Una alimentación saludable te ayuda a sentirte bien

Una alimentación saludable te ayuda a sentirte bien

Una alimentación saludable te ayuda a sentirte bien

Los hábitos alimentarios pueden alterar nuestro humor y estado de ánimo ya que, como bien dice el dicho, ‘somos lo que comemos’. Por eso, una alimentación saludable nos ayuda a sentirnos bien tanto por dentro como por fuera.

Nuestra alimentación y estilo de vida están estrechamente relacionados con las emociones, por lo que llevar una alimentación saludable y equilibrada nos ayuda a sentirnos mejor con nosotros mismos. En el aparato digestivo se producen una gran cantidad de hormonas y neurotransmisores, lo que hace que esté muy ligado al sistema nervioso y con ello, a nuestro estado de ánimo. Si llevamos una alimentación ordenada y digerimos bien los alimentos, esto se refleja en una mejora del humor, del mismo modo que situaciones de fatiga, estrés o nerviosismo pueden provocar molestias intestinales, de ahí que se conozca al intestino como el ‘segundo cerebro’.

Cada nutriente tiene una función esencial en nuestro organismo, por eso es imprescindible incluir todos los grupos de alimentos en la dieta, conociendo y respetando las cantidades y recomendaciones de cada uno de ellos. Por ejemplo, los hidratos de carbono aumentan los niveles de serotonina, que es un neurotransmisor que regula el ciclo del sueño y juega un papel fundamental en nuestro estado de ánimo. A menudo, cuando estamos estresados o nerviosos, comemos alimentos ricos en este macronutriente como patatas fritas, pasteles o snacks para mejorar nuestro humor. Se ha visto que muchas personas bajo situaciones de estrés o pacientes con depresión, aumentan de peso debido a una ingesta excesiva de este tipo de carbohidratos, en detrimento de una alimentación variada y equilibrada.

Asimismo, las proteínas aumentan los niveles de algunos neurotransmisores, lo que favorece una correcta conexión cerebral, y ciertas grasas, como los ácidos grasos omega 3, regulan procesos que ocurren en el cerebro, ya que forman parte de membranas celulares.

Una alimentación equilibrada y variada incluye un aporte diario del 50-55 % de la energía total en forma de carbohidratos, 30-35 % en forma de grasa y entre 10-15 % de proteínas. A su vez, las vitaminas y minerales (micronutrientes) cumplen una función imprescindible en el buen funcionamiento del organismo. En concreto, se ha visto que una alimentación pobre en nutrientes esenciales como vitaminas, minerales y ácidos grasos omega 3, puede afectar negativamente a nuestro estado de ánimo y aumenta el riesgo de padecer enfermedades mentales. (Fuente: Indian Journal of Phychiatry)

Se conocen diferentes alimentos que por su composición pueden mejorar el ánimo, como los lácteos, que son ricos en el aminoácido triptófano, precursor de la serotonina, el chocolate, que favorece la producción de endorfinas y su consumo moderado posee efectos relajantes, las fresas, muy ricas en vitamina C que protege a las células frente al daño oxidativo, y el plátano, que ayuda a producir serotonina. Sin embargo, llevar un estilo de vida sano para mantener un estado de ánimo adecuado se basa no sólo en la alimentación e hidratación adecuada, sino en la combinación de esta con la práctica de actividad física diaria, el descanso suficiente y el equilibrio emocional.

Además, mantener un orden y unos horarios regulares de comidas, sentarnos a comer de forma relajada reservando el tiempo necesario para ello y realizar las comidas en compañía nos ayudará a conseguir sentirnos bien emocionalmente.

etiquetado de los alimentos

Una gran parte de la población no entiende la información nutricional del etiquetado de los alimentos


El 53% de la población mayor de 40 años no entiende la información nutricional que aparece en el etiquetado de los alimentos y el 18% reconoce que su dieta no es equilibrada, según ha mostrado el estudio ‘Mitos y Errores en Alimentación en la población española’, realizado por la Fundación Española del Corazón (FEC).

El desconocimiento del etiquetado puede ser, a juicio de los cardiólogos, uno de los motivos por los que la sociedad en España no se alimenta de forma correcta, a pesar de que es uno de los principales países promotores de la dieta mediterránea.

De hecho, según los resultados del estudio, en el que han participado 500 personas mayores de 40 años, mientras que el consumo de pescado azul y verduras es bajo el de azúcares es alto. En concreto, el 25,44% de la población entre 40 y 50 años, el 16,97% de los que tienen entre 51 y 65 años y el 11,45% de los mayores de 65 años reconoce que toma poco pescado azul.

