratorios de los Dres. Rubén Nogueiras y Carlos Diéguez, dos investigadores gallegos que trabajan en el Centro de Investigación en Medicina Molecular y Enfermedades Crónicas (CIMUS) de la Universidad de Santiago de Compostela.

Wasted Young Man

La dieta durante el embarazo puede hacer a los hijos más sensibles al consumo de alcohol y las drogas

La mayoría de las mujeres a la edad de procrear en Estados Unidos tienen sobrepeso “probablemente debido a que comen en exceso alimentos ricos en grasa y/o con alto contenido de azúcar. El aumento de la obesidad prenatal e infantil y el aumento del número de jóvenes que abusan del alcohol y las drogas son problemas que pueden ir en aumento”, comentó Nicole Avena, neurocientífica de investigación en el Instituto del Cerebro McKnight de la Universidad de Florida (Estados Unidos).

En comparación con las crías de las ratas que comían la alimentación habitual de los roedores, las crías de ratas que se alimentaron con dietas ricas en grasa o alto contenido de azúcar durante el embarazo pesaron más de adultos y bebieron más alcohol; y las crías de las ratas que habían seguido dietas altas en azúcar también fueron más sensibles al abuso de drogas como la anfetamina, destacó Avena, cuyo trabajo examinó tres estudios, con una duración cada uno de tres meses y la participación de entre tres y cuatro ratas hembras adultas y entre 10 y 12 crías en cada modelo dietético.

Los investigadores compararon el peso y el comportamiento sobre el consumo de drogas entre las crías de ratas alimentadas con dietas ricas en grasas, sacarosa, o jarabe de maíz con alta cantidad de fructosa, con la descendencia de ratas que tuvieron una alimentación normal de roedores durante la gestación o la lactancia.

Para determinar los efectos de las dietas de las madres durante la gestación, las crías de ratas alimentadas con dietas ricas en grasas, altas en sacarosa o fructosa de jarabe de maíz fueron amamantadas por ratas madres que tomaban comida normal. Para hallar los efectos de las dietas de las madres de las crías durante la lactancia, las crías de madres que habían tomado comida normal fueron amamantadas por madres ratas que comían alimentos altos en alta sacarosa, en grasa o jarabe de maíz de alta fructosa.

La dieta alta en grasa contenía un 50 por ciento de grasa, 25 por ciento de hidratos de carbono y 25 por ciento de proteína, mientras que la dieta de control refleja una dieta recomendada en humanos, con 25 por ciento de grasa, 50 por ciento de hidratos de carbono y 25 por ciento de proteína, según Avena.

La descendencia de las ratas que tenían dietas altas en grasa durante el embarazo bebió significativamente más alcohol en la edad adulta que las crías de ratas con la dieta normal, mientras que no hubo diferencias en la cantidad media diaria de agua que bebieron o la comida que tomaron.

Las crías de las ratas en la dieta alta en grasas durante el embarazo también tenían niveles significativamente más altos de triglicéridos. Las crías de ratas alimentadas con dietas con alto contenido en jarabe de maíz de alta fructosa o sacarosa no mostraron diferencias en los triglicéridos en comparación con el grupo de comida regular.

Para comprobar los efectos de las dietas ricas en sacarosa y el jarabe de maíz alto en fructosa, los expertos dieron a un grupo de las ratas embarazadas una dieta diaria de comida regular más una solución de sacarosa al 10 por ciento o una solución de jarabe de maíz de alta fructosa del 16 por ciento. Los recién nacidos amamantados por las ratas, ya sea de dietas con alta sacarosa o jarabe de maíz de alta fructosa durante el embarazo, bebían más alcohol en comparación con las crías del grupo que no tomó ningún azúcar.

Además, las crías expuestas a cualquiera de las dietas ricas en azúcar antes del nacimiento o durante la lactancia se convirtieron en hiperactivos cuando se administraron dosis bajas de anfetamina, lo que sugiere la sensibilidad a la droga. Estos animales también pesaron significativamente más al final del estudio que los nacidos de las ratas que ingirieron comida regular.

Investigaciones previas con animales de laboratorio y personas han demostrado que comer en exceso alimentos de buen sabor altera sistemas cerebrales de recompensa, y las dietas con exceso de grasa y azúcar pueden causar un aumento del apetito, así como algunos comportamientos como la adicción, según el investigador principal.

“Nuestros hallazgos sugieren que incluso cuando las ratas están todavía en el útero, la exposición a dietas altas en grasas y ricas en azúcar puede, además de aumentar el peso corporal, conducir a una predisposición a beber alcohol y una sensibilidad a las drogas”, concluyó.