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El papel de la escuela y la familia en la prevención

Como reflexiones previas a la hora de abordar el tema de la prevención me he planteado unas cuestiones que me conducen a unas impresiones un tanto pesimistas:

-Por un lado el conocimiento de casos cercanos de familias con hijas con trastornos alimentarios, que se trata de padres funcionales y preocupados en el cuidado de sus hijos. Me da cierta sensación de indefensión frente a estas situaciones.

-El hecho también de que se acepte que estamos abordando unos trastornos asociados a la cultura (sobre todo en los cuadros más purgativos y bulímicos) implicaría que son cuadros “de nuestro tiempo” y me lleva a la pregunta de si la cultura es modificable.

-Otra cuestión es que la anorexia nerviosa siempre ha existido a lo largo de la historia, entonces ¿podríamos prevenirla de forma eficaz?

-La población diana muy extensa (adolescencia y final de la infancia) pero también tenemos mucho campo sobre el que actuar.

-La etiopatogenia es desconocida, lo que puede suponer una limitación, aunque también conocemos con bastante fiabilidad algunos factores de riesgo sobre los que ponemos intervenir.

Preguntas sobre prevención

Me he planteado estas dudas:

-¿Es viable la prevención primaria o es preferible invertir en detección precoz?

-Psicoeducación clásica versus abordajes indirectos que no se centran en dar información sobre el trastorno.

-¿Qué es preferible campañas publicitarias (estilo DGT) muy impactantes o consejos generales de salud pública? Es difícil llegar a las familias. En el caso de las escuelas sí nos podemos dirigir a ellas.

Prevención primaria

La prevención primaria es todo lo que se debería hacer desde la administración y los profesionales implicados y las asociaciones para intentar frenar esta epidemia de trastornos.

Si nos centramos en qué podríamos saber sobre la prevención yo he consultado con mis pacientes adultas que llevan años de evolución de su trastorno y les he preguntado qué nos dirían sobre la prevención. Y éstas son algunas de las respuestas.

Desde la familia:

-Mantener hábitos familiares (comer juntos).

-Explicar los anuncios poco saludables.

-Fomentar la práctica del deporte. No caer en el sedentarismo.

-Que sean críticos con la televisión y reducirla al mínimo.

-Transmitir mensajes saludables de éxito con ejemplos cercanos (modelo delgada vs ejecutiva normopeso).

-Educar sin exigir (¿ es posible?).

-No usar la comida nunca en el ámbito familiar como castigo o recompensa.

Desde las escuelas:

-Educar sobre imagen y aceptación de las diferencias, sobre la tolerancia al fracaso.

– Las pacientes se quejaban del acceso a información demasiado fácil.

-Educación emocional en los colegios (impartir talleres a los maestros).

-Dietas más sanas en los colegios.

Evidencias de los programas de prevención

Hay algunas evidencias que apuntan a su eficacia. Un 50 por ciento reducen los factores de riesgo y un 29 por ciento reducen la futura patología alimentaria.

En un metanálisis del año 2009 aparecen dos programas que pueden llegar a reducir el riesgo de TCA y de obesidad. Y también parece que fracasan los programas puramente informativos/educativos.

Factores de éxito de los programas de prevención

Que sean selectivos (ir a los sujetos de riesgo), no hacerlos universales. En segundo lugar, no empezar con edades muy tempranas (a partir de 14-15 años); que los contenidos sean interactivos con participación activa de los chicos y chicas y que estén focalizados en la aceptación corporal. El tema de la insatisfacción corporal parece clave. También parece que es preferible que los programas sean llevados a cabo por profesionales entrenados no por los profesores o monitores de comedor (esto es difícil de poner en práctica actualmente).

Programas de prevención

Entre los programas con resultados interesantes podemos destacar:

-Body project: basado en una intervención de la psicología social con elementos cognitivos, básicamente en la disonancia frente a la internalización del modelo del patrón delgado de éxito, con pocas sesiones y preventivo de la aparición de obesidad y TCA.

-Sorority body image program (que es una adaptación del anterior) de sólo dos sesiones que presenta muy buenos resultados.

-Peso saludable. Se intenta recomendar llegar a un peso normal a través de cambios lentos y graduales. Se usan entrevistas motivacionales con los alumnos y también compromisos públicos de cambio.

-Otros: Girl talk, Student bodies o Weight to eat.

Programas de prevención desde la escuela

-La escuela debe fomentar la educación para la salud.

-La incidencia es transversal.

-Difícil equilibrio entre exigencia/respeto a cualidades individuales.

-Importante el papel de los monitores de comedor y de los tutores en la detección precoz.

-Combatir activamente el menosprecio o discriminación entre alumnos (bulling). Aunque es muy difícil de realizar.

-Supervisión por dietistas de la alimentación en el comedor escolar.

-Hacer conscientes los mensajes culturales implícitos con discusión crítica de los mismos.

-La colaboración escuela/sistema sanitario.

-Constancia de los programas, adecuados a los grupos de edad, con el uso de películas, series, estudio crítico de anuncios, etc.

Situaciones escolares de riesgo elevado para TCA

-Acoso escolar (bulling).

-Cambios de instituto o centro de enseñanza.

-Situaciones de aislamiento o rechazo.

-Detección de TCA en el aula (“contagio social”) si hay alguna compañera de clase.

Familia y prevención

Hay factores relacionados con los problemas alimentarios: cambios demográficos con reducción familia nuclear y la “desaparición” de familia la extensa; alargamiento horarios laborales; incorporación de la mujer al mundo laboral.

Y la pregunta sería ¿cómo hacer llegar los mensajes o programas de prevención? ¿A través de TV e internet?

No hay un único modelo de familia asociada a los trastornos alimentarios, sino que es un grupo heterogéneo de familias, con una serie de factores de riesgo y de dificultades familiares que habría que intentar afrontar.

Recomendaciones familiares

-Evitar normas rígidas en alimentación.

-Fomentar comidas familiares.

-Evitar la crítica.

-No evitar el contacto físico.

-Aclarar y negociar normas de casa.

-Ser paciente y predicar con el ejemplo.

Situaciones familiares de riesgo elevado para TCA

-Separación conyugal o divorcio.

-Sobrepeso u obesidad (especialmente maternas).

-Enfermedades familiares graves.

-Viajes de adolescentes al extranjero.

El dilema de las dietas en la familia

-Las familias deberían de huir de incorporar la dieta como un estilo de vida.

-Cambios en los hábitos alimentarios (¿detrás de una chica que no sabe o no quiere comer hay una madre y/o un padre que no sabe o no le gusta cocinar?).

Factores de riesgo para TCA e inmigración

-Proceso migratorio inconcluso con malas condiciones.

-“Choque” cultural: si no hay integración con las tradiciones del país de acogida.

-Migración parental inicial: cuando los padres se marchan primero y dejan a los hijos en el país de origen.

-Pérdida del soporte de la familia de origen.

-Si ya existía preocupación por la imagen en el país de origen.

-Sobreocupación paterna en país de acogida para tener unos ingresos mínimos.

Factores de protección para TCA en la emigración

-Conservación de la cultura de grupo y familia extensa (ej etnia gitana).

-La defensa de valores propios (ej minoría negra en USA).

-Densidad étnica elevada, cuando los emigrantes se agrupan en zonas.

-Reajuste de funciones parentales (más presencia y acompañamiento de jóvenes).

-Acomodación paulatina a tradiciones de sociedad de acogida sin ruptura de las propias.

