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Cuidarse en Navidad, cuestión de salud

A falta de pocas horas para que comiencen las fiestas navideñas, ya hemos empezado a celebrar las tradicionales reuniones y cenas de empresa y de amigos, a las que sumaremos las propias de la Navidad como Nochebuena, Nochevieja… Y en todas ellas es habitual cometer algún exceso que puede afectar a nuestra salud, aunque sea de forma leve. Por eso, es necesario saber cómo prevenir y tratar pequeñas dolencias que nos pueden amargar las fiestas.

Cecilio Venegas, presidente del Consejo de Farmacéuticos de Extremadura, explica que los problemas de salud más habituales en Navidad son principalmente de dos tipos: “los derivados del consumo de alcohol y los causados por las comidas copiosas”. A éstos hay que añadir el gran protagonista durante los meses de invierno, el resfriado, que tiende a propagarse en las fiestas navideñas, ya que durante ellas pasamos más tiempo fuera de casa expuestos al frío. “Los constipados y resfriados son habituales en los días siguientes a la Navidad, cuando se pagan los efectos de pasar más tiempo en la calle, menos abrigados y con cambios de temperatura constantes” puntualiza Venegas.

Entre las dolencias de salud leves por excelencia de la Navidad se encuentran los empachos y las digestiones pesadas causadas por las comidas y, sobre todo, por las cenas copiosas. El abuso de la comida también puede provocar otros trastornos como acidez estomacal, diarrea y vómitos, y en personas con ácido úrico elevado o hiperglucemia, un agravamiento de su dolencia.

Prevenir estos problemas de salud pasa, por lo tanto, por mantener una alimentación equilibrada. Como explica Venegas, los problemas de salud que padecemos en Navidad “se pueden evitar eligiendo mejor los alimentos que tomamos y, sobre todo, las cantidades”. También es importante comer despacio, masticar bien los alimentos, no abusar de las carnes y alimentos grasos y sustituirlos, cuando sea posible, por verduras o alimentos ricos en fibras.

También el aumento del consumo de alcohol durante las fiestas navideñas puede pasar factura a nuestro organismo. De hecho, la resaca es uno de los trastornos de salud leves más habituales durante estas fechas, presentándose con síntomas como dolor de cabeza, deshidratación, mareos, acidez de estómago y náuseas. “En la mayoría de culturas la celebración está asociada a la comida y la bebida, pero debemos ser prudentes con las cantidades que ingerimos, especialmente en el caso del alcohol”, subraya el presidente del Consejo de Farmacéuticos de Extremadura.

Para prevenir la resaca, lo mejor es no consumir alcohol o hacerlo en cantidades moderadas y, en el caso de padecerla, reponer líquidos para evitar la deshidratación, especialmente zumos con vitamina C. También son recomendables los alimentos que no irritan la mucosa gástrica, como yogures y frutas.

El autocuidado, un aliado en Navidad

Si queremos disfrutar de unas fiestas agradables, no debemos descuidar nuestros hábitos, especialmente en lo que concierne a la alimentación y la realización de ejercicio. “Durante la Navidad comemos mucho más de lo habitual, bebemos más alcohol, descuidamos el ejercicio, pasamos más tiempo fuera de casa y, en definitiva, nos relajamos en el cuidado de nuestra salud”, sostiene Rafael García Gutiérrez, director de la Asociación para el Autocuidado de la Salud (anefp).

Este experto recomienda seguir unos hábitos de alimentación sanos, apostando por una dieta variada. También aconseja hacer ejercicio para evitar que los excesos que hayamos podido cometer nos pasen factura posteriormente. Y si no hemos podido evitar caer en la tentación y sufrimos algún trastorno leve, lo más adecuado es acudir a la oficina de farmacia, donde el profesional farmacéutico nos aconsejará, en el caso de que lo necesitemos, cuál es el medicamento más adecuado para tratar los síntomas que presentamos.

En el caso de problemas leves de salud como empachos, digestiones pesadas, resfriados, etc., los fármacos aprobados por el Ministerio de Sanidad para tratar estas sintomatologías menores son los medicamentos no sujetos a prescripción médica o de autocuidado, que se pueden adquirir en la oficina de farmacia sin receta médica, pero siempre con el consejo previo del farmacéutico.

