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La inhibición de un receptor de azúcares protege contra los efectos negativos de un ictus cerebral

Una investigación en la que ha participado el Consejo Superior de Investigaciones Científicas ha descubierto que el receptor de azúcares lectina MBL juega un papel fundamental en los daños cerebrales asociados al infarto cerebral, con lo que su inhibición podría proteger al cerebro afectado por esta dolencia.

“Esta proteína, que también reconoce e interacciona con el azúcar manosa, juega un papel fundamental en los primeros pasos de la activación de la cascada de procesos involucrados en el daño cerebral asociado a un ictus”, señala el investigador del Instituto de Investigaciones Químicas (centro mixto del CSIC y la Universidad de Sevilla), Javier Rojo, quien participa en el estudio.

En el trabajo, publicado en la revista Circulation, se considera a la lectina MBL como “una diana terapéutica de amplia acción en accidentes cerebrovasculares”. Hasta ahora, el tratamiento más común frente a un infarto cerebral consiste en la destrucción del trombo.

No obstante, Rojo opina que se trata de “un remedio insuficiente, ya que su efecto es sólo eficaz durante las tres o cuatro horas después del suceso, tras lo cual, los daños serían irreversibles; sin embargo, esta nueva estrategia terapéutica podría aplicarse incluso más de 24 horas después de que haya tenido lugar el accidente cerebrovascular lo que permitiría una mayor capacidad de actuación”.

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Dieta equilibrada, ejercicio y dejar de fumar, las mejores armas contra los infartos

La dieta equilibrada, el ejercicio físico y dejar de fumar reducen en hasta un 80 por ciento el riesgo de infarto, según aseguran los expertos de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y la Fundación Española del Corazón (FEC).

En concreto, y debido a que “la inmensa mayoría de enfermedades cardiovasculares son prevenibles”, los expertos de ambas organizaciones apuestan por una alimentación rica en frutas y verduras, además de por la práctica deportiva y la cesación del hábito tabáquico.

Si se lleva a cabo este estilo, pueden verse mejorados datos como los que expone el Instituto Nacional de Estadística (INE), que señala que las enfermedades cardiovasculares “continúan siendo la primera causa de muerte en España, por encima del cáncer y de las enfermedades respiratorias”. Así, éstas “son las causantes del 30,5 por ciento de los fallecimientos”, lo que se traduce en “unas 118.313 muertes anuales en España y más de 17 millones en todo el mundo”, explican.

Por su parte, las patologías cerebrovasculares causaron un total de 28.855 muertes en 2011, cifra que “representa un 24,38 por ciento de los fallecimientos por causas cardiovasculares”, aseguran. Una de ellas es el ictus, que significó el deceso durante ese año de 16.703 mujeres y 12.152 hombres.

Acudiendo a los datos de fallecimientos por infarto de miocardio, se observa que 18.101 personas perdieron la vida por este evento. De todos ellos, el 90 por ciento se asocia a factores de riesgo clásicos conocidos y fácilmente modificables y prevenibles, como son “la hipertensión, el colesterol elevado, el tabaquismo, la diabetes y la obesidad”, indican.

Los factores de riesgo más preocupante son la diabetes y la obesidad

A juicio del presidente de la sección de Riesgo Vascular y Rehabilitación Cardiaca de la SEC, el doctor Enrique Galve, los factores más preocupantes son la diabetes y la obesidad, “estrechamente relacionados con la mala nutrición”. Para él, la sociedad “ha pasado de un modelo de alimentación basado en los productos naturales a la comida rápida y los productos precocinados”.

Otro causante de estas enfermedades es el tabaco, del cual la mujer ha incrementado su consumo en los últimos 30 años. Esta coyuntura “provocará a la larga un incremento de enfermedades coronarias en el caso del género femenino”, sostiene.

Por otro lado, el sedentarismo juega un papel importante “en la alteración de las cifras de la presión arterial, el colesterol, los lípidos en sangre, la obesidad y la diabetes”. Su eliminación, junto al resto de recomendaciones, mejoraría estos aspectos.

Además, mantener una vida activa erradicaría la obesidad, siendo “la obesidad abdominal la más peligrosa”. Por ello, Galve indica que “la medida de la cintura de los hombres no debe exceder de los 102 centímetros, mientras que las mujeres no deben tener más de 88 centímetros”.

Por último, el especialista advierte de los factores de riesgo no clásicos, entre los que señala a la apnea del sueño, el estrés o el consumo de drogas. Para él, es necesario acudir al médico cada cierto tiempo “para conocer los factores de riesgo de cada uno”.

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La mitad de los pacientes que ha sufrido una fractura osteoporótica tendrá otra en 10 años

El 50 por ciento de pacientes que ha sufrido una fractura osteoporótica tendrá otra en los 10 años siguientes, según ha asegurado la reumatóloga del Hospital Clínic de Barcelona, Pilar Peris Bernal, durante el Curso de Osteoporosis, organizado por la Sociedad Española de Reumatología (SER) con la colaboración de Amgen.

Se trata de una enfermedad esquelética que produce un aumento de la fragilidad ósea que predispone a un incremento de riesgo de fracturas. Por este motivo, según ha explicado la experta, en estos pacientes está “especialmente” indicado iniciar el tratamiento antiosteoporótico.

Y es que, a su entender, uno de los principales problemas en esta patología reumática es que a pesar del amplio número de fracturas que se producen cada año en España–se estiman 25.000 fracturas osteoporóticas anuales- sólo un 25 por ciento de los pacientes con osteoporosis cumple con el tratamiento indicado por su médico un año después de haberlo iniciado.

Asimismo, los expertos reunidos en este encuentro han coincidido en señalar que, con estos datos, la meta está en mejorar la comunicación con el paciente con el fin de garantizar una mayor adherencia al tratamiento.

De hecho, entre los principales motivos del abandono, se encuentra la duración prolongada del proceso, la complejidad y a veces incomodidad a la hora de administrar algunas de las terapias, e incluso el temor de algunos pacientes a que los fármacos puedan provocar efectos secundarios.

Por este motivo, Peris ha destacado la necesidad de que se realice un abordaje multidisciplinar de esta patología. “Es fundamental la colaboración con otros especialistas, no sólo en la identificación de los pacientes con mayor riesgo de presentar complicaciones asociadas a este proceso, especialmente fracturas, sino también en su abordaje terapéutico”, ha apostillado.