Conclusiones

-Aunque la cultura cambia necesariamente a lo largo del tiempo, el impacto físico y psicológico de las influencias culturales puede ser atenuado por un esfuerzo que las desvele y haga conscientes a los sujetos.

-Familia y escuela son claves en esta lucha, aunque la administración debiera tener un papel más proactivo (¿similar a lo ocurrido con la ley antitabaco?).

-Y por último dejo una pregunta en el aire ¿se puede prevenir conjuntamente TCA y obesidad?

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Prevención en medios de comunicación

La inversión publicitaria en España y en la mayoría de países europeos determina el espacio, los contenidos y, habitualmente, el tratamiento de los temas abordados por los medios de comunicación.

A pesar de la crisis la inversión publicitaria en España en 2010 llegó a los 5.850 millones de euros en medios convencionales (prensa, radio, televisión y cine). Y en los medios de comunicación no convencionales (catálogos, folletos, publicidad en el punto de venta, internet) la inversión publicitaria fue de 7.034 millones de euros.

En un momento en que los titulares de los periódicos hablan de crisis extrema la previsión de inversión publicitaria estimada en España durante el 2011 llegará a superar los cinco mil millones de euros en los medios de comunicación convencionales y siete mil en los medios no convencionales.

Prensa general y especializada

Respecto a lo aparecido en relación a los TCA este año he seleccionado dos periódicos:

-En La Vanguardia haciendo una búsqueda del concepto TCA aparecen dos noticias y seis del concepto anorexia. Los temas tratados mayoritariamente son internet, la moda y las celebrities.

-En El País las cantidades son más o menos las mismas y los temas abordados son los mismos: internet, la moda y las celebrities.

En la prensa especializada, por citar algunos ejemplos de revistas femeninas, en Marie claire hay 5 entradas, en Vogue 3 entradas y en Cuore 22 entradas (esta publicación es mucho más frívola, frivoliza sobre diversos temas y casi siempre alrededor de los famosos).

Características comunes de estas publicaciones

-Los TCA aparecen como información vinculada a la vida social de actrices, modelos y cantantes.

-Las noticias puntuales relacionadas con sucesos concretos son la segunda forma más utilizada en cuanto a la información relacionada con los TCA.

-Sólo en muy contadas ocasiones tienen presencia informativa en cuanto a aspectos relacionados con la prevención o el tratamiento de los mismos.

-En las revistas especializadas por públicos (prensa femenina y del corazón) la información siempre se vincula a esta “crónica social”.

-La información relativa a los TCA se ubica en secciones dispares (sociedad, salud, gente, etc.). Podríamos hacer una primera conclusión, que los medios de comunicación abordan la enfermedad como algo social.

-La bulimia aparece en contadas ocasiones cuando se hace referencia a los TCA.

-Los TCA no especificados aparecen en contadísimas ocasiones.

Medios audiovisuales

El 1 Abril del 2011 se aprobó una Ley General de la Comunicación Audiovisual. Esta ley cuida bastante el desarrollo físico, mental y moral de los menores, hasta tal punto que prohíbe la emisión en abierto de determinados contenidos audiovisuales.

Los contenidos que puedan resultar perjudiciales para el desarrollo físico, mental o moral de los menores sólo podrán emitirse en determinadas franjas horarias fuera del horario protegido, es decir, la franja horaria que no sea de 8-9 de la mañana y las 5-8 de la tarde en días laborables y entre las 9 y 12 de la mañana los sábados, domingos y fiesta estatales. Los contenidos recomendados para mayores de 13 años deberán emitirse fuera de esas franjas horarias.

Esta ley también ha servido para poner sobre la mesa cuestiones relativas al ámbito de la publicidad. ¿Qué pasa con los productos de culto al cuerpo? Esta ley también prohíbe la emisión de anuncios de productos de culto al cuerpo en determinadas horas (las protegidas para menores). Pero no hay una clara definición de qué son productos de culto al cuerpo. La ley habla de productos para perder peso, pero se dejan de lado los productos desnatados, o determinados productos de belleza con determinados estereotipos.

Algunos ejemplos en los que llevamos de año: en la web de TVE aparecen 9 entradas, mayoritariamente noticias y un documental; en Tele5 hay 98 entradas, mayoritariamente noticias y piezas en programas que denomino “pseudo informativos”; y en Antena 3 hay 52 entradas, mayoritariamente piezas en programas “pseudo informativos”.

Características comunes de estos programas

-Información objetiva en muy pocas ocasiones.

-En caso de darla, siempre se menciona a las estrellas como ejemplo.

-Los TCA aparecen como “etiqueta social” que caracteriza a modelos, actrices y cantantes.

-Los mensajes pseudo informativos que ponen de manifiesto pautas de conducta que pueden servir como ejemplo (páginas web, métodos para adelgazar, casos de autolesión y suicidio, etc.). Se puede hablar de desinformación y de contaminación informativa, en realidad.

-En el caso de las series se frivoliza la enfermedad, porque la publicidad marca los contenidos.

-Cuando se habla de la superación del trastorno aparece como un punto y final descontextualizado. Se curó y punto, la prevención no aparece.

-Y cuando se habla de pautas preventivas (en contadísimas ocasiones) todo se resume en dos elementos: control parental en internet y comidas en familia.

-En definitiva a grandes audiencias, gran inversión publicitaria.

-La inversión publicitaria anual televisiva en prime time (21.00-00.00) roza los 2.000 millones de euros y esto marca los contenidos y formatos audiovisuales.

(Des)información versus prevención

Hablar de los trastornos no significa prevenir necesariamente, informar tampoco es prevenir, y mucho menos desinformar y contaminar.

Publicidad

La Ley de la Publicidad en España data de 1988 con sucesivas reformulaciones con especial interés hacia algunos colectivos (niños y mujeres).

En España funciona la autorregulación. Hay una entidad, llamada Autocontrol de la publicidad, que autorregula. Es decir, los espectadores se pueden poner en contacto con Autocontrol para denunciar un anuncio. Sin embargo, Autocontrol no tiene potestad para sancionar ni retirar sino simplemente aconsejar. A partir de ahí se abren larguísimos procesos judiciales que cuando culminan la campaña ya está retirada.

La publicidad es creadora y perpetuadora de estereotipos influyentes en los TCA.

Características comunes de la publicidad

-Búsqueda de un ideal corporal inalcanzable.

-Hay una distorsión de la realidad corporal, que se ha acrecentado con el retoque digital.

-Vivimos en un estado de dieta constante.

-Miedo a la comida.

-Frivolización del intelecto en pos de la perfección física.

-Ausencia de modelos de mujer alternativos al framing publicitario, a esos microuniversos de la publicidad.

-Consumo compulsivo productos de culto al cuerpo.

-Negación del paso del tiempo. No puedes envejecer.

-Refuerzo de roles tradicionales (“la mujer florero”).

-Estereotipos femeninos en base a la óptica masculina.

-Hay una clara retórica de la delgadez como sinónimo de salud.

-Se usan recursos creativos que utilizan comportamientos propios de la enfermedad como base argumental, recursos que repiten conceptos como el control, el miedo, el engaño.

Algunos ejemplos:

-Deseo explícito de adelgazar bajo el pretexto de cuidarse o llevar una vida sana: en el discurso publicitario siempre es lo mismo, de forma paralela a la enfermedad. El imperativo de esbeltez extrema aparece disfrazado en el discurso publicitario bajo el proyecto del cuidado del cuerpo.

