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De la tristeza a la depresión

La tristeza es una emoción normal, que experimentamos ante una pérdida, un duelo, y en muchas ocasiones tiene un papel importante en el crecimiento de la persona. Sin embargo, la depresión es un cuadro clínico bien definido, en el que además de una tristeza severa cuantitativa y cualitativamente intensa se acompaña de otros síntomas como pérdida de energía y de la capacidad de disfrutar con las cosas.

La depresión responde al modelo biopsicosocial que tiene que ver con las interacciones de lo biológico, lo psicológico y lo social.

La tristeza es una emoción normal, es la manera normal de reaccionar ante una amenaza o pérdida. Pero cuando esa tristeza deja de ser normal y nos inhibe en exceso, nos incapacita, nos inhabilita para nuestro funcionamiento normal y aparecen síntomas cualitativamente diferentes empezaríamos a hablar de depresión.

La depresión es un trastorno frecuente, incapacitante y, en algunos pacientes, se trasforma en una enfermedad crónica y recurrente.

Además, la carga de la depresión no sólo afecta al paciente, también se extiende a su entrono.

Epidemiología

Los datos de prevalencia de los estudios varían mucho, entre 5 y 85 % (si los criterios son muy laxos), lo cual refleja una gran disparidad en los estudios de depresión.

Un estudio epidemiológico en EEUU nos habla de un índice de prevalencia durante la vida de un 17 %. Los británicos ofrecen cifras entre 5- 10%. En cualquier caso se trata de cifras muy altas.

¿A quién afecta?

Nos puede afectar a todos: niños, adultos y ancianos. De hecho en las edades extremas de la vida por diferencias en la expresión de los síntomas (irritabilidad en el niño o cansancio en el anciano) los casos se hacen más invisibles.

¿Por qué aparecen?

Lo que mejor lo explica es el modelo biopsicosocial, es decir, es una conjunción de síntomas biológicos (fundamentalmente genéticos), psicológicos (rasgos de personalidad), y sociales (de ciertas interacciones con el ambiente).

Pero además, debemos encontrar en la secuencia temporal otros factores que nos van a ayudar mucho a entender qué es la depresión:

-Factores predisponentes, aquellos que sitúan al sujeto en un mayor riesgo de padecer una depresión.

-Factores desencadenantes, aquellos que hacen que se active el riesgo inicial.

-Factores mantenedores, que actúan en la cronificación del cuadro.

Y en cada uno de ellos vamos a encontrar los factores biológicos (genéticos), factores psicológicos (rasgos disfuncionales de personalidad) y factores sociales (acontecimientos vitales precoces o estresantes).

Factores de riesgo predisponentes

Entre ellos:

-La educación: los escenarios de menor nivel educativo y de mayor nivel educativo aumentan el riesgo.

-Estrés crónico.

-Enfermedad crónica.

-Pérdida sensorial, declive cognitivo (en las personas mayores).

Factores desencadenantes

Entre los acontecimientos vitales que pueden actuar como desencadenantes están:

-El duelo (la pérdida de un ser querido).

-La separación.

-Una dolencia física aguda.

-Una enfermedad física o amenaza vital en un ser querido.

-Pérdida súbita de vivienda.

-Crisis financiera.

-Pérdida de un objeto valioso o significativo.

Factores protectores

También hay factores protectores:

-La clave está en el apoyo adecuado a través de una detección y tratamiento precoces.

-Evitar polifarmacia: muchos tratamientos tienen como efecto adverso generar síntomas depresivos.

-Hábitos de vida saludable: buen ritmo sueño-vigilia, comer equilibradamente. Todo ello nos va ayudar a tener mejor capacidad para afrontar las situaciones.

-Tenemos que trabajar los estilos de afrontamiento. Hay estilos más facilitadores de la depresión, el evitativo por ejemplo (entender las cosas de una manera pesimista). Por otro lado los escenarios positivos, ser capaz de afrontar los problemas con técnicas de solución de conflictos más adecuados va a reducir el riesgo.

-También es importante la red social de apoyo. La soledad es un elemento de riesgo, es necesario tener una buena red social, un apoyo tangible (un amigo al que llamar cuando surge un problema).

Manifestaciones de los trastornos depresivos

En primer término debemos hablar del estado de ánimo. Lo más característico de la depresión es este estado de ánimo triste persistente en el tiempo. Por otro lado hay alteraciones en el funcionamiento cognitivo (dificultades para concentrarnos y para memorizar), en la actividad psicomotora (agitación a veces confundida con ansiedad) y los síntomas somáticos, que para muchos pacientes representan el síntoma principal (un dolor físico inexplicable sin causa orgánica que justifique el cuadro).

Clínica

Según la Asociación Americana de Psiquiatría el síntoma fundamental es el estado de ánimo depresivo la mayor parte del día por más de tres semanas consecutivas. También hay una disminución del interés o de la capacidad para disfrutar de las cosas.

Otros síntomas son los cambios de peso, tanto para perder como para ganar; puede haber insomnio o hipersomnia casi cada día; agitación o enlentecimiento psicomotores (el paciente está o muy inquieto o por el contrario con una sensación de aletargamiento y cansancio); y apatía o pérdida de energía.

También suele haber sentimientos de culpa y disminución de la capacidad para concentrarse. Y el dato más preocupante son las ideas recurrentes de muerte (como una manera de escapar de ese sentimiento), con el riesgo de que el paciente cometa alguna acción de autoagresividad.

Depresión e incapacidad

Estos síntomas además pueden interferir en la calidad de vida del paciente. Sabemos que la depresión es una de las principales causas de incapacidad en el mundo occidental. Además, las previsiones sugieren que los trastornos psiquiátricos y neurológicos en el año 2020 representarán el 15 % de las bajas.

Los pacientes deprimidos tienen una peor percepción de su estado de salud actual y también tienden a hacer un mayor uso de servicios sanitarios.

No debemos de olvidarnos de los familiares, porque el tener un familiar enfermo es un riesgo para que el cuidador padezca una enfermedad. Cuando la depresión se cronifica condiciona un riesgo adicional para el cuidador.

Pero sólo la mitad de los pacientes con depresión están diagnosticados, podríamos verlo como un iceberg donde sólo una pequeña parte de los pacientes están en tratamiento. La mayoría de estos pacientes están en Primaria con sintomatología digestiva, cefaleas, etc.

Tratamiento: opciones

Los pilares claves del tratamiento son los antidepresivos y la psicoterapia formal. En cuadros graves se puede realizar terapia electroconvulsiva e, incluso, estimulación magnética transcraneal.

