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Prescripción de ejercicio físico como elemento del estado de salud en discapacitados

Recogemos la intervención del Prof. José A. Casajús en el marco del Coloquio-Encuentro Nutrición, Salud y Deporte, organizada por la Cátedra Tomás Pascual – Universidad de Navarra.

Saltarse el desayuno aumenta las ganas de comer alimentos ricos en calorías

Científicos del Imperial College de Londres, en Reino Unido, han demostrado con el uso de escáneres cerebrales que aquellas personas que se saltan el desayuno suelen horas más tarde tener más ganas de ingerir alimentos grasos y ricos en calorías.

Así se desprende de la investigación presentada en el congreso Neurociencia 2012 que se celebra en Nueva Orleans, Estados Unidos, tras observar cómo el cerebro de estas personas responde de forma diferente ante estos alimentos. Además, también vieron como el ayuno matutino les hacía comer luego más durante el almuerzo.

Según los científicos, el hallazgo muestra el desafío que representa tratar de perder peso, ya que dejar de comer hace más atractivos a los alimentos calóricos.

Estudios previos ya habían demostrado que el desayuno calma el apetito. Sin embargo, el doctor Tony Goldstone y su equipo querían saber qué ocurre dentro del cerebro y cómo esto altera la forma en que una persona consume alimentos.

En el estudio participaron 21 hombres y mujeres de peso normal y 25 años de edad de media. Para la investigación, llevada a cabo durante dos días, se les mostraron fotografías de alimentos ricos en calorías mientras se les colocaba en un escáner de imágenes de resonancia magnética funcional (MRIf) en la universidad.

Se les pidió que calificaran en qué medida les apetecían una serie de alimentos, que incluían chocolate, pizza, verdura y pescado. En uno de los días, se pidió a los voluntarios que no desayunaran antes del escáner. En el segundo día se les dio, una hora antes del escáner, un desayuno de 750 calorías basado en cereales, pan y mermelada.

Los dos días después de los escáneres los voluntarios comieron un almuerzo en el que podían consumir todo lo que desearan y, según han explicado los investigadores en la BBC, saltarse el desayuno provocó que el cerebro produjera una “predisposición” hacia los alimentos ricos en calorías.

La corteza orbitofrontal se vuelve más activa

Los escáneres mostraron que la corteza orbitofrontal -la región del cerebro que se cree está involucrada en la atracción a los alimentos- se volvía más activa cuando el estómago estaba vacío.

Además, los individuos que no habían desayunado comieron un 20 por ciento más calorías cuando se les ofreció el almuerzo al final del día.

El ayuno prolongado, dicen los científicos, parece crear una tendencia para que ciertas regiones del cerebro “graviten” hacia este tipo de alimentos cuando la persona eventualmente recibe comida.

“Tanto en los escáneres de los participantes como en nuestras observaciones de cuánto comieron en el almuerzo, encontramos amplia evidencia de que el ayuno hace a la gente más hambrienta”, ha explicado el doctor Goldstone, lo que hace que se “incremente el atractivo de los alimentos ricos en calorías y la cantidad que la gente come”.

Esto tiene sentido, según ha apuntado, desde el punto de vista evolutivo “cuando la persona se encuentra en una situación negativa de balance de energía”. “La persona no va a perder tiempo eligiendo una lechuga”, reconoce el investigador, quien añade que “una razón por la que es tan difícil perder peso es porque se incrementa la atracción de los alimentos ricos en calorías”.

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Intervención nutricional y dietética. Un abordaje multifactorial en enfermedad renal crónica

La enfermedad renal crónica es la pérdida progresiva e irreversible de las funciones fisiológicas del riñón, de modo que factores potencialmente emergentes como la obesidad, la dislipemia o la adopción de hábitos alimentarios occidentalizados desempeñan un papel destacable como factores de riesgo cardiovascular y renal.

La enfermedad renal crónica se considera un problema de salud pública mundial. El último informe de la Sociedad Española de Nefrología pone de manifiesto que en los últimos 9 años hay una tendencia creciente no sólo de la prevalencia de la patología sino del número de pacientes incidentes en la misma. Si comparamos las cifras actuales a nivel español con los países de nuestro entorno nos encontramos en la zona media. Las causas primarias que conducen a enfermedad renal crónica, tanto a nivel nacional e internacional, siguen siendo la diabetes mellitus y la patología cardiovascular, por lo que factores preventivos podrían aminorar la incidencia y la prevalencia de la patología, ya no sólo por las implicaciones que la patología puede tener en términos de morbimortalidad, sino también por el elevado coste socioeconómico que implica.

Monitorización nutricional ¿es necesaria?

Las guías clínicas de nutrición americanas establecen que la valoración nutricional debe de realizarse en pacientes en prediálisis cada 3-6 meses. Posteriormente las guías clínicas de nutrición europeas recomiendan la valoración nutricional a la entrada en diálisis y cada 3-6 meses dependiendo de la edad del paciente y del tiempo de tratamiento en diálisis.

La Asociación Americana de Dietética junto con la National kidney Foundation elaboraron un documento de consenso en el que establecen las competencias mínimas o de práctica profesional en el dietista nutricionista que trabaja en Nefrología. En función de la práctica y la formación profesional del dietista nutricionista lo clasifica en tres grados: generalista, especialista y experto. Y además propone cuatro niveles de actuación basándose en la ética profesional y en la evidencia científica actual: la puesta en marcha de la valoración, diagnóstico, intervención y monitorización nutricional en estos pacientes.

Malnutrición

La malnutrición es el problema fundamental, tanto en la fase prediálisis como en diálisis llegando a alcanzar casi el 80% de los pacientes. Además esa malnutrición típica es de etiología multifactorial y la limitación fundamental es que carecemos de un gold estándar, de un método que sea capaz de unificar todos los criterios. Es necesaria la utilización de varios métodos, una evaluación integradora de muchos métodos, para definir las características fenotípicas de estos pacientes que difieren de otras patologías.