Antiácidos y protectores gástricos para el alivio de los problemas estomacales, antidiarreicos, sueros de rehidratación oral y analgésicos para el dolor de cabeza son algunos de los medicamentos que pueden tratar las dolencias típicas de las fiestas navideñas. En el caso de los resfriados, antigripales, mucolíticos, y antitusígenos para combatir sus síntomas: dolor, fiebre, tos, exceso de mucosidad, etc.

El director general de anefp recuerda que ante cualquier trastorno que pueda presentarse en estas fiestas navideñas, se debe actuar de forma responsable, y utilizar los medicamentos destinados al autocuidado de la salud siempre bajo el consejo del profesional farmacéutico.

“Debemos revisar siempre nuestro botiquín casero y comprobar que el medicamento está en buen estado y no ha caducado”, advierte García Gutiérrez. Finalmente, el director general de la Asociación para el Autocuidado de la Salud recomienda que para disfrutar de unas navidades saludables, “lo mejor es utilizar el sentido común y no dejarnos llevar por los excesos”.

Comer menos mantiene el cerebro joven

Un equipo de investigadores italianos de la Universidad Católica del Sagrado Corazón, en Roma, ha descubierto que una molécula, llamada CREB1, se activa ante “la restricción calórica” (dieta hipocalórica) en el cerebro de los ratones. Según los expertos, CREB1 activa a su vez una serie de genes vinculados a la longevidad y al buen funcionamiento del cerebro.

El estudio ha sido dirigido por Giovambattista Pani, investigador del Instituto de Patología General de la Facultad de Medicina de la Universidad Católica del Sagrado Corazón en Roma, y por el profesor Aquiles Cittadini, en colaboración con el profesor Claudio Grassi, del Instituto de Fisiología Humana. La investigación ha sido publicada en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).

“Nuestro objetivo es encontrar una manera de activar CREB1, por ejemplo, a través de nuevos fármacos, para mantener el cerebro joven sin la necesidad de una dieta estricta”, afirma el doctor Pani.

La restricción calórica significa que los ratones sólo podían comer hasta un 70 por ciento de los alimentos que consumen normalmente, una manera conocida de prolongar la vida, como se observa en muchos modelos experimentales.

Por lo general, con restricción calórica, los ratones no se convierten en obesos y no desarrollan diabetes; muestran un mayor rendimiento cognitivo y de memoria; y son menos agresivos. Además, desarrollan mucho más tarde la enfermedad de Alzheimer, y con síntomas menos graves que en animales sobrealimentados.

Muchos estudios sugieren que la obesidad perjudica al cerebro, causando su envejecimiento temprano, y haciéndolo más susceptible a las enfermedades típicas de las personas mayores como el Alzheimer y el Parkinson, mientras que, por el contrario, la restricción calórica mantiene el cerebro joven. Sin embargo, el mecanismo molecular preciso detrás de los efectos positivos de una dieta hipocalórica en el cerebro eran desconocidos hasta ahora.

El equipo italiano descubrió que la molécula CREB1, activada por la restricción calórica, produce efectos beneficiosos en el cerebro mediante la activación de otro grupo de moléculas relacionadas con la longevidad, la sirtuinas. Este hallazgo es consistente con el hecho de que CREB1 también regula las funciones importantes del cerebro que controlan la memoria, el aprendizaje y la ansiedad, y su actividad se reduce por el envejecimiento fisiológico.

Por otra parte, los investigadores han descubierto que la acción de CREB1 puede aumentar drásticamente por la mera reducción de la ingesta calórica y han demostrado que CREB1 es absolutamente esencial para hacer funcionar la restricción calórica en el cerebro. De hecho, en los ratones que carecían de CREB1, los beneficios de la restricción calórica en el cerebro desaparecieron.

“Por lo tanto, nuestros hallazgos identifican por primera vez un importante mediador de los efectos de la dieta en el cerebro”, concluye el doctor Pani, y agrega que “este descubrimiento tiene implicaciones importantes para desarrollar futuras terapias que mantengan el cerebro joven y prevengan la degeneración cerebral y el proceso de envejecimiento. Además, el estudio añade información sobre la correlación entre las enfermedades metabólicas, como la diabetes y la obesidad, y la disminución de las actividades cognitivas”.

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¿Está garantizada la comida saludable en comedores y restaurantes europeos?