Un dato que contrasta con el obtenido cuando se les pregunta si conocen que el pescado azul es fuente de omega 3 ya que, a pesar de su bajo consumo, el 83% sabe este dato, pero sólo el 47% asocia el consumo de omega 3 con los beneficios cardiovasculares.

Falta de concienciación

Asimismo, el trabajo realizado por la FEC muestra el bajo consumo de verdura entre la población adulta y, por el contrario, el elevado consumo de azúcares, si bien en esto último son las personas de entre 40 y 50 años las que más azúcares toman (17,75%), seguidos de los de entre 51 y 65 años (12,12%).

“El grado de información de los españoles es alto, pero el grado de cumplimentación de la dieta es muy mejorable. No obstante, los mayores son los más cumplidores, posiblemente porque son los que más temen por su salud”, ha argumentado el presidente de la FEC, Carlos Macaya.

Ahora bien, el 70% de los encuestados asegura que estaría dispuesto a incluir suplementos alimenticios como medida de prevención de salud y en casos de dieta desequilibrada. Y es que, tal y como ha recordado la coordinadora del Programa de Alimentación y Salud de la FEC y profesora de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Complutense de Madrid, María Elisa Calle, el 45% de la aparición de las patologías cardiovasculares se debe a una alimentación “inadecuada”.

Uno de los causantes de la mala alimentación es, tal y como han reiterado los expertos, que los etiquetados de los alimentos suelen ser “ilegibles” para la mayor parte de los ciudadanos. “Muchos no saben cómo leerlos porque no saben diferenciar los hidratos de carbono o la diferencia que hay entre las grasas totales y las saturadas”, ha recalcado la doctora Calle.

Estas declaraciones han sido corroboradas por el doctor Macaya quien, además, ha subrayado la necesidad de aumentar la legislación sobre los productos alimentarios y fomentar que las empresas mejoren la información nutricional. “La población tiene que saber lo que come y para eso están las etiquetas de los alimentos, pero estas tienen que ser entendibles y actualmente no lo son. Por ello, creemos que hay que hacer un esfuerzo para inducir a la lectura de esta importante información”, ha zanjado Macaya.

Fuente: http://www.eleconomista.es/distribucion/noticias/7826412/09/16/El-50-poblacion-no-entiende-la-informacion-nutricional-del-etiquetado-y-el-18-dice-que-su-dieta-no-es-equilibrada.html#

obesidad adolescentes

Investigan a qué se debe el aumento de peso en algunos adolescentes

obesidad adolescentes

Un incremento en la obesidad entre los adolescentes jóvenes podría explicarse gracias a un estudio de 12 años de duración que revela que el número de calorías que se queman en reposo cae repentinamente durante la pubertad.    La investigación, dirigida por la Escuela de Medicina de la Universidad de Exeter, en Reino Unido, y publicada en ‘The International Journal of Obesity’, encontró inesperadamente que cuando alcanzan la pubertad, las niñas y los niños experimentan una rápida caída en el número de calorías que se queman, en un momento en el que se esperaría que esta cifra se eleve con el estirón.

El trabajo, dirigido por el profesor Terence Wilkin, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Exeter, encontró que a los 15 años de edad se utilizan de 400 a 500 calorías por día menos mientras se está en reposo en comparación a cuando se tiene 10 años de edad, una caída de alrededor de un cuarto. Pero a la edad de 16 años, su gasto de calorías comienza a subir de nuevo.
A modo de comparación, un Big Mac del McDonalds contiene 508 calorías y se necesitaría una hora de clase de Zumba para quemar 500 calorías mediante el ejercicio. El estudio también encontró que los adolescentes hacen menos ejercicio durante la pubertad y esta disminución en la actividad física es especialmente acusada en las niñas, cuyo nivel de actividad se reduce en alrededor de un tercio entre las edades de 7 y 16 años.
Los nuevos hallazgos pueden ayudar a explicar por qué los jóvenes pueden convertirse en obesos en la pubertad. La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera la obesidad infantil como uno de las más graves problemas de salud pública mundial del siglo XXI.

El Programa Nacional de Medidas para la Infancia (NCMP, por sus siglas en inglés) que mide la altura y el peso de alrededor de un millón de niños en edad escolar en Inglaterra cada año detectó que un tercio de los menores de 10 a 11 años de edad tenían sobrepeso o eran obesos.

