¿Comunicarías en el trabajo que estás padeciendo una depresión? ¿Cómo crees que afectará está enfermedad a tu vida laboral? Estas cuestiones se responden en el Estudio de Opinión Lundbeck ‘La depresión y la ansiedad en el entorno laboral’, realizado en 2015 por Ipsos Public Affairs, y presentado en el marco del XIV Seminario Lundbeck ‘La letra pequeña de la depresión’.
Muchos estudios demuestran que la depresión se asocia con una disminución de las funciones cognitivas y que éstas se mantienen afectadas una vez que los pacientes se recuperan, con un claro impacto en la vida cotidiana y laboral de los pacientes.
Los síntomas cognitivos causan absentismo, reducen la productividad laboral y necesitan de un tratamiento adecuado, factor crítico para reducirlos y mejorar las perspectivas laborales de las personas con depresión. No obstante, la depresión es un trastorno multidimensional caracterizado por aspectos emocionales, cognitivos y físicos, cuyo objetivo terapéutico ha evolucionado y se dirige a la recuperación funcional del paciente.
La alta prevalencia de síntomas residuales de la depresión como los síntomas cognitivos, insomnio, ansiedad, fatiga, dolores y disfunción sexual impactan de forma directa en la calidad de vida de los pacientes y su entorno, incluso en aquellos que responden al tratamiento o se encuentran en fase de remisión.
“Los síntomas residuales de la depresión son aquellos síntomas que permanecen tras la mejoría y que siguen limitando la actividad habitual del paciente. Suelen ser síntomas que no afectan tanto al estado del ánimo (tristeza, llanto) como a dificultades cognitivas (falta de atención o de memoria), síntomas corporales o dolorosos, insomnio o pérdida de apetito sexual”, ha apostillado el investigador en el Instituto Ramón y Cajal de Investigación Sanitaria en el CIBERSAM, Guillermo Lahera.
La presencia de estos síntomas se considera clínicamente relevante y se asocia a un curso negativo de la depresión ya que el riesgo de recaídas, recurrencias, suicidio y discapacidad social se ve incrementado. “Puede decirse, globalmente, que un 50 por ciento de las depresiones tratadas no alcanza la remisión total, es decir la desaparición de los síntomas. De entre ellas, un 80 por ciento mantiene en el tiempo síntomas depresivos residuales”, ha aseverado Lahera.
Concretamente, como promedio, tras la respuesta antidepresiva suelen persistir dos síntomas residuales, destacando los problemas cognitivos, la falta de energía y los trastornos del sueño, que están presentes del 35 por ciento al 44 por ciento del tiempo.
A pesar de esto, el 30,1 por ciento de las personas no comunicaría en el trabajo que padece depresión y el 37,4 por ciento no sabe si se lo comunicaría a alguien, según se desprende del estudio ‘La depresión y la ansiedad en el entorno laboral’.
“El estigma de las enfermedades mentales sigue siendo un tema pendiente, sin resolver, en el que cuesta muchísimo dar pequeños pasos, y la depresión es un ejemplo claro. El estigma envuelve a los enfermos con trastornos mentales, a estas enfermedades en su dimensión pública, a la propia psiquiatría y a sus medidas terapéuticas. En el entorno laboral ello se traduce en enormes dificultades de pacientes con depresión para comunicarle su situación a sus compañeros de trabajo, a sus jefes más inmediatos o a su entorno”, ha comentado el doctor de la Unidad de Psiquiatría del Hospital Juan March de Mallorca, Miquel Roca.
Para combatirlo, el experto ha destacado la necesidad de realizar políticas “muy activas” contra este estigma en el entorno laboral y estudiantil en las que se equipare la atención y la asistencia de los trastornos mentales a otras patologías médicas y, además, en las que se promuevan fondos dedicados a la investigación.
No obstante, la depresión constituye una de las principales causas de baja laboral por incapacidad temporal y permanente en España. Además, y en ausencia de baja laboral, produce una reducción sustancial de la capacidad de la persona para trabajar de manera efectiva, asociándose esto a pérdidas significativas de la productividad, incluso por encima de la mayoría de las enfermedades crónicas.