Recientemente la Sociedad Internacional de Nutrición Renal y Metabolismo estableció unos criterios mínimos y una definición básica de lo que considera malnutrición en estos pacientes, que no sólo está integrada por la ingesta insuficiente de nutrientes sino que convergen otros factores como las toxinas urémicas, el hipercatabolismo endógeno, la inflamación, y todo ello conduce al síndrome de malnutrición inflamación aterosclerosis. Las causas que conducen a este síndrome son múltiples y todo lleva a aumentar la morbimortalidad de estos pacientes.

La paradoja de los factores de riesgo

En contraste con la población general, parámetros clínicos como el colesterol, la homocisteína o el IMC se interpretan de forma diferente.

La malnutrición es un factor de riesgo cardiovascular. Los niveles de creatinina cuando bajan por debajo de 10 elevan de forma importante en pacientes malnutridos el riesgo cardiovascular. También los niveles de IMC por debajo de 23 elevan de forma importante el riesgo cardiovascular y la presencia de caquexia también es un factor de riesgo cardiovascular en esta población.

Hay ciertos parámetros que se interpretan de forma diferente en esta patología, es lo que se ha llamado la paradoja de los factores de riesgo o epidemiología inversa. Por ejemplo, niveles de colesterol por debajo de 200 mg/dL es un indicador de mortalidad precoz, a diferencia de lo que ocurre en población sana. Esto es una asociación inversa (se interpreta al revés).

En los pacientes con cierto grado de sobrepeso e inicio de obesidad el IMC sería un factor protector con respecto a la población general. Sin embargo, se ha estimado que el IMC por debajo de 23 está considerado un criterio de desnutrición. El IMC se debe interpretar siempre en el contexto de la hidratación, que el paciente esté normohidratado.

Otro factor que se interpreta de manera diferente en esta población es la masa grasa. Los pacientes que presentan un porcentaje de masa grasa por debajo del 12% tienen mayor riesgo de mortalidad.

Asimismo tenemos que considerar que la composición corporal tenemos que interpretarla siempre en el contexto de la hidratación y nos tenemos que fijar en la circunferencia abdominal, de hecho ésta es un predictor independiente no sólo de la mortalidad total sino también de la cardiovascular. Asimismo la circunferencia modifica la relación en la producción de citoquinas: leptina y adiponectina, que son adipocitoquinas que se sintetizan en tejido adiposo.

La circunferencia muscular del brazo por debajo del 90% se ha establecido como un predictor de mortalidad, igualmente masa muscular mantenida, incluso con depleción de pliegue tricipital, está asociada a mejor calidad de vida y a menor mortalidad total y cardiovascular.

Influencia del estímulo inflamatorio

El estímulo inflamatorio en el medio urémico da lugar a la producción de citoquinas, fundamentalmente aumentan la citoquinas proinflamatorias como TNF alfa y IL 6 e inhiben la producción de citoquinas antiinflamatorias. Este disbalance a nivel metabólico da lugar a un aumento de la resistencia a agentes estimulantes de la eritropoyesis, aumento de la insulinorresistencia, aumento de los marcadores de inflamación, producción de adipocitoquinas, aumento de leptina y disminución de la adiponectina, acciones diversas en el hueso (aumento del remodelado óseo), aumento del catabolismo muscular, acciones biológicas diana en la pared vascular y disminución del apetito.

Es decir, no podemos aislar la pérdida de apetito o la malnutrición del aspecto inflamatorio. Se está modulando la respuesta a muchos procesos biológicos. De tal modo que tenemos siempre que tratar al paciente renal en el contexto de la inflamación.

La inflamación aumenta el gasto energético, aumenta el catabolismo muscular, produce anorexia urémica, y da lugar a la malnutrición -inflamación.

En un trabajo se puso de manifiesto que aquellos pacientes con anorexia urémica o con menor apetito morían antes y estaba asociado a un aumento de los marcadores inflamatorios.

Sin embargo, esta pérdida de apetito no sólo está asociada a inflamación sino a la identificación de determinados compuesto anorexígenos que están en el medio urémico y conducen la propia pérdida de apetito en estos pacientes. Y tan sólo hay un orexígeno identificado que es el neuropéptido Y, que en estos pacientes está disminuido.

Si revisamos la bibliografía, vemos que en diferentes trabajos es común la inadecuación de la ingesta alimentaria en estos pacientes. En términos de supervivencia, tanto la inadecuación energética como la proteica conducen a un aumento de la mortalidad. Por tanto, tenemos que tener presente que la adecuación alimentaria permite aminorar los síntomas urémicos, retardar la progresión de la enfermedad y mejorar la supervivencia.

Recomendaciones nutricionales

Podemos decir que son cambiantes y que al paciente le genera bastante confusión porque las recomendaciones en prediálisis son muy diferentes a las de hemodiálisis o a las de diálisis peritoneal, por lo tanto hay que ir acompañándolo en este largo camino.

Los parámetros que debemos considerar son múltiples: hay que controlar proteínas, sodio, energía, líquidos, potasio y fósforo.

Con respecto a la ingesta proteica se ha establecido en el último metanálisis que una ingesta proteica entre 0,6-0,8 gramos por kg/d permite controlar los factores que pueden inducir a la progresión de la enfermedad renal, como son la proteinuria, la presión arterial, la acidosis metabólica, el control de la hiperfosforemia, insulinorresistencia y el perfil lipídico.

Sin embargo tenemos que tener presente que en diabéticos esta recomendación se amplia, en presencia de proteinuria hay que adicionar un gramo de proteína y también considerarlo en función de los niveles de presión arterial. Además hay que garantizar que la calidad de la proteína sea de alto valor biológico, y tan importante como limitar la ingesta proteica es aportar una cantidad suficiente de energía sino estaremos usando la proteína como principal sustrato energético y así inducimos un estado de desnutrición.

El control de minerales hay que interpretarlo en el contexto de los niveles de fósforo en sangre y PTH. Y con respecto a la restricción de sodio va a depender de la función renal, del estado de hidratación y de los niveles de presión arterial.

En diálisis la recomendación proteica respecto a la fase de prediálisis aumenta de forma importante, la ingesta energética se mantiene y el control de minerales va a ser específico dependiendo de la técnica de diálisis. El aporte de sodio va a depender de los niveles de presión arterial, del aumento de peso interdialisis, o de la presencia de sobrehidratación.