Son las conclusiones del estudio realizado por el Antwerp Institute of Tropical Medicine y la Ghent University, en Bélgica, que piden a los políticos buscar el equilibrio entre los intereses comerciales y la preservación de la salud pública. Una tercera parte de la población belga mayor de 15 años consigue un cuarto de su energía de comer fuera de casa, un número incluso mayor en muchos países.

De la revisión mundial realizada por Carl Lachat, investigador del Antwerp Institute of Tropical Medicine y de la Ghent University, se ha visto que, por norma, la comida que se consume fuera de casa tiene más grasa y sal, además de menos vitaminas. El consumo de frutas y verdura sale aún peor parado.

Sin embargo, las autoridades de los diferentes países tienen poco poder sobre lo que se hace en la privacidad de las cocinas, excepto para garantizar la seguridad y trazabilidad de los ingredientes que se emplean. Sin embargo, carecen de influencia sobre la oferta de restaurantes, comedores, proveedores y otros proveedores comerciales de alimentos y de comidas.

La mayoría de las políticas se preocupan sobre el etiquetado de la comida, la formación del personal o la publicidad. Pero la salubridad de los alimentos parece preocupar menos y si algún país instaura normas para regularla, por ejemplo la de ofrecer comida saludable en los comedores escolares, casi no se controla o cumple.

Con un simple experimento, estos investigadores comprobaron que en un comedor de estudiantes, ofreciendo más verdura o frutas gratis, es posible conseguir que las personas coman mejor, incluso tras concluir la prueba. También se pueden poner en práctica medidas simples sobre las porciones, las calorías, las opciones o la información nutricional.

Asimismo, Lachat ha señalado que el sector de los “catering” ofrece claras oportunidades para mejorar la dieta de los consumidores. Sólo hace falta que las autoridades presten atención a la composición de la comida que se oferta fuera de casa y se implican en este sector para mejorar el producto que ofrecen.

“Faltan medidas para garantizar la disponibilidad de comida saludable fuera de casa o para hacer que este sector sea más responsable”, señala Lachat, para quien controlar lo que los ciudadanos comen fuera de casa, para hacer que sean alimentos más saludables, requiere de “nuevas soluciones de salud pública”.

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La Cátedra Tomás Pascual Sanz – CENIEH presenta el libro Genes, ciencia y dieta

El pasado 28 de noviembre, José Mª Bermudez de Castro, director del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana presidió el acto de presentación del libro Genes, ciencia y dieta. Lecciones de Evolución Humana, en las instalaciones del CENIEH, que recoge las actividades llevadas a cabo por la Cátedra Tomás Pascual Sanz – CENIEH durante el año 2010.

También participaron en este acto de presentación la investigadora Ana Mateos, por parte del CENIEH, y Alfonso Perote, por parte del Instituto Tomás Pascual Sanz, que como coordinadores han prologado este segundo libro de lecciones sobre evolución humana de la Cátedra.

Los nueve autores de esta publicación, entre los que se encuentran la bioquímica Margarita Salas Falgueras, el especialista en Nutrigenómica José M. Ordovás Muñoz y Manuel Martín-Loeches Garrido, experto en Neurociencia cognitiva, ofrecen una visión multidisciplinar para dar una dimensión más viva a todo lo que significa la evolución humana en sí y en relación con nuestro entorno y hábitos alimenticios.

Para acceder al vídeo de la presentación pinche aquí

Centro Nacional de Investigación de la Evolución Humana (CENIEH)

El CENIEH tiene como objetivo investigar la evolución humana durante el plioceno y pleistoceno, promoviendo la sensibilización y transferencia de conocimientos a la sociedad y colaborando con organismos de diferentes disciplinas científicas. Impulsa y apoya la realización y colaboración en excavaciones de yacimientos de estos periodos prehistóricos.

Además, el CENIEH restaura y conserva los hallazgos procedentes de excavaciones arqueológicas y paleontológicas del plioceno y pleistoceno.

www.cenieh.es

Instituto Tomás Pascual Sanz para la Nutrición y la Salud

Dependiente de la Fundación Tomás Pascual y Pilar Gómez-Cuétara, el Instituto Tomás Pascual Sanz es una entidad sin ánimo de lucro que tiene el mandato de generar y difundir actividades de divulgación, estudio y análisis en los campos de la alimentación, la nutrición, la salud y los hábitos correctos de vida.