BAJA EL GASTO DE CALORÍAS A PARTIR DE LOS 10 AÑOS
Gastamos calorías de dos maneras: el gasto voluntario a través de la actividad física y el gasto involuntario mucho más grande, simplemente para mantenerse con vida. Pensar, mantener caliente la sangre y hacer que el corazón, el hígado y los riñones trabajen juntos necesitan hasta 1.600 calorías por día en la adolescencia.
Podría esperarse que este gasto involuntario aumente con el tamaño corporal, y entre los niños estudiados, el gasto de calorías se incrementó como se esperaba desde la edad de 5 años en adelante, pero los investigadores se sorprendieron al ver que los niños estudiados sufrieron una caída repentina en el consumo de calorías durante la pubertad, desde la edad de 10 años en adelante. Esto fue particularmente sorprendente ya que es un periodo de rápido crecimiento y el crecimiento utiliza una gran cantidad de calorías.
Durante los 12 años de duración del estudio, entre 2000 y 2012, el equipo analizó los datos recogidos de casi 350 niños en edad escolar en el estudio ‘Earlybird’, con sede en Plymouth, en Reino Unido. Se evaluó a los niños cada seis meses entre las edades de 5 y 16 años, durante las cuales se les tomaron muestras de sangre para evaluar la salud metabólica y se midió su tamaño, composición corporal, tasa metabólica y actividad físico. De este conjunto, 279 niños dieron datos que les hicieron idóneos para el estudio más reciente.
La quema de calorías consume una cantidad fija de oxígeno. Los niños permanecieron en un lugar cerrado en el que se midió su consumo de oxígeno durante un periodo tiempo con el fin de permitir a los investigadores la quema de calorías por la cantidad de oxígeno consumido.
El estudio se basa en una investigación publicada por professsor Wilkin el año pasado, que mostró que los niños son particularmente susceptibles a ganar peso en dos etapas: una vez en la infancia, probablemente atribuible a la dieta y estilo de vida determinado por los padres del niño, y de nuevo en la pubertad, que quedó sin explicación anteriormente. La nueva investigación sugiere que puede deberse a una caída en el número de calorías que queman los adolescentes jóvenes en reposo durante la pubertad.
El profesor Wilkin describe: “Cuando buscamos una explicación para el aumento de la obesidad en la adolescencia, nos sorprendimos al encontrar una caída dramática e inesperada en el número de calorías quemadas en reposo durante la pubertad. Sólo podemos especular acerca de por qué, pero podría ser el resultado de un rasgo evolutivo para ahorrar calorías durante el crecimiento que puede ahora contribuir a un aumento peligroso de la obesidad en la adolescencia en las culturas donde la comida es abundante”.
“Podría ser que hemos evolucionado para conservar calorías con el fin de asegurar que tenemos suficiente para apoyar los cambios en el cuerpo durante la pubertad, pero ahora hay suficientes calorías cada día, por lo que esa caída en el gasto significa una ganancia de peso excesiva”, agrega

 

Fuente: http://www.infosalus.com/salud-investigacion/noticia-investigan-debe-aumento-peso-algunos-adolescentes-20160909065940.html

actividad física y sedentarismo

Incluir la actividad física en la rutina diaria ayuda a prevenir la aparición de enfermedades asociadas al sedentarismo

 

sedentarismo

sedentarismo

Incluir la actividad física en la rutina diaria ayuda a prevenir la aparición de enfermedades crónicas asociadas al sedentarismo, tal y como ha recordado la catedrática del Departamento de Salud y Rendimiento Humano de la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte de la Universidad Politécnica de Madrid, Marcela González-Gross

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda para adultos realizar actividad física como mínimo tres o cuatro veces a la semana. En concreto, realizar al menos 150 minutos de actividad física moderada a la semana o 75 minutos si es una actividad física vigorosa.

En personas sanas se debe aumentar el gasto calórico a través de las actividades diarias tanto de alta como de baja intensidad y del transporte activo (ir andando, en bicicleta, subir escaleras), y reducir el tiempo que permanecemos sentados. De esta manera, se mantiene una rutina diaria activa, clave para evitar los riesgos asociados al sedentarismo”, ha explicado la doctora.

Ahora bien, prosigue, la hora de introducir la actividad física en nuestra vida hay que considerar que pasar de ser sedentario a hacer demasiado ejercicio puede incrementar el riesgo de sufrir una lesión. Por ello, los expertos recomiendan encontrar una actividad que satisfaga y se realice siguiendo las pautas adecuadas y sin dolencias.