Antidepresivos

Para muchos cuadros depresivos la serotonina, la dopamina y la noradrenalina son los tres neurotransmisores principales que explican los síntomas de la depresión. En estos tres es donde los fármacos antidepresivos van a actuar de manera prioritaria.

Es muy importante el periodo de latencia, de transición desde que utilizar el antidepresivo y el paciente comienza a sentir mejoría, que va de una a dos semanas hasta un mes. Y en ese tiempo no sabemos la eficacia del fármaco y esto hay que explicárselo al paciente.

Clasificación de antidepresivos

-Los inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAOs) se han quedado para un uso muy marginal.

-Los antidepresivos tricíclicos, como imipramina, clorimipramina o amitriptilina, son fármacos muy eficaces en depresión pero con un perfil receptorial complejo y una parte importante de sus efectos adversos se deben a un perfil anticolinérgico. Generan en muchas ocasiones sensación de sedación, retención urinaria, estreñimiento o dificultades de acomodación. Son muy eficaces pero no son tan bien tolerados cono los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS).

-Los ISRS, como su nombre indica, son selectivos y sólo actúan sobre la recaptación de la serotonina.

-Otro gran grupo es el de fármacos duales, como duloxetina, venlafaxina y mirtazapina, que actúan sobre los receptores noradrenérgico y serotoninérgico, lo que plantea ventajas cualitativas y los convierte en buenos fármacos antidepresivos aunque también tienen efectos colaterales.

-El bupropion tiene un efecto específico sobre la recaptación de dopamina, que genera una activación inicial del paciente que para depresiones notablemente inhibidas puede ser una opción interesante.

-La reboxetina actúa específicamente sobre la recaptación de la noradrenalina y se ha quedado para uso sinérgico con un ISRS.

-Y la agomelatina tiene un mecanismo de acción novedoso, actúa sobre los circuitos de la melatonina, lo cual plantea una hipótesis atractiva y muy buen perfil en cuanto a la regulación del sueño.

A la hora de pautar un fármaco para la depresión tenemos que tener muy claros los efectos secundarios esperados. Los efectos adversos más frecuentes son los digestivos, la sedación, la hipotensión ortoestática y, muy importante, la toxicidad en sobredosificación. Los antidepresivos tricíclicos y los IMAOs una de las razones por las cuales han quedado relegados es porque son fármacos que por su perfil tienen cierta interferencia con la conducción cardiaca y en dosis altas o sobredosificación podrían dar algún “susto” desde el punto de vista cardiovascular.

El resto de fármacos, los más modernos, son razonablemente seguros en sobredosificación, son fármacos muy potentes, buenos antidepresivos y seguros. Y esto enlaza con el riesgo de que un paciente deprimido tenga ideas autolíticas y las lleve a cabo, de manera que con fármacos más seguros estamos más tranquilos.

Los ISRS son buenos antidepresivos pero tienen un impacto negativo sobre la libido reduciendo el deseo sexual y esto también hay que tenerlo en cuenta según la edad del paciente.

También hay que explicar al paciente que el tratamiento tiene que mantenerlo el tiempo suficiente para consolidar la mejoría y esto depende mucho de los factores de riesgo que vayan asociados al cuadro depresivo pero, en todo caso, un mínimo de seis meses.

El antidepresivo ideal

Se trataría de buscar un fármaco:

– Sencillo en su manejo, de dosis única (incluso algunos en dosis semanal).

– Bien tolerado y seguro.

– De inicio de acción rápido. Acortar el tiempo de latencia es uno de los retos.

– Amplio espectro terapéutico. Cuanto más amplio más eficaz, porque hay una alta comorbilidad entre la depresión y otros cuadros como la ansiedad.

– Económico.

Conclusiones

Y para terminar repasamos los puntos claves:

– La tristeza es una emoción normal, que experimenta el hombre y en muchas ocasiones tiene un papel importante en el crecimiento de la persona.

– La depresión es un cuadro clínico, bien definido y conocido.

– La depresión responde a un modelo biopsicosocial.

– Existen tratamientos eficaces y seguros para el tratamiento de la depresión.

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Prescripción de ejercicio físico como elemento del estado de salud en discapacitados

Recogemos la intervención del Prof. José A. Casajús en el marco del Coloquio-Encuentro Nutrición, Salud y Deporte, organizada por la Cátedra Tomás Pascual – Universidad de Navarra.

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¿Cómo influye el estrés en nuestra alimentación?

Los trabajadores que padecen estrés “consumen mayor cantidad de comida rápida y menos porciones de frutas y verduras”, según un estudio publicado en el número de octubre de la revista Preventing Chronic Disease. La investigación, realizada por la Universidad de Washington, asocia también niveles altos de estrés laboral con menos actividad física y mayor frecuencia de comer mientras se realiza otra tarea.

El estrés sufrido en el puesto de trabajo “va unido a una serie de malos hábitos alimenticios ya que se reduce la ingesta de agua y las comidas se hacen a deshoras y de forma poco equilibrada, pues se comen menos alimentos ricos en fibra y se aumenta el consumo de comida rápida, rica en grasas saturadas”, explica Jesús Román, presidente del Comité Científico de SEDCA.

Estos malos hábitos alimenticios así como las situaciones agobiantes que pueden vivirse en el puesto de trabajo “provocan una alteración de los movimientos peristálticos del intestino producido por una reducción del aporte sanguíneo al tracto intestinal. Cuando esos movimientos se ralentizan, se produce estreñimiento”, explica el profesor Román. Además, el estrés también provoca que “al tener menos tiempo, se retrase el momento de la defecación”, añade.

El Foro de Regulación aconseja que “es muy importante aumentar la ingesta de líquidos, sobre todo agua, realizar una alimentación equilibrada rica en fibra y practicar ejercicio físico. Pero también es fundamental tener una disciplina de horarios, comer cuando se debe y no tomarlo como un esfuerzo”, aconseja Román. En el caso de que esto no funcione, se puede recurrir de forma transitoria a preparados farmacéuticos de origen vegetal, basados en plantas como el fucus, la cáscara sagrada o la frángula.

Aumento del estrés laboral por la crisis

El 58% de los trabajadores españoles afirman haber sufrido un incremento del nivel de estrés laboral durante la crisis financiera, según la encuesta Regus Business Tracker. Los principales motivos son la exigencia del aumento de la rentabilidad y la presión por mantener la excelencia en el servicio al cliente. La amenaza de poder ser despedido o el aumento de responsabilidades en iguales condiciones económicas y laborales influyen también en el nivel de estrés.

