mente activa

#Consejos 13: Consejos para mantener tu mente activa

Una alimentación variada y equilibrada contribuye a mejorar el funcionamiento cognitivo. Una dieta mediterránea es idónea para proporcionar al cuerpo con todos los nutrientes, macro y micro, necesarios para poder ayudar al organismo a funcionar correctamente.

El cerebro también necesita de una serie de hábitos saludables para mantenerse activo. Entre muchos otros, existen unos ejercicios que favorecen el mantenimiento de una actividad mental adecuada como:

  • Conversar
  • Socializar
  • Leer
  • Escuchar la radio
  • Ver fotografías
  • Realizar actividad física
  • Seguir una alimentación variada y equilibrada

La familia Fernández nos da consejos para preservar y ayudar a mantener una mente activa.

 

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verano

# Consejos 10 – ¡Nos vamos a la piscina!

A la familia Fernández, como muchas otras familias, le gusta disfrutar de planes en familia o con amigos en la piscina. Cabe recordar, la importancia de llevar a cabo unas serie de medidas de precaución para que estas experiencias sean lo más saludables posibles.

En este sentido, hay que tener en cuenta:

  • Correcta alimentación, variada y equilibrada.
  • Las comidas ligeras permiten llevar una mejor digestión.
  • Evitar la exposición directa del sol durante las horas centrales del día.
  • Recordar consumir frutas y verduras – estas tienen un valor nutricional de calidad y, además, nos hidratan ya que tienen contenido en agua, incluso algunas, como el melón y la sandía, mucha cantidad de agua.
  • Crema solar con factor de protección solar para protegernos de los rayos ultravioletas en la piel.
  • Hidratación  después de la exposición solar, preferiblemente con aloe vera, para proporcionar a la piel la hidratación necesaria para aliviarla y calmarla.
  • Por supuesto, tener botellas de agua fresquitas a mano. Es fundamental no esperar a tener sed, ya que esto es un síntoma de alarma del cuerpo de falta de hidratación.

Aparte de estas, la familia Fernández nos cuenta otros trucos y consejos para que los planes en la piscina salgan redondos, saludables y divertidos.

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maleta

# Consejos 9 – Qué llevar en la maleta de las vacaciones

Llega el momento de hacer la maleta para irnos de vacaciones. Es muy importante planificar todo lo que vamos a llevar para estar previstos de cualquier imprevisto, evitar cualquier molestia por muy pequeña que sea y sobre todo, disfrutar plenamente de unos días fuera.

Tanto si te vas a la playa, montaña o de turismo a alguna ciudad, no te olvides de los siguientes objetos fundamentales e imprescindibles en la maleta:

  • Gafas de sol – para proteger tus ojos
  • Crema solar con factor de protección solar – cuida tu piel, aunque no te expongas directamente al sol
  • Ropa ligera – mejora la circulación y disminuye la sudoración
  • Opta por llevar colores claros que reflejan los rayos solares al exterior
  • Calzado adecuado – depende de cual sea el destino, es conveniente escoger un calzado impermeable (lugares húmedos) o uno transpirable (en caso de ir a lugares secos)

Entre estos objetos imprescindibles, se encuentra el botiquín que puede contener un mínimo de elementos de primeros auxilios por si ocurre algún percance leve y puntual.

Por supuesto, hay hábitos saludables que no se deben olvidar en verano ni durante el resto del año como por ejemplo, la hidratación. Llevar una correcta hidratación durante todo el año es imprescindible para mantener los niveles de agua adecuados del cuerpo. Asimismo, en verano el cuerpo está expuesto a unas condiciones climáticas que favorecen una mayor pérdida de líquidos a través de la sudoración. Esto, junto con la necesidad de mantener los niveles recomendados de agua del cuerpo, hacen necesario beber más agua. Cabe destacar que la hidratación puede hacerse principalmente mediante el agua; y por otros alimentos como frutas y verduras con alto contenido en agua (sandía, melón, batidos de frutas naturales, leche, caldos, sopas frías…)

¡No te olvides en la maleta de estos imprescindibles objetos y disfruta de las vacaciones!