-La búsqueda del ideal ascético: la pureza del cuerpo y del alma, en realidad los TCA representan la mortificación del cuerpo para conseguir la plenitud física. El control del peso, la práctica compulsiva del deporte para restringir al cuerpo de determinadas cosas para logar la plenitud física.

-El narcisismo: el juego de espejos que está presente, de amor-odio al espejo, que aparece en todos los anuncios.

-La obsesión por el deporte: es un recurso creativo muy habitual en estas campañas publicitarias.

-La demonización de la obesidad: la obesidad es algo horrible y cuando aparecen en publicidad obesos el objetivo es ser ridiculizados o demonizados. Existe la connotación implícita de que la persona obesa no es triunfadora en sociedad.

-El reconocimiento social de la delgadez como valor de legitimación: el triunfo se legitima cuando esa delgadez se reconoce por terceras personas.

-Sensación de euforia y de energía atribuida a la esbeltez: los protagonistas del discurso publicitario presentan actitudes vitales, energéticas y dinámicas fruto del consumo del producto y de ese reconocimiento social gracias a la pérdida de peso.

Y todo eso nos genera una presión por ajustarse a canon estético, una inseguridad y una baja autoestima. Se trata de un círculo vicioso porque se legitiman comportamientos propios de la enfermedad a través del discurso publicitario.

¿Publicidad “preventiva”?

¿Existe una publicidad preventiva? La poca publicidad preventiva que se ha hecho depende el gobierno y el presupuesto es bajísimo con lo cual el resultado es una mala calidad en el proceso creativo y de realización. Además el mensaje no resulta contundente para contrarrestar estereotipos.

Las medidas “preventivas” que se están llevando a cabo en medios de comunicación son la nueva ley del audiovisual que regula la presencia de productos de culto al cuerpo y algún esfuerzo aislado destacable como las recomendaciones del Consell de l”Audiovisual de Catalunya sobre el tratamiento informativo de TCA en medios audiovisuales.

Y ¿qué se puede hacer? En primer lugar la alfabetización mediática, dar herramientas a la sociedad para usar los medios de comunicación como herramienta para informarnos, para fomentar hábitos saludables, para trabajar con mensajes en positivo y para denunciar.

En realidad el concepto de Media Literacy es la capacidad para acceder, analizar y evaluar contenidos y procedimientos presentes en los medios de comunicación. Esto se está haciendo en las escuelas, pero con pocos medios.

Conclusiones

-Hay una clara ausencia de iniciativas de prevención de los TCA en el discurso mediático.

-Las pocas iniciativas surgidas se limitan al ámbito audiovisual televisivo, dejando a un lado los contenidos radiofónicos.

-Se necesitan (como en otros países) códigos de corregulación creados por médicos y periodistas, y principios de adhesión por parte de los medios.

-Y una clara necesidad de sensibilizar a los periodistas en activo pero también en el ámbito universitario, porque la comunicación en la salud es algo que queda muy lejano, se aborda poco, y solamente así podremos hablar en un futuro no lejano de prevención de los TCA en los medios de comunicación.

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Diabetes, talla baja y obesidad, entre los trastornos que más atienden los endocrinólogos pediátricos

Los cambios en el ritmo de vida provocan la aparición de nuevos trastornos patológicos y el incremento de ciertas patologías endocrinológicas. Una de las patologías más frecuentes en la infancia y adolescencia es la diabetes mellitus tipo 1. Su incidencia anual ha incrementado en un 3,8 por ciento en todos los países, afectando sobre todo a niños menores de cinco años. En este sentido, en España se detectan cada año entre 10 y 25 casos por cada 100.000 habitantes.

La Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP) sostiene que el objetivo es fomentar la educación sobre diabetes para lograr un adecuado autocontrol por parte del paciente y sus cuidadores. De esta forma, para manejar la enfermedad se deben tener en cuenta tres pilares fundamentales: alimentación, ejercicio e insulinoterapia.

Otro de los motivos habituales de preocupación para los padres, de consulta al pediatra de Atención Primaria y de derivación al endocrino infantil se vincula con la talla baja. Sin embargo, la mayoría de veces se trata de niños que no necesitan tratamiento al ser variantes de la normalidad.

Sólo un cinco por ciento de niños con retraso de crecimiento tienen una causa endocrinológica. Sin embargo, existen multitud de mecanismos genéticos que influyen en el proceso de crecimiento de una persona. De esta forma, una buena nutrición y un entorno psicosocial adecuado son algunos de los factores clave para regular correctamente el crecimiento.

La hormona de crecimiento (GH) actúa directa o indirectamente en el crecimiento de órganos y tejidos del cuerpo. En este sentido, cuando existe deficiencia de GH, sólo en un 20 por ciento de los casos es posible detectar una causa orgánica responsable, pero únicamente afecta a entre un uno y un dos por ciento de los hipocrecimientos. Además, cerca del 90 por ciento de los hipocrecimientos prenatales alcanzan una talla normal entre los 2 y 4 años primeros de vida y no precisan tratamiento.

Frecuentemente, las patologías crónicas, las dietas inadecuadas o los trastornos más o menos severos de la conducta alimentaria (anorexia nerviosa, miedo a la obesidad…) pueden ser la causa del hipocrecimiento. Según datos de la SEPEAP, se estima que entre el 10 y el 15 por ciento de los casos de talla baja derivan de alguna enfermedad crónica y, además, los expertos creen posible que esta cifra vaya en aumento como consecuencia de la mayor supervivencia en muchas de las patologías crónicas.

“Cuanto más precoz, grave y prolongada sea la enfermedad que ocasiona la alteración del crecimiento, menos posibilidades hay de que el paciente pueda recuperarse completamente”, explica el doctor J. Pozo Román, médico adjunto del Servicio de Endocrinología Pediátrica del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús, de Madrid.

Sobre todo, la malnutrición, las alteraciones metabólicas y, en ocasiones, ciertos trastornos psicológicos influyen de manera notable en el fracaso del crecimiento. Asimismo, la enfermedad celíaca y la enfermedad inflamatoria intestinal, entre otras, se pueden presentar como único síntoma de un retraso de crecimiento.

Para los pediatras resulta fundamental conocer las características del crecimiento normal así como la forma en que las diferentes patologías pueden alterarlo ya que existen múltiples patologías que pueden comprometer la evolución del niño. Sin embargo, la SEPEAP aclara que la talla baja no es una enfermedad, sino un síntoma. Por ello, en muchos casos no se indica un tratamiento y en los que lo precisan, el tratamiento está dirigido a la enfermedad responsable. Sólo en algunos casos una pequeña parte de pacientes requiere tratamientos específicos para estimular o mejorar el crecimiento.

Obesidad y raquitismo

La obesidad es, en la actualidad, uno de los problemas de salud pública a nivel mundial. Los cambios en el estilo de vida, la escasa actividad física y un aumento en la ingesta de calorías

La dieta mediterránea y el ejercicio pueden reducir los síntomas de la apnea del sueño

En este trabajo, dirigido por el profesor Christopher Papandreou, se trataba de analizar el impacto que la dieta mediterránea puede tener en las personas obesas con apnea del sueño, dado que la obesidad está presente en entre el 20 y 40 por ciento de este síndrome, que afecta al cuatro por ciento de la población adulta.

Para ello, incluyeron a 40 pacientes obesos de los que la mitad pasó a seguir una dieta prudente y, los otros 20, fueron alimentados según la tradicional dieta mediterránea. Además, en ambos casos se les recomendó la práctica de ejercicio físico, al menos 30 minutos diarios de paseo.