Estas mismas declaraciones han sido corroboradas por el reumatólogo del Hospital Universitario La Princesa (Madrid) y presidente de la Sociedad de Reumatología de la Comunidad de Madrid (SORCOM), Santos Castañeda Sanz, quien ha asegurado que la relación del reumatólogo con los profesionales de Atención Primaria es “clave”, puesto que ellos son en primera instancia los que tienen en su mano la detección precoz de las personas con riesgo de sufrir fractura por osteoporosis.

Del mismo modo, ambos especialistas han recordado que el reumatólogo es el profesional de referencia para esta patología reumática dado que está “altamente experimentado” en el manejo de la osteoporosis, tanto en la identificación de los pacientes de alto riesgo, como en el tratamiento y en el manejo de las limitaciones funcionales asociadas.

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Vinculan niveles de atención bajos con malos hábitos alimenticios en niños entre 4 y 6 años

Un estudio publicado en The Open Nutrition Journal, analiza por primera vez la relación existente entre la conducta malcomedora, los niveles de atención, el nivel de irritabilidad de la familia y la ingesta nutricional en niños españoles. El estudio, realizado con la colaboración de Abbott, se ha llevado a cabo en siete colegios de Madrid con 1.101 niños en edades comprendidas entre los 3 y los 6 años.

El estudio ha determinado que los niños entre 4 y 6 años considerados malcomedores (el 70% de la muestra), tenían un nivel de atención significativamente bajo respecto a aquellos niños que comían de manera saludable. Más de la mitad de los niños mayores pertenecientes al grupo de los malcomedores (5-6 años) alcanzaron los niveles de atención más bajos, es en este caso cuando los expertos recomiendan la intervención de un psicólogo.

Según el Dr. Luis Ros, coordinador del estudio y jefe de la unidad de Gastroenterología y Nutrición Infantil del Hospital Miguel Servet de Zaragoza, “La evidencia científica vincula la malnutrición a un déficit del desarrollo cognitivo. Incluso en niños de países desarrollados existe una relación entre los malos hábitos alimentarios y un rendimiento escolar pobre”, añade el Dr. Ros.

El objetivo de este estudio seccional cruzado multicéntrico era determinar si existían diferencias entre los niños malcomedores y los que comían de manera saludable en cuanto a su atención, los niveles de irritabilidad de las familias y la ingesta nutricional de los niños. Los niños fueron clasificados en dos grupos: los considerados malcomedores y los que comían de manera saludable. Los niños malcomedores fueron definidos como aquellos que ingerían menos de un 65% de las cantidades diarias recomendadas de entre 4 y 6 grupos de alimentos. Los grupos eran carnes (que incluye huevos y pescado), verduras, frutas, lácteos, carbohidratos y legumbres.

Diferencias en los niveles de atención

Una de las principales conclusiones fue que no existían diferencias significativas en cuanto al nivel de atención de los dos grupos de niños, los malcomedores y los que comían de manera saludable, salvo en los grupos de más edad, lo que representaba el 70% de la muestra (788 niños).

Lo interesante es que entre los 4 y los 6 años de edad se apreciaba una tendencia a que un mayor número de niños mal comedores puntuara más bajo en los niveles de atención establecidos; es en ese momento cuando se recomienda la intervención de un psicólogo. Esta tendencia se vio aumentada en más de un 50% en el grupo de niños malcomedores de entre 5 y 6 años. Los niños que puntuaban más bajo en estos niveles de atención habían ingerido cantidades significativamente más bajas de alimentos del grupo de los lácteos y del grupo del pescado, la carne y los huevos que los niños que habían puntuado más alto en los niveles de atención.

“La puntuación más baja en los niveles de atención en el grupo de más edad podría deberse al efecto acumulativo de los malos hábitos alimenticios y a los déficits nutricionales derivados de ellos, lo que deberá investigarse en profundidad”, afirma el Dr. Ros.

Diferencias en los hábitos alimenticios

El estudio ofrece además una valiosa información sobre las diferencias entre los hábitos alimenticios de los niños mal comedores y los de los niños que comían de manera saludable. En especial sobre los mal comedores: son quisquillosos con la comida, no disfrutan probando nuevos alimentos, y es probable que los rechacen y que decidan que no les gustan sin haberlos probado siquiera; no les gusta comer; prefieren beber a comer; y se sienten llenos rápidamente.

Consecuencias a corto y a largo plazo derivadas de los malos hábitos alimenticios

La posibilidad de que haya consecuencias a corto y a largo plazo derivadas de los malos hábitos alimentarios es real. A corto plazo pueden producirse deficiencias nutricionales, como niveles bajos de energía y proteínas o micronutrientes; ingesta de frutas, verduras y carnes inferiores a las recomendadas; o menos vitaminas y minerales de los recomendados. Además puede producirse un menor crecimiento, ya que algunas investigaciones demuestran que los niños malcomedores tienen una estatura más baja y un menor peso corporal.

Una posible consecuencia a largo plazo de la conducta mal comedora es un menor rendimiento cognitivo (dificultades para realizar pruebas que requieran atención, dificultades de memoria, percepción visual, comprensión verbal y otros importantes procesos cognitivos).

La irritabilidad de las familias

El estudio muestra que existe una estrecha relación entre malos hábitos alimentarios de los niños y el estrés de la familia a la hora de las comidas. Unos niveles altos de irritabilidad en los padres pueden tener consecuencias negativas a largo plazo en el comportamiento de los niños ya que podrían empeorar sus hábitos alimentarios en el futuro.

Este estudio demuestra la importancia que tiene trabajar con los niños malcomedores y sus familias para ayudar a prevenir futuros problemas con las comidas. Gestionar las dificultades de forma sosegada y comprensiva animará a los padres a desarrollar estrategias para conseguir que sus hijos tengan buenos hábitos alimentarios.

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El nivel educativo de los padres determina la alimentación de los hijos

Un grupo internacional de expertos de ocho países europeos ha analizado si existe alguna relación entre el nivel educativo de los padres y la frecuencia con la que sus niños consumen alimentos vinculados con el sobrepeso.

El estudio Identificación y prevención de los efectos sobre la salud inducidos por la dieta y el estilo de vida en niños (IDEFICS, por sus siglas en inglés) incluye datos de 14.426 niños de entre dos y nueve años procedentes de ocho países europeos: Italia, Estonia, Chipre, Bélgica, Suecia, Hungría, Alemania y España.