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desconectar

Desconectar en vacaciones para mejorar tu bienestar emocional

deconectar

Es el momento de parar y hacer una pausa: desconectar, descansar. Dejar todo cerrado para poder disfrutar con la familia, pero ante todo disfrutar uno mismo y así poder rendir mejor a la vuelta.

Durante el verano uno tiene más tiempo de hacer lo que realmente le apetece, incluido no hacer nada; hay más horas de luz, se está más relajado, baja el nivel de estrés, y esto propicia que estemos de mejor humor, que seamos más positivos.

Tal y como demuestran las investigaciones más actuales, cuando nos encontramos en una situación de atención plena (mindfulness) pensamos con más claridad, lo cual hace que tomemos mejores decisiones con facilidad. Ya sabemos que nuestro cerebro, cuando no esta concentrado en ninguna tarea concreta, divaga. Si se aprovecha bien ese momento, puede ser muy bueno para la creatividad, y desde ese estado relajado podemos ver con mayor lucidez posibilidades de cambiar ciertos hábitos cotidianos, que no sería posible en el estresante día a día.

También en este período de asueto se nos ofrece la posibilidad de mejorar la relación con quienes nos rodean, pues hay tiempo para ser más fluidos, abandonarse a una comunicación más pausada, y además el buen clima nos regala más ánimo para superar las dificultades que surjan por el camino. Las vacaciones son quizás el mejor momento de abordar aquellas cuestiones de pareja, familia, hijos… que durante el año vamos acumulando por falta de energía y tiempo. Además, cambiar de lugar, de ambiente, permite ver las situaciones desde otra perspectiva. Cuando estamos en otro entorno aparecen ideas que antes no considerábamos, y es más fácil llegar a buenas soluciones. Por todo ello, las vacaciones resultan perfectas para introducir mejoras en nuestra vida. Probablemente, el inicio del verano sea, junto con el 1 de enero, uno de los pistoletazos de salida para plantearse nuevos retos que llevar a cabo durante el año.

Mucha gente se siente incómoda o culpable por estar unas semanas sin trabajar, sin “producir”; les parece que no hacen nada. Pero es absolutamente necesario un paréntesis de descanso para el bienestar emocional, pues, al igual que sucede con una breve siesta reparadora, aumenta la creatividad y la flexibilidad mental. Por el contrario, la falta de ese alivio provoca irritabilidad y altibajos emocionales que pueden desencadenar en un desbordamiento de ansiedad, e incluso a veces se llega a una actitud depresiva que si no se controla, fácilmente puede derivar en un cuadro de depresión clínica.

Alejarse de la rutina, aunque sea por pocos días, produce unos efectos insospechados. Es como una renovación de nuestro disco duro interno: todo adquiere un cariz diferente, los asuntos toman otro cariz y de repente encontramos salida a aquello que nos tenía colapsados.

Y para que esto se dé tenemos que practicar la aceptación. Te preguntarás cómo. Simplemente accediendo al momento presente, pero con todo: sus cosas positivas y las negativas, aunque dejando de lado, en la medida de lo posible, los pensamientos que rumian los errores del pasado o los que anticipan las preocupaciones del futuro. El único lugar donde se puede actuar es en el “aquí y ahora”. Así que, con esta máxima, aprovecha las vacaciones al máximo posible. Disfruta cada minuto de este regalo tan merecido. Es importante que te lo propongas y mantengas esta actitud todo lo que puedas. Pero tampoco te preocupes si no lo consigues completamente, ya que esa obsesión también te podría estresar. Recuerda: valora más lo que tienes que lo que echas de menos.