En ambos grupos, los pacientes también recibieron presión positiva continua de las vías respiratorias (CPAP, en sus siglas en inglés), que consiste en usar una máscara que genera una corriente de aire, manteniendo abierta la vía aérea superior durante el sueño.

Al inicio del estudio y seis meses más tarde, los investigadores monitorizaron a los pacientes mediante un estudio del sueño, conocido como polisomnografía, midiendo varios marcadores propios de la apnea del sueño, como la actividad eléctrica en el cerebro, los movimientos oculares y los ronquidos.

Los resultados mostraron que las personas que siguieron la dieta mediterránea tenían un menor número de apneas, durante la etapa del sueño REM, que normalmente representa en torno al 25 por ciento del total de sueño durante la noche.

Los resultados también revelaron que las personas que siguieron la dieta mediterránea también mostraron una mayor adherencia a la dieta restringida en calorías, el aumento de la actividad física y una mayor disminución de la grasa abdominal.

Los resultados de esta pequeña muestra han evidenciado una mejora durante una etapa de sueño para las personas con apnea del sueño aunque, sin embargo, no mostraron una mejora global de la severidad de la enfermedad.

Por ello, los autores sugieren que son necesarios otros estudios con una muestra más grande para comprender plenamente los beneficios de esta dieta.

“Éste es el primer estudio que examina el impacto de la dieta mediterránea en combinación con la actividad física en la apnea del sueño”, explica Papandreou, recordando como otros estudios han relacionado recientemente un aumento de las perturbaciones durante el sueño REM con el riesgo de desarrollar importantes consecuencias sistémicas, como la diabetes tipo 2.

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La alergia a alimentos triplica el gasto sanitario en pacientes pediátricos

La alergia a alimentos se ha duplicado en los últimos diez años. En opinión de los expertos reunidos en el Simposio Internacional de Alergia Alimentaria de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) que se ha celebrado recientemente en Barcelona, este tipo de reacciones tienen una alta prevalencia, afectan al cinco por ciento de los niños en edad escolar y al ocho por ciento de la población adulta, y ocasionan un fuerte impacto en el sistema sanitario, ya que son el motivo de consulta en el 14 por ciento de los menores de 14 años y de aproximadamente el seis por ciento en el resto de pacientes. Pero además estas reacciones alérgicas alteran la calidad de vida de los pacientes y son un factor de riesgo para el desarrollo de otro tipo de enfermedades alérgicas como la dermatitis atópica, el asma y la rinoconjuntivitis.

La complejidad de la alergia y la falta de métodos de diagnóstico estandarizados para la detección de esta patología motivó la puesta en marcha hace seis años del estudio EuroPrevall, el primer estudio multicéntrico sobre alergia a alimentos realizado en 19 países europeos y 6 de otros continentes con casi 100.000 individuos estudiados.

En opinión de la doctora Montserrat Fernández-Rivas, coordinadora científica del Simposio y una de las investigadoras principales del estudio, “con este estudio pretendemos conocer la situación real de la alergia a alimentos, evaluar su prevalencia, desarrollar nuevos métodos diagnósticos y, sobre todo, determinar el coste socioeconómico de esta patología y el impacto sobre la calidad de vida en la población europea”.

En este sentido, a través de cuestionarios validados y específicos en diversos países europeos, se demuestra un gran impacto de la alergia a alimentos sobre la calidad de vida de los pacientes. “Este tipo de reacciones alérgicas causan tanto o mayor impacto en el paciente que el asma y la rinitis, e incluso se sitúa ligeramente por debajo de la diabetes”, destaca la doctora Fernández-Rivas.

Los datos del estudio señalan un cambio en el perfil de los pacientes alérgicos a alimentos, ya que se ha registrado un aumento de los casos de reacciones en la población adulta, que incluso llegan a superar a los ya habituales casos de alergia a leche y huevo en niños.

Según los expertos, la alergia a alimentos en la población evoluciona con la edad. Así, mientras que en los niños menores de cuatro años la leche, el huevo y el pescado son los alimentos más reactivos, a partir de esa edad y hasta los 14 años, estos alimentos son sustituidos por la alergia a vegetales, a frutos secos como la avellana y el cacahuete, y a frutas como la manzana, pero ya no desaparece esta sensibilidad y las reacciones alérgicas perduran en la edad adulta. Tal y como aclara la doctora Fernández-Rivas “la alergia a alimentos como las frutas y los frutos secos en adultos entre 20 y 55 años es ya más frecuente que la alergia a leche y huevo en los niños en edad escolar”.

Coste sanitario triplicado

El incremento de las enfermedades alérgicas en la población en las últimas décadas exige afinar las técnicas diagnósticas y los tratamientos por el impacto sociosanitario que conllevan. De hecho, según se desprende de los últimos resultados del estudio EuroPrevall, presentado en el Simposio, el coste sanitario de la alergia a alimentos puede duplicar e incluso triplicar el coste asociado al tratamiento de la población no alérgica.

En España el coste sanitario de un paciente adulto alérgico a alimentos asciende a 1.281 dólares internacionales anuales, un 47 por ciento más que el gasto generado por la población no alérgica. En el caso de la población infantil, el impacto sanitario de la alergia a alimentos se triplica, dado que el tratamiento y seguimiento de un paciente alérgico asciende a 1.379 dólares, y el resto de la población pediátrica impacta en el sistema con un coste que apenas supera los 390 euros.

En Europa, el estudio EuroPrevall mostró que el impacto sanitario de la reacción alérgica a alimentos supone una media de 2.016 dólares en los pacientes adultos, frente a los 1.089 de la población no alérgica, y de 2.197 dólares en la población infantil, frente a los 863 dólares que originan los niños no alérgicos. Ante estos datos, la doctora Fernández-Rivas alerta de la importantes repercusiones a medio y largo plazo, ya que “la población infanto-juvenil es la más propensa a presentar reacciones alérgicas y el coste sanitario asociado al tratamiento de estas patologías está muy condicionado con la gravedad de la reacción alérgica a alimentos que presente”.

El coste sanitario se asocia principalmente al abordaje de las consecuencias de la reacción alérgica, que en ocho de cada diez casos es oral, en el 32 por ciento de las ocasiones produce reacciones cutáneas, en el 26 por ciento de las veces afecta al tracto digestivo, en el 19 por ciento a las vías respiratorias altas y en un siete por ciento de casos pueden producir broncoespasmos.

Mapas europeos de la alergia

Los resultados del estudio EuroPrevall en España indican que los alimentos más frecuentemente implicados en reacciones adversas de los pacientes que acuden a las consultas del alergólogo son, en orden decreciente: melocotón, leche, huevo, melón, gamba, pescado, kiwi, plátano, nuez, sandía, cacahuete, manzana, tomate, pescado y avellana. Atendiendo a los grupos de edad, la doctora Fernández-Rivas indica que el citado estudio ha confirmado que “en la población infantil los principales alimentos son: huevo, leche y pescado, mientras que en los adultos son las frutas y los frutos secos”.

De hecho, analizando los casos más frecuentes de reacciones alérgicas con alimentos, el estudio EuroPrevall señala que el 35 por ciento de los casos está provocado por las frutas frescas, el 22 por ciento por los frutos secos, el 14 por ciento por las verduras y el ocho por ciento por el cacahuete.

Aunque, según los resultados de este estudio europeo, en líneas generales la alergia a vegetales es más frecuente que a los productos de origen animal, puede hablarse de un pequeño mapa europeo de las reacciones alérgicas a alimentos en Europa, condicionadas por los hábitos y estilos de vida. Así, mientras que en España el melocotón y el melón se sitúan a la cabeza de las reacciones presentadas en consulta, en otros países del centro y norte de Europa, las reacciones son más frecuentemente atribuibles a frutas y verduras como la manzana, la avellana y el apio.