Consideraciones prácticas

Tenemos que tener en cuenta que hay ciertas prácticas que desde el punto de vista profesional conducen a malnutrición, por una parte la desinformación nutricional cuando un paciente pasa de una etapa a otra, por otra parte el tiempo de ayuno, que generalmente el paciente suele estar sometido cuando está en el hospital, los ingresos hospitalarios, los traslados, los tiempos de espera, la ausencia de consenso en nutrición por parte de los profesionales y lo más importante la cultura del no (no proteínas, no potasio, no fósforo, no sal.) Al final el paciente no come nada. Y no olvidemos que la prevalencia de malnutrición está entre el 18-80% en esta población, de tal modo que los conceptos teóricos tenemos que aplicarlos dentro del contexto de la valoración nutricional.

Tenemos que realizar una valoración nutricional previa y para ello es necesario establecer un cribaje o una fotografía del paciente. Hay escalas de cribaje que ponen de manifiesto si existe riesgo de malnutrición. Un comité de expertos estableció que además del cribaje nutricional hay que hacer una valoración nutricional complementaria basándose en el diagnóstico.

La intervención puede basarse en el consejo nutricional, suplementos nutricionales, nutrición parenteral intradialisis o nutrición enteral. La evidencia recomienda que el consejo nutricional sea aplicable en todos los pacientes en diálisis y en enfermedad renal crónica, los suplementos nutricionales han demostrado que mejoran el estado nutricional y si el paciente lo requiere se usarán otras medidas como la nutrición enteral y parenteral.

La clave del éxito en la monitorización del estado nutricional está en realizar una consulta nutricional, hacer un seguimiento en la consulta, y realizar una educación nutricional personalizada.

Conclusiones

Para responder a la primera pregunta que se nos planteaba, si es necesaria la intervención nutricional en la enfermedad renal crónica, las evidencias que existen son:

-Condiciona la progresión de la enfermedad renal.

-La malnutrición es un criterio de entrada precoz en diálisis.

-El estado nutricional es un factor pronóstico de morbilidad y mortalidad.

-Es un factor excluyente en la lista de trasplante renal.

-Las guías clínicas recomiendan valorar y monitorizar el estado nutricional desde los estadios iniciales hasta la terapia renal sustitutiva.

-La intervención nutricional y dietética permite mediante la utilización de varios parámetros prevenir y/o aminorar el riesgo de morbi-mortalidad.

Reflexión final

Dada la repercusión que puede tener la nutrición y la dietética en la enfermedad renal, la figura del dietista nutricionista especializado en nutrición renal es todavía una asignatura pendiente, no sólo desde el ámbito académico sino también laboral.

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La gripe puede alterar los niveles de glucosa en las personas con diabetes

La aparición de gripe puede complicar en gran medida la situación de una persona con diabetes, ya que en algunas ocasiones se acompaña de vómitos y diarreas que pueden alterar los niveles de glucosa, tan importantes en este tipo de pacientes. Así, el Consenso 2012 de Vacunación de los grupos de riesgo frente al virus de la gripe, elaborado por diversas sociedades científicas, entre ellas la Sociedad Española de Diabetes (SED), y el Grupo de Estudio de la Gripe (GEG), hace especial hincapié en la inmunización antigripal de este grupo de riesgo para que los pacientes puedan protegerse tanto de la infección como de sus posibles complicaciones.

Los datos de vacunación antigripal de la campaña 2011-2012, extraídos por el GEG a través del Gripómetro, revelan que aunque las personas con diabetes son uno de los grupos de riesgo más concienciados con la vacunación (el 76,5% de los diabéticos mayores de 65 años y el 47,5% de los diabéticos menores de 65 se vacunaron en la pasada campaña), los especialistas insisten en que es necesario incentivar más la inmunización entre este colectivo debido a las importantes complicaciones que puede ocasionar esta infección.

“Es más que recomendable que los pacientes diabéticos se vacunen contra la influenza, ya que su sistema inmune es especialmente débil y la gripe puede aparecer con fuerza y generar complicaciones”, explica el Dr. Ramón Cisterna, coordinador del Grupo de Estudio de la Gripe y jefe de Servicio de Microbiología Clínica y Control de la Infección del Hospital de Basurto (Bilbao).

Por su parte el Dr. José Ángel Díaz, secretario de la Sociedad Española de Diabetes (SED), reconoce que “además, la gripe en una persona con diabetes puede suponer serias dificultades para el cumplimiento de su régimen dietético y farmacológico, dos aspectos esenciales para mantener la glucemia en los niveles adecuados”.

En concreto, en el caso de la diabetes los especialistas hablan de un círculo vicioso en el que la hiperglucemia debilita las funciones inmunes del organismo y aumenta por tanto la posibilidad de infección. Al mismo tiempo, son las infecciones las que pueden suponer un incremento de la glucemia en los pacientes.

Por esta razón, el Dr. Cisterna insiste: “si un paciente está vacunado, aunque contraiga el virus de la gripe, la infección será mucho menos grave y, por tanto, las complicaciones que pueda traer parejas también serán más leves” e invita a todos los pacientes a consultar con su especialista para solicitar la vacuna antigripal durante la campaña 2012-2013.

Gripe y vacunación

Cada año, la gripe afecta a un 5-15% de la población mundial y se estima que en España es la responsable directa e indirecta de entre 1.500 y 4.000 defunciones cada año. Las epidemias anuales de gripe pueden afectar a todos los grupos de edad, pero quienes tienen mayor riesgo de sufrir complicaciones son los menores de 2 años, los mayores de 65, las embarazadas y las personas de todas las edades en grupos de riesgo.

En este contexto, los expertos inciden en que la vacunación es el método más seguro y efectivo para prevenir la infección de la gripe, así como la circulación del virus en la comunidad, ya que las vacunas frente a la gripe son seguras y, en general, bien toleradas. Y es que las cifras hablan por sí mismas: sólo en España la vacunación sistemática puede llegar a prevenir entre un 70% y un 90% de los casos de enfermedad gripal específica.