Para potenciar nuestro bienestar emocional deberíamos:

  • Invertir en experiencias, pues aportan más felicidad que las adquisiciones materiales. La mayoría de las personas tiende a arrepentirse de las oportunidades que dejaron pasar, lo que no se atrevieron a hacer, por ser espectadores en vez de actores de su propia vida.
  • Imaginarnos haciendo algo, o visualizarnos ejecutando aquello que tememos o rechazamos, por prejuicios o temores infundados. Al plantearse algo nuevo, hay que tratar de ser objetivo y no anticipar el “no” como respuesta recibida de los demás.
  • No juzgar, pues los pensamientos son solo eso: pensamientos, buenos o malos, según el valor que les demos. Algunas circunstancias que nos acompañan no dependen de nosotros, es decir, son inevitables, pero lo que siempre podremos manejar es la actitud que tengamos frente a ellas.
  • Ser paciente con nosotros mismos es el primer paso y la base de todo cambio personal. Los juicios de valor negativos reincidentes y machacones no llevan a ninguna parte; bueno, sí: a impedir que avancemos.

No olvides que para conseguir un descanso realmente efectivo y mejorar tu bienestar emocional, es necesario practicar la desconexión. Por eso supone un verdadero problema cuando uno no sabe o no puede, ni siquiera en vacaciones. Un primer intento, por ejemplo, sería no mirar tanto el teléfono móvil, ni las redes sociales. Hay que dejar de estar continuamente alerta, pendientes del exterior. Lo que nos rodea es absolutamente cambiante, pero la armonía interna siempre es un reducto al que acudir.

Miguel Ángel Rizaldos

Psicólogo Clínico

www.rizaldos.com

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Hábitos saludables durante la jornada laboral

Hábitos saludables: ¡Cuida tu postura corporal!

Hábitos saludables durante la jornada laboral

Además de las recomendaciones más conocidas como seguir una alimentación variada y equilibrada y realizar ejercicio físico regular, cuidar nuestra postura corporal también forma parte de los hábitos de vida saludables.

En este sentido, debemos ser conscientes del movimiento y acciones de nuestro cuerpo, intentando colocarnos lo mejor posible y tratando de evitar posturas peligrosas que nos puedan provocar futuros dolores osteomusculares. 

Consejos posturales a tener en cuenta

De pie
  • Distribuir el peso del cuerpo uniformemente sobre ambos pies.
  • En periodos prolongados, aliviar la tensión de la espalda y piernas reposando alternativamente lospostura de pie pies sobre un escalón o peldaño.
En movimiento
  • Caminar con la cabeza y los hombros erguidos.
  • Doblar las rodillas al agacharse si se hace para levantar un objeto pesado desde el suelo. Desplazar objetos lo más cerca del cuerpo posible, sobre todo si son pesados, y evitar giros bruscos o levantarlos por encima de la cabeza.
  • En días ajetreados, con mucho movimiento, elegir un zapato cómodo con poco tacón que ayude a prevenir la tensión en la espalda.
Sentado
  • Mantener la espalda recta y apoyada en la silla, con ambos pies sobre el suelo o mejor, elevados en un reposapiés.
  • Evitar hundirse en la silla redondeando la espalda; prueba a colocar un cojín en la parte inferior del respaldo para favorecer el mantenimiento de una postura correcta.

Además de estos hábitos posturales, es importante recordar los hábitos saludables básicos que no debemos descuidar: alimentación variada y equilibrada, actividad física y bienestar emocional.

Alimentación saludable, actividad física y bienestar emocional

Para completar una rutina saludable es aconsejable seguir unos hábitos que nos proporcionen la energía nutritiva, el bienestar físico y estabilidad emocional necesarios para poder sentirnos bien.

bienestar emocional

En este contexto, cabe recordar la importancia de una alimentación variada y equilibrada para poder cubrir todos los requerimientos nutricionales necesarios. Además, mantener una actividad física constante y ajustada a las capacidades personales trae consigo una serie de beneficios físicos y emocionales que contribuyen a nuestro bienestar general. Por último, y no menos importante, el bienestar emocional. Estos tres pilares básicos contribuyen a tener una vida saludable, sin olvidarse, por supuesto, de prestar atención a las correctas posturas corporales para evitar dolores y molestias osteomusculares futuras.