Como casos excepcionales los expertos participantes en el Europrevall han detectado especificidades alérgicas en lo referente a la alergia al pescado y marisco, altamente frecuente en España, Grecia e Islandia, y graves reacciones alérgicas, con casos de anafilaxia, producidas por el cacahuete en el Reino Unido. En el conjunto de los países europeos participantes en el estudio los casos registrados de anafilaxia más frecuentes se atribuyen al cacahuete, la gamba y la nuez.

Además, los alergólogos advierten de la importancia de contar con el fenómeno de la reactividad alérgica cruzada. En este sentido, la doctora Fernández-Rivas señala que “algunos pacientes alérgicos al polen experimentan una reacción alérgica si ingieren alimentos que interaccionan con el polen, como algunos frutos secos”.

Etiquetado y umbral de seguridad alimentaria

Una de las conclusiones que arrojan los resultados del estudio es que la alergia a cereales y a soja es algo excepcional en España y cuenta con una escasa importancia relativa. Estas sustancias son algunas de las más comúnmente utilizadas por la industria alimentaria y legalmente son de declaración obligatoria en el etiquetado de los productos.

Ante la complejidad de la alergia alimentaria y las graves consecuencias que se derivan de ella, en la actualidad los investigadores del Europrevall están analizando el millar de resultados de pruebas a pacientes participantes en el estudio para determinar con exactitud la “dosis umbral” de seguridad de los siete alimentos que mayores reacciones alérgicas desencadenan en la población como la leche, el huevo, el pescado, el marisco, los cacahuetes, la avellana y el apio. Esta determinación es clave ya que sólo el 72 por ciento de los alimentos que producen anafilaxias está correctamente identificado en el etiquetado y los expertos aseguran que es preciso “destapar” el 30 por ciento restante.

“Habitualmente el listado de ingredientes no está claro o es insuficiente, lo que produce en los pacientes inseguridad a la hora de preparar los alimentos cada día. Gracias a la determinación del umbral de respuesta de la población a la alergia y a la utilización de herramientas adecuadas para detectar la cantidad de alérgenos presente en los alimentos, se podrán introducir cambios en el etiquetado para garantizar la máxima seguridad de los alimentos disponibles en el mercado”, explica la doctora.

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Ortorexia: cuando la obsesión por comer sano se convierte en enfermedad

Una dieta saludable y el consumo de alimentos ecológicos no siempre conlleva un beneficio para la salud ya que en los últimos años están aumentando en las consultas los casos de ortorexia, un trastorno alimentario “incipiente” causado por “la obsesión por la comida sana”.

Según reconoce el psicólogo y jefe de Gestión del Conocimiento e Investigación del Instituto de Trastornos Alimentarios (ITA) de Barcelona, Antoni Grau, estos pacientes “acaban siendo incapaces de acudir a un restaurante, a una comida de trabajo o de amigos, ya que no controlan el contenido nutricional de los alimentos”.

“Lo hacen de forma muy obsesiva, y sólo comen alimentos cuyo origen esté clarísimo. La fruta y verdura debe proceder de agricultura ecológica y, con la carne, son capaces de seguir al ganado desde que nace hasta que llega al supermercado”, explica este experto, quien recuerda que “en muchos productos ecológicos se especifica el origen del animal, dónde ha sido criado, con qué métodos e incluso hasta cuanto ha tardado en engordar. Sólo si controlan todo ello, son capaces de comerlo”.

El problema de esto es que esta obsesión puede tener consecuencias físicas, ya que “a veces prefieren no comer, antes que comer algo que no consideran adecuado”, lo que genera problemas de infrapeso o desequilibrios en el balance nutricional.

No obstante, puntualiza, “es más preocupante el deterioro social y familiar que genera en estas personas, el aislamiento que les acaba produciendo y el sufrimiento que comporta”.

Grau ha participado en unas jornadas científicas sobre los trastornos de la alimentación que se han celebrando en la sede del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), organizadas por el Instituto Tomás Pascual y la Fundación Instituto de Trastornos Alimentarios (FITA).

En este encuentro se han abordado diversos trastornos alimenticios, algunos más controlados como la bulimia o la anorexia y otros cuya incidencia ha aumentado en estos años, como es el caso de la ortorexia.

No hay que obsesionarse con la comida ecológica

Este experto defiende la importancia de cuidar la alimentación siempre que no se acabe obsesionado con ello. “Tomar productos ecológicos está muy bien, son un poco caros pero está muy bien. El problema viene cuando quienes los consumen presentan problemas de autoestima, ya que tienen más riesgo de acabar obsesionados con este tipo de alimentación tan restrictiva”.

Por ello, la solución pasa por fomentar la comida ecológica pero sin darle “exclusividad”, en el sentido de que “vale la pena ir a un restaurante con un grupo de amigos aunque el contenido nutricional de los alimentos no esté tan controlado”, así como iniciar estrategias de mejora del autoestima y las relaciones sociales, para ayudar que la persona no acabe obsesionada con ello.

“Hay que hacer un poco de pedagogía y recalcar que el hecho de que no sepamos de dónde procede el ganado o la lechuga no significa que estos alimentos sean nocivos para la salud”, insiste.

Obesidad abdominal, la más peligrosa

Por primera vez, un estudio permite conocer la prevalencia de la obesidad abdominal en España: según ENRICA, el mayor estudio de nutrición y riesgo cardiovascular realizado en nuestro país, concretamente un 36,1 por ciento de la población padece este tipo de obesidad. Ésta es una de las principales conclusiones expuesta por el doctor Fernando Rodríguez-Artalejo en la presentación de la ponencia Epidemiología de la obesidad en España: Estudio ENRICA, en el marco del X Congreso de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad, que se ha celebrado en Barcelona.

El doctor Rodríguez Artalejo es, junto al doctor José Ramón Banegas, ambos del grupo de epidemiología cardiovascular y nutricional de la Universidad Autónoma de Madrid, el autor del estudio. ENRICA cuenta con el patrocinio del Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad (Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición) y el Departament de Salut de la Generalitat de Catalunya y la promoción de la compañía farmacéutica Sanofi. Las determinaciones analíticas se han llevado a cabo en el Centro de Diagnóstico Biológico del Hospital Clínic de Barcelona, bajo la coordinación del doctor Antonio Coca Payeras.

Obesidad abdominal, el mejor reflejo del riesgo cardiometabólico

Los datos referentes a la obesidad abdominal son los que mejor reflejan el riesgo cardiometabólico asociado a la obesidad. En ese sentido, las personas que padecen este tipo de obesidad presentan un mayor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares y metabólicas, favoreciendo el desarrollo de gota y diabetes de tipo 2, dislipemia y resistencia a la insulina (en conjunto, el llamado síndrome metabólico). Por ello, mantener el peso dentro de unos límites razonables es muy importante para el normal funcionamiento del corazón y los vasos sanguíneos, así como para el mantenimiento de la buena salud de huesos y órganos.

Podemos hablar de este tipo de obesidad si el perímetro abdominal es superior a 88 cm en la mujer y a 102 en el hombre. La abdominal (también llamada central o androide) es la que conlleva peores consecuencias para el metabolismo. Quienes la padecen tienen más posibilidades de acumular grasa en órganos vitales, lo que favorece el desarrollo de enfermedades cardiovasculares. Entre la población obesa, es mayor la incidencia del tipo abdominal que del ginecoide (también recibe el nombre de obesidad periférica, la acumulada en glúteos, muslos y brazos).