El Instituto transmite a la sociedad los valores de una vida saludable, difunde los adelantos tecnológicos relacionados con las ciencias de la salud y promueve el intercambio de información, generando nuevas posibilidades entre los colectivos relevantes y comprometiéndose al máximo con la sociedad científica moderna. El Instituto Tomás Pascual Sanz edita el contenido de estudios y ponencias en una numerosa biblioteca que responde a la creciente demanda sobre temas tan importantes como la nutrición, la seguridad alimentaria o la actividad física.

www.institutotomaspascual.es

Acceda a la Biblioteca del Instituto

Comidas ligeras en dias no festivos

Comidas ligeras en los días no festivos para compensar los excesos

El supervisor del departamento de Endocrinología y Nutrición del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO), Rubén Bravo, ha advertido de que la ingesta excesiva de alcohol y dulces durante las fiestas de Navidad puede hacer que los hombres aumenten su peso entre tres y cuatro kilos de media, mientras que las mujeres consiguen entre dos y tres kilos de más. Por este motivo, ha recomendado optar por comidas ligeras los días que no son festivos para compensar la ingesta calórica de los días señalados.

“Planteémonos este período como un juego de “suma y resta calorías”, donde guardamos la suma para los días señalados y la resta para los días que los rodean”, ha señalado Bravo, quien ha afirmado que este hecho compensará los excesos de las comidas y cenas navideñas, “sin privarse de nada”.

De esta manera, ha recomendado que, durante los días intermedios, las personas ingieran proteínas bajas en grasa, como pollo, pescados, huevos, lácteos, frutas y verduras de bajo índice glucémico. “Nos dejamos una cantidad escasa de hidrato de carbono únicamente en el desayuno que pueden ser dos biscotes de pan, un puñado de cereales o una tostada”, ha añadido.

Asimismo, ha explicado que los caldos calientes son una “alternativa más que válida” para las cenas, “porque sacian y aportan escasas calorías en el momento donde la ingesta debe ser menor”. “Realizando cinco comidas diarias con estas indicaciones a los que añadimos dos litros de agua diarios, nos ayudará a sobrecompensar las “comilonas puntuales””, ha argumentado.

Menús navideños

Bravo ha reconocido que el “principal problema” de los menús navideños no se centra en el plato principal, sino en los entrantes, los postres y las copas finales. “No es complicado reemplazar los primeros por versiones menos calóricas, sustituyendo croquetas por gambas a la plancha, o los frutos secos por verdura al horno”, ha señalado. “En cuanto a los postres y las copas, con reducir el consumo será suficiente”, ha añadido.

“Otro error es omitir comidas en el día de los eventos, cuya única consecuencia es que lleguemos hambrientos a la comida principal. Para compensar ya tenemos los días entre festivos”, ha explicado.

Asimismo, Bravo ha apostado por carnes, pescados y mariscos, acompañados con vegetales. “Como siempre los alimentos deben elaborarse con técnicas culinarias que impliquen poca grasa, como horneado, plancha, asado o cocido, limitando fritos, empanados y rebozados”, ha precisado.

Por último, ha informado de que las bebidas con una mayor graduación alcohólica contienen más calorías. “Nuestra recomendación es sencilla, sustituye o disminuye las copas de bebidas espirituosas por el vino tinto, el cava o la cerveza”, ha señalado. “Si te decides por una copa añade bastante hielo y evita mezclarla con refrescos con cafeína”, ha apostillado.

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Cuanto menos se duerme más se quiere comer

Dormir al menos 8 horas diarias es una más de las actitudes que deben adoptarse para intentar conseguir y mantener un peso adecuado, explican expertos de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN)y la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO).

Al parecer, esto es consecuencia de dos hormonas -leptina y grelina- relacionadas con el apetito y que se modifican con las horas de sueño. “La leptina, que inhibe la sensación de hambre, y la grelina, que estimula el apetito”, explica el presidente de la SEEN, el doctor Javier Salvador. Así, a menor tiempo de sueño, las concentraciones de leptina disminuyen y aumentan las de grelina, o lo que es igual, cuanto menos dormimos más queremos comer.