Los resultados, publicados en la revista Public Health Nutrition, confirman que los padres con menos estudios dan a sus hijos alimentos ricos en azúcares y grasas más frecuentemente que los que poseen un nivel educativo superior, que dan de comer a sus niños más productos de alta calidad nutricional, como verduras, frutas, pasta, arroz y pan integral.

“Las mayores diferencias entre familias de distintos niveles educativos se observaron en el consumo de frutas, verduras y bebidas azucaradas”, explica Juan Miguel Fernández Alvira, autor del trabajo e investigador de la Universidad de Zaragoza.

Para los autores, esto resulta en un mayor riesgo de desarrollar sobrepeso y obesidad en los niños procedentes de estratos socioculturales menos favorecidos.

“Los programas de prevención de la obesidad infantil a través de la promoción de una alimentación saludable deberían abordar de manera especial y específica aquellos grupos socioeconómicamente desfavorecidos, con el objetivo de minimizar las desigualdades de salud”, concluye Fernández Alvira.

Nutrición en los niños

La infancia -de los dos a los catorce años- es un periodo de crecimiento en el que aumentan las exigencias de energía y nutrientes. Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud alerta de la importancia de controlar la alimentación de los más pequeños, puesto que alrededor de 40 millones de niños menores de cinco años tenían sobrepeso en 2010.

En realidad, las recomendaciones para los niños mayores de dos años no son muy diferentes de las que se aplican a los adultos. Se deben incluir en su dieta cereales, frutas y verduras, productos lácteos, carnes magras, pescado, aves, huevos y frutos secos.

Los dietistas y nutricionistas recomiendan a los padres que ofrezcan una amplia variedad de alimentos y que eviten usar la comida como un método para premiar o castigar un comportamiento. Los expertos creen que a estas edades ya se puede decidir qué porción tomar, siempre y cuando los alimentos sean sanos y nutritivos.

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Desarrollan un inmunosensor para diagnosticar la celiaquía

Investigadores de la Universidad de Oviedo han desarrollado el primer inmunosensor para el diagnóstico precoz de la enfermedad celiaca. El test, que evita procedimientos invasivos, permite detectar, con una mínima cantidad de suero del paciente, los dos biomarcadores que determinan la presencia de la enfermedad.

Así, el chip de análisis químico fue concebido para que el test se realizara en neonatos y tener confirmada la presencia de la enfermedad desde el primer momento.

Esta tecnología de diagnóstico permite evitar procedimientos invasivos e incómodos para el paciente y también supone un sustancial ahorro de costes. Las estadísticas más conservadoras señalan que alrededor del uno por ciento de la población española padece la enfermedad celiaca y un alto porcentaje de ellos no están diagnosticados.

El sistema de diagnóstico desarrollado por los investigadores de la Universidad de Oviedo permitiría simplificar de manera muy significativa el proceso para saber si un paciente es o no celiaco.

La tesis de Marta Pereira da Silva, estudiante de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Oporto, que fue dirigida por el catedrático de Química Analítica de la Universidad de Oviedo, Agustín García Costa, fue una de las bases del trabajo.

El chip diseñado para el diagnóstico ha sido promovido y apoyado por el Servicio de Inmunología del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) y por la empresa Health Sens, creada en septiembre de 2009 como fruto de la colaboración entre la Universidad y el Hospital, según indican desde la institución académica asturiana en nota de prensa.

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Distintos tipos de grasa corporal

La obesidad es un exceso de grasa corporal que se encuentra asociado en muchas ocasiones al desarrollo de patologías metabólicas o de otras patologías.

Es bien conocido que en el organismo se han identificado dos tipos de tejido adiposo, el blanco y el pardo. Ambos son diferentes, no solamente por el color que les da nombre, sino que tienen profundas diferencias morfológicas, genéticas y funcionales, e incluso su origen es diferente.

El tejido adiposo blanco se encuentra situado en depósitos subcutáneos o viscerales, y la grasa parda se localiza fundamentalmente en la región axilar y cervical.

Diferencias morfológicas

La morfología es diferente. Los adipocitos blancos son más grandes pero sobre todo hay una diferencia morfológica importante, que es que los blancos tienen un gran gota lipídica que ocupa casi todo el citoplasma, son uniloculares; en cambio los pardos son multiloculares, están compuestos por pequeñas gotitas de grasa en su interior. Hay diferencias en cuanto a la irrigación, el pardo tiene mayor irrigación que el blanco. Y sobre todo tienen una gran diferencia en el número de mitocondrias, la grasa parda tienen un alto contenido en mitocondrias y eso junto a la mayor vascularización son los responsables de este color pardo.

Actualmente se ha visto que existen algunos depósitos, sobre todo en los blancos, en los que se ha identificado infiltración por adipocitos similares a los pardos, por tanto ha crecido el concepto de el órgano adiposo.

Diferencias funcionales

La función de estos dos tipos de tejido es diferente, el blanco es fundamentalmente un órgano de almacenamiento de energía, en forma de triglicéridos, y también es el lugar de reserva energética desde el cual se libera la energía cuando estamos en periodo de balance energético negativo.

Y desde hace unos 20 años sabemos también que el tejido adiposo blanco es un importante órgano secretor de moléculas implicadas en la regulación de múltiples funciones, por ejemplo hormonas implicadas en la regulación del apetito y del balance energético como la leptina, u hormonas implicadas en la regulación de la sensibilidad a la insulina como la adiponectina, citoquinas inflamatorias, etc. Es decir, es un órgano muy importante que mediante la secreción de estas moléculas regula funciones de otros órganos o tejidos del organismo. No es un mero reservorio energético.

El tejido adiposo pardo también tiene capacidad para acumular grasa, pero su principal función es la termogénesis. Tiene capacidad para disipar la energía en forma de calor gracias a la existencia en sus mitocondrias de una proteína llamada UCP-1, que es una proteína desacoplante y lo que hace es disipar la energía en forma de calor. Por tanto los adipocitos pardos producen calor y por ello ayudan a contrarrestar la hipotermia y la obesidad, y pueden tener efectos beneficiosos para facilitar la disipación de energía en situaciones de obesidad y diabetes.