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Gut Microbiota World Watch, la primera plataforma informativa dedicada a la microbiota intestinal ya está online

La sección Gut Microbiota & Health (Microbiota Intestinal y Salud) de la Sociedad Europea de Neurogastroenterología y Motilidad (European Society of Neurogastroenterology and Motility – ESNM) ha lanzado hoy Gut Microbiota World Watch (Observatorio Mundial de la Microbiota Intestinal), una plataforma online destinada a aumentar el conocimiento de la microbiota intestinal y su importancia para la salud y la calidad de vida. Este nuevo servicio divulgativo busca informar a los medios de comunicación y a la sociedad sobre las últimas novedades y noticias relacionadas con la microbiota intestinal. El lanzamiento de esta nueva plataforma ha sido anunciado durante la vigésima edición de la United European Gastroenterology Week que se celebra esta semana en Ámsterdam.

El intestino se considera generalmente como el órgano que realiza la digestión y que desempeña un papel importante dentro del funcionamiento del cuerpo humano. Sin embargo, gran parte de la sociedad desconoce que existe un universo de formas de vida – la microbiota o microflora intestinal – muy activo dentro de los intestinos y que desempeña funciones vitales. Debido a su relevancia y al importante papel que cumple para mantener una buena salud, los expertos lo consideran actualmente como un “nuevo órgano” dentro del cuerpo humano.

El profesor Fernando Azpiroz, presidente de la sección Microbiota Intestinal y Salud de la ESNM, considera que el lanzamiento del Gut Microbiota World Watch es un paso más para ayudar a las personas a comprender la importancia del tema. “A pesar de que aún no estamos familiarizados con el concepto de microbiota intestinal, se trata de un elemento básico para nuestro bienestar y nuestra salud. Debemos cuidar de forma conveniente de estos “huéspedes silenciosos” que se alojan en nuestro cuerpo mientras ellos hacen lo mismo con nosotros”.

Gut Microbiota World Watch se ha creado con el objetivo de convertirse en un punto de referencia para los temas relacionados con la microbiota intestinal, y ofrece a los medios de comunicación y el público general entrevistas y videos con expertos, comentarios sobre publicaciones y resultados de estudios de los principales entes de investigación de todo el mundo con un lenguaje sencillo y fácil de entender. La mayor parte del contenido proviene del Gut Microbiota for Health Experts Exchange Platform, una plataforma online para expertos, lanzada recientemente por la sección Microbiota Intestinal y Salud de la ESNM.

En el blog de Gut Microbiota World Watch, los visitantes pueden comentar las informaciones y suscribirse a las actualizaciones a través de un servicio de RSS. La página principal de noticias (News) se complementa con varios recursos adicionales entre los que se incluye la sección On the Media, con una selección de los artículos más interesantes publicados sobre el tema en los medios de comunicación; un glosario con los términos necesarios para una mejor comprensión del mundo de la microbiota intestinal y una lista de enlaces, que completan este particular centro de información. Con el objetivo de potenciar la comunicación y el diálogo y garantizar el desarrollo de una comunidad interesada por Microbiota Intestinal, se han creado también una página de Facebook (www.facebook.com/GutMicrobiotaWW) y una cuenta de Twitter (@GutMicrobiotaWW).

Información y cifras clave de la microbiota intestinal

– La microbiota intestinal desempeña un papel importante en el funcionamiento del organismo. Contiene 100 billones de bacterias, una cifra diez veces superior a la de células presentes en nuestro cuerpo.

– La microbiota intestinal contiene más de 3 millones de genes microbiales, una cifra 150 veces superior a la de genes que existen en el genoma humano.

– La composición de la microbiota intestinal es propia de cada persona. Evoluciona durante toda la vida y se ve fuertemente influenciada por factores externos, como las condiciones de nacimiento (tipo de parto), la alimentación, el entorno o el uso de antibióticos.

– El 70% de las células inmunitarias viven en nuestro intestino, protegiéndonos contra “intrusos” potenciales (virus y otros agentes causantes de enfermedades).

- El conjunto de la microbiota puede llegar a pesar hasta 2 kilos.

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Planificación de dietas hipocalóricas. Utilización de listas de intercambios

Las primeras listas de intercambio comienzan en los años 40 por EEUU y son un trabajo conjunto de la Asociación Americana de Diabetes y de la Asociación Americana de Dietistas. Tienen como finalidad la mejor educación nutricional de los diabéticos ya que estas asociaciones proponen unos listados de intercambio de alimentos que están unificados por el contenido de hidratos de carbono, de tal forma que los diabéticos van a tener facilidad a la hora de controlar la ingesta de este nutriente y van a poder diversificar sus dietas. Más tarde estas listas de intercambios se aplican a otras enfermedades, como en la obesidad.

Las listas de intercambios a lo largo de los años han sufrido bastantes revisiones, fruto de una de esas revisiones que se lleva a cabo en 1996 surgen las listas de intercambios tal como las conocemos en la actualidad. Es decir los alimentos van a estar agrupados no solamente por el contenido de hidratos de carbono sino también van a tener en cuenta el contenido en proteínas y lípidos.

En España llevamos 20 años utilizando las listas de intercambios con alimentos propios de nuestra cultura culinaria y gastronómica. Han sufrido diferentes revisiones y en una de las últimas, que se ha llevado a cabo en el año 2008 por parte de los autores Russolillo y Marques, se consigue una lista de intercambios de más de 300 alimentos. Además son las únicas que están validadas estadísticamente.

¿Qué son los intercambios?

Son alimentos que en unas cantidades ya establecidas y determinadas nos van a proporcionar un aporte de energía y macronutrientes similares, por lo tanto se pueden intercambiar entre ellos.

Esto supone una herramienta muy útil para el profesional de la nutrición ya que facilita la confección de las dietas y va a fomentar una alimentación mucho más variada y equilibrada, y además vamos a personalizar e individualizar al máximo. Por otra parte también es una herramienta muy útil para usarla en la educación nutricional de los pacientes, sobre todo en la etapa tan difícil del mantenimiento de la pérdida de peso después de haberlo perdido.