Una medición costosa pero mucho más efectiva

La medición de la obesidad abdominal ha sido posible gracias al estudio ENRICA en el que, por primera vez, no sólo se encuestó a los cerca de 12.000 participantes, sino que se llevó a cabo un examen físico y obtención de muestras biológicas de sangre y orina, además de la medición de la presión arterial, la realización de pruebas antropométricas y la recogida de la historia dietética y conductas alimentarias. Hasta el momento, solamente se disponía de mediciones antropométricas en ciertos grupos de población, como los ancianos, y en estudios regionales y locales.

En palabras del doctor Rodríguez-Artalejo, “medir variables como el peso, la talla y la circunferencia de la cintura es muy costoso pero los datos de obesidad basados en mediciones y no en lo reportado por las personas entrevistadas reflejan mucho mejor el problema de la obesidad en España”.

El número de hombres obesos supera al de mujeres por primera vez en España

Durante las dos últimas décadas, los hábitos alimentarios poco saludables y un estilo de vida sedentario han pasado factura, en especial, entre la población masculina. Ésta es otra de las conclusiones del estudio ENRICA, que indica un cambio de prevalencia de la obesidad por sexos pues, por primera vez, el número de hombres obesos supera al de mujeres en nuestro país (exceptuando las mujeres mayores de 65 años). Además, más de un tercio de los hombres que presentan obesidad declara haber recibido consejo sanitario para perder peso y no haberlo logrado.

Pero, como afirma el doctor Rodríguez-Artalejo, “lo importante es que la información que proporciona el estudio ENRICA muestra que la obesidad se puede controlar, reduciendo la magnitud del problema hasta acercarlo al de las regiones con menor obesidad. Lo que resulta más esperanzador es que la epidemia de la obesidad se explica, principalmente, por factores ambientales. El reto es identificarlos y, en especial, ser capaces de modificarlos porque ello, probablemente, implique cambios apreciables en nuestra manera de vivir, desde el transporte que empleamos hasta la organización del trabajo o el tipo de actividades que llevamos a cabo durante el tiempo libre”.

Un cambio de estilo de vida desde diversos frentes

Tanto en el caso del sobrepeso como en el de la obesidad, la solución pasa por el cambio de múltiples factores que conforman el estilo de vida predominante. “La educación es importante pero no suficiente. Se necesitan también políticas que reduzcan las condiciones sociales, claramente obesogénicas, en que vivimos. Por ejemplo, es necesario incentivar la producción de alimentos procesados con menor densidad de energía, asegurar que los menús escolares son saludables y apetitosos, destacar la importancia de cocinar en casa (la mejor forma de comer de manera sana y económica), limitar la publicidad de alimentos poco saludables dirigida a los niños, mejorar el etiquetado de los alimentos y facilitar la práctica de actividad física, entre otros”, añade Rodríguez-Artalejo.

El doctor también ha destacado que “es posible defenderse de la obesidad, pues tenemos un enorme potencial para reducir su prevalencia, ya que la obesidad no sólo se gesta durante la infancia sino que factores de diverso tipo son los responsables de su desarrollo: desde la dieta hasta el estilo de vida. Así que podemos acabar con las cifras de exceso de peso, que cada vez se aproximan más a las de Estados Unidos”.

Otra nota esperanzadora es la baja prevalencia de la obesidad entre las mujeres jóvenes (menores de 44 años) con estudios universitarios, con sólo un seis por ciento.

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Alergias alimentarias en la infancia: se producen muchos descuidos

Las reacciones alérgicas a los alimentos constituyen uno de los problemas de mayor interés pediátrico debido al aumento significativo de su prevalencia en los países occidentales. En éstos, las alergias alimentarias afectan a entre el seis y el ocho por ciento de los menores de 10 años. Según palabras del doctor Cristóbal Coronel, miembro de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y de Atención Primaria (SEPEAP) y pediatra en el Centro de Salud Amante Laffón de Sevilla, “en España, estas alergias tienen una prevalencia aproximada del siete por ciento y, en concreto, la leche de vaca afecta hasta a un 7,5 por ciento de los niños durante el primer año de vida”.

Por orden de importancia, los alimentos más alergénicos son: el huevo, la leche de vaca, el pescado, las legumbres y los frutos secos. Una vez detectada la alergia, los especialistas ponen en marcha un tratamiento basado en la eliminación estricta del alimento en la dieta del paciente y empieza la etapa de educación del niño y su entorno para evitar la ingesta del alimento causante de la reacción.

Presencia y prevención

El Comité de Nutrición de la ESPGHAN (Sociedad Europea de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica) ha publicado recientemente un estudio sobre alimentación complementaria, cuyas conclusiones y recomendaciones promueven la lactancia materna de cuatro a seis meses, la introducción de proteínas vacunas con más de seis meses de vida, el huevo con más de 12 meses y el pescado y frutos secos por encima de los 36. Estos criterios pueden ayudar a que el organismo del niño vaya asimilando los alimentos de forma pautada evitando, de esta manera, las alergias a determinadas comidas.

Todos los alimentos pueden ser potencialmente alergénicos para cualquier persona, pero el doctor Coronel considera que, “posiblemente, en niños, esta predisposición a sufrir determinadas alergias se deba a la falta de madurez del sistema inmunológico así como de las funciones fisiológicas del aparato digestivo”.

Asimismo, existen una serie de factores de riesgo alérgico en lactantes, entre los que destacan los antecedentes familiares de atopia, es decir, cuando un familiar de primer grado sufre alergia, las posibilidades de que las herede el niño son de un 20 a un 40 por ciento, pero este porcentaje puede aumentar hasta un 40 ó 60 por ciento si ambos progenitores son alérgicos.

El niño y su entorno

Antes de confirmar la alergia al producto, los pediatras consideran clave establecer un diagnóstico correcto, exacto y actualizado para evitar restricciones dietéticas innecesarias que puedan comprometer la nutrición del niño.

Asimismo, la mejor forma de cumplir con la dieta de exclusión es mediante el conocimiento de todos aquellos alimentos que pudieran contener proteínas de estos alimentos, aunque sean en mínimas cantidades. Según explica el doctor Coronel, “para facilitar esta tarea, los pediatras proporcionamos a los padres un documento resumen con recomendaciones y consejos orientativos generales que nos impidan el olvido de algún detalle importante”.

“En niños pequeños dependiendo del grado de malabsorción y/o de malnutrición en el tratamiento dietético inicial puede ser necesario recomendar una dieta hipoalergénica, hipercalórica o pobre en fibra”, señala el pediatra, que también sostiene que, “a veces recomendamos excluir temporalmente la lactosa de la dieta, hasta la recuperación de las enzimas de la pared intestinal, especialmente de la lactasa”.

Sin embargo, y aunque a priori parece sencillo evitar los alimentos, el 35 por ciento de los niños previamente diagnosticados, han ingerido en algún momento y por accidente el alimento excluido. Por ello, los pediatras recomiendan que la familia y el entorno del niño sepan qué hacer en caso de ingestión accidental.

Inducción a la tolerancia

A pesar de los síntomas que provocan las alergias, entre ellos urticaria y dificultad para respirar correctamente, la evolución de la enfermedad apunta hacia la aparición de la tolerancia a medio y largo plazo de los alimentos que provocan este tipo de reacciones.