Algunos interrogantes: personas obesas pero metabólicamente sanas

Nos podemos hacer las siguientes preguntas: ¿están contribuyendo los genes y el secretoma (las proteínas secretadas por el tejido adiposo) a la susceptibilidad o resistencia a la obesidad que tenga la persona? La respuesta es que sí. Las personas que no producen leptina son obesas y las que tienen bajos niveles de adiponectina tienen una mayor insulinorresistencia.

Otra cuestión importante es que hay personas obesas que metabólicamente son sanas a pesar de que tienen una gran cantidad de tejido adiposo. Y también hay personas con peso normal que metabólicamente son obesas. ¿Qué es lo que contribuye a estas diferencias? ¿Puede tener algo que ver el tejido adiposo? Probablemente sí.

Actualmente se habla de que hay tejidos adiposos favorables o desfavorables, genotipos o fenotipos de tejido adiposo favorables o desfavorables. También se habla de que puede ser por la distinta capacidad de expansión del tejido adiposo entre unas personas y otras. Por tanto es importante a la hora de la nutrición personalizada en un futuro tener en cuenta estos factores.

Plasticidad del tejido adiposo. Adipocito beige

En experimentos en roedores hace años se vio como cuando se exponía a un animal delgado a la aclimatación al frío (exposición crónica al frío) su grasa blanca se convertía en una grasa más similar a la parda, porque el organismo de ese animal para aclimatarse al frío necesita generar energía, calor.

Por el contrario, cuando un animal se sometía a una dieta obesogénica durante un periodo largo lo que hacía era acumular el exceso de energía en los depósitos blancos, pero también se observaba una mayor conversión de adipocitos tipo blanco en los depósitos que inicialmente eran pardos, con lo cual parece que el tejido pardo se adapta para almacenar el exceso de energía.

Esto llevó a plantear la posibilidad de que existiera una capacidad de transdiferenciación de los adipocitos. ¿Puede haber células precursoras de los adipocitos blancos que dependiendo del estímulo al que se le someta se puedan trasformar en adipocitos pardos? Esto es lo que se piensa que puede estar ocurriendo, que en los depósitos blancos dependiendo del estímulo se conviertan en adipocitos similares a los pardos. Aparece el concepto de adipocitos beige (o brite, que significa brown in white), que son adipocitos similares a los pardos que están infiltrados al tejido adiposo blanco y que tienen, por tanto, propiedades termogénicas.

En un estudio reciente que apareció en la revista Cell se dice que los adipocitos beige son termogénicos y que se han identificado no sólo en roedores sino también en humanos. Los neonatos tienen una cantidad importante de grasa parda que les sirve para poder aclimatarse a la temperatura externa, después va disminuyendo el contenido de grasa parda (en la pubertad todavía hay actividad de la grasa parda) y en los adultos apenas hay grasa parda, sólo en la zona clavicular y rodeando a venas del cuello.

Por otros estudios también se sabe que el origen de ambas grasas es diferente. La grasa parda procede de unas células progenitoras de las que proceden las células musculares, en cambio la grasa blanca y beige procede de otras células progenitoras diferentes.

Perspectivas futuras

Se ha visto en roedores que estimular la conversión de la grasa blanca a adipocitos metabólicamente más activos, beige, que son termogénicos, puede ser una estrategia prometedora para el tratamiento de la obesidad y de sus complicaciones asociadas. Pero para ello es necesario entender los factores implicados en la formación y activación de la grasa beige y también identificar fármacos, nutrientes, compuesto bioactivos, etc., que sean capaces de activar este proceso en humanos.

Hoy sabemos que la exposición al frío, la activación beta-adrenérgica y los agonistas de PPAR gamma son capaces de inducir, al menos en roedores, esta transformación de adipocitos blancos en beige.

Y recientemente se ha identificado una hormona que libera el tejido muscular cuando se hace ejercicio, se llama irisina, que actúa sobre la grasa blanca facilitando la formación de adipocitos beige. Nos queda por saber si algunos nutrientes o compuesto bioactivos de los alimentos son también capaces de facilitar este proceso.

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Problemática en obesidad infantil

En un estudio del año 2012 se calculó la prevalencia en España para las distintas comunidades autónomas, por ejemplo en el País Vasco hay un 6% de obesidad y 16% de sobrepeso. Los datos son inferiores a los elevados del Sur y Este de España. En general al prevalencia de obesidad es entre 5-7 % en las regiones del Norte (incluida Madrid) y va creciendo en función del gradiente Norte-Sur.

La obesidad en general, como sabemos, es un gran problema de salud, ya que hay una tendencia en la sociedad a ir creciendo, como ha sucedido en EEUU. Además la obesidad infantil condiciona la morbilidad asociada a la edad adulta e incluso en algunos casos baja la expectativa de vida. Los niños obesos van a tener diabetes tipo II y sus expectativa de vida será menor que la de sus padres y abuelos.

La obesidad es el exceso de ingesta o el fracaso en el gasto energético (gastamos poco). En definitiva consumimos mucha más energía de la que gastamos.

Características de la dieta infantil

En la dieta de los niños y adolescentes encontramos excesos y carencias. Los excesos son en consumo de quesos grasos, carnes rojas y embutidos, frituras, pastelería, productos ricos en grasas animales y saturadas, y refrescos. Y en cambio hay carencias en pescados, legumbres, verduras y hortalizas, frutas frescas y cereales integrales. Todo esto también es extensible a los mayores porque los pequeños reflejan los hábitos de los mayores.

Tendríamos que mejorar limitando la comida basura, disminuyendo el tiempo dedicado a la televisión y a las pantallas, disminuyendo las raciones…

La mejor edad para crear hábitos correctos nutricionales es entre 6-9 años, en los mayores es más difícil cambiar los hábitos nutricionales.

La obesidad es poligénica y multifactorial

Las recomendaciones dietéticas dependen de razones culturales, zona geográfica, costumbres gastronómicas, condiciones socioeconómicas, pero también hay que hacer caso a la genética. Hay enfermedades monogénicas, sólo hay un gen alterado, y si damos la proteína que codifica ese gen el paciente mejora. En alimentación las cosas no son tan fáciles, en la obesidad hay miles de genes implicados, sobre todo hay muchos genes que regulan la ingesta. Es decir, la obesidad es poligénica y multifactorial.

En el futuro tal vez tengamos información sobre qué tipo de comida según los genes es mejor para cada uno, pero por ahora tenemos que ir poco a poco en función de la evidencia científica. Y lo más fácil es reconocer qué variantes genéticas se asocian con algún factor de riesgo, por ejemplo el colesterol elevado, la mayor acumulación de grasa corporal, etc.