Ejercicio, alcohol o antiinflamatorios son determinantes para activar algunas alergias alimentarias

El ejercicio físico, la ingesta de alcohol o los antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) presentan un importante papel como activadores de reacciones alérgicas alimentarias, tal como determinan los resultados recientemente publicados en la revista Allergy (European Journal of Allergy and Clinical Immunology).

La relación entre estos co-factores y las reacciones alimentarias era conocida anteriormente pero sólo había sido estudiada en casos individuales o series reducidas. “El trabajo pone de relieve la importancia de evaluar la acción de estos co-factores cuando se trate a pacientes con posibles reacciones alérgicas alimentarias”, afirma la doctora Victoria Cardona, responsable de la Sección de Alergología del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario Vall d”Hebron de Barcelona y miembro del grupo de investigación de enfermedades sistémicas del VHIR, donde se ha llevado a cabo la investigación.

El estudio ha recogido pruebas de 74 pacientes que presentaban alergias alimentarias inducidas por la acción de co-factores (ejercicio físico, ingesta de alcohol e ingesta de AINEs) durante las 2 horas anteriores a la ingesta del alimento sensibilizante y las 4 horas posteriores. Mientras en el 82,4% de los pacientes la ingesta aislada del alimento sensibilizante no provocaba síntomas o sólo reacciones alérgicas de carácter leve, normalmente urticaria, la intervención de alguno de los co-factores elevaba del 17,6% hasta el 85,1% el número de reacciones anafilácticas. El 58% de los casos estaban relacionados con la ingesta de AINEs, el 52,7% con el ejercicio y el 12,2% con la ingesta de alcohol y en algunos casos, combinados. El tiempo de aparición de los síntomas depende del tipo de co-factor, variando desde 75 minutos de media con los AINEs hasta los 10 minutos con el ejercicio.

En la mayoría de casos el alimento reactivo era algún tipo de derivado vegetal. Concretamente, el 91,7% de los casos presentaban sensibilidad a Pru p 3, una de las LTP más habituales, presente en frutas del grupo de las rosáceas, como el melocotón o la manzana. Las LTP o proteínas transportadoras de lípidos son proteínas de defensa vegetales que se encuentran ampliamente distribuidas en los tejidos de muchas frutas, semillas y pólenes y es uno de los alérgenos más habituales en adultos de la región mediterránea. Estas proteínas vegetales, a menudo, son responsables de reacciones cruzadas entre pólenes, vegetales y semillas. Las LTP mantienen su actividad alergénica incluso en alimentos procesados como jugos de fruta, vino o cerveza, ya que son muy estables tanto a variaciones térmicas como a procesos digestivos.

El aspecto más importante del estudio es que pone de manifiesto la importancia de los co-factores como inductores de reacciones alérgicas a diferentes alimentos. Por ejemplo, en el estudio, todos los casos de hipersensibilidad a la ingesta de AINEs, fueron producidos por la combinación con una comida con alimentos que contenían LTP o algún otro alérgeno, mientras que no presentaban síntomas si se evitaba el alimento sensibilizante. Según la doctora Cardona, “a menudo este tipo de reacciones alérgicas eran atribuidas al propio co-factor mientras que la verdadera causa, el alimento, pasaba desapercibida ya que quedaba enmascarada bajo la presencia del co-factor”. El estudio pone de relieve la conveniencia de incluir pruebas que combinen los alérgenos alimentarios con estos co-factores en los protocolos de diagnóstico alergológico. Además, “las líneas de trabajo futuras deberían estudiar el papel de otros co-factores como enfermedades, estrés, cansancio o la menstruación, que ya han sido descritos como potenciales inductores de reacciones alérgicas”, indica la doctora Cardona.

Las alergias alimentarias afectan alrededor del 6% de los adultos de países occidentales y son aún más frecuentes en niños. Se trata de reacciones adversas a alguna sustancia presente en los alimentos llamada alérgeno, generalmente una proteína que dispara los mecanismos de defensa inmunitarios con la aparición de anticuerpos del tipo inmunoglobulinas E (IgE). A menudo, el único tratamiento posible es evitar el alimento que contiene el alérgeno, pero es habitual que aparezcan reacciones cruzadas entre diferentes alimentos o entre polen y alimentos que contienen la misma proteína u otras de estructura similar, de manera que se va ampliando la lista de alimentos sensibilizantes. Los síntomas dependen del tipo de alérgeno, la vía de entrada al organismo y la capacidad del individuo de desarrollar una respuesta inmunitaria específica. Las manifestaciones clínicas pueden variar desde reacciones localizadas leves, como urticarias o síndromes de alergia oral (SAO), hasta reacciones anafilácticas generalizadas de extrema gravedad. Esto hace que sea muy importante determinar la causa concreta de cada alergia y evitar falsos diagnósticos debidos a este tipo de interacciones con otros co-factores.

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La obesidad, un factor de riesgo entre la población desempleada

Aprovechar una situación a priori desfavorable como puede ser el desempleo para mejorar problemas de salud y también el aspecto físico, empieza a ser una opción cada vez más frecuente en personas que padecen sobrepeso.

El parón involuntario que supone la falta de empleo, está siendo aprovechado por personas con sobrepeso para poder someterse a diferentes tratamientos médicos que permitan combatir el problema, asimilar un cambio de hábitos alimenticios y por lo tanto conseguir perder peso.

Según los doctores Jorge C. Espinós y Jesús Turró, especialistas en endoscopia digestiva del Centro Médico Teknon y expertos en el tratamiento de la obesidad mediante técnicas endoscópicas, “en este sentido el periodo de inactividad – siempre y cuando se controlen aspectos como la ansiedad- les permite dedicarse más tiempo a si mismos, centrar sus esfuerzos en conseguir algo que a menudo en el “día a día” no han podido conseguir ya sea por falta de tiempo o porque el tipo de trabajo que tenían no ayudaba a interiorizar el cambio de hábitos alimenticios necesario para la pérdida de peso”.

De esta forma algunas personas con sobrepeso, ayudadas por diferentes opciones médicas para combatir la obesidad y por un equipo médico multidisciplinar (psicólogo, nutricionistas, etc…), pueden dedicar más atención a los cambios que deben hacer en su estilo de vida para conseguir la pérdida de peso y mantenerla a largo plazo.

Asimismo un gran mayoría de las personas que presentan sobrepeso, creen que su exceso de peso puede repercutir desfavorablemente en la búsqueda de empleo para determinados tipos de trabajo. Conscientes de ello, además de aprovechar la situación de inactividad para solucionar algunos de los problemas de salud asociados a la obesidad, muchos dedican ese periodo a mejorar también su aspecto físico.

