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Aprende a leer las etiquetas de los envases de alimentos
La alimentación: un factor clave para el rendimiento intelectual
El cerebro es un órgano vital del cuerpo humano, y el órgano central del sistema nervioso. Este controla las funciones del organismo, de ahí que sea reconocido como “el motor” de nuestro cuerpo.
Por ello, es fundamental que nuestra alimentación proporcione los nutrientes necesarios para poder cubrir los requerimientos de nuestro cuerpo y mente, y evitar, así, que un aporte insuficiente nos deje sin energías, y pueda dar lugar a una bajada del rendimiento intelectual.
Vitaminas y minerales que favorecen el normal funcionamiento del cerebro
Como vemos, las vitaminas del grupo B, contribuyen en gran medida al mantenimiento del normal funcionamiento del sistema nervioso, además de otras funciones.
Existe una gran variedad de alimentos típicos del día a día que nos proporcionan estas vitaminas. Por ejemplo, los copos de avena, tienen un alto contenido en tiamina (vitamina B1), al igual que los garbanzos. El huevo, tiene un alto contenido en riboflavina (vitamina B2), y las setas, son fuente de niacina (vitamina B3).
Asimismo, la patata, es fuente de vitamina B6, y también el aguacate, un alimento cada vez con más presencia en nuestras cocinas. Además, las espinacas, tienen un alto contenido en ácido fólico (vitamina B9), y los alimentos de origen animal, representan la principal fuente de vitamina B12. Así, algunos ejemplos de alimentos con un alto contenido en esta vitamina son los pescados como la merluza, el lenguado o la dorada, y carnes como el solomillo de cerdo, entre otras.
Además, las carnes rojas, representan la principal fuente de hierro de la alimentación, ya que este es del tipo “hemo”, por lo que tiene una mayor biodisponibilidad que el hierro del tipo “no hemo”, presente en los alimentos de origen vegetal. Además, cabe destacar que en combinación con alimentos que contengan cantidades representativas de vitamina C, se favorece su absorción, como por ejemplo el puerro, el brócoli, el tomate o el pimiento rojo, entre otros vegetales.
En este sentido, las personas que siguen una dieta vegana, sin alimentos de origen animal, deben prestar especial atención a recibir un aporte suficiente de vitamina B12 a través de complementos alimenticios, y controlar que sus niveles de hierro son los adecuados.
Cabe destacar que la mayoría de las vitaminas son sensibles al calor, por lo que los alimentos pueden perder parte de su contenido en estos micronutrientes con el cocinado. Por ello, se recomienda aplicar técnicas sencillas, como el vapor, y en caso de las verduras y frutas, consumirlas crudas, previamente lavadas y peladas, aquellas que lo necesiten. Además, si se hierven alimentos, se recomienda aprovechar el caldo para otras preparaciones, ya que en él se queda una buena parte de los nutrientes.
Con respecto a los minerales de la tabla, las almendras tienen un alto contenido en magnesio, los langostinos y mejillones en yodo, y las lentejas en zinc.
Todos los nutrientes son necesarios por lo que una alimentación variada y equilibrada, es la mejor estrategia para conseguir un aporte adecuado de cada uno de ellos, y contribuir al correcto funcionamiento de todas las funciones del organismo.
Además, se recomienda seguir unos hábitos de vida saludables, donde la práctica de actividad física regular, es otro de los ejes que contribuye al bienestar tanto físico como mental.
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Cuando practiques deporte, mantén los hábitos saludables de alimentación
En un contexto deportivo, saber elegir los alimentos adecuados al tipo y nivel de actividad física realizado cobra especial importancia para optimizar el rendimiento deportivo y mantener un buen estado de salud
Para el deportista, elegir la cantidad y calidad de nutrientes adecuada para su actividad física resulta esencial de cara a optimizar su rendimiento y marca deportiva. En este contexto, se hace indispensable controlar la alimentación antes, durante y después del entrenamiento para mantener un correcto estado nutricional, ya que se ha demostrado que una dieta inadecuada puede repercutir de manera desfavorable sobre la práctica deportiva.
El ejercicio físico aumenta las necesidades de energía y determinados nutrientes. Por ello, la alimentación debe incluir todos los grupos de alimentos en las proporciones adecuadas para asegurar el mantenimiento del peso corporal y ayudar a optimizar el ejercicio.
Por ello, aunque las bases generales de la alimentación deportiva son comunes para todos los deportistas, las necesidades específicas varían en función de distintos factores como:
- La intensidad y el tipo de actividad
- La duración del ejercicio
- La edad, el sexo y la composición corporal
- La temperatura ambiental
- El nivel de esfuerzo
En este sentido, la mayor parte de la dieta de un deportista la constituyen los hidratos de carbono, ya que son la principal fuente de energía del organismo y deben representar en torno al 60-65 % del total de la ingesta calórica diaria. Constituyen las reservas energéticas en forma de glucógeno, por ello, alimentos como el arroz, la pasta, las patatas o las legumbres son indispensables en el menú diario de los deportistas.
Las grasas tienen igualmente una función energética y deben representar un 20-30 % de las calorías diarias, optando por alimentos con un buen perfil lipídico como los pescados azules, los frutos secos o el aceite de oliva virgen extra.
La función estructural la ejercen las proteínas, ya que contribuyen al mantenimiento y desarrollo de la masa muscular. Se debe consumir alrededor de un 15 % de las calorías diarias en forma de proteínas mediante alimentos que aporten una buena cantidad de aminoácidos esenciales. En este caso, conviene alternar entre las de origen animal, como las proporcionadas por lácteos, cortes magros de carne, pescados y huevos, y las de origen vegetal, combinando distintos grupos de alimentos, por ejemplo, legumbres con cereales.
Los micronutrientes, es decir, las vitaminas y los minerales, cumplen un papel indispensable en el metabolismo y las funciones orgánicas del deportista. Estos deben ser aportados a través de la alimentación, evitando posibles carencias o excesos que puedan afectar al rendimiento deportivo. Una buena combinación de todos los grupos de alimentos ayuda a conseguir la cantidad necesaria de estos nutrientes.
Además, se debe prestar atención a los horarios de las comidas, procurando organizar las diferentes tomas en función de la planificación de entrenamientos, tomar algún alimento unas dos horas antes del ejercicio, así como al finalizar. De esta forma, se favorece la disponibilidad y recuperación de las reservas energéticas y la masa muscular.
Cabe destacar que mantener un buen estado de hidratación es igualmente fundamental para la práctica deportiva. Por ello, se debe beber agua y bebidas deportivas, no sólo durante, sino también antes y después del ejercicio.
Por último, recordar que un estado de nutrición óptimo se consigue con un ritmo de alimentación adecuado durante un periodo prolongado y como parte de los hábitos de vida y el entrenamiento deportivo.