Las listas de intercambios deben de considerar los siguientes grupos de alimentos: lácteos, verduras, frutas, azúcares, féculas, proteicos y grasas. A su vez los lácteos los podemos dividir en enteros, semidesnatados y desnatados, y los proteicos se dividen hasta en 5 grupos dependiendo del aporte de grasa. Un ejemplo de lista de intercambio del grupo de lácteos enteros: 150 gr de cuajada, 240 gr de leche entera y 250 gr de yogurt natural corresponde a un intercambio. Estos alimentos en estas cantidades nos van a aportar las mismas kilocalorías, los mismos hidratos de carbono, proteínas y lípidos, de tal forma que todos son intercambiables entre sí.

Las listas de intercambio deben cumplir una serie de requisitos para que sean validas. En primer lugar que las cantidades en gramos que corresponden a cada intercambio sean una cantidad de consumo habitual o bien una fracción de ración. Además deben ser alimentos de consumo habitual y que tengan un interés nutricional para el colectivo en que los vamos a usar (por ejemplo en obesidad que tengan poca cantidad de grasa, y por tanto poco valor energético).

Etapas del sistema de intercambios

Hay que seguir una serie de etapas para elaborar una dieta con el sistema de intercambios. En primer lugar establecer el valor energético de la dieta, después repartir los macronutrientes, asignar los intercambios, distribuir la energía por tomas y, en último lugar, presentar la dieta.

Establecer el valor energético de la dieta

Vamos a poner el ejemplo de una mujer que va a la consulta, de 52 años de edad y en una situación de pre-obesidad sin alteraciones asociadas. Se pauta una dieta hipocalórica y para ello debemos tener una estrategia energética. En primer lugar para valorar la cantidad de energía que tenemos que introducir en esta dieta lo que tenemos que saber es el gasto energético total de esa paciente que se calcula según dos factores: el metabolismo basal (que se puede obtener con la fórmula de Harris Benedict) y la actividad física que realiza (para ello hay diferentes cuestionarios sencillos de usar). De manera que el producto de los dos factores nos da el gasto energético total, que correspondería a una dieta isocalórica para mantener el peso, pero como se trata de un estado de pre-obesidad tenemos que pautar una dieta hipocalórica. En este caso vamos a hacer una restricción del 30% sobre el gasto energético total con el fin de que pierda entre 0,5 y 1 kilo semanal.

Reparto de macronutrientes

En este caso vamos a dar una dieta hipocalórica equilibrada en la que el aporte de carbohidratos va a suponer un 50% de la energía, un 20% las proteínas y el 30% de lípidos.

Asignar los intercambios

Para ello tenemos que tener en cuenta la fórmula nutricional y las recomendaciones dietéticas sobre la frecuencia de consumo de grupos de alimentos. Tenemos que calcular los intercambios que hemos de introducir en toda dieta elaborada por este sistema de intercambios para asegurarnos que estamos consumiendo según la frecuencia de consumo. También hay que tener en cuenta que hay que establecer un orden de asignación de intercambio: primero los lácteos, después verdura, frutas y después féculas, proteicos y grasas.

En un ejemplo si comenzamos con los lácteos desnatados: asignamos dos intercambios de los lácteos que suponen 178 kilocalorías, 24 gramos de hidratos de carbono, 16 gramos de proteína y 2 gramos de lípidos. Después asignamos las verduras, en este caso 3 intercambios para cumplir las recomendaciones; después las frutas y en este punto hacemos una valoración de la cantidad de calorías, hidratos de carbono, proteínas y lípidos para posteriormente ajustar los diferentes nutrientes. En el caso de los hidratos de carbono nos faltan 103 gramos que nos los pueden aportar las féculas (que suponen 7 intercambios de féculas). Volvemos a hacer otra valoración y ajustamos las proteínas (5 intercambios de proteínas) y volvemos a calcular por el mismo procedimiento y de nuevo valoramos. Por último ajustamos la grasa (en este caso 6 intercambios de grasa) y hacemos la valoración final para ver si nuestra propuesta coincide con la fórmula nutricional del principio.

Distribuir los intercambios por tomas

Primero hay que valorar el número de tomas que vamos a presentar en nuestra dieta y el porcentaje de energía de cada toma. Hay que tener en cuenta los hábitos alimentarios del paciente siempre que no estén desestructurados y el estilo de vida, los turnos de trabajo, etc.

Presentación de la dieta

El último punto es traducir los intercambios en gramos de alimentos, en raciones o también en medidas caseras. Por ejemplo un intercambio de féculas puede equivaler a 20 gramos de pasta, 30 gramos de pan, 80 gramos de patata, 20 gramos de arroz, o 15 gramos de galletas maría.

Un ejemplo de presentación una vez traducidos los intercambios:

El desayuno estará formado por un intercambio de lácteos desnatados (dar a elegir 240 gr de leche o 250 gr de yogurt) , un intercambio de frutas y 1,5 intercambio de féculas. El aceite de todo el día son 6 intercambios (30 gramos) para que la paciente lo pueda utilizar a lo largo del día. A media mañana le corresponde un intercambio de fruta.

En la comida se elige según menú. Se establece un plan semanal, que tiene como finalidad hacer un menú que sea variado y adaptarnos a las recomendaciones de consumo de frecuencias semanales de alimentos. Habrá que elegir por ejemplo el primer día verdura y patata, el segundo pasta y verdura, y así seguir el plan día a día. Para el segundo plato también hay un plan semanal con carne o pescado. Las legumbres forman parte del grupo alimentos de féculas pero, aunque aporten la misma cantidad de lípidos e hidratos de carbono, son más ricas en proteínas. Así que si introducimos las legumbres debemos ajustar los alimentos proteicos. Se ha visto que es un sistema muy válido introducirlos como alimentos de segundo plato dos días a la semana.

Para la merienda hay medio intercambio de lácteo de desnatado (leche desnatada o yogur).

Y la cena es el mismo planteamiento que la comida. El primer plato es fijo, las verduras, y se aconsejan verduras crudas y ensaladas para preservar las vitaminas y minerales, y el segundo plato elegir según menús: huevos, jamón, etc., adaptado a las cantidades del número de intercambios.