Es este sentido y según palabras de los expertos “a pesar del esfuerzo de muchas asociaciones de pacientes con sobrepeso para cambiar esta situación, lamentablemente sigue existiendo cierta discriminación laboral con respecto a personas que padecen obesidad, en especial en mujeres y en empleos de cara al público; pero también en perfiles ejecutivos y directivos. La mayoría de los pacientes que acuden a nuestra consulta deciden perder peso por indicación médica y por problemas relacionados con la salud, pero muchos otros también lo hacen por mejorar su aspecto físico, su autoestima e intentar así facilitar su acceso al mundo laboral”.

El desempleo aumenta el riesgo de sufrir obesidad

La relación entre sobrepeso y desempleo no sólo se da desde el punto de vista de la discriminación laboral sino también desde el punto de vista de los efectos que tiene el desempleo sobre la salud, ya que según el estudio Health risk factors and self-rated health among job-sekers (BMC Public Health 2011; 11:659-68) realizado en Alemania, la obesidad está entre uno de los principales factores de riesgo que padecen las personas desempleadas sobretodo de larga duración. Las posibilidades de padecer obesidad estando desempleado aumentan considerablemente cuanto mayor es la edad de la persona y cuanto mayor es el periodo que se está desempleado. En relación al sexo, los hombres parecen tener un riesgo ligeramente superior de acumular peso estando desempleados que las mujeres, un 50,1% frente a un 40,4%.

“Empieza a ser cada vez más frecuente encontrarnos con casos en los que personas que partían de una situación de sobrepeso, han aumentado su exceso de peso como consecuencia de la inactividad y vida más sedentaria a la que se han visto obligados durante una etapa de desempleo de larga duración”, alertan los doctores.

Tras un tratamiento se produce una mejoría notable del estado físico y anímico

Por otro lado, Sonia Oliva psicóloga del Centro Médico Teknon, añade que “además de perder peso, los pacientes que han realizado programas médicos supervisados para la pérdida de peso como el tratamiento de balón intragástrico o la reducción de estómago mediante cirugía endoluminal, combinado en ambos casos con apoyo psicológico y nutricional, han mejorado notablemente su estado de salud en general tanto desde el punto de vista físico como desde el punto de vista anímico y psicológico. De esta forma mejoran su autoestima y por lo tanto suelen tener mayor motivación en la búsqueda de nuevas oportunidades laborales”.

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Observatorios Nutricionales: estrategias de promoción de alimentación saludable

Un observatorio nutricional municipal estaría formado por el ayuntamiento vertebrándolo, ya que éste tiene manera de trabajar directamente con colegios, comederos, asociaciones y otros organismos que puedan aportar algo en el objetivo común como las universidades u otras entidades. Y si se suman varios municipios constituyen la Red de Observatorios Municipales (RON).

Objetivos

Los objetivos son el desarrollo de herramientas para la intervención; establecer criterios de referencia; intercambiar experiencias, para ahorrar dinero y tiempo; y por último, la formación de profesionales.

Miembros

Actualmente forman parte de RON las ciudades Vitoria, Pamplona, Salamanca, León, Villanueva de la Cañada, Leganés, Guadix y recientemente Vic (con la Universidad de Vic), con socios como la Fundación Española de Nutrición, el CSIC o la Universidad de Granada.

Trabajos realizados

El primer trabajo realizado fue un cuestionario de frecuencia alimentaria y de estado nutricional en las poblaciones de Vitoria y Pamplona que arrojó los siguientes datos: una prevalencia de 30 de sobrepeso y 10 de obesidad en el año 2005. Esto fue el germen del trabajo y el pistoletazo de salida para hacer otras cosas y conseguir recursos. Y por otra parte también observamos que en Navarra se consumía más verdura que en Vitoria.

Para compartir recursos e ideas se creó una web, albergada en la web del ayuntamiento de Vitoria, donde se explica cómo un ayuntamiento puede formar parte de RON y también una intranet para los miembros de la red para consultar qué actividades se realizan en distintos ayuntamientos y se especifican los recursos necesarios, qué objetivos tienen, etc.

Ayuntamiento de Vitoria

El Ayuntamiento antes de crear la RON disponía de una serie de programas: Desayuna Bien, Aliméntate Bien en centros escolares, paseos guiados, la marcha nórdica, Programa nutrición y dieta, Alimentación y Salud en los centros cívicos… Programas que por la actual situación de crisis se han detenido. Aunque se ha de decir que sólo se han caído los programas que el Ayuntamiento desarrollaba ajeno a la RON, y el único que queda en pie es el que está en el marco de la red y que es un programa de promoción del consumo de fruta y verdura.

En su día quisimos ahondar en la información de la primera encuesta. Nos preocupaban ciertos hábitos alimentarios que se veían en la población más joven. Una muestra representativa de la población escolarizada de 6-17 años fue estudiada con medidas directas en la revisión médica anual: peso, talla, circunferencia, perímetros y registros alimentarios de 7 días para saber qué comían.

Obtuvimos datos de prevalencia de obesidad de alrededor del 20% , también corroboramos lo que se dice en otros estudios, y que en los colegios públicos la prevalencia de estos problemas es mayor que en los privados. También detectamos objetivos al futuro. No lo analizamos -no era cuestión del estudio- pero entre los chicos que acudían alguna vez a la semana al comedor la prevalencia de la obesidad y sobrepeso era significativamente superior a la de los chavales que no acudían nunca a un comedor escolar.

En cuanto a los hábitos de alimentación nos encontramos que apenas el 20 % de los chicos cumple con la recomendación de tres piezas de fruta al día y sólo el 10% come dos raciones de verduras al día. Y que el consumo de carne es elevadísimo. Así como también se cuantificó un 60% de sedentarismo.

Se elaboró un tríptico informativo para la población de la ciudad a raíz de la primera encuesta, en el que se informa de los hábitos de alimentación saludable derivados de la pirámide alimentaria pero con un toque de personalización: “hay que consumir dos raciones de verdura al día y en Vitoria sólo dos de cada diez lo hacen”. De hecho la personalización es la base del éxito de las dietas.

Elaboramos también una guía práctica de la alimentación saludable, que se puede descargar desde la web, para contestar a las preguntas del consumidor: qué es una alimentación saludable, qué alimentos contiene, qué es una ración. Y se añadió para que fuera práctica una quiniela de autocontrol de la ingesta alimentaria.