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Actividad Física

Beneficios de la Actividad Física para la Salud

 

Actividad Física

Actividad Física

 

“Mens sana in corpore sano”, este concepto proveniente de la Grecia Clásica, cobra una importancia vital en nuestra sociedad actual. Una sociedad que está viviendo cambios en su estilo de vida a un ritmo frenético, y en el que la toma de conciencia de la importancia del ejercicio y la actividad física debe primar en la sociedad como una parte vital de la salud.

El actual ritmo de vida de la sociedad en la que vivimos, lleva en la mayoría de las ocasiones a realizar todo con celeridad, sin detenimiento, a dejar de lado la alimentación tradicional, nos lleva  a pasar demasiado tiempo sentados en la oficina, las horas de juego de los niños en la calle se han visto reducidas por largas horas sentados frente a los videojuegos, televisión o smartphones, entre otras muchas cosas. El estilo de vida ha cambiado y el ejercicio y la actividad física, han pasado a un segundo plano. La población se mueve menos, y las patologías asociadas a un estilo de vida inactivo y una mala nutrición, han crecido.

España es uno de los países que cuenta con un mayor índice de casos de obesidad, lo cual resulta realmente alarmante, teniendo en cuenta que vivimos en un país cuyas condiciones para el ejercicio y la vida al aire libre, así como la tradicional dieta mediterránea hacen óptimo un desarrollo saludable de la sociedad.

¿Cómo podemos combatir la inactividad en aras de mejorar nuestro estado de salud físico y mental?

Lo primero que ha de tenerse en cuenta es que, todo aquello que produzca un bienestar en nuestro organismo, a nivel psíquico y físico, repercutirá directamente en el modo en el que nos enfrentamos a nuestras tareas y obligaciones diarias, esto es, en nuestro rendimiento. Ya sea físico como intelectual.

Hay ciertos factores que sabotean el llevar una vida sana, como son el sedentarismo, la nutrición inadecuada, la falta de descanso, entre otros. Por ello, el introducir unos hábitos de vida que favorezcan una nutrición equilibrada, un buen descanso, así como la actividad y el ejercicio físico, provocarán una mejora en nuestra calidad de vida, en nuestra salud.

El ejercicio físico, se entiende como aquella actividad que implica un esfuerzo de nuestro sistema musculo- esquelético, ejercicios estructurados con el fin de mejorar alguna o todas las capacidades físicas (fuerza, resistencia, flexibilidad, velocidad); por el contrario, actividad física es aquella actividad que implica cualquier movimiento y con ello un gasto energético; actividades tales como: caminar hacia el trabajo, subir escaleras, limpiar la casa, sacar al perro a pasear.

Es cierto que en los últimos años se ha producido un aumento de la media de ejercicio físico semanal en una gran parte de la población, si bien si contabilizamos el tiempo de ACTIVIDAD REAL, a la que nos sometemos, ésta no alcanza ni un 2 % semanal, por lo que el efecto realmente, en términos absolutos no es tan bueno como se espera.

Imagina un individuo que trabaja en la oficina una media de 10 horas al día, otras 7 las pasa durmiendo, 1 hora sentado comiendo, y el resto en el coche para desplazarse al trabajo, otra hora en el sofá leyendo. Dicho individuo realiza ejercicio físico 3 horas a la semana, sin embargo, su índice de actividad o si pudiésemos medir cuánto tiempo está activo, éste no llegaría al 3 % ¿Cómo es posible?