En concreto, las actividades cardiovasculares son ejercicios de baja o media intensidad y de larga duración y ayudan al fortalecimiento del corazón, el refuerzo del sistema inmunológico, la mejora del sistema respiratorio y la mejora del sueño, así como también ayuda a reducir el riesgo de presión arterial alta, diabetes, y colesterol alto.

Asimismo, las actividades de fuerza y resistencia muscular incluyen tanto ejercicios de corta duración y alta intensidad como de baja intensidad y larga duración y sus ventajas van desde el aumento de fuerza y resistencia en músculos, huesos y ligamentos, a la mejora de la coordinación y el equilibrio.

Recomendaciones a la hora de realizar actividad física

Por otra parte, la experta ha destacado la importancia de que la actividad física que se realice resulte divertida y, a su vez, se escuche al propio cuerpo y se aplique el sentido común.

De hecho, se recomienda realizar una prueba de esfuerzo previa al comienzo de la práctica de ejercicio intenso: hombres mayores de 45 años y mujeres mayores de 55, cuando presenten factores de riesgo, así como todas las personas diagnosticadas con enfermedades cardiovasculares, pulmonares o metabólicas.

Para mejorar la condición física, se debe aplicar una sobrecarga gradual y progresiva a la cantidad de actividad física. Así se podrá además alcanzar el nivel óptimo de gasto de energía a través de la actividad física, que ronda las 2.000 kilocalorías a la semana.

Finalmente, y con el objetivo de combatir el sedentarismo y mantener el cuerpo activo, desde Info-Alimenta se han elaborado 10 vídeos de ejercicio físico sencillo y rápido, adaptados a situaciones diarias como realizar la compra, conducir, trabajar en la oficina o ver la tele en el sofá.

Fuente: http://www.medicosypacientes.com/articulo/incluir-la-actividad-fisica-en-la-rutina-diaria-ayuda-prevenir-la-aparicion-de-enfermedades

 

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niños y deporte

¿Por qué unos niños hacen más ejercicio que otros?

niños y deporte

Una investigación de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y la Universidad de Newcastle (Reino Unido) ha analizado las causas que podrían explicar que unos niños practiquen menos deporte que otros y, según han visto, los ingresos familiares y la educación del cabeza de familia son los factores con más peso en esta desigualdad, que se acentúa entre niños y niñas.
En su estudio, publicado en el ‘International Journal for Equity Health’, se basaron en datos de más de 4.500 niños de 4 a 14 años obtenidos de la Encuesta Nacional de Salud 2011/­2012, que mostraban cómo ellas eran más inactivas que ellos. Un 24,2 por ciento de las niñas no realizaba ningún ejercicio, al margen de las clases escolares de educación física, frente al 16,8 por ciento de los niños.
Esta información la facilitaron sus padres o tutores en las entrevistas de la encuesta, por lo que indagaron en aquellos factores familiares que podían influir en esas diferencias y en otras en un mismo sexo. Así, vieron como los mayores ingresos favorecen que los menores puedan apuntarse a centros deportivos o a actividades extraescolares donde hagan ejercicio.
No obstante, “hay más diferencias en el comportamiento de las niñas que en el de los niños en función de la renta que tengan sus padres”, destaca Rosa M. Urbanos, profesora del departamento de Economía Aplicada VI de la UCM y autora principal del estudio.
Por su parte, en el caso de los chicos la educación de los padres influye más en la falta de actividad física. Tener un padre o una madre con estudios universitarios disminuye la probabilidad de ser un niño inactivo, puesto que suelen ser más conscientes de los beneficios del deporte en la salud de sus hijos.
En cuanto al lugar de residencia, vivir en una localidad pequeña (inferior a 10.000 habitantes) no influyó en la actividad física, pero sí la comunidad autónoma. En general, los menores de País Vasco y Madrid eran los que menos probabilidades tenían de ser inactivos, comparados con los residentes en Andalucía.

LAS EMOCIONES AFECTAN A LAS NIÑAS    Los problemas emocionales también influyeron en la falta de ejercicio, pero solo en las niñas. “Les afecta negativamente tener problemas de tipo emocional, como sentirse infelices, inseguras de sí mismas o nerviosas ante nuevas situaciones. En cambio, ese factor no parece afectar a los niños”, compara Urbanos.
Asimismo, las niñas nacidas fuera de España tendían a ser más inactivas que las españolas, algo que tampoco se da en los niños. Los autores animan a las administraciones públicas a que utilicen esta información y diseñen políticas encaminadas a disminuir la brecha socioeconómica de los menores para reducir así los niveles de inactividad y las desigualdades sociales que afectan a la salud.