Esta herramienta, de hecho, fue el germen de una herramienta de cuantificación de la ingesta alimentaria y pensamos en hacer algo sencillo y fácil de utilizar. Aparecen los alimentos agrupados, se pueden clickar medias o cuartas raciones, y como muchos otros métodos de cuantificación de la ingesta requiere de formación (tiene que saber muy bien qué es una ración) y además se puede trasladar a una aplicación informática.

El ayuntamiento también ha participado aportando dinero en un programa de tratamiento de obesidad Niños en movimiento, que aplicamos en el hospital de Txagorritxu con gran éxito. Al principio sólo había obesidad y sobrepeso en la gráfica y, al final del tratamiento, hay un corrimiento que hace que aparezca la opción de normopeso.

Y actualmente estamos implementando un programa de fomento del consumo de frutas y verduras para ver si somos capaces de cambiar la predisposición al consumo de frutas y verduras.

Programa de fomento del consumo de frutas y verduras

En este programa se implica al entorno: el mercado municipal -donde se adquieren-, el hogar, los colegios, y se hacen tres talleres: nutrición, sensorial y gastronómico. En ellos se trabaja la motivación con razones concretas y las habilidades. En el taller sensorial se trabajan las percepciones que hacen que a un niño le guste o no una verdura. En el taller gastronómico se trabajan las habilidades para hacer una ensalada y la recompensa es que te la llevas a casa.

Con el profesor se plantea una actividad, que es la adquisición de fruta. Pueden elegir entre tres frutas de temporada y se trabaja el modelo refuerzo del profesor, la oportunidad y la recompensa -se llevan una fruta a casa-. Esta fruta es para que la desayunen y también se llevan unas instrucciones para que tomen la fruta junto con sus padres y ellos hagan el refuerzo positivo con unas instrucciones concretas.

En el futuro tenemos planteado una encuesta de hábitos alimentarios y estilo de vida con la misma metodología (que está en estos momentos paralizada, por su parte el programa de frutas sigue en marcha porque la financiación se consigue a través de la universidad).

Por otra parte los nutricionistas vamos a participar en el comité científico de la próxima encuesta de nutrición de la Comunidad Autónoma Vasca.

También estamos trabajando en el aumento de redes, vamos a reunir a todos los agentes que están trabajando en salud y alimentación en Vitoria Gasteiz (gobierno vasco, slow food, comedores) con la misma idea, hacer una presentación de objetivos para sumar sinergias.

Conclusiones

Los observatorios nutricionales, que son sinergia y cooperación, sirven para dinamizar proyectos compartidos de investigación, establecer criterios de referencia, intercambiar experiencias, y en el caso de las de universidades es la manera de acercarnos a la sociedad.

Adiós al mito del gordo feliz

El doctor Francisco Javier Quintero, jefe de servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Infanta Leonor de Madrid ha presentado en el marco del XVI Congreso Nacional de Psiquiatría los datos preliminares de un estudio clínico que disecciona la psicopatología subyacente en un amplio número de pacientes obesos atendidos en este centro hospitalario.

“El programa funciona como un modelo de enlace entre el servicio de Endocrinología del hospital, con la Dra. Silveira y el Dr. Cañizo, los nutricionistas, y el Servicio de Psiquiatría, con la Dra. Pérez-Templado y Dr. Quintero, de manera que los pacientes con obesidad son estudiados desde una visión amplia, que incluyen los factores psicopatológicos”, ha explicado el psiquiatra.

Fruto de este trabajo conjunto “hemos encontrado que el 31% de los pacientes con obesidad había presentado un trastorno de ansiedad asociado a la obesidad y que el 35% presentaba antecedentes de un trastorno depresivo”. Para el experto ha resultado también “llamativo” que el 17% de las personas con obesidad “presentó antecedentes de haber padecido un trastorno “clásico” de la alimentación, como son la anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa; y algo más de un 10% evidenció haber padecido un trastorno en el control de los impulsos”.

“Desde el punto de vista clínico, resulta muy relevante la presencia de un 20,4% de pacientes con un TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad), cifra 5 veces superior a la esperada en la población general”, ha indicado el Dr. Quintero.

Estos antecedentes “han llevado a uno de cada dos paciente a haber estado en tratamiento con psicofármacos (principalmente antidepresivos y benzodiacepinas), habitualmente prescritos desde atención primaria”.

El 62% de los pacientes “refirieron que estaban constantemente haciendo dietas” y un 15% adicional “habían intentado hacer dieta organizadas más de 5 veces a lo largo de su vida, todos ello, para lograr su objetivo fallido de bajar peso”.

El jefe de servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Infanta Leonor de Madrid ha destacado la aplicación inmediata de los resultados del análisis clínico, ya que “se ha dado, aproximadamente, al 40% de los pacientes con obesidad que han participado en la evaluación se les ha aplicado algún tipo de intervención desde el departamento de Psiquiatría, bien sea a través de psicoterapias individuales o grupales y/o terapia psicofarmacológica”.

En el estudio, cuyos orígenes se remontan a hace más de cinco años y cuyo análisis comenzó hace tres, han participado 100 pacientes para el primer corte poblacional. No obstante, la evaluación clínica de este programa innovador sigue en la actualidad con una cifra que ronda las 200 personas.

Tal y como ha recordado el Dr. Quintero, “se trata de un problema de salud de primera magnitud, y en muchos casos terriblemente resistente a las intervenciones convencionales, como pueden ser las dietas. Son muchos los factores que actúan sobre un paciente que sobrepasa su peso saludable”. En este sentido en el Hospital Universitario Infanta Leonor se ha organizado un programa entre los servicios de Endocrinología y Psiquiatría “para que, juntos, podamos entender mejor la complejidad de estos pacientes y, con ello, buscar las soluciones más eficaces”.

Se parte de la idea de que no todas las obesidades son iguales y por ello no a todos los pacientes le sirven las mismas soluciones. Para un tipo de obesidades se utiliza el paradigma conceptual de los desórdenes alimenticios y se incluye a la obesidad como un Trastorno de la Conducta Alimentaria más, con la identificación de los factores nutricionales, sociales pero también psicopatológicos que explican el funcionamiento de estos pacientes.

La anorexia nerviosa y la obesidad comparten características comunes

Este es “el primer estudio que compara el perfil de las funciones ejecutivas de los grupos con condiciones extremas de peso empleando medidas validadas de toma de decisiones, inhibición de respuesta e impulsividad”, ha señalado el investigador principal del análisis, el doctor Fernando Fernández-Aranda.

Así, los grupos con condiciones extremas de peso pueden compartir factores de riesgo biológicos y fenotipos neurocognitivos, como la disfunción ejecutiva, caracterizada por alteraciones en la capacidad de tomar decisiones, inhibir respuestas no adecuadas y mostrar flexibilidad cognitiva, señala el estudio, publicado en la revista PLoS ONE.