Hay que mejorar nuestra actividad fuera y dentro de casa, esto es, introducir más actividad física que provoque que el cuerpo se mueva frente a la inactividad. Es decir, mejorar nuestros hábitos diarios a través de la actividad física.

Esto resulta mucho más sencillo de lo que parece: subir las escaleras de casa, si se usa transporte público para ir al trabajo, bajarse una estación antes para poder caminar más, dar un corto paseo de 5 minutos nada más comer, usar menos el coche para recados que podemos realizar caminando, levantarse cada hora u hora y media para movernos por la oficina etc… Todo es cuestión de dejar que el cuerpo se desarrolle y se mueva y recupere su funcionalidad.

El ejercicio y actividad física provocan innumerables beneficios en nuestro sistema fisiológico, en la regulación de la secreción hormonal y es la medicina frente a muchas patologías asociadas con un estilo de vida sedentario (obesidad, diabetes, osteopenia o pérdida de masa muscular).

El ejercicio físico, en concreto los programas de entrenamiento de fuerza, ayudan a mejorar el tono muscular de nuestro sistema musculo esquelético, lo que provoca un aumento del riego sanguíneo en ciertas zonas y el consecuente aumento de la masa ósea. Por otro lado, un programa de ejercicios funcionales y movilidad, ayudarán a tu cuerpo a moverse y controlarse mejor, de manera que puedes evitar dolores, molestias y sobrecargas debido al uso o mal uso de ciertas estructuras, así como evitar la atrofia muscular por pasar mucho tiempo inactivos.

El ejercicio aeróbico, provocará en el largo plazo una mejora del cardio-respiratorio, bajada de la presión arterial y una mejora del funcionamiento del corazón.

Pero este tipo de cambios, que deben introducirse de forma progresiva, no sólo provocarán que el organismo funcione correctamente, además provocan innumerables beneficios psicológicos.

Al realizar ejercicio físico, se segregan endorfinas, neurotransmisores, conocidas como la fórmula de la felicidad, y esa sensación de bien estar, conlleva a que el estado anímico sea positivo, tengamos más energía y podamos enfrentarnos a las responsabilidades y problemas diarios con una actitud más abierta. Por otro lado, se produce una mejora del rendimiento cognitivo.

Ahora que comienza el buen tiempo, es buen momento para salir a la calle a moverse y sentir los beneficios del ejercicio y actividad física.

 

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Cuida tu alimentación

Cuida de tu alimentación, cuida de tu corazón

 

Cuida tu corazón

Cuida tu corazón

La rutina, la falta de tiempo, el ritmo de vida… muchas pueden ser las razones que nos dificultan llevar un estilo de vida sano, pero ninguna de ellas deberían de utilizarse de excusa para no concienciarnos y preocuparnos por llevar una alimentación saludable. España es un país históricamente reconocido por su dieta mediterránea. Sin embargo, los últimos datos en las tasas de obesidad demuestran que la población española no sigue una alimentación saludable. Para cuidar del corazón es necesario cuidar la alimentación.

Los principales alimentos que componen la dieta mediterránea son:

  • Cereales
  • Fruta
  • Verdura
  • Lácteos
  • Aceite de Oliva
  • Pasta
  • Legumbres
  • Pescado
  • Consumo ocasional de carne roja

Un estudio realizado a personas en mayor riesgo cardiovascular (por encima de los 40 años), de la Fundación Española del Corazón (FEC) denominado “Mitos y Errores en Alimentación en la población española”, considera que 1 de cada 5 españoles reconocen que no se alimentan adecuadamente.

El 18% de los encuestados creen que su dieta no es equilibrada debido al bajo consumo de pescado azul, seguido de poca verdura y exceso de azúcares.

Existen estudios que afirman que la dieta mediterránea no hipocalórica combate el riesgo cardiovascular, además de lograr una pérdida de peso que se mantiene a largo plazo.