Entrega de la dieta

A la hora de entregar la dieta hay que dar recomendaciones de alimentos aconsejados o desaconsejados, de tecnologías culinarias, frecuencia de consumo de alimentos, las frutas que vayan variando… Recomendaciones que van a facilitar la comprensión de la dieta y que mejoran la adherencia y, por tanto, el resultado de la dieta.

Las células de grasa también necesitan dormir

En un nuevo estudio que desafía la noción de que la función principal del sueño es dar descanso al cerebro, un equipo de investigadores de la Universidad de Chicago (EEUU) ha descubierto que el sueño deficiente tiene un impacto nocivo sobre las células grasas, lo cual reduce en un 30 por ciento su capacidad de respuesta a la insulina. La investigación ha sido publicada en Annals of Internal Medicine.

La falta de sueño ha sido asociada con la alteración de la función cerebral, causando disminución del estado de alerta y reduciendo la capacidad cognitiva. Ahora, este nuevo estudio ha descrito, por primera vez, un mecanismo molecular que conecta directamente la pérdida de sueño con la alteración de la regulación energética en los seres humanos, un proceso que puede causar aumento de peso, diabetes y otros problemas de salud.

“Hemos observado que las células de grasa necesitan dormir para funcionar correctamente”, señala el coautor del estudio, Matthew Brady, de la Universidad de Chicago.

Según explica el investigador, “el tejido adiposo almacena y libera energía; en el modo de almacenamiento, las células grasas eliminan ácidos grasos y lípidos de la circulación, donde pueden dañar otros tejidos. Cuando las células grasas no pueden responder de manera efectiva a la insulina, estos lípidos se quedan en la sangre, dando lugar a complicaciones graves”.

La coautora Esra Tasali realizó un estudio con seis hombres y una mujer, todos jóvenes, delgados y saludables. Cada voluntario pasó por dos condiciones de estudio en cuatro semanas. En uno, cada persona pasó 8,5 horas por noche en la cama, durante cuatro noches consecutivas. En el otro, durmieron 4,5 horas durante cuatro noches.

La mañana después de la cuarta noche, tras haber pasado por las dos condiciones de sueño, los voluntarios fueron sometidos a una prueba de tolerancia a la glucosa intravenosa. Los investigadores realizaron entonces una biopsia, obteniendo células de grasa abdominal de cada voluntario, y midieron cómo respondían estas células de grasa a la insulina.

Los investigadores evaluaron la sensibilidad a la insulina a nivel molecular mediante la medición de la fosforilación de una proteína llamada Akt, en las células de grasa. Después de cuatro noches de sueño deficiente, la respuesta de insulina en todo el cuerpo disminuyó en un promedio del 16 por ciento, y la sensibilidad a la insulina de las células de grasa disminuyó en un 30 por ciento.

“Algunas personas dicen que pueden tolerar los efectos cognitivos de la privación del sueño”, señala la coautora Eve Van Cauter, de la Universidad de Chicago, “sin embargo, nuestro estudio muestra que la privación de sueño produce un cambio significativo en la sensibilidad a la insulina, por lo que el cuerpo no tolera las consecuencias metabólicas”.

Tomar probióticos no condiciona la aparición de alergias en la infancia

Hasta ahora, los probióticos han sido considerados comúnmente útiles para algunos niños, aunque su beneficio siempre ha sido “muy leve”, señala la gastroenteróloga pediátrica del Hospital de Niños de Los Ángeles (Estados Unidos), la doctora Sonia Michail, que no ha participado en este trabajo. Sin embargo, ahora esta ventaja ha quedado reducida a cero tras la presentación de estos resultados.

En concreto, han participado en este estudio 123 bebés que ahora son niños, y que han estado bajo el cuidado y la observación del equipo de investigación liderado por la profesora de la Universidad de Perth, la doctora Marie P. Jensen. Así, a la mitad de los bebés se les administró un suplemento diario durante los primeros seis meses de vida, mientras que al otro 50 por ciento se le dio placebo.

El hecho de que las madres de todos los participantes hayan sido alérgicas en el pasado, da a éstos un alto riesgo de padecer alergias, algo que se demostró en el periodo de entre uno y dos años y medio desde el comienzo del proyecto cuando los bebés enfermaron sin presentar diferencias entre ambos grupos.

Tras ello, se realizó una nueva comprobación a los cinco años, momento en el cual tampoco se mostró ningún efecto positivo de estos suplementos. Y es que, el 44 por ciento de los 66 niños que habían recibido probióticos en la infancia desarrolló alguna alergia, tanto por ciento parecido al del grupo de placebo, que se situó en un 38 por ciento.

Por todo ello, los expertos de la Universidad de Perth concluyen que estos microorganismos vivos que habitan los intestinos y se suelen agregar a ciertos alimentos, como yogures y leches fermentadas, no tienen incidencia alguna a la hora de evitar padecer una alergia. “Los resultados sorprenden”, concluye Michail.

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¿Cómo influye el estrés en nuestra alimentación?

Los trabajadores que padecen estrés “consumen mayor cantidad de comida rápida y menos porciones de frutas y verduras”, según un estudio publicado en el número de octubre de la revista Preventing Chronic Disease. La investigación, realizada por la Universidad de Washington, asocia también niveles altos de estrés laboral con menos actividad física y mayor frecuencia de comer mientras se realiza otra tarea.

El estrés sufrido en el puesto de trabajo “va unido a una serie de malos hábitos alimenticios ya que se reduce la ingesta de agua y las comidas se hacen a deshoras y de forma poco equilibrada, pues se comen menos alimentos ricos en fibra y se aumenta el consumo de comida rápida, rica en grasas saturadas”, explica Jesús Román, presidente del Comité Científico de SEDCA.

Estos malos hábitos alimenticios así como las situaciones agobiantes que pueden vivirse en el puesto de trabajo “provocan una alteración de los movimientos peristálticos del intestino producido por una reducción del aporte sanguíneo al tracto intestinal. Cuando esos movimientos se ralentizan, se produce estreñimiento”, explica el profesor Román. Además, el estrés también provoca que “al tener menos tiempo, se retrase el momento de la defecación”, añade.