En concreto, los estudios de neuroimagen indican que las alteraciones en los circuitos de la dopamina están implicadas en algunos comportamientos alimentarios y en el abuso de drogas. Según los autores, comer en exceso es una señal de una disparidad entre los circuitos relacionados con la motivación y la recompensa, y aquellos implicados en la respuesta de inhibición.

De esta forma, la ingestión de cantidades elevadas de alimentos en personas vulnerables puede perturbar el equilibrio entre circuitos, aumentando el valor de refuerzo de la alimentación y disminuyendo la actividad de los circuitos relacionados con el control y la inhibición, lo que podría resultar en un comportamiento impulsivo y una ingestión alimentaria compulsiva.

Por un lado, la anorexia nerviosa se asocia con alteraciones atencionales y en el funcionamiento ejecutivo, principalmente en la toma de decisiones. Además, se ha observado una elevada impulsividad en sujetos obesos que corrobora un perfil ejecutivo disfuncional en la obesidad.

En este sentido, los sujetos impulsivos muestran limitaciones en el aprendizaje de las asociaciones adecuadas entre recompensa y castigo. Como consecuencia, tienen una capacidad reducida para retrasar la gratificación, mostrando una impulsividad caracterizada por comer en exceso y aumentar de peso.

“Nuestros resultados no sólo confirman la hipótesis de que las personas obesas tienen dificultades para inhibir una conducta automática o dominante, sino que también apuntan a la impulsividad y las dificultades en la inhibición de respuestas como un rasgo distintivo en el perfil ejecutivo de la obesidad en el marco de las condiciones extremas de peso”, ha explicado el investigador principal.

Por otra parte, el comportamiento de los pacientes con anorexia nerviosa es rígido y obsesivo, con una elevada resistencia a los cambios, en contraste con los sujetos obesos.

De acuerdo con este estudio, en el que han participado mujeres con edades comprendidas entre los 18 y los 60 años, el tratamiento, tanto para pacientes con anorexia nerviosa como con obesidad, debe centrarse en los problemas de autocontrol, conductas impulsivas o el déficit de toma de decisiones característicos de estos trastornos.

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Niños en movimiento

Este programa se realiza en el hospital materno infantil Vall de Hebron de Barcelona desde hace 9 años. Inicialmente empezó con el programa Niños en Movimiento para niños de 7 a 12 años de edad, y posteriormente se han desarrollado los programas para adolescentes y para preescolares de 5-6 años.

Estos tres programas están dirigidos a pacientes y a su entorno familiar y tienen como base tres premisas: cambiar estilos de vida, ofrecer educación alimentaria y mejorar la autoestima y otros componentes psicológicos. La principal diferencia es que se tiene en cuenta la emocionalidad y la parte psicológica del paciente para tratar la obesidad, y también la familia.

Tiene diferente actuaciones: divulgativa, formación de educadores y aplicación del programa es sí. Hay una serie de documentos en revistas científica y material de divulgación que se ha ido elaborando a lo largo de los años de la aplicación del programa, se han formado 500 educadores en obesidad infantil y hay 50 centros de aplicación del programa en España, 10 de Méjico y uno en Argentina, y se va empezar a aplicar en Colombia. Queremos que estos cursos de educadores tengan una acción multiplicadora para hacer una masa crítica de profesionales de la salud que sea consciente que en el tratamiento de la obesidad hay que tener en cuenta la parte emocional.

Los programas tienen dos enfoques: prevención y tratamiento. Los tratamientos para la obesidad en niños deberían incluir, además de los cambios alimentarios y de estilo de vida, estrategias para mejorar la autoestima, desarrollar la autoeficacia, mejorar la comunicación con ellos mismos y con los demás, de modo que puedan ser agentes de cambio en la búsqueda del propio bienestar. Si conseguimos que los propios pacientes sean los agentes de cambio de su cuerpo y de su forma de pensar, vamos a tener el éxito asegurado o un porcentaje mayor de éxito.

Metodológica del programa

Usa técnicas cognitivo conductuales y psicodinámicas. Trabaja con temas relacionados con la salud como alimentación, publicidad engañosa, autocontrol, imagen corporal, comunicación, resolución de conflictos, asertividad, derechos personales, autoestima, relajación y actividad-inactividad física. Y posibilita espacios en los que los niños y sus familias pueden analizar y expresar sus emociones en relación al problema por el que han venido.

Cuando comenzamos con el programa se realizó una extensa revisión bibliográfica. No se utilizan requerimientos sino recomendaciones (por ejemplo: 5 al día, la pirámide de la alimentación, las raciones de lácteos, etc.) y también se hizo un cálculo calórico para aproximarnos, pero nunca ofrecemos a los niños una alimentación en la que se tengan que pesar los alimentos sino en base a porciones que pueden ser calculadas a ojo.

Objetivos del programa

Los objetos dirigidos a los pacientes son ofrecer conceptos básicos de nutrición y alimentación, promover la actividad física, impulsar conductas asertivas, aumentar o mantener en el niño la autoestima, prevenir complicaciones médicas relacionadas con la obesidad y normalizar el índice de masa corporal a medio o largo plazo dependiendo del grado de obesidad y sobrepeso que tenga el niño. Lo más importante es mantener el peso porque como seguirán creciendo es igual a la pérdida de peso.

Objetivos dirigidos a los padres

Hay que concienciarles sobre la problemática. Muchos no son consientes de que su hijos tienen sobrepeso, tampoco que el niño no se alimenta de manera adecuada. La única manera de que el niño se adhiera al tratamiento es que los padres también lo hagan. Hay que promover a nivel familiar una alimentación normocalórica equilibrada, actividad física y estilos de vida saludables.

Hay que enseñar a los familiares a acompañar a sus hijos en el tratamiento y la resolución de problemas a través de pautas conductuales de acuerdo a la etapa evolutiva del niño.

Pacientes y método

Niños en movimiento está dirigido a niños de 7-12 años de edad, es de formato grupal, de formación teórica y práctica, de carácter participativo y dura 11 semanas.

Disponemos de material para niños que les vamos dando, son 10 cuadernillos -uno por semana- que contienen un cuento infantil y un CD audiolibro, y en él se explica la historia de unos extraterrestres que tienen problemas de peso, y en cada cuento se ven diferentes problemáticas en relación con el sobrepeso y la obesidad.

Hay ejercicios semanales y también un marcador de metas donde cada niño tiene objetivos a cumplir. Hay siempre un registro de comidas y de esta manera pueden aprender con sus compañeros en el grupo apoyados por un dietista o terapeuta que refuerza sus conocimientos.