“Es más probable que un menor que haga deporte en su tiempo libre, cuando sea adulto, practique algún tipo de actividad física también, lo que implica, por lo general, mejor salud, con un menor riesgo de obesidad o menores problemas cardiovasculares”,mantiene la investigadora.

Fuente: http://www.infosalus.com/salud-investigacion/noticia-ninos-hacen-mas-ejercicio-otros-20160909121208.html

merienda saludable niños

¿Cómo preparo una merienda saludable para mi hijo?

merienda saludable niños

La vuelta al cole ya está aquí y con ella el ajetreo y las prisas. Sin embargo, a ningún padre se le pasa por alto la importancia de la alimentación de sus hijos. Hoy os hablamos sobre una toma esencial en su día a día como es la merienda, y os ofrecemos sugerencias para no delegar la falta de tiempo en decisiones menos recomendables.

La alimentación en la infancia es un tema que normalmente preocupa a los padres. Y no es de extrañar, ya que a menudo se escuchan mensajes que advierten del periodo esencial que suponen estas edades para la prevención de enfermedades y la adquisición de hábitos saludables. La merienda o el almuerzo son tomas que, frecuentemente, desdeñan los adultos por falta de tiempo o apetito, pero que, en el caso de la infancia, no se suelen pasar por alto.

Y eso es una gran noticia para los padres, ya que la merienda es una toma ideal que ayuda a recargar energía y nutrientes para continuar la jornada.

La merienda: una aliada en la alimentación de nuestros hijos

Existen diferentes organismos oficiales, como la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición, que recuerdan y transmiten los puntos clave de una nutrición saludable en la infancia y la adolescencia.

En ella, se recuerda que la toma de la merienda debería representar el 10% del aporte energético total diario, y se sintetizan los puntos beneficiosos de merendar en la infancia:

  • Permite reponer gastos a nivel físico y mental, que en esta etapa de la vida están especialmente acentuados debido a la alta actividad física de los niños en el recreo, actividades extraescolares o al hecho de que su gasto metabólico, sencillamente, es mayor.
  • Favorece un mayor rendimiento escolar. El aporte de energía y nutrientes de la merienda ayudan a combatir la fatiga intelectual, favoreciendo su atención a la clase.
  • Mantiene el metabolismo activo, manteniendo niveles constantes de glucosa en sangre y, por tanto, ayuda a evitar el consumo de las reservas propias del organismo, lo que asegura un adecuado ritmo de crecimiento.
  • Previene el sobrepeso puesto que evita que pasemos muchas horas sin comer, evitando así atracones en la cena o picar entre horas.
  • Aporta variedad a la alimentación diaria, completando posibles carencias no resueltas por otras tomas.

Preparando una merienda saludable

A pesar de que todo lo dicho hasta ahora parece fácilmente comprensible, lo cierto es que, las cifras actuales de obesidad infantil, siguen recordando la necesidad de plantear recomendaciones saludables prácticas.

Si quieres preparar una merienda saludable y aprovechar el comienzo de curso para inspirarte con nuevas ideas, aquí van unas sugerencias:

Disfruta de la fruta

Las hay de todos los sabores, formas y colores, por lo que entre tanta oferta, convencerás a tus hijos. Ya sea con piel o sin piel (recuerda que la piel contiene fibra), una pieza de fruta en la merienda contribuirá con las vitaminas y minerales a su correcto crecimiento y continuación de la jornada.

Bocadillo que te pillo

El bocadillo es una buena elección ya que puede ser muy completo. El pan (preferiblemente integral y no necesariamente de molde) aportará carbohidratos, base de la alimentación, que les dará energía para afrontar las actividades extraescolares de la tarde. En cuanto al contenido, admite una amplia variedad de alimentos, pudiendo añadirle queso fresco, jamón cocido o serrano, atún en aceite de oliva, requesón, calabacín, tomate, rúcula…

Frutos secos

Son una opción socorrida y un puñado de nueces, avellanas o almendras aportarán una cantidad de energía, proteínas y vitamina E ideales para esta toma. Se pueden acompañar también de algún lácteo o con frutas.