Omega 3, beneficio cardiovascular

El pescado azul contiene mayor concentración de ácidos poliinsaturados omega-3.  Sin embargo, el 30 % de los españoles desconoce qué alimentos son fuente de omega 3. Si bien el 83% de los encuestados sabe que el pescado azul es rico en omega 3, sólo el 47% lo asocia a la obtención de beneficios cardiovasculares. 

La doctora María Elisa Calle, coordinadora del Programa de Alimentación y Salud de la FEC  afirma que a partir de los 40 años, comienza a “aumentar el riesgo de cardiopatía isquémica principalmente en varones”, y que en las mujeres “el riesgo se inicia a partir de los 50 años, cuando empieza a disminuir la protección debida a los estrógenos”.

Acceder al siguiente enlace para conocer más datos: http://www.efesalud.com/noticias/alimentacion-herramienta-salud-corazon/

 

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Una alimentación saludable te ayuda a sentirte bien

Una alimentación saludable te ayuda a sentirte bien

Una alimentación saludable te ayuda a sentirte bien

Los hábitos alimentarios pueden alterar nuestro humor y estado de ánimo ya que, como bien dice el dicho, ‘somos lo que comemos’. Por eso, una alimentación saludable nos ayuda a sentirnos bien tanto por dentro como por fuera.

Nuestra alimentación y estilo de vida están estrechamente relacionados con las emociones, por lo que llevar una alimentación saludable y equilibrada nos ayuda a sentirnos mejor con nosotros mismos. En el aparato digestivo se producen una gran cantidad de hormonas y neurotransmisores, lo que hace que esté muy ligado al sistema nervioso y con ello, a nuestro estado de ánimo. Si llevamos una alimentación ordenada y digerimos bien los alimentos, esto se refleja en una mejora del humor, del mismo modo que situaciones de fatiga, estrés o nerviosismo pueden provocar molestias intestinales, de ahí que se conozca al intestino como el ‘segundo cerebro’.

Cada nutriente tiene una función esencial en nuestro organismo, por eso es imprescindible incluir todos los grupos de alimentos en la dieta, conociendo y respetando las cantidades y recomendaciones de cada uno de ellos. Por ejemplo, los hidratos de carbono aumentan los niveles de serotonina, que es un neurotransmisor que regula el ciclo del sueño y juega un papel fundamental en nuestro estado de ánimo. A menudo, cuando estamos estresados o nerviosos, comemos alimentos ricos en este macronutriente como patatas fritas, pasteles o snacks para mejorar nuestro humor. Se ha visto que muchas personas bajo situaciones de estrés o pacientes con depresión, aumentan de peso debido a una ingesta excesiva de este tipo de carbohidratos, en detrimento de una alimentación variada y equilibrada.

Asimismo, las proteínas aumentan los niveles de algunos neurotransmisores, lo que favorece una correcta conexión cerebral, y ciertas grasas, como los ácidos grasos omega 3, regulan procesos que ocurren en el cerebro, ya que forman parte de membranas celulares.

Una alimentación equilibrada y variada incluye un aporte diario del 50-55 % de la energía total en forma de carbohidratos, 30-35 % en forma de grasa y entre 10-15 % de proteínas. A su vez, las vitaminas y minerales (micronutrientes) cumplen una función imprescindible en el buen funcionamiento del organismo. En concreto, se ha visto que una alimentación pobre en nutrientes esenciales como vitaminas, minerales y ácidos grasos omega 3, puede afectar negativamente a nuestro estado de ánimo y aumenta el riesgo de padecer enfermedades mentales. (Fuente: Indian Journal of Phychiatry)

Se conocen diferentes alimentos que por su composición pueden mejorar el ánimo, como los lácteos, que son ricos en el aminoácido triptófano, precursor de la serotonina, el chocolate, que favorece la producción de endorfinas y su consumo moderado posee efectos relajantes, las fresas, muy ricas en vitamina C que protege a las células frente al daño oxidativo, y el plátano, que ayuda a producir serotonina. Sin embargo, llevar un estilo de vida sano para mantener un estado de ánimo adecuado se basa no sólo en la alimentación e hidratación adecuada, sino en la combinación de esta con la práctica de actividad física diaria, el descanso suficiente y el equilibrio emocional.