Estudio EVASYON

Es un estudio de intervención en adolescentes obesos realizado en 5 ciudades de España. En este estudio se desarrolla, aplica y evalúa la eficacia de un programa terapéutico para adolecentes con sobrepeso y obesidad utilizando una aproximación integral que incluye educación nutricional y actividad física. Está desarrollado por equipos multidisciplinares en los que intervienen psicólogos, psiquiatras, dietistas, especialistas en ejercicio físico y pediatras.

El programa consistía en una restricción calórica con una dieta equilibrada. Las 10 primeras semanas el programa era intensivo, la dieta era cerrada y a partir de esa semana el adolescente podía elegir algunos elementos. Y se acompañaba de un programa de educación física pautado con visitas semanales, con juegos recreativos en común y se medía si había mejorado su fuerza física, su capacidad de resistencia, etc. También tenían ayuda psicológica. Y el seguimiento ha durado un año.

Eran unos 200 adolescentes y examinando en las células blancas de la sangre el ADN genómico (también se puede extraer de la saliva o por raspado bucal) se les han medido una serie de variantes genéticas, algunas relacionadas con el apetito, o con el tejido adiposo. Se estudiaron 9 variantes genéticas construyendo un score. Por ejemplo para una variante genética tan importante como en el gen FTO pueden tener un alelo A (alanina) o T (timina). Al sumar todas las variantes había individuos que tenían entre 6 -13 (el máximo número era 18, dos copias por cada una de las 9 variantes).

Lo que hemos visto es que en la pérdida de peso el cambio en el peso seguía una cierta tendencia, de manera que los individuos que tenían un score genético más alto perdían más peso porque partían, en parte, de mayor peso. Algo similar se ve en el porcentaje de masa grasa. Para los niños y adolescentes que están creciendo, el IMC no sirve, sino que se calcula el IMC según su edad, esto es la desviación estándar del IMC.

En resumen, lo más interesante es que hemos establecido una diferencia según si las personas tenían un score genético bajo (menos de 9) o alto (por encima de 9) y hemos visto la asociación que existía entre tener ese score genético con los parámetros bioquímicos después de la pérdida de peso. Los resultados muestran que en los que tienen baja carga genética de obesidad casi todas las medidas bioquímicas son más favorables: tienen mayor cambio en la leptina, en la glucosa, en el colesterol y en las apolipoproteínas. A igualdad de pérdida de peso los parámetros bioquímicos son más favorables cuando tiene una carga genética baja.

En cambio si tienes una carga genética alta la pérdida de peso no es tan favorable. Es decir, se ve que la pérdida de peso no es igual para todo el mundo, sino que si tienes una carga genética alta los beneficios de la pérdida de peso se van a disfrutar menos.

La importancia del estilo de vida saludable

Para terminar decir que en la obesidad y en los programas de pérdida de peso tendremos que tener en cuenta las variantes genéticas, las marcas epigenéticas y, por supuesto, los factores del estilo de vida.

En la literatura estamos viendo como se estudian cada vez mejor las interacciones entre las variantes genéticas y, por ejemplo, el ejercicio físico. En un trabajo reciente con más de 250.000 sujetos se ve que la actividad física es buena para prevenir la obesidad independientemente de la variante genética que se tenga. Éste es un mensaje interesante: las variantes genéticas pueden ser desfavorables pero casi siempre un estilo de vida saludable va a beneficiar.

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Alimentar emociones favoreciendo la chispa interior

El rendimiento de los niños depende mucho de que hayan desayunado bien o no, y también si han dormido bien o no. De la misma forma hemos visto en la clínica muchos casos, sobre todo de crisis depresivas, en las que nos damos cuenta que la alimentación suele ser muy determinante. Cuando preguntábamos si en los últimos meses el paciente había hecho algún tipo de dieta en un porcentaje altísimo nos encontrábamos que así era. Empezamos a ver esa correlación y nos dimos cuenta que los alimentos influyen mucho, para bien y para mal. No podemos pensar que tomando café y unos bollos podemos estar bien.

Me gustaría empezar diciendo que sin felicidad no hay motivación, sin felicidad hay pocos recursos para superar las dificultades que tenemos hoy en día. Sin motivación no comeremos bien, no estaremos bien con las personas que están a nuestro alrededor, no nos querremos lo suficiente.

La satisfacción vital es una especie de equilibro entre la emociones positivas y negativas. En muchas empresas hay una gerencia de la motivación porque se han dado cuenta que cuanto más feliz es la gente, mejor ambiente laboral, mejor trabajan y mejor se encuentran. Y los psicólogos hemos visto como efectivamente la motivación influye a nivel de organización en que la productividad es más alta cuando los trabajadores están motivados, que la tasa de absentismo es más baja y que la retención del talento es mayor. Asimismo en la persona vemos que los ingresos suben a mayor motivación, el éxito y el desarrollo son más altos y es mayor la proyección de su carrera.

Desarrollo de la inteligencia emocional

¿Cómo desarrollamos la inteligencia emocional sabiendo que es una forma fundamental para desarrollar nuestras emociones? La inteligencia emocional es conocernos en profundidad, conocer cómo son las personas que nos rodean, cómo podemos relacionarnos con ellas, cómo saber, por ejemplo, cuándo hay que desactivar tensiones, cuándo hay que llegar a acuerdos, desarrollar al máximo nuestra creatividad, nuestro buen ánimo y esa capacidad de liderazgo que todos tenemos y no sentirnos mal en situaciones de mucha presión, ir por delante de los acontecimientos, tener claro que el objetivo final de nuestra vida, y el que debe mover siempre nuestros impulsos y acciones, es la felicidad.

Pero esa inteligencia emocional obedece a unos principios básicos. Lo más importante es que sepamos conocernos y autocontrolar las emociones negativas, que sepamos comunicar, que seamos proactivos y que alcancemos los objetivos que realmente queremos, pero siempre bajo unos principios éticos. Sino no estaríamos practicando la inteligencia emocional, sino la manipulación (que muchos lo confunden).

En la inteligencia emocional sana sabemos que nuestras emociones y nuestro rendimiento están muy condicionados por nuestros alimentos.