“En la última década se ha puesto en evidencia la existencia de una estrecha correlación entre dormir pocas horas y un mayor riesgo de ser obeso. Es por ello que para prevenir el desarrollo de obesidad en nuestra sociedad, así como para intentar que las personas obesas pierdan peso, junto a los obligados cambios del estilo de vida (alimentación y ejercicio), es necesario dormir al menos 7 u 8 horas diarias”, añade.

En concreto, el coordinador del Grupo de Trabajo de Obesidad de la SEEN, el doctor Albert Lecube, desaconseja dormir menos de 7 horas, y afirma que se ha comprobado que aumentar las horas de sueño de 6 o menos hasta 7 u 8 horas, durante un periodo de 6 años, se acompaña de un menor aumento del índice de masa corporal y de una menor acumulación de grasa corporal.

Asimismo, destacan la estrecha relación entre las horas de sueño y la presencia de obesidad en niños. Se ha constatado que los niños obesos duermen menos que aquellos niños que tienen normopeso, explica el presidente de la SEEDO, profesor Felipe Casanueva.

“En España, los niños duermen una media de menos de ocho horas al día, algo insuficiente y que, además, provoca otros hábitos perjudiciales con repercusión negativa en el incremento del peso corporal, como es no desayunar”, advierte Casanueva, quien hace hincapié del gran problema que supone la obesidad infantil, “dado que un alto porcentaje de niños obesos mantiene este trastorno cuando son adultos”.

Actualmente, añade Lecube, “se considera que en los niños, dormir 5 o menos horas casi duplica el riesgo de ser un adulto obeso”. De hecho existen estudios que apuntan que niños que más duermen durante sus primeros 11 años de vida tienen un menor riesgo de ser obesos en la edad adulta, independientemente del sexo, las horas que pasan viendo la televisión, la situación socioeconómica de los padres, o la actividad física que realicen.

Sueño de buena calidad

En relación a los adultos, lo expertos señalan que ocurre lo mismo. En gente mayor se ha observado que tanto el índice de masa corporal como el perímetro de cintura es significativamente mayor entre aquellos que duermen menos de 5 horas. En concreto, dormir menos se asocia con un aumento del perímetro de la cintura de 6,7 centímetros para los hombres y de 5,4 centímetros para las mujeres.

Junto a las horas de sueño, Casanueva añade que también es fundamental tener una buena calidad del sueño y, advierte de que “en España se sufre una de las mayores contaminaciones lumínicas y de ruido del mundo, lo que también incide en el aumento del peso”.

Por otra parte, recuerda que la relación entre sueño y obesidad es bidireccional, de forma que “la obesidad es el principal factor de riesgo para desarrollar alteraciones respiratorias y apneas durante el sueño y producir una mayor somnolencia diurna”. “En los niños, además esto supone un aumento del riesgo de hipertensión y cardiovascular”.

Asimismo, dormir poco se asocia también con un riesgo dos veces mayor de desarrollar una diabetes, así como con una mayor prevalencia de hipertensión arterial. Sin embargo, el principal factor de riesgo se asocia con la hipersomnia diurna y el mayor riesgo de accidentes.

En la actualidad, recuerdan desde la SEEN y SEEDO, el 23 por ciento de la población española de más de 18 años tiene obesidad, enfermedad que está presente en el 35 por ciento de los mayores de 65 años. Junto a la disminución de la calidad de vida que comporta, aumenta también el riesgo de presentar otras enfermedades graves como la diabetes mellitus tipo 2, la hipertensión arterial, el síndrome de apneas-hipoapneas del sueño, y diversos tipos de neoplasias, como cáncer de colon.

“Se trata de un problema de salud pública de primer orden, que se asocia a una gran comorbilidad y coste sociosanitario. Favorece la aparición de muchas enfermedades, siendo éstas más frecuentes que en las personas con peso normal”, afirma el presidente de la SEEN.

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El papel de la escuela y la familia en la prevención

Recogemos la ponencia de D. José Soriano en el marco del Seminario Controversias sobre los trastornos alimentarios. Jornadas de actualización y debate, organizadas por la Fundación Tomás Pascual y Pilar Gómez-Cuétara/Instituto Tomás Pascual y la Fundación Instituto de Trastornos Alimentarios.

Acceda a la transcripción de la ponencia

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Presentación del libro ¿Es posible la dieta mediterránea en el siglo XXI ?