Además, mantener un orden y unos horarios regulares de comidas, sentarnos a comer de forma relajada reservando el tiempo necesario para ello y realizar las comidas en compañía nos ayudará a conseguir sentirnos bien emocionalmente.

actividad física y sedentarismo

Incluir la actividad física en la rutina diaria ayuda a prevenir la aparición de enfermedades asociadas al sedentarismo

 

sedentarismo

sedentarismo

Incluir la actividad física en la rutina diaria ayuda a prevenir la aparición de enfermedades crónicas asociadas al sedentarismo, tal y como ha recordado la catedrática del Departamento de Salud y Rendimiento Humano de la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte de la Universidad Politécnica de Madrid, Marcela González-Gross

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda para adultos realizar actividad física como mínimo tres o cuatro veces a la semana. En concreto, realizar al menos 150 minutos de actividad física moderada a la semana o 75 minutos si es una actividad física vigorosa.

En personas sanas se debe aumentar el gasto calórico a través de las actividades diarias tanto de alta como de baja intensidad y del transporte activo (ir andando, en bicicleta, subir escaleras), y reducir el tiempo que permanecemos sentados. De esta manera, se mantiene una rutina diaria activa, clave para evitar los riesgos asociados al sedentarismo”, ha explicado la doctora.

Ahora bien, prosigue, la hora de introducir la actividad física en nuestra vida hay que considerar que pasar de ser sedentario a hacer demasiado ejercicio puede incrementar el riesgo de sufrir una lesión. Por ello, los expertos recomiendan encontrar una actividad que satisfaga y se realice siguiendo las pautas adecuadas y sin dolencias.

En concreto, las actividades cardiovasculares son ejercicios de baja o media intensidad y de larga duración y ayudan al fortalecimiento del corazón, el refuerzo del sistema inmunológico, la mejora del sistema respiratorio y la mejora del sueño, así como también ayuda a reducir el riesgo de presión arterial alta, diabetes, y colesterol alto.

Asimismo, las actividades de fuerza y resistencia muscular incluyen tanto ejercicios de corta duración y alta intensidad como de baja intensidad y larga duración y sus ventajas van desde el aumento de fuerza y resistencia en músculos, huesos y ligamentos, a la mejora de la coordinación y el equilibrio.

Recomendaciones a la hora de realizar actividad física

Por otra parte, la experta ha destacado la importancia de que la actividad física que se realice resulte divertida y, a su vez, se escuche al propio cuerpo y se aplique el sentido común.

De hecho, se recomienda realizar una prueba de esfuerzo previa al comienzo de la práctica de ejercicio intenso: hombres mayores de 45 años y mujeres mayores de 55, cuando presenten factores de riesgo, así como todas las personas diagnosticadas con enfermedades cardiovasculares, pulmonares o metabólicas.

Para mejorar la condición física, se debe aplicar una sobrecarga gradual y progresiva a la cantidad de actividad física. Así se podrá además alcanzar el nivel óptimo de gasto de energía a través de la actividad física, que ronda las 2.000 kilocalorías a la semana.

Finalmente, y con el objetivo de combatir el sedentarismo y mantener el cuerpo activo, desde Info-Alimenta se han elaborado 10 vídeos de ejercicio físico sencillo y rápido, adaptados a situaciones diarias como realizar la compra, conducir, trabajar en la oficina o ver la tele en el sofá.

Fuente: http://www.medicosypacientes.com/articulo/incluir-la-actividad-fisica-en-la-rutina-diaria-ayuda-prevenir-la-aparicion-de-enfermedades

 

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