Recientemente han aparecido nuevas técnicas para inducir la tolerancia específica mediante la administración oral de alimento, “empezando por dosis muy bajas que se incrementan progresivamente hasta la cantidad equivalente a una toma habitual seguida de su administración diaria de mantenimiento”, subraya el pediatra.

En este sentido, la inducción a la tolerancia, según este pediatra, “podría considerarse una inmunoterapia oral. Hoy en día se utiliza sobre todo con leche de vaca, pero también se emplea con éxito en las alergias a otros alimentos”.

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Los niños con sobrepeso tienen el doble de riesgo de sufrir asma

¿Provoca el asma obesidad o están ambos relacionados con factores comunes? Una de las recientes investigaciones que están llevando a cabo “es la sobreproducción de citocina (sustancias con efectos inflamatorios) que, debido a una variedad de estímulos, podría producir el desarrollo del asma”, explica Ángel Mazón, Co-Presidente de PAAM 2011 y miembro de la Sección de Pediatría de la EAACI. “Gracias a estos descubrimientos, los expertos pueden calcular que la frecuencia de asma en niños que sufren obesidad dobla a la de aquellos niños que no la sufren”.

De acuerdo con los especialistas, la situación nutricional demuestra una influencia positiva en la lucha contra el asma. “En efecto, muchos estudios muestran que la dieta mediterránea tiene un efecto protector contra el asma. Y es que esta dieta, rica en frutas, verduras, pescado y otros alimentos frescos, y opuesta a la comida rápida, ha mostrado efectos protectores en casos de enfermedades cardiovasculares y cáncer, pero debe ser evaluada detalladamente para los casos de asma”, asegura Antonella Muraro, Co-Presidente de PAAM 2011 y Tesorera de la EAACI.

El asma y la alergia están normalmente relacionadas y la alergia tiene un doble papel en el desarrollo del asma. Uno de estos papeles es, indiscutiblemente, como desencadenante de ataques asmáticos, como en el caso de que el niño esté expuesto a una gran cantidad de alérgenos: mientras juega con un gato o en lugares llenos de polvo o de hierba. El segundo papel, no tan obvio pero probablemente más importante, es la provocación de la inflamación crónica de las vías respiratorias en niños expuestos a agentes alérgenos en una menor cantidad. Por ejemplo, una cantidad de polvo en casa no provocaría graves síntomas, pero pueden causar una inflamación crónica, por lo que el paciente será más susceptible a los efectos de cualquier otro desencadenante.

Al contrario de lo que opina la mayoría de la gente, es recomendable que los niños asmáticos practiquen deporte. “El deporte tiene muchos efectos beneficiosos para el sistema cardiopulmonar, y una mejora en la capacidad pulmonar es de mucha ayuda en casos de ataques asmáticos. Así, la falta de ejercicio conduce a una reducción de capacidad pulmonar, y ésta a un menor ejercicio, creando un círculo vicioso”.

Gracias a la detección de la influencia de estos desencadenantes del asma, los esfuerzos clínicos están ahora enfocados en personalizar las terapias, ya que la respuesta al tratamiento varía de paciente a paciente.

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La leche materna reduce el riesgo de sufrir alergias

La detección y reducción de las causas prematuras de la alergia pediátrica ha sido el tema principal de la 2° Reunión de la EAACI en Alergia y Asma Pediátrica (PAAM 2011), celebrada en Barcelona.

La exposición a factores alérgenos, tanto en los alimentos como en el medio ambiente, tiene un papel importante, pero sin embargo la dosis exacta o el tiempo de exposición no han sido todavía definidos. De acuerdo con la Profesora Halken, Presidenta de PAAM 2011, “hay algunas hipótesis que sugieren que específicos estilos de vida y conductas alimentarias favorecen a la pronta aparición de síntomas alérgicos. Por ejemplo, la lactancia durante los 4-6 primeros meses ha mostrado reducir el riesgo de sufrir eczema atópico y alergia a la proteínas de la leche de vaca”.

El desarrollo de alergias es el resultado de una compleja interacción entre la genética y los diferentes factores medioambientales que pueden proteger o favorecer su desarrollo. Factores como la polución son también considerados como agentes que incrementan la prevalencia de las enfermedades alérgicas en niños en países desarrollados.

“La exposición a diferentes agentes medioambientales ha cambiado durante las últimas décadas, incluyendo la exposición al tabaco, lo que parece aumentar el riesgo de infecciones respiratorias y asma. Por otro lado, la exposición a alérgenos como determinados alimentos, ácaros del polvo, mascotas y pólenes, es un requisito para el desarrollo de enfermedades relacionadas con la alergia, pero también otros factores desconocidos podrían tener algo que ver con su desarrollo”, explica la Profesora Halken.

“Los factores genéticos pueden, a su vez, influenciar en la vulnerabilidad del paciente a los diferentes agentes medioambientales, además de poder influir también el modelo sintomático del niño”, añade la Profesora Halken. “Algunos estudios muestran que un niño con dermatitis atópica y con antecedentes familiares tienen un riesgo más alto de desarrollar asma en una etapa más avanzada de su vida. Cuando uno de los padres es alérgico, el niño tiene predisposición a ser alérgico también, y el riesgo es por tanto mayor si ambos padres sufren esta enfermedad”.

Los síntomas de la alergia pueden variar con la edad y algunos pueden desaparecer o ser sustituidos por otros síntomas. De acuerdo con las palabras de la Profesora Halken, “normalmente, los bebés suelen sufrir dermatitis atópica o síntomas gastrointestinales; mientras que los niños sufren principalmente asma bronquial y rinoconjuntivitis alérgica”. En este sentido, las reacciones alérgicas a alimentos, en especial a la proteína de la leche de vaca, se manifiestan habitualmente durante los primeros años de vida, y las alergias respiratorias ocurren sobretodo en una etapa más tardía de la niñez.

El mundo de la Medicina está de acuerdo en que uno de los elementos claves para conseguir una mejor gestión en la alergia pediátrica es la mejora de las técnicas de diagnóstico y el desarrollo de tratamientos que no sólo reduzcan los síntomas, sino que conduzcan a una cura permanente. “Un diagnóstico a tiempo puede dar lugar a un tratamiento efectivo para reducir los síntomas y mejorar la calidad de vida del niño. El conocimiento sobre las alergias puede ayudar a los pacientes a evitar el contacto con aquellos agentes dañinos para su salud, consiguiendo así reducir los síntomas y evitar situaciones de riesgo, los cuales podrían incluso poner en riesgo su vida”, concluye la Profesora Halken.

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Por cada niño diagnosticado con celiaquía hay entre tres y cuatro casos sin detectar

Así lo han detectado los especialistas de la Unidad de Gastroenterología Pediátrica del Hospital Universitari i Politècnic La Fe, dirigida por la doctora Carmen Ribes, que ha organizado en el centro sanitario una jornada para abordar las dificultades en el diagnóstico de la enfermedad celiaca.

La celiaquía es una enfermedad que no siempre se expresa igual en todos los pacientes porque tiene una sintomatología muy variada. Por ello, el objetivo de esta jornada ha sido, según la Dra. Ribes, “abordar precisamente los nuevos métodos para la detección de los casos menos obvios con el fin de favorecer un tratamiento precoz”.

Entre los temas de la jornada destaca la presentación de los nuevos criterios diagnósticos de la enfermedad celiaca recientemente establecidos por la European Society of Pediatric Gastroenterology, Hepatology And Nutrition (ESPHGAN), que permiten confirmar el diagnóstico de celiaquía en apenas unos meses frente a los seis años que llegaban a necesitarse con las anteriores normas de diagnóstico.