Al igual que aquellas jornadas, los catorce capítulos del libro ¿Es posible la dieta mediterránea en el siglo XXI? revisan las bases y conceptos de tan prestigiado régimen alimenticio, recientemente proclamado Patrimonio Cultural de la Humanidad. El análisis multidisciplinar del manual comprende aspectos de nuestra sociedad como la evolución en el consumo de los alimentos, su interés nutricional, las principales patologías y su posible prevención desde la nutrición.

A la dieta mediterránea, caracterizada por un alto consumo de vegetales (frutas, verduras, legumbres, frutos secos y cereales); pan, con el trigo como base; aceite de oliva como grasa principal; y vino en cantidades moderadas, se le atribuyen propiedades altamente saludables. Algunas de ellas se basan en la constatación de que, aunque en los países mediterráneos se consume más grasa que, por ejemplo, en los Estados Unidos, la incidencia de enfermedades cardiovasculares es mucho menor. El vino se asocia también a un efecto cardioprotector, denominado la paradoja francesa, e incluso a un menor riesgo de deterioro cognitivo leve.

La dieta mediterránea ha sido definida como un estilo de vida que combina ingredientes de la agricultura, las recetas y las formas de cocinar de cada lugar, las comidas compartidas, las celebraciones y las tradiciones, unidos siempre al ejercicio físico moderado.

Para Ricardo Martí Fluxá, presidente del Instituto Tomás Pascual Sanz para la Nutrición y la Salud, “la dieta mediterránea es patrimonio cultural y social transmitido de generación en generación. Difundirla y apoyarla supone, además, un empuje económico positivo para la producción de los alimentos que la definen”.

El libro ¿Es posible la dieta mediterránea en el siglo XXI?, dirigido a estudiantes y profesionales de ciencias de la salud, es útil para todos los interesados en estas disciplinas, agentes sociales, medios de comunicación, profesionales de la hostelería y el turismo, educadores, asociaciones de consumidores, etc.

El nuevo manual ¿Es posible la dieta mediterránea en el siglo XXI?, coordinado por Gregorio Varela, Elena Alonso y Dolores Silvestre, reúne a veinte especialistas más, entre los que destacan las aportaciones de Francisco Pérez Jiménez, Carlos Alberto González, Josep Bernabeu-Mestre, Valentina Ruiz Gutiérrez , Enrique Jurado Ruiz, Montaña Cámara Hurtado, Concha Collar Esteve, Rafael Ansón Oliart, Jesús Contreras Sánchez, Carmen Pérez Rodrigo o Mª Isabel de Salas, entre otros.

Invitación al acto

Universidad CEU San Pablo

La Universidad CEU San Pablo, fundada hace 75 años para formar humana y profesionalmente a los futuros dirigentes de la sociedad española, es una de las tres universidades de iniciativa social y gestión privada de la Fundación Universitaria San Pablo CEU, promovida por la Asociación Católica de Propagandistas. El pasado curso académico estudiaron en ellas más de 8.600 alumnos e impartieron docencia cerca de mil profesores, con una tasa conjunta de inserción laboral del 98,4%.

La Universidad CEU San Pablo, que está realizando una apuesta decidida por la internacionalización, quiere unir la formación excelente de sus alumnos con una formación completa en los valores más genuinos del humanismo cristiano y de la cultura occidental.

www.ceu.es

Instituto Tomás Pascual Sanz para la Nutrición y la Salud

Dependiente de la Fundación Tomás Pascual y Pilar Gómez-Cuétara, el Instituto Tomás Pascual Sanz es una entidad sin ánimo de lucro que tiene el mandato de generar y difundir actividades de divulgación, estudio y análisis en los campos de la alimentación, la nutrición, la salud y los hábitos correctos de vida.

El Instituto transmite a la sociedad los valores de una vida saludable, difunde los ad

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Estudian el uso de las isoflavonas de la soja para controlar el aumento de peso

Estos hechos son los resultados de un estudio probado en animales que publica este mes el British Journal of Pharmacology. Si se aprueba su extrapolabilidad a humanos supondría “una nueva vía terapéutica frente a la obesidad utilizando, en lugar de fármacos, este ingrediente activo de la soja”, explican desde IMABIS.