La importancia de un buen desayuno

Un buen desayuno está compuesto por lácteos (leche y queso); cereales, de bajo índice glucémico (pan integral, avena); la fruta natural; y también jamón cocido. Son básicamente alimentos con proteína animal que producían una mejora (según Mahoney y colaboradores) de la creatividad, resistencia física, capacidad matemática, en la memoria a corto plazo y en el estado de ánimo. Y por el contrario cuando no se cumple, los niños se encuentran peor, más débiles, y sobre todo con peor ánimo. Y la resistencia es infinitamente menor.

En un estudio alemán se compararon los niños con este tipo de alimentación y niños con un desayuno más flojo y se dieron cuenta que los primeros tenían mejor actitud, rendimiento y mejor ánimo. Y muy recientemente se ha demostrado que esa buena alimentación en el desayuno aumenta el cociente intelectual, que es muy poco entrenable. Los que desayunan adecuadamente como media tienen 114,9 y en cambio las personas que tienen el mismo potencial intelectual pero que desayunan peor tienen cuatro puntos menos de CI: 110,6 .

En otros estudios hemos visto cómo influye en los síntomas depresivos. En las personas que están bien alimentados (la alimentación mediterránea es la mejor) el porcentaje de personas con depresión es bajo, un 8,8 frente 16,5 en las personas que están deficientemente alimentadas. Si miramos los síntomas relacionados con el suicidio, en las personas que están suficientemente alimentadas los pensamientos relacionados con la muerte, deseos de morir, ideación suicida o intentos de suicidio, baja a un 37,3% mientras que es el doble en las personas insuficientemente alimentadas.

Alimentación y estados depresivos

En España la prevalencia de la depresión es de un 4% y la media del consumo de pescado es de 28 Kilos. El consumo de pescado y todos sus ácidos buenos (que se pueden tomar como suplementos) nos indica que países como Japón, donde el consumo de pescado es altísimo, el índice de depresiones mayores es muy bajo.

Las personas que quieren hacer dietas (y la mayoría de los adultos han hecho dieta alguna vez en su vida) tienen que ingerir menos calorías de las que gastamos. Las dietas que son bajas en hidratos de carbono, al principio producen un mejor estado de ánimo pero inmediatamente el estado de ánimo empieza a bajar y llega un momento en que es igual al principio. Es decir las dietas bajas en hidratos de carbono tienen un efecto que con el tiempo se va difuminando. Sin embargo las dietas bajas en grasa al principio ocurre lo mismo, hay un pequeño repunte y después vuelven a bajar, es decir, volvemos a tener mejor estado de ánimo. Por lo tanto hay que hacer dieta baja en grasas pero no baja en hidratos de carbono.

La alimentación equilibrada de todos los componentes básicos produce mejoras en pacientes deprimidos y en bipolares. También facilita el afrontamiento de situaciones de estrés en personas especialmente vulnerables, reduce la hostilidad y la agresividad. Y la alimentación equilibrada también mejora el estado de ánimo de las personas sanas.

¿Qué ocurre cuando tenemos un estado de ánimo bajo, cuando estamos débiles emocionalmente? Tendemos a seleccionar una serie de alimentos que son muy negativos, son altos en grasas, y altos en azúcares, que en ese momento liberan una serie de endorfinas, incrementan un poco la serotonina, y tenemos la sensación de que nos sentimos mejor porque hay una reducción inicial del malestar. Pero inmediatamente después volvemos a sentirnos peor, la serotonina baja, hay una sensación de baja energía y volvemos al estado de ánimo bajo, y de nuevo volvemos a alimentarnos mal. Debemos dejar esa rueda.

Cuando estemos mal lo primero que tenemos que pensar es que hay muchas cosas en la vida por las que tenemos que estar bien; segundo, podemos comer bien; tercero, que hay personas que nos van a ayudar; cuarto, que cuando estemos fatal tenemos a los psicólogos que nos pueden ayudar; y por último debemos dormir y hacer ejercicio.

Hay que dividir las comidas del día en cinco o seis, disfrutar del proceso, de la compañía, beber suficiente líquido, tomar hidratos de carbono especialmente de bajo índice glucémico como la pasta y el arroz integral, y asegurarse de que se toman suficientes minerales (hierro, magnesio, selenio) y vitaminas (especialmente la vitamina B) y ácidos grasos omega 3. Si además comemos en compañía y buen humor nos vamos a sentir mucho mejor.

Desde el punto de vista psicológico podemos tener una buena o mala actitud ante la vida. Hemos de ser conscientes de que eso depende de nosotros (y además no cuesta dinero). La ilusión va a ser siempre nuestro principal baluarte, el mejor recurso, y nuestro mejor aliado ante las adversidades. La felicidad existe, no hay que comprarla, pero sí que hay que saber conquistarla. Somos los autores de nuestra felicidad (los niños lo entienden muy bien, en cambio a los adultos les cuesta asimilarlo). La actitud con la que vivamos nuestras vidas va a determinar nuestro éxito o nuestro fracaso.

Quién controla sus pensamientos controla su vida

Hay gente que piensa que es imposible sentirse bien cuando las circunstancias que nos rodean son difíciles. En realidad las circunstancias condicionan mucho a algunas personas, menos a otras, e incluso a algunas les sirve de estímulo. Ésta es la gran diferencia.

No es verdad que el hombre es él y sus circunstancias. Que nos encontremos bien nos puede ayudar pero básicamente depende de nosotros, porque lo importante es como interpretamos la vida. Y os pediría que cuando os encontréis mal intentéis cazar como al vuelo lo que estáis pensando. La mayoría de las veces estamos teniendo pensamientos muy negativos que en muchas ocasiones además no son realistas pero que saltan automáticamente. Y esos pensamientos son los que realmente nos hacen sentirnos tan mal. Sentimos en función de lo que pensamos, no de lo que está pasando.

Hay países que están mucho peor que nosotros, en condiciones infrahumanas y sin embargo son más felices. La felicidad depende de nosotros y de que empecemos a interpretar bien lo que ocurre en nuestra vida. Siempre podemos ver las cosas de una manera o de otra. Y al final cuando alguien tenga duda puede probar con el diálogo socrático. Por ejemplo, en la afirmación “para sentirme bien tengo que matar a mi jefe”, lo que dice Sócrates es: ¿qué pruebas tienes de que esa es la mejor solución?; ¿qué ley lo dice?; ¿no hay otras posibilidades?; ¿qué gano pensando de esa manera? (la respuesta es sentirnos fatal); ¿qué ganaría pensando de otra forma?; y en cualquier caso ¿qué es lo peor que podría suceder?