El Foro de Regulación aconseja que “es muy importante aumentar la ingesta de líquidos, sobre todo agua, realizar una alimentación equilibrada rica en fibra y practicar ejercicio físico. Pero también es fundamental tener una disciplina de horarios, comer cuando se debe y no tomarlo como un esfuerzo”, aconseja Román. En el caso de que esto no funcione, se puede recurrir de forma transitoria a preparados farmacéuticos de origen vegetal, basados en plantas como el fucus, la cáscara sagrada o la frángula.

Aumento del estrés laboral por la crisis

El 58% de los trabajadores españoles afirman haber sufrido un incremento del nivel de estrés laboral durante la crisis financiera, según la encuesta Regus Business Tracker. Los principales motivos son la exigencia del aumento de la rentabilidad y la presión por mantener la excelencia en el servicio al cliente. La amenaza de poder ser despedido o el aumento de responsabilidades en iguales condiciones económicas y laborales influyen también en el nivel de estrés.

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La mitad de la población cree que sólo a partir de los 30 años se debe cuidar el corazón

El 49 por ciento de las personas cree que sólo a partir de los 30 años se debe tener precaución con la salud del corazón, tal y como ha evidenciado una encuesta realizada recientemente por la Federación Mundial del Corazón.

Según el criterio de los expertos, esta afirmación es “incorrecta”, ya que las medidas para prevenir las enfermedades cardiacas y los accidentes cerebrovasculares deben comenzar a practicarse antes. Y es que, estas complicaciones “pueden afectar a personas de todas las edades y grupos de población”, además de que el riesgo comienza temprano en la vida “a través de dietas poco saludables, falta de actividad física y la exposición al tabaco”, subrayan.

Sin embargo, el estudio realizado sobre 4.000 personas de Brasil, India, Reino Unido y Estados Unidos evidencia que prácticamente la mitad de la gente desconoce estas circunstancias. Así lo indica el presidente de la Federación Mundial del Corazón, Sidney C. Mith Jr. que, en contrapartida, señala que ahora se tiene la “oportunidad” de cambiar el curso de las enfermedades cardiovasculares y su impacto global “alentando y apoyando el estilo de vida saludable desde una edad temprana”.

En cuanto a los factores de riesgo que la Federación recomienda evitar para prevenir determinadas patologías, señala algunos como “el sobrepeso y la obesidad, además del tabaco, que puede tener consecuencias de por vida para los hombres, mujeres y niños”. Además, la mala nutrición durante el embarazo también puede aumentar las posibilidades de que el bebé tenga complicaciones.

En concreto, los menores que nacen con un peso inferior a los 2,5 kilogramos “tienen, aproximadamente, el doble de riesgo de morir prematuramente por enfermedad coronaria”, advierten. Por ello, las mujeres “deben tomar el control de sus propios corazones, a fin de proteger la salud del corazón también de la próxima generación”, sostienen los CEO de este organismo internacional, Frédérique Constant y Peter Stas.

Por último, la directora ejecutiva de la Federación, Johanna Ralston, se congratula de las iniciativas de la Federación Mundial del Corazón, ya que la divulgación de estos contenidos “tendrá un impacto positivo en los niños”. Según su opinión, estas acciones “pueden reducir el número de muertes evitables por enfermedades de corazón y derrame cerebral”.

Ejercicio, alcohol o antiinflamatorios son determinantes para activar algunas alergias alimentarias

El ejercicio físico, la ingesta de alcohol o los antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) presentan un importante papel como activadores de reacciones alérgicas alimentarias, tal como determinan los resultados recientemente publicados en la revista Allergy (European Journal of Allergy and Clinical Immunology).

La relación entre estos co-factores y las reacciones alimentarias era conocida anteriormente pero sólo había sido estudiada en casos individuales o series reducidas. “El trabajo pone de relieve la importancia de evaluar la acción de estos co-factores cuando se trate a pacientes con posibles reacciones alérgicas alimentarias”, afirma la doctora Victoria Cardona, responsable de la Sección de Alergología del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario Vall d”Hebron de Barcelona y miembro del grupo de investigación de enfermedades sistémicas del VHIR, donde se ha llevado a cabo la investigación.

El estudio ha recogido pruebas de 74 pacientes que presentaban alergias alimentarias inducidas por la acción de co-factores (ejercicio físico, ingesta de alcohol e ingesta de AINEs) durante las 2 horas anteriores a la ingesta del alimento sensibilizante y las 4 horas posteriores. Mientras en el 82,4% de los pacientes la ingesta aislada del alimento sensibilizante no provocaba síntomas o sólo reacciones alérgicas de carácter leve, normalmente urticaria, la intervención de alguno de los co-factores elevaba del 17,6% hasta el 85,1% el número de reacciones anafilácticas. El 58% de los casos estaban relacionados con la ingesta de AINEs, el 52,7% con el ejercicio y el 12,2% con la ingesta de alcohol y en algunos casos, combinados. El tiempo de aparición de los síntomas depende del tipo de co-factor, variando desde 75 minutos de media con los AINEs hasta los 10 minutos con el ejercicio.

En la mayoría de casos el alimento reactivo era algún tipo de derivado vegetal. Concretamente, el 91,7% de los casos presentaban sensibilidad a Pru p 3, una de las LTP más habituales, presente en frutas del grupo de las rosáceas, como el melocotón o la manzana. Las LTP o proteínas transportadoras de lípidos son proteínas de defensa vegetales que se encuentran ampliamente distribuidas en los tejidos de muchas frutas, semillas y pólenes y es uno de los alérgenos más habituales en adultos de la región mediterránea. Estas proteínas vegetales, a menudo, son responsables de reacciones cruzadas entre pólenes, vegetales y semillas. Las LTP mantienen su actividad alergénica incluso en alimentos procesados como jugos de fruta, vino o cerveza, ya que son muy estables tanto a variaciones térmicas como a procesos digestivos.