Ya desde hace años los elementos naturales se consideran beneficiosos para la salud, y este hallazgo “refuerza esta teoría”. Además, las isoflavonas tienen poder antioxidante, propiedades anticancerígenas y protectoras del sistema óseo o coronario. Las isoflavonas actúan como análogos de determinadas hormonas que segrega el organismo humano, como los estrógenos.

El estudio realizado en ratones ha estado dirigido por el doctor Fernando Rodríguez de Fonseca, del Hospital Universitario Carlos Haya de Málaga y jefe de grupo de CIBERobn. Durante el proceso se indujo sobrepeso dietéticamente a las ratas con dietas ricas en hidratos de carbono y grasas. A causa de esto, los animales comenzaron a padecer obesidad, diabetes e hígado graso.

Tras ello, los científicos les dispensaron la isoflavona daiceína durante dos semanas. Pasado este tiempo se sacrificó a los animales y se comprobó que “a mayor dosis de daiceína en dieta, menor fue la ganancia de peso y menor presencia de grasa hepática. Además de evidenciar el rol beneficioso que juegan en la obesidad y la diabetes, al mejorar el control de la glucosa y la resistencia a la insulina”, señala Rodríguez de Fonseca.

Pero no sólo se obtuvo esta conclusión, ya que también aparecieron niveles altos de leptina, conocida como la hormona de la delgadez ya que inhibe el apetito, y bajos de adiponectina. Por estos resultados los científicos recomiendan las isoflavonas en la dieta, “sobre todo cuando la esteatosis hepática está presente”, explican.

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El espectro del atracón como síntoma: Trastorno por atracón, Síndrome del comedor nocturno…

Recogemos la ponencia de Dña. Rosa Calvo, en el marco del Seminario Controversias sobre los trastornos alimentarios. Jornadas de actualización y debate, organizadas por la Fundación Tomás Pascual y Pilar Gómez-Cuétara/Instituto Tomás Pascual y la Fundación Instituto de Trastornos Alimentarios.

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La dieta mediterránea y el ejercicio pueden reducir los síntomas de la apnea del sueño

En este trabajo, dirigido por el profesor Christopher Papandreou, se trataba de analizar el impacto que la dieta mediterránea puede tener en las personas obesas con apnea del sueño, dado que la obesidad está presente en entre el 20 y 40 por ciento de este síndrome, que afecta al cuatro por ciento de la población adulta.

Para ello, incluyeron a 40 pacientes obesos de los que la mitad pasó a seguir una dieta prudente y, los otros 20, fueron alimentados según la tradicional dieta mediterránea. Además, en ambos casos se les recomendó la práctica de ejercicio físico, al menos 30 minutos diarios de paseo.

En ambos grupos, los pacientes también recibieron presión positiva continua de las vías respiratorias (CPAP, en sus siglas en inglés), que consiste en usar una máscara que genera una corriente de aire, manteniendo abierta la vía aérea superior durante el sueño.

Al inicio del estudio y seis meses más tarde, los investigadores monitorizaron a los pacientes mediante un estudio del sueño, conocido como polisomnografía, midiendo varios marcadores propios de la apnea del sueño, como la actividad eléctrica en el cerebro, los movimientos oculares y los ronquidos.

Los resultados mostraron que las personas que siguieron la dieta mediterránea tenían un menor número de apneas, durante la etapa del sueño REM, que normalmente representa en torno al 25 por ciento del total de sueño durante la noche.

Los resultados también revelaron que las personas que siguieron la dieta mediterránea también mostraron una mayor adherencia a la dieta restringida en calorías, el aumento de la actividad física y una mayor disminución de la grasa abdominal.

Los resultados de esta pequeña muestra han evidenciado una mejora durante una etapa de sueño para las personas con apnea del sueño aunque, sin embargo, no mostraron una mejora global de la severidad de la enfermedad.

Por ello, los autores sugieren que son necesarios otros estudios con una muestra más grande para comprender plenamente los beneficios de esta dieta.

“Éste es el primer estudio que examina el impacto de la dieta mediterránea en combinación con la actividad física en la apnea del sueño”, explica Papandreou, recordando como otros estudios han relacionado recientemente un aumento de las perturbaciones durante el sueño REM con el riesgo de desarrollar importantes consecuencias sistémicas, como la diabetes tipo 2.