También dispone de pasatiempos que dependen del tema semanal. Y hay una hoja de autoevaluación al final del libro donde cada niño responde.

Asimismo hay una sección de padres e hijos con consejos útiles para hacer partícipe a la familia. Y al final hay un mandala para pintar porque se ha visto que estos dibujos ayudan a mejorar la concentración de los niños y es una acción divertida para ellos.

Estructura de una sesión

Cada sesión -que dura una hora y media- se inicia con 15 minutos de ejercicios físicos de relajación, después se lee el cuento, se revisan las tareas realizadas en casa, y se aborda el tema principal de la semana.

Disponemos de un libro teórico-práctico para los padres con información sobre la obesidad con 10 capítulos de manera paralela a los cuadernillos de los niños. Cada capítulo tiene diferentes secciones, entre ellas un relato vivencial, y la información teórica que toca según la semana.

Resultados obtenidos

Al valorar el estado nutricional y los rasgos psicológicos antes y después del programa en 203 niños (105 niñas y 98 niños) vemos que el 87 % de los pacientes disminuyen el IMC al terminar el tratamiento.

Al principio hay tres grupos, sobrepeso, obesidad y obesidad mórbida, y no hay normalidad pero al final del tratamiento hay un 8 % que pasa a la normalidad y tenemos más sobrepeso a costa de disminuir el grupo de obesidad y menos obesidad mórbida. Disminuyen las circunferencias y los pliegues cutáneos y, en cambio, el área muscular del brazo se mantiene constante -porque se pierde grasa-. Y disminuye el porcentaje de grasa corporal.

Los ítems que tienen que ver con la calidad de la dieta mediterránea mejoran muchos: aumenta el consumo de frutas, verduras y de pescado. Al final el 85 % entra dentro de una dieta mediterránea óptima y un 14% debe mejorar el patrón alimentario. Asimismo disminuye el grado de ansiedad y mejora la autoestima.

Conclusiones

Disminuye la proporción de niños que presentaba obesidad, el 87% disminuye el IMC y disminuye el porcentaje de grasa. Aumenta el consumo de frutas, verduras y pescado, y disminuye el porcentaje de niños que no desayunaba. Y al año el 85% de los sujetos sigue disminuyendo el IMC.

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El verano favorece el consumo de alimentos ricos en calorías

Existen algunas publicaciones llevadas a cabo sobre población en edad escolar que sugieren que en el período estival se pueden producir mayores aumentos de peso y masa grasa respecto al período académico. En el verano, coincidiendo con las vacaciones, algunos niños y adolescentes ingieren mayor cantidad de calorías a expensas de alimentos de alta densidad energética como la “comida basura”, dulces o bebidas gaseosas calóricas.

“Esta actitud provoca que se adquiera un esquema de alimentación desordenado basado en la ingesta de múltiples tomas y a horas muy distintas, incluyendo horas nocturnas que pueden llegar a alterar los patrones del sueño, lo que no siempre va acompañado de un incremento en la actividad física”, alerta el doctor Salvador. Sin embargo, hay excepciones y muchos niños y adolescentes consiguen mejorar su composición y su peso corporal en el periodo vacacional ya que “se les permite realizar más actividad física y realizar una alimentación más ligera, rica en verduras y frutas y no tanto en alimentos con alto contenido en grasas”.

“En como se alimenten sus hijos tienen un papel fundamental los padres”, afirma el doctor Salvador. “En el período estival la convivencia familiar puede hacerse más frecuente y, por tanto, el impacto de la educación nutricional en ese ámbito sigue siendo extremadamente importante- y añade- muchos niños imitan lo que han visto y vivido en su familia, por lo que su salud nutricional se ve influida de forma prioritaria por el ambiente doméstico”.

Eliminar esos kilos de más pasado el verano

Los alimentos ricos en carbohidratos de absorción rápida y aquellos ricos en grasas, especialmente de origen animal, son los que más promueven el aumento de peso y grasa corporal, por lo que es necesario prescindir de este tipo de alimentos en su justa medida, lo que no quiere decir eliminarnos por completo de la dieta. “Plantearse llevar a cabo una dieta drástica es poco inteligente porque atenta contra la salud y no necesariamente mejora la situación de sobrepeso y obesidad. Hay que huir de la realización de dietas excesivamente hipocalóricas y carentes en uno o varios grupos de alimentos que puede hacer que uno pierda peso precisamente del compartimento que ha de mantenerse como la masa muscular, ósea o del agua del organismo”, asegura el doctor.

Especialmente sensibles a este tipo de dietas son aquellas personas con patologías asociadas como diabetes, hipertensión, trastornos hepáticos, renales o hiperuricemia, entre otros, ya que una alimentación inadecuada “puede tener repercusiones muy serias”. Es por este motivo, explica el doctor Salvador, por el cual “si existen dudas sobre el tipo de alimentación que uno debe hacer, y especialmente si existe algún tipo de enfermedad asociada, es conveniente consultar a los profesionales sanitarios especialistas en este terreno para obtener una información rigurosa y un consejo eficaz y seguro para su salud”.

En este sentido, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) se prevé que para el 2015 un total de 41 millones de personas fallecerán en el mundo de enfermedades crónicas a consecuencia de una alimentación inadecuada, consumo de tabaco y falta de actividad física. Se prevé, asimismo, que la obesidad será la primera causa de mortalidad y morbilidad en este siglo.

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En verano si no quieres engordar sigue con la dieta mediterránea

Por ello, para evitar descompensaciones nutricionales y otros problemas como el incremento de peso, los expertos de la Unidad de Nutrición Clínica y Dietética del Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria (HUNSC) han aconsejado mantener las pautas de la dieta mediterránea que se han debido seguir a lo largo del año.

Además, han recordado que tomar una dieta variada normocalórica y la práctica de ejercicio físico, junto con una buena hidratación, permitirá disfrutar saludablemente de las vacaciones. Por tanto, es importante que, para no acumular un exceso de kilocalorías, se modere el consumo de productos hipercalóricos como helados, bebidas alcohólicas, platos precocinados o elaborados con gran contenido en grasa como, por ejemplo, la “comida rápida”.

Asimismo, los expertos han subrayado la importancia de mantener una buena hidratación durante los meses de verano debido a las altas temperaturas y han recomendado tomar entre un 1,5 litros y 2 litros de agua al día que, a su vez, pueden completarse con bebidas acalóricas como, por ejemplo, té e infusiones frías.