El aspecto más importante del estudio es que pone de manifiesto la importancia de los co-factores como inductores de reacciones alérgicas a diferentes alimentos. Por ejemplo, en el estudio, todos los casos de hipersensibilidad a la ingesta de AINEs, fueron producidos por la combinación con una comida con alimentos que contenían LTP o algún otro alérgeno, mientras que no presentaban síntomas si se evitaba el alimento sensibilizante. Según la doctora Cardona, “a menudo este tipo de reacciones alérgicas eran atribuidas al propio co-factor mientras que la verdadera causa, el alimento, pasaba desapercibida ya que quedaba enmascarada bajo la presencia del co-factor”. El estudio pone de relieve la conveniencia de incluir pruebas que combinen los alérgenos alimentarios con estos co-factores en los protocolos de diagnóstico alergológico. Además, “las líneas de trabajo futuras deberían estudiar el papel de otros co-factores como enfermedades, estrés, cansancio o la menstruación, que ya han sido descritos como potenciales inductores de reacciones alérgicas”, indica la doctora Cardona.

Las alergias alimentarias afectan alrededor del 6% de los adultos de países occidentales y son aún más frecuentes en niños. Se trata de reacciones adversas a alguna sustancia presente en los alimentos llamada alérgeno, generalmente una proteína que dispara los mecanismos de defensa inmunitarios con la aparición de anticuerpos del tipo inmunoglobulinas E (IgE). A menudo, el único tratamiento posible es evitar el alimento que contiene el alérgeno, pero es habitual que aparezcan reacciones cruzadas entre diferentes alimentos o entre polen y alimentos que contienen la misma proteína u otras de estructura similar, de manera que se va ampliando la lista de alimentos sensibilizantes. Los síntomas dependen del tipo de alérgeno, la vía de entrada al organismo y la capacidad del individuo de desarrollar una respuesta inmunitaria específica. Las manifestaciones clínicas pueden variar desde reacciones localizadas leves, como urticarias o síndromes de alergia oral (SAO), hasta reacciones anafilácticas generalizadas de extrema gravedad. Esto hace que sea muy importante determinar la causa concreta de cada alergia y evitar falsos diagnósticos debidos a este tipo de interacciones con otros co-factores.

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La obesidad, un factor de riesgo entre la población desempleada

Aprovechar una situación a priori desfavorable como puede ser el desempleo para mejorar problemas de salud y también el aspecto físico, empieza a ser una opción cada vez más frecuente en personas que padecen sobrepeso.

El parón involuntario que supone la falta de empleo, está siendo aprovechado por personas con sobrepeso para poder someterse a diferentes tratamientos médicos que permitan combatir el problema, asimilar un cambio de hábitos alimenticios y por lo tanto conseguir perder peso.

Según los doctores Jorge C. Espinós y Jesús Turró, especialistas en endoscopia digestiva del Centro Médico Teknon y expertos en el tratamiento de la obesidad mediante técnicas endoscópicas, “en este sentido el periodo de inactividad – siempre y cuando se controlen aspectos como la ansiedad- les permite dedicarse más tiempo a si mismos, centrar sus esfuerzos en conseguir algo que a menudo en el “día a día” no han podido conseguir ya sea por falta de tiempo o porque el tipo de trabajo que tenían no ayudaba a interiorizar el cambio de hábitos alimenticios necesario para la pérdida de peso”.

De esta forma algunas personas con sobrepeso, ayudadas por diferentes opciones médicas para combatir la obesidad y por un equipo médico multidisciplinar (psicólogo, nutricionistas, etc…), pueden dedicar más atención a los cambios que deben hacer en su estilo de vida para conseguir la pérdida de peso y mantenerla a largo plazo.

Asimismo un gran mayoría de las personas que presentan sobrepeso, creen que su exceso de peso puede repercutir desfavorablemente en la búsqueda de empleo para determinados tipos de trabajo. Conscientes de ello, además de aprovechar la situación de inactividad para solucionar algunos de los problemas de salud asociados a la obesidad, muchos dedican ese periodo a mejorar también su aspecto físico.

Es este sentido y según palabras de los expertos “a pesar del esfuerzo de muchas asociaciones de pacientes con sobrepeso para cambiar esta situación, lamentablemente sigue existiendo cierta discriminación laboral con respecto a personas que padecen obesidad, en especial en mujeres y en empleos de cara al público; pero también en perfiles ejecutivos y directivos. La mayoría de los pacientes que acuden a nuestra consulta deciden perder peso por indicación médica y por problemas relacionados con la salud, pero muchos otros también lo hacen por mejorar su aspecto físico, su autoestima e intentar así facilitar su acceso al mundo laboral”.

El desempleo aumenta el riesgo de sufrir obesidad

La relación entre sobrepeso y desempleo no sólo se da desde el punto de vista de la discriminación laboral sino también desde el punto de vista de los efectos que tiene el desempleo sobre la salud, ya que según el estudio Health risk factors and self-rated health among job-sekers (BMC Public Health 2011; 11:659-68) realizado en Alemania, la obesidad está entre uno de los principales factores de riesgo que padecen las personas desempleadas sobretodo de larga duración. Las posibilidades de padecer obesidad estando desempleado aumentan considerablemente cuanto mayor es la edad de la persona y cuanto mayor es el periodo que se está desempleado. En relación al sexo, los hombres parecen tener un riesgo ligeramente superior de acumular peso estando desempleados que las mujeres, un 50,1% frente a un 40,4%.

“Empieza a ser cada vez más frecuente encontrarnos con casos en los que personas que partían de una situación de sobrepeso, han aumentado su exceso de peso como consecuencia de la inactividad y vida más sedentaria a la que se han visto obligados durante una etapa de desempleo de larga duración”, alertan los doctores.

Tras un tratamiento se produce una mejoría notable del estado físico y anímico

Por otro lado, Sonia Oliva psicóloga del Centro Médico Teknon, añade que “además de perder peso, los pacientes que han realizado programas médicos supervisados para la pérdida de peso como el tratamiento de balón intragástrico o la reducción de estómago mediante cirugía endoluminal, combinado en ambos casos con apoyo psicológico y nutricional, han mejorado notablemente su estado de salud en general tanto desde el punto de vista físico como desde el punto de vista anímico y psicológico. De esta forma mejoran su autoestima y por lo tanto suelen tener mayor motivación en la búsqueda de nuevas oportunidades laborales”.