Hacer ejercicio ayuda a comer sano

Muchas son las preguntas que surgen cuando alguien se propone perder peso. ¿Sería recomendable empezar con dieta y luego ejercicio, o al contrario? Y por otro lado, ¿cuánto se podrían ambas actividades compensar entre ellas?

“Conocer la interacción entre la práctica de ejercicio y una dieta sana mejoraría las estrategias preventivas y terapéuticas para la obesidad, al potenciar los esquemas actuales de abordaje y tratamiento”, explica Miguel Alonso Alonso, investigador de la Universidad de Harvard (EE.UU) que ha publicado un trabajo de recopilación bibliográfica sobre esta cuestión en la revista Obesity Reviews.

Los datos de estudios epidemiológicos sugieren que la tendencia a seguir una dieta sana y a realizar cantidades de ejercicio físico adecuado suelen coexistir en el mismo individuo. Además, el aumento en los niveles de actividad física suele asociarse a una mejoría en paralelo de la calidad de la dieta.

El ejercicio aporta beneficios como el aumento de la sensibilidad a las señales fisiológicas de saciedad, lo que influye en un mejor control del apetito, pero también modifica las respuestas hedónicas a los estímulos de comida. Por tanto, los beneficios se podrían dividir en aquellos que ocurren a corto plazo -de predominio metabólico-, y los que aparecen a largo plazo -de predominio conductual-.

“La actividad física parece tener una función facilitadora de conductas alimentarias encaminadas al seguimiento de una dieta sana”, afirma Alonso Alonso. “De hecho, en el tratamiento de la obesidad, cuando se añade ejercicio a una dieta adelgazante tiende a aumentar el éxito de la intervención y facilita el cumplimiento de la dieta a largo plazo”.

Los autores concluyen que es importante que las políticas sociales fomenten y faciliten el deporte y la actividad física en la población general, tanto en el ámbito educativo, como en el entorno urbano o en la vida diaria -mediante el uso de trasporte público o el acceso a zonas peatonales e instalaciones deportivas-.

El ejercicio modifica el cerebro

Tanto la alimentación como la actividad física son conductas y, por tanto, están determinadas por procesos cognitivos que se originan como resultado de la actividad conjunta de zonas cerebrales. Estudios anteriores ya evaluaron los cambios en el cerebro y las funciones cognitivas en relación con la práctica de ejercicio: la actividad física regular produce cambios en la función y estructura del cerebro.

Los expertos apuntan que estos cambios parecen tener cierta especificidad. “La práctica de ejercicio de manera regular mejora el rendimiento en las pruebas que miden el estado de las funciones ejecutivas y aumenta la cantidad de sustancia gris y las conexiones en zonas prefrontales”, sostiene el investigador de Harvard.

Entre las funciones ejecutivas está el control inhibitorio, básicamente la capacidad de suprimir respuestas inadecuadas o no acordes con un objetivo -lo opuesto sería la impulsividad-, lo que hace posible modificar una conducta o autorregularla.

En relación con la pérdida de peso y su mantenimiento a largo plazo, varios estudios recientes sugieren que las funciones ejecutivas como el control inhibitorio y el óptimo funcionamiento de zonas prefrontales del cerebro podrían ser claves para tener éxito en este proceso, que consiste, en gran medida, en un cambio conductual. El control inhibitorio también podría ayudar a prevenir la ganancia de peso en personas sanas.

“La práctica de ejercicio produce con el tiempo un efecto potenciador de las funciones ejecutivas, entre ellas la capacidad de control inhibitorio, lo que ayudaría a resistir las múltiples tentaciones alimenticias que aparecen cada día en esta sociedad donde la comida, sobre todo la hipercalórica, está cada vez más omnipresente”, subraya.

España, líder en obesidad

La obesidad ha crecido en España de forma alarmante en los últimos años, hasta el punto que la prevalencia de obesidad en varias regiones españolas está por encima de muchas áreas de EE.UU, considerado tradicionalmente como el país paradigma de la obesidad en el mundo occidental.

Además, España lidera junto con otros países mediterráneos la obesidad infantil en Europa. Los expertos reivindican la urgencia de que la sociedad tome conciencia del problema y que se aúnen esfuerzos para prevenir y tratar la obesidad a todos los niveles.