Lácteos sí

La presencia de un vaso de leche es un clásico en las meriendas, por su aporte de proteínas y calcio. Es recomendable que los niños se acostumbren y disfruten del sabor natural de la leche. Junto a la leche, existen numerosas propuestas lácteas como los yogures y el queso. En cuanto al contenido graso de estos productos, se puede decir que, en base a la evidencia, no hay una relación clara entre el consumo de leches descremadas o desnatadas y el menor riesgo de desarrollar exceso de peso en la infancia, por lo que los pediatras recomiendan elegir lácteos enteros.

No olvidarse de la hidratación

Pensar en la hora de la merienda es pensar en alimentos y, a menudo, olvidar la bebida. Sin embargo, es importante tomar líquidos y, en concreto, el agua es la mejor opción.

Equilibrio, moderación y variedad

Conviene ir alternando entre todas estas propuestas evitando, en la medida de lo posible, repetir las meriendas cada día. También será deseable complementar esta toma con lo que los niños hayan comido en el colegio o en casa, con el fin de encontrar un consumo equilibrado de los distintos grupos de alimentos.

prevenir el alzheimer

7 hábitos saludables que ayudan a prevenir el Alzheimer

 

prevenir el alzheimer

El Alzheimer es una de las enfermedades que más está aumentando su incidencia con motivo del aumento de la esperanza de vida. Una patología que, si bien actualmente no tiene cura, sí se puede prevenir o retrasar su aparición adoptando diferentes hábitos de vida saludable.
Por ello, y con motivo de la celebración del Día Mundial del Alzheimer, el neuropsicólogo, director del Centro de Rehabilitación Neurológica Fivan y miembro de Saluspot, Javier Chirivella Garrido, ha informado de siete hábitos saludables para retrasar su aparición:

1. Si cuidamos de nuestro corazón cuidamos de nuestro cerebro. Uno de los factores de riesgo a la hora de sufrir Alzheimer son las enfermedades cardiovasculares, como la hipertensión, el colesterol, la diabetes y la obesidad. Muchas de estas enfermedades son consecuencia directa de nuestro estilo de vida.
2. Elimina el tabaco. El tabaco es origen o potenciador de tantas enfermedades que habría que erradicarlo de nuestra vida de manera fulminante. Tenemos que tener en cuenta que las personas fumadoras tienen un riesgo un 45 por ciento más alto de sufrir demencia.
3. Ejercicio físico. Hay estudios que demuestran que el mantenerse activo físicamente reduce la aparición de las demencias a nivel general y en concreto del Alzheimer. No hace falta que vayamos corriendo a apuntarnos al gimnasio, que podemos hacerlo, sería suficiente con caminar a buen paso al menos 30 minutos al día.

ALIMENTOS QUE PROTEGEN DEL ALZHEIMER

4. Alimentación. Aunque no se dispone de estudios muy concisos acerca de la incidencia de la alimentación en esta demencia se sabe que hay alimentos que nos protegen de ella. Así que introduce en tu dieta manzanas, cítricos, calabaza, zanahorias, fresas, uvas, tomates, legumbres y pescados.
5. Ejercicio cerebral. Al igual que debemos que tener una buena rutina de ejercicio físico tenemos que mantenerla con nuestro cerebro. Servirá para evitar, o al menos retrasar, la aparición del Alzheimer. Todo es válido. Leer, aprender un idioma, hacer crucigramas o sudokus, apuntarse a un curso, hacer cálculos matemáticos, todo lo que haga a nuestra mente esforzarse es

6. Socializar. El estar con otras personas y relacionarnos hacen que nuestro cerebro esté activo y alerta. Hace que siga trabajando por lo que nos ayuda a prevenir esta enfermedad.

7. Proteger nuestra cabeza. Parece que existe una relación entre sufrir un traumatismo craneal severo con pérdida de conciencia y el riesgo de padecer Alzheimer el día de mañana. Así que no expongamos esta zona de nuestro cuerpo a ese riesgo. Protejámosla de la manera adecuada cuando sea necesario, como en el trabajo o al practicar deporte.

Fuente: http://www.infosalus.com/salud-investigacion/noticia-previene-alzheimer-habitos-saludables-20160921082339.html?utm_source=interno&utm_medium=desktop&utm_campaign=scroll_infinito

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PREVENIR EL COLESTEROL DE FORMA SALUDABLE

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El Día Mundial del Alzheimer pone en valor al Cuidador

 

 

Con motivo del Día Mundial del Alzheimer que se celebra el 21 de septiembre, CEAFA, la Confederación Española de Alzheimer, ha presentado en la sede del Imserso la campaña de este año que tiene como objetivo resaltar el valor del cuidador de una persona con Alzheimer. Bajo el lema “Con “C” de cuidador, con “C” de CEAFA”, la campaña quiere recordar que los cuidadores significan muchas cosas para las personas con Alzheimer. Por séptimo año, CEAFA cuenta con la colaboración de 3M, a través de su marca Post-it , en la difusión de esta campaña audiovisual basada en resaltar la importante labor de dedicación, amor y esfuerzo diario de los cuidadores familiares.Durante la rueda de prensa se resaltó que en España uno de cada cuatro hogares cuenta con un familiar afectado de Alzheimer, por lo que el cuidador familiar debe ser objeto de atención preferente en las políticas de protección.