Autocontrol

Primero es importante que nos conozcamos y luego que sepamos qué queremos controlar para ser las personas que queremos ser. Al final la diferencia entre una persona que triunfa en la vida y otra que fracasa no es tanto su potencial intelectual sino la capacidad que tiene para controlar sus emociones y para influir en las emociones de las personas que nos rodean. Y eso es algo que también podemos conseguir.

El cerebro obedece nuestras órdenes, alimenta los pensamientos positivos y racionales, y destierra aquellos que nos producen desesperanza.

Pero las personas que no saben controlar sus pensamientos lo que hacen es que conviven siempre con sufrimiento. El 95% de las veces que sufrimos lo hacemos innecesariamente. Cuando la persona ya está bien y los psicólogos le preguntamos si estaba justificado su sufrimiento sólo en casos de pérdida de ser querido o de tragedias importantes nos dicen que estaba justificado. Sin embargo la mayoría de las veces sufrimos por cosas que no merecen tal sufrimiento. Y esto podemos evitarlo aunque la mayoría de las veces no sabemos cómo hacerlo.

La queja sólo nos va a llevar a la desolación, no debemos alimentar la queja y los rumores porque nos contaminan. Ser dueños de nuestra vida al final significa ser dueños de nuestras emociones, y esto no lo debemos dejar en manos de los demás, por mucho que los demás nos quieran. A veces lo importante no es tanto lo que pasa, la mayoría de las veces las emociones que alimentamos son negativas porque interpretamos mal, y aquí es donde podemos tener mucha dificultades. Lo importante no es lo que está pasando sino lo que cada uno ve. Ante la misma situación unos se lo toman con humor, otros con miedo, y otros con autocontrol emocional. Funcionamos mucho por estereotipos y éste es uno de los problemas fundamentales.

Sentido del humor

En las situaciones complicadas el humor siempre va a ser nuestro principal aliado. Pero siempre con empática, poniéndonos en el lugar del otro. El humor enamora, impacta, entusiasma, ilusiona y siempre nos reporta alegría y felicidad.

La espontaneidad y la creatividad también son claves y la mayoría de veces el humor derriba las principales barreras.

Asertividad

Contra la adversidad se necesita inteligencia emocional y asertividad (capacidad para autoafirmarnos). La inteligencia emocional nos ayuda a saber lo que necesitamos cambiar y nos proporciona los medios para que lo podamos hacer. La asertividad es, básicamente, decir las cosas que queremos decir de la forma adecuada, en el momento oportuno y con la habilidad de que el otro, lejos de molestarse, se sienta cercano pero sin ningún tipo de manipulación. Lo peor es la gente que no se atreve a explicar lo que siente y que no sabe decir que no. Y éstas son personas manipulables y de adulto al darse cuenta de que les manipulan se sienten muy mal. Debemos sugerir y argumentar pero sin imponer. No debemos pensar que sólo nosotros tenemos razón. Para que la comunicación vaya bien lo primero es sentirse escuchado porque así la persona se siente comprendida.

Trabajemos nuestra inteligencia emocional para que no se haga más pequeña que la que tienen nuestros hijos. Cualquier obstáculo en la vida hay que intentarlo tomar como una oportunidad, una de las peores cosas es el miedo. El miedo no alimenta nuestras emociones positivas sino que nos debilita, nos llenan de inseguridad y nos paraliza. Hay que sobreponerse ante la adversidad, luchar por superar nuestras dificultades y el miedo sólo se combate haciendo las cosas que mantienen ese miedo.

Mantenernos activos

Nos tenemos que mantener activos y asegurarnos de incorporar actividades saludables a nuestra vida con ejercicios como ser positivos, objetivos, aprender a querernos a nosotros mismos, asumir los problemas, no exigirse al máximo, ponerse metas alcanzables, no tener miedo al fracaso, aceptarse físicamente, no dejar las cosas para mañana y dar importancia a las pequeñas cosas de la vida.

Se hizo un estudio para ver las diferencias entre tres grupos de personas, unas que se fijaban en aspectos positivos, otras que les daba lo mismo, y otras en lo negativo ¿y quién se sintió mas feliz? Hay que buscar apoyos, aprovechar las oportunidades, vivir el presente, no compararnos con los demás, desarrollar el sentido del humor, controlar los sentimientos malos (los buenos disfrutarlos), planear actividades (se ha visto que la felicidad no es comprar cosas, pero si a veces comprar situaciones, por ejemplo un viaje), hacer ejercicio físico y tener esperanza.

El valor del autorrefuerzo

El hecho de premiarnos influye directamente en nuestro estado emocional. Y a los niños hay que apoyarles cuando algo les ha salido mal porque es cuando más lo necesitan. El mejor elemento de motivación es la motivación interna.

Alimentemos nuestras emociones, actuemos con sensibilidad e inteligencia emocional. Lo importante, en realidad, no es lo que piensen los demás sino lo que pensamos nosotros de nosotros mismos. Por lo tanto, el verdadero hombre inteligente es el que aparenta ser tonto delante de un tonto que aparenta ser inteligente.

Conclusiones

Sólo el que sabe observar como un niño responderá con la generosidad de un adulto.

Ya nos decía Pitágoras: “Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres”.

Y la reflexión final sería: no ganas cuando impones, avanzas cuando convences, y conquistas cuando eres capaz de motivar.

La principal motivación es interna pero para eso necesitamos un buen equilibrio entre lo que hacemos y lo que decimos.

Si queremos que nuestro cerebro responda bien alimentémosle bien, despertémonos por las mañana con buen ánimo, estemos siempre dispuestos a generar buen humor, cuidémonos a nosotros mismos, hagamos mucho ejercicio, intentemos ponernos mentalmente pequeñas metas que podamos alcanzar y no le demos órdenes cruzadas, porque entonces se vuelve loco.

Atribuyen 180.000 muertes en el mundo al abuso de bebidas azucaradas

Bebidas azucaradas gaseosas, deportivas y jugos de fruta pueden estar asociadas con alrededor de 180.000 muertes en todo el mundo cada año, según un estudio presentado en las sesiones científicas de 2013 sobre Epidemiología, Prevención/Nutrición, Actividad Física y Metabolismo de la Asociación Americana del Corazón.