Los nuevos métodos para los estudios genéticos permiten determinar con mayor rapidez y precisión el riesgo que tiene un individuo de desarrollar la enfermedad; “ello es especialmente importante en colectivos que sabemos tienen un riesgo superior al de la población general, como los familiares de celiacos, las personas diabéticas, con síndrome de Down o enfermedades autoinmunes”, comenta la especialista.

Por otra parte los nuevos métodos serológicos para detectar la presencia de anticuerpos en sangre permiten sospechar la enfermedad incluso en casos que no presentan síntomas.

Aumento de la frecuencia

Desde la Unidad de Gastroenterología Pediátrica de La Fe advierten del aumento en la frecuencia de la celiaquía entre la población general y de un mayor número de casos diagnosticados. La especialista apunta a los factores ambientales como los responsables del aumento de la incidencia de la enfermedad, aunque todavía no se han determinado con exactitud cuáles influyen efectivamente en su desarrollo.

De hecho, la Asociación de Celiacos de la Comunidad Valenciana (ACECOVA) también percibe esta tendencia al alza a partir del incremento del número de pacientes asociados en los últimos años.

La Fe está llevando a cabo un proyecto de investigación liderado por la Dra. Ribes para determinar la influencia de la lactancia materna en la aparición de la celiaquía, a la vez que participa en un estudio multicéntrico europeo que pretende evitar la aparición de la enfermedad a través de la administración de pequeñas cantidades de gluten a niños de entre 4 y 6 meses.

La enfermedad celíaca es una enfermedad crónica causada por una hipersensibilidad al gluten, el cual se encuentra en el trigo, la cebada, el centeno y posiblemente la avena. Esta patología afecta hasta el uno por ciento de la población en Europa (2,5 millones de personas) y es la intolerancia alimentaria más frecuente del continente, dado que el gluten es una de las proteínas más comunes de su dieta. No existe actualmente un tratamiento curativo para esta enfermedad, pero se puede normalizar siguiendo una dieta sin gluten. En España se calcula que uno de cada 100-200 individuos padece la enfermedad, que puede desarrollarse en cualquier momento de la vida.

Los síntomas gastrointestinales abarcan desde dolor abdominal y estreñimiento hasta disminución del apetito y pérdida inexplicable de peso. Los niños con celiaquía pueden tener además defectos y cambio de color en el esmalte dental, retraso en la pubertad o crecimiento lento y estatura por debajo de lo normal para su edad.

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La mitad de los niños comen mal

Una de las cuestiones que más atienden los pediatras en sus consultas son dudas y problemas que hacen referencia a niños mal comedores. De hecho, casi un 50 por ciento de los niños no come bien.

Habitualmente, los niños que más dificultad presentan a la hora de comer son los menores de tres años, los cuales pueden tener fuertes preferencias alimentarias que limitan el número de alimentos que ingieren, comen lentamente o lo hacen con berrinches, vómitos o tirando la comida y los cubiertos.

En ocasiones si persiste el problema, pueden surgir situaciones que pueden acompañar a los problemas de alimentación, como aversiones alimentarias sensoriales: rechazo al sabor, la textura, la temperatura o el olor de determinados alimentos; neofobias por el rechazo a la introducción de nuevos alimentos; miedo al atragantamiento o fobias específicas relacionadas con un trauma orofaríngeo; y la deficiencia nutricional (de hierro y zinc), sin déficit de crecimiento, incluso con sobrepeso.

El rechazo a la comida puede ser la única manifestación de un importante número de enfermedades, no sólo digestivas, sino también de tipo neurológico, genético, infeccioso y cardiológico. Por esta razón, los pediatras consideran importante conocer y valorar las prácticas de alimentación y así poder conocer los mecanismos genéticos y ambientales que motivan una selección de determinados alimentos.

Los especialistas destacan la importancia de diferenciar entre los niños que tienen nulo interés por la comida de los selectivos y de los que tienen aversión por la comida, ya que “a menudo lo que ocurre es que el niño no cumple las expectativas de los padres y altera -a veces notablemente- la vida familiar”, sostiene el doctor Venancio Martínez, en el marco del XXV Congreso Nacional de la Sociedad de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP) celebrado en Santiago de Compostela.

Educación y pautas

Los expertos consideran que para entender las circunstancias de cada niño hay que investigar la interacción madre-hijo y conocer las características de la madre (actitud hacia el acto de alimentar a su hijo, ansiedad, depresión y hostilidad) y del hijo (manejable, regular en sus ritmos biológicos, malhumorado, terco, irritable, etc.).

En cualquier caso, los pediatras han detectado la existencia de otros condicionantes que afectan a la alimentación del niño, como pueden ser la alimentación con alto control, realizada por padres más autoritarios, o por el contrario, de un mínimo control, causada por padres menos exigentes.

Asimismo, el doctor Martínez concede especial importancia a la implicación del pediatra en su labor de intervención educativa familiar y apunta que “es necesario realizar un diagnóstico temprano o prevenir los problemas de nutrición mediante la promoción e implantación diaria de factores protectores como la lactancia materna y las pautas educativas tempranas de la madre y del niño”.

Un diagnóstico precoz es fundamental para evitar que los problemas alimentarios persistan durante la adolescencia. Por ello, es recomendable que desde el principio “la alimentación del niño sea decidida, supervisada y controlada por el pediatra”, matiza el especialista.

En este sentido, entre las pautas de alimentación sana que los pediatras sugieren a los padres destaca: la necesidad de establecer límites, teniendo en cuenta que los progenitores deben ser los que decidan cuándo, dónde y qué se come y los niños los que decidan la cantidad que comen. Además, conviene minimizar las distracciones y limitar la duración de las comidas a un máximo de 30-35 minutos. Por último, los pediatras aconsejan introducir poco a poco nuevos alimentos y fomentar una alimentación independiente.

Obesidad infantil

En ocasiones, los problemas de nutrición de los niños derivan en problemas de obesidad. España es uno de los países que encabezan la lista de países europeos con más niños con problemas de obesidad. Se estima que un 18 por ciento de los niños europeos tiene exceso de peso (14 millones del total de 77 millones en edad escolar), con un incremento anual más de 400.000 nuevos casos. “Entre los niños con exceso de peso, al menos tres millones son obesos, y este ritmo crece a un ritmo de 85.000 cada año”, apunta el Venancio Martínez.

En este sentido, según este especialista, “en los últimos años ha aumentado el número de casos de obesidad infantil, debido principalmente, a los cambios en los hábitos de vida, el aumento considerable de la ingesta de calorías y la disminución de la actividad física diaria”.

Sin embargo, no se trata de buscar opciones de tratamientos sino que lo ideal sería que el planteamiento se haga desde el punto de vista de la prevención y teniendo en cuenta que los hábitos de vida se consolidan a lo largo de los primeros años de vida.

Asimismo, el doctor Martínez informa de que “el exceso de peso en la infancia multiplica por 17 el riesgo de padecer obesidad en la vida adulta”. Además, esta obesidad puede propiciar la aparición de enfermedades metabólicas, cardiovasculares, tumores y problemas psiquiátricos.

En definitiva, la obesidad tiene que ser tratada como un problema. Ante el panorama actual, el doctor Martínez concluye diciendo que “los pediatras son un factor muy importante a la hora de identificar durante los dos primeros años de vida del niño los condicionantes de riesgo individual y familiar de obesidad”.