Fuente: http://www.abc.es/sociedad/abci-conmemora-mundial-alzheimer-bajo-5115226381001-20160907025327_video.html

niña piojos

Cómo prevenir los piojos en los niños

niña piojos

Ya está aquí septiembre. Las vacaciones se han acabado y poco a poco la mayoría recupera sus rutinas habituales, como es el caso de los más pequeños, quienes durante las primeras semanas de este mes se reincorporarán a la guardería y el colegio.

Sin embargo, la vuelta al cole también trae de nuevo la presencia de unos desagradables bichitos: los piojos, unos pequeños insectos que se alojan principalmente en la cabeza de los niños entre 3 y 12 años y que se alimentan de la sangre que chupan al picar.

Tal y como señalan desde la Asociación Española de Pediatría, “se transmiten de unas personas a otras por contacto directo. Al rozarse o tocarse las cabezas, el piojo pasa de un pelo a otro con gran facilidad. También se puede trasmitir por el intercambio de peines u otros accesorios”. Un dato importante es que los piojos no saltan ni vuelan.

Aunque se considera que aparecen debido a un problema de higiene, los pediatras de atención primaria lo desmienten: En niños no es un problema de higiene, sí en adultos, por lo que el niño no debe tener miedo o vergüenza por tener piojos.

Medidas que se pueden tomar en casa

Hay niños que no presentan síntomas y se detecta en muchas ocasiones al observar el pelo. No obstante, lo más frecuente es que los pequeños se quejen de picores en la cabeza debido a que la saliva de los piojos provoca irritación en el cuero cabelludo.

Aunque la aparición es muy frecuente, las medidas que se pueden tomar para prevenir su aparición no son muy eficaces. La Asociación Española de Pediatras de Atención Primaria (Aepap) recomienda que los niños no compartan peines, gorras, gomas de pelo o prendas similares. Además, llevar el pelo recogido en una coleta favorece que no haya contagio, aunque los expertos aconsejan cortarlo o llevarlo muy corto, ya que no sólo dificulta el contagio, también facilita el tratamiento posterior.

Respecto a las sustancias repelentes, los pediatras advierten que nunca hay que aplicar un insecticida como repelente o preventivo, porque puede ser tóxico.

“Otras medidas como lavar a 60º las toallas, gorros, sábanas, cubre almohadas, etc., así como aspirar telas en contacto con la cabeza que no sean lavables y guardar objetos no lavables en una bolsa de plástico durante dos semanas (tiempo de vida de una liendre), se pueden llevar a cabo, pero no de forma obsesiva porque seguramente son innecesarias”, concluyen desde la Aepap.

Ricardo Martín FLuxá

Luchar contra la contaminación para mejorar nuestra salud: un deber de todos

Ricardo Martín FLuxá

En la Semana Europea de la Movilidad Sostenible
Ricardo Martí Fluxá
Presidente del Instituto Tomás Pascual Sanz

 

El cambio climático influye en nuestra salud. Afecta al aire que respiramos y nos envuelve, al agua y a los alimentos que bebemos y comemos; pero también puede afectar a otros determinantes de la salud como la vivienda, el suelo, la atmósfera, la seguridad alimentaria o la atención sanitaria.

En la segunda edición del informe “Prevención de enfermedades a través de entornos saludables: una evaluación global de la carga de la enfermedad a partir de los riesgos ambientales” publicado por la OMS, se indica que los factores de riesgo ambientales, como la contaminación del aire, el agua y el suelo, la exposición a los productos químicos, el cambio climático y la radiación ultravioleta, contribuyen a más de cien enfermedades o traumatismos.

“Un ambiente sano es la base de la salud en la población”, señaló Margaret Chan, directora general de la OMS, quien añadió: “Si los países no adoptan medidas para que los ambientes en los que se vive y se trabaja sean sanos, millones de personas seguirán enfermando y muriendo prematuramente”.