Las bebidas azucaradas son consumidas en todo el mundo y contribuyen al exceso de peso, lo que aumenta el riesgo de desarrollar diabetes, enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer. Con datos recopilados en 2010 para el Estudio de la Carga Global de las Enfermedades, los investigadores vincularon el consumo de bebidas endulzadas con azúcar a 133.000 muertes por diabetes, 44.000 muertes por enfermedades cardiovasculares y 6.000 muertes por cáncer.

El 78 por ciento de estos fallecimientos que se debieron a un exceso de consumo de bebidas azucaradas fueron en los países de bajos y medianos ingresos, en lugar de países de altos ingresos. “En Estados Unidos, nuestra investigación muestra que alrededor de 25.000 muertes en 2010 estaban relacionadas con el consumo bebidas azucaradas”, dijo Gitanjali M. Singh, coautor del estudio e investigador postdoctoral en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard en Boston, Massachusets (Estados Unidos).

Los investigadores calcularon las cantidades de ingesta de bebidas endulzadas con azúcar en todo el mundo, por edad y sexo, los efectos de este consumo sobre la obesidad y la diabetes, y el impacto de la obesidad y las muertes relacionadas con la diabetes. De nueve regiones del mundo, América Latina/Caribe tenía la mayoría de las muertes por diabetes (38.000) relacionados con el consumo de bebidas endulzadas con azúcar en 2010.

Por su parte, la zona del Este/Eurasia Central registró el mayor número de muertes cardiovasculares (11.000) relacionadas con el consumo de bebidas azucaradas en 2010 y entre los 15 países más poblados del mundo, México, uno de los de mayor ingesta per cápita de bebidas azucaradas en el mundo, tuvo el mayor índice de mortalidad debido al consumo de estos líquidos, con 318 muertes por cada millón de adultos vinculados al azúcar de bebidas endulzadas.

Japón, uno de los países con menor consumo per cápita de bebidas azucaradas, tuvo la tasa más baja de mortalidad asociada con la ingesta de bebidas azucaradas, en alrededor de 10 muertes por cada millón de adultos.

“Al basarnos en las muertes por enfermedades crónicas, nuestro estudio se centró en los adultos. Las investigaciones futuras deberían evaluar la cantidad de consumo de bebidas azucaradas en los niños de todo el mundo y cómo esto afecta a su salud actual y futura”, señaló Singh.

La Asociación Americana del Corazón recomienda que los adultos consuman no más de 450 calorías por semana de bebidas azucaradas en una dieta de 2.000 calorías.

El rechazo de muchos niños a probar nuevos alimentos puede tener un origen genético

Científicos de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, en Estados Unidos, ha revelado que el hecho por el que muchos niños se niegan a probar nuevos alimentos no tiene tanto que ver con lo que hay en el plato sino con sus propios genes, que pueden jugar un papel importante en las preferencias alimenticias.

El trabajo, dirigido por Myles Faith, profesor asociado de nutrición en la Escuela Gillings de Salud Pública de esta universidad, se suma a la creciente creencia de que los genes juegan un papel importante en el comportamiento de los niños al comer.

“En algunos aspectos, la neofobia alimentaria, o la aversión a probar alimentos nuevos, es similar al temperamento del niño o a la personalidad”, dijo Faith, cuyo trabajo se publica en la revista Obesity.

De hecho, su teoría es que “algunos niños son genéticamente más susceptibles que otros a evitar nuevos alimentos, lo que sin embargo no quiere decir que no puedan cambiar sus comportamientos y se hagan menos exigentes”.

El estudio evaluó a 66 pares de gemelos de entre 4 y 7 años, y encontraron que los genes explican el 72 por ciento de la variación entre los niños en la tendencia a evitar los alimentos nuevos, mientras que el resto está condicionado por el ambiente.

Investigaciones anteriores habían demostrado una influencia genética similar en la neofobia alimentaria en niños de 8 a 11 años (78 por ciento) y adultos (69 por ciento), lo que sugiere que el impacto de los genes en la neofobia alimentaria es constante en todo el desarrollo humano.

Los autores también han analizado la relación entre la neofobia alimentaria y medidas de grasa corporal entre el padre y el hijo.

En la parte ambiental, los resultados sugieren que los padres deben considerar la idiosincrasia de cada niño, incluso para los hermanos en la misma casa, al pensar en cómo aumentar la aceptación de un niño a nuevos alimentos.

Por ejemplo, los padres pueden optar por una exposición continuada de los nuevos alimentos por todo el hogar, o mostrar a sus hijos lo mucho que disfrutan con los alimentos que éstos evitan. También podrían proporcionar una selección de varios elementos nuevos de los que un niño puede seleccionar.

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¿Qué es la drunkorexia?

Esta institución advierte acerca de este nuevo trastorno alimenticio, que es “una de las múltiples variantes de la obesidad y el sobrepeso”. Éste repercute en los jóvenes que deciden no ingerir alimentos “con el objetivo de poder beber alcohol sin aumentar de peso”, explican.

Y es que la drunkorexia está compuesta por una serie de alteraciones en la alimentación diaria, sostenida con el abuso de alcohol, “creyendo que las calorías no ingeridas por los alimentos tradicionales se compensarán con las calorías de las bebidas alcohólicas”. A tenor de este comportamiento, al reconocido perjuicio para la salud del consumo desmesurado de alcohol “se suma el aporte de energía de todas aquellas bebidas alcohólicas”, indican.

En cuanto a los efectos que esta enfermedad tiene en el organismo, los expertos del Instituto de Obesidad destacan que el hígado femenino sufre más por el alcohol, “aunque ingiera menos cantidad y durante un tiempo más corto que el hombre”. Así, bebiendo la misma cantidad que un varón, “la sangre de una mujer absorbe entre un 30 por ciento y un 50 por ciento más”, señalan.

Además, el corazón femenino también es más vulnerable, ya que “con un 60 por ciento menos de alcohol pueden sufrir la misma cardiopatía”, observan.

A pesar de ello, la drunkorexia se está extendiendo, “sobre todo, entre las chicas jóvenes”, lamentan.

Para atender a estos jóvenes debe intervenir un psicólogo con el objetivo de “tratar la adicción, los problemas asociados y la pauta errónea adquirida”, sostienen. Además, será necesaria la participación de un nutricionista, “para restaurar el equilibrio nutricional perdido” y un médico de cabecera, concluyen.