“Existen alternativas para afrontar los días de calor que contemplan el consumo de verduras entre dos y cuatro raciones diarias –especialmente crudas como ensaladas–, así como gazpachos y platos templados, incluyendo además, tres piezas de fruta de temporada diarias como piña, sandía, melón, mandarinas, naranjas, que pueden combinarse como piezas enteras o zumos naturales”, han recalcado, para recomendar la ingesta de refrescos “light” o “zero”.

Hidratación en niños y mayores

Durante los meses de verano, es necesario prestar una mayor atención a niños y personas mayores en relación a la ingesta de agua. En el caso de los menores, su actividad física se incrementa por lo que, según han advertido estos expertos, los padres deberán vigilar la toma de líquidos y frutas.

“La mayoría de los pequeños no sienten gran atracción hacia estos alimentos, de manera que un buen método para introducirlos en estas edades es la elaboración de batidos de frutas naturales o zumos. El desayuno es muy importante, comida que debería incluir un lácteo, una fruta y un cereal”, han recalcado.

Las personas mayores están también incluidas en un grupo de riesgo debido a las deshidrataciones que suelen darse en este colectivo. Por ello, es fundamental que beban agua y se refresquen cada cierto tiempo, sin esperar a que aparezca la sensación de sed.

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CIBERobn alerta del riesgo de combatir la obesidad sólo con fármacos, tras aprobarse dos nuevos en Estados Unidos

Y es que, probar la eficacia de fármacos para perder peso ha sido en los últimos años un atractivo campo de experimentación para la comunidad médico-científica que, sin embargo, ha dado frutos “a medias”. Los efectos secundarios sobre la salud, en especial sobre determinados grupos de población como embarazadas o ancianos, amenazan su uso clínico.

En general, los especialistas desaconsejan la farmacoterapia como única vía contra la obesidad y siempre debe estar combinada con otros caminos más seguros como la reducción, y equilibrio, de la ingesta calórica, la práctica de ejercicio físico y una correcta educación alimentaria. “A la luz de la evidencia actual, la modificación del estilo de vida es el enfoque más adecuado para el tratamiento de la obesidad en todos los grupos de edad”, ha comentado el doctor del comité de dirección del CIBERobn, José López Miranda.

“Qsymia”, fabricada por Vivus Inc, está pensada para pacientes adultos con un índice de masa corporal de al menos 30, o de al menos 27 y que además padezcan hipertensión, diabetes 2 o altos niveles de colesterol. Su aprobación está basada en tres grandes estudios realizados con esta combinación de fármacos: el estudio CONQUER, el estudio EQUIP y el estudio SEQUEL -una prolongación del primero-.

En el estudio CONQUER, publicado en The Lancet, Kishore Gadde y colaboradores realizaron un ensayo clínico aleatorio en el que se evaluó la eficacia y la seguridad de dos dosis diferentes de una combinación de liberación controlada de la fentermina más topiramato para lograr pérdida de peso en personas con sobrepeso y obesos con comorbilidades, en comparación con placebo.

Asimismo, los tres grupos recibieron algún tipo de asesoramiento sobre modificaciones del estilo de vida -dieta hipocalórica y ejercicio físico-. Este ensayo de 56 semanas de duración demostró que esta combinación de fármacos indujo una pérdida de peso mayor que en los pacientes tratados con placebo. El tratamiento con estos fármacos también indujo una mejoría en varios factores de riesgo cardiovascular y varios biomarcadores inflamatorios.

Por otra parte, en el estudio EQUIP, se evaluó la eficacia y seguridad durante 56 semanas de dos dosis diferentes de una combinación de liberación controlada de la fentermina más topiramato para lograr pérdida de peso en personas con obesidad grado II y III en comparación con placebo. Los resultados obtenidos fueron similares a los observados en el anterior estudio.

Por último, en el estudio SEQUEL, una extensión durante 52 semanas del estudio CONQUER, se confirmaron todos los resultados de eficacia y seguridad observados en el primero, pero con un período de seguimiento mayor (2 años).

La amenaza de la duda

Por otra parte, la fentermina es un fármaco que ha estado disponible para el tratamiento de la obesidad en USA desde 1959. Sus efectos adversos comunes incluyen ansiedad, insomnio, aumento de la presión arterial, palpitaciones, y efectos sobre el Sistema Nervioso Central. El topiramato es un fármaco anticonvulsivo que también está aprobado para la prevención de la migraña. Las reacciones adversas más frecuentemente asociadas al tratamiento con topiramato son neuropsiquiátricas.

En el estudio CONQUER, los eventos adversos más comunes, en los dos grupos de combinación en relación con el grupo placebo, fueron sequedad de boca, parestesia, estreñimiento, insomnio, y disgeusia -alteración del sentido del gusto-. Los eventos adversos más graves fueron la litiasis renal -formación de cálculos- y problemas neuropsiquiátricos. Estos efectos adversos fueron los esperados y en consonancia con los de las drogas constituyentes.

“Existe pues una falta de datos de eficacia a largo plazo y de seguridad para la farmacoterapia antiobesidad, limitando así la recomendación de rutina de dicho tratamiento en períodos prolongados. Al igual que en anteriores ensayos de farmacoterapia para bajar de peso, estos estudios incluyeron pocos pacientes de edad avanzada, y por lo tanto este grupo de población queda fuera de cualquier recomendación. Un subgrupo muy importante porque, a medida que envejece la población, la prevalencia de obesidad en este grupo también aumenta”, ha sostenido López Miranda.

Asimismo, existen nuevas promesas antiobesidad, aún en fase experimental, provistas de su cara y su cruz. Ejemplo de ello son los fármacos termogénicos, medicamentos que incrementan el potencial de oxidación de los ácidos grasos en el músculo. Otra prueba es la efedrina, una hierba que actúa como estimulante natural. En concreto, las hormonas tiroideas que, según estudios recientes, producen una pérdida de peso inicial pero a medio/largo plazo inducen pérdida ósea, con la consiguiente aparición de osteoporosis y reducción de la masa muscular.

O la leptina, involucrada de manera determinante en la regulación del peso corporal que, al desencadenar la producción de otra sustancia denominada GLP-1 que interviene en la digestión de los hidratos de carbono en el intestino, pueda llegar a convertirse, en breve, en una sustancia eficaz en tratamientos farmacológicos.

Finalmente, la conocida como hormona de la delgadez, así como su comportamiento/ relación con otras proteínas reguladoras del apetito, como la grelina, ocupa actualmente una buena parte del terreno de análisis del Centro de Investigación Biomédica que dirige desde Compostela el doctor Felipe F. Casanueva.