El factor de riesgo más claro y evidente para nuestra salud es la contaminación del aire que respiramos ya que aumenta la morbilidad derivada de accidentes cerebrovasculares, cánceres de pulmón y enfermedades respiratorias crónicas y agudas, entre ellas por ejemplo el asma y las alergias. Según las últimas estimaciones de la OMS sobre morbilidad a nivel mundial, la contaminación del aire exterior e interior provoca unos siete millones de defunciones prematuras, siendo uno de los mayores riesgos sanitarios mundiales, comparable a los riesgos relacionados con el tabaco, superado únicamente por los riesgos sanitarios relacionados con la hipertensión y la nutrición.
En el año 2013 la OMS realizó un estudio a través de su Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer. En él se determinó que la contaminación del aire exterior es carcinógena para el ser humano y está estrechamente relacionado con el aumento de la incidencia de varios tipos de cáncer, entre ellos, los de pulmón, vejiga y vías urinarias.

Los gases con efecto invernadero provocan el aumento de temperatura y este aumento afecta a nuestra salud. Las temperaturas extremas tienen una incidencia directa en las defunciones por enfermedades cardiovasculares y respiratorias a cualquier edad, pero son más críticas entre los más vulnerables como los ancianos y los niños. Está claramente demostrado como aumentan las defunciones por estas enfermedades en población vulnerable durante las olas de calor. Por otra parte, las temperaturas altas aumentan el resto de contaminantes y sus efectos.

El cambio climático también afecta directamente al suministro de agua potable. La variabilidad en las lluvias incide directamente no solo en la cantidad disponible de agua sino también en su calidad. En el mundo hay más de seiscientos millones de personas que no tienen acceso al agua potable, casi el 10% de la población mundial. Abrir el grifo y disponer de agua potable y de buen sabor es un lujo al que no damos muchas veces suficiente valor en nuestras sociedades desarrolladas.

Por otra parte, estos cambios afectan directamente a la producción de alimentos básicos en muchas regiones provocando hambrunas. Ello aumentará la prevalencia de malnutrición y desnutrición que influyen directamente en la salud.

Existen estudios de organizaciones y universidades de prestigio que relacionan el efecto directo del aumento de CO2 con el valor nutricional de los cultivos. En dichos estudios se reconoce que la relación entre los niveles de CO2, la reducción de nutrientes como proteínas y algunos micronutrientes esenciales y el aumento de los carbohidratos de los alimentos de origen vegetal es una realidad y una amenaza para todo el planeta a nivel de salud nutricional. En uno de esos estudios se llega a la conclusión de que a mayor volumen de emisiones de gases de efecto invernadero hay un mayor grado de inseguridad alimentaria. Y no podemos olvidar que algunos contaminantes se incorporan a la cadena trófica a través de la alimentación. Por ejemplo, el mercurio en el pescado o el arsénico en el arroz.

Debemos tomar conciencia de la importancia y de la magnitud del problema. A nuestro nivel, podemos colaborar en esta lucha con pequeños gestos diarios. Podemos utilizar los transportes colectivos, la bicicleta o caminar, mantener nuestros vehículos a punto y usar transportes que consuman energías limpias. Podemos reducir la calefacción y el aire acondicionado a la temperatura adecuada, revisar periódicamente las instalaciones de calefacción, ahorrar energía no olvidando luces encendidas, electrodomésticos conectados o en stand by. También es importante reducir y separar los residuos que generamos, utilizar el punto verde para reciclar los residuos como aceites, pilas, fluorescentes y otros contaminantes, controlar el agua que gastamos en casa, usar la ducha en vez de llenar el baño y reducir las pérdidas de agua por averías. Y no nos olvidemos de llenar la lavadora, reducir el tamaño de la cisterna y cerrar el grifo mientras nos afeitamos o lavamos los dientes.

Consejos que pueden y deben extrapolarse a las empresas y grandes corporaciones. Como agentes sociales de primer orden, las compañías tienen la responsabilidad de contribuir a la mejora de nuestro entorno, luchando contra el cambio climático: el uso de energía renovable, la utilización de flotas de vehículos sostenibles, la implementación de planes de eficiencia energética, el diseño de envases eco-sostenibles o la compensación de la huella de carbono con acciones medioambientales son pilares fundamentales en la batalla contra la contaminación y la polución.

Si todos nosotros, ciudadanos y empresas, aplicamos estas medidas estaremos contribuyendo eficazmente a reducir la contaminación ambiental y así mejoraremos nuestra salud.

 

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