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2016, el año de las legumbres

Las legumbres, a veces denostadas, constituyen un alimento estrella por su gran aporte nutritivo, su papel protector frente al cáncer de colon y su poder saciante, además de ser un alimento económico y beneficioso para el medio ambiente. Por eso, la ONU ha designado 2016 como el Año Internacional de las Legumbres.

Se trata de un intento por concienciar a la población de la importancia nutricional de alubias o frijoles, lentejas, garbanzos… además de intentar promover la producción y el comercio de legumbres y fomentar usos nuevos e innovadores en la cadena alimentaria.

Desde hace siglos, las legumbres forman parte de la dieta del hombre, en especial de la dieta mediterránea, aunque no siempre han ocupado el lugar que merecen.

“Es un alimento estrella”, asegura la jefe del Servicio de Endocrinología y Nutrición de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid, Clotilde Vázquez. “Tiene proteína de buena calidad que llega a ser máxima cuando se complementa con otra fuente vegetal como la patata o el arroz”, indica.

Pero también aporta muchos hidratos de carbono envueltos en fibra por lo que es beneficiosa para el tránsito intestinal y la microbiota, siendo un protector frente al cáncer de colon y una ayuda para controlar el colesterol y enfermedades cardiovasculares y diabetes.

Pocas calorías

Aunque siempre se asocia a una comida energética, lo cierto es que la legumbre en sí apenas tiene grasa; por eso, si se cocina sin otros complementos altos en calorías, como el tocino o el chorizo, “constituye un plato por excelencia y muy saciante”, señala la especialista.

“La legumbre no aporta excesivas calorías si no se le añaden elementos calóricos en el plato. La proporción saciedad/aporte calórico es muy baja. Un sandwich mixto tiene más calorías que unas lentejas con verduras y algo de proteína. Y, además, con un sandwich en seguida tenemos sensación de hambre y con la legumbre hay sensación de saciedad”, apunta.

Clotilde Vázquez recomienda tomar, unas tres veces por semana, legumbres como plato único y cocinadas con verduras o “con algo de proteína animal (magro de cerdo, vacuno o pescado), pero poca, la justa para mejorar el sabor como las fabes con almejas o los garbanzos con bacalao.

Son alimentos ricos en minerales y vitaminas que no se pierden aunque la cocción sea lenta. “La vitamina B -añade- es muy estable al calor y además nos aportan zinc, que no es muy abundante en la naturaleza, calcio, fósforo y algo de magnesio”.

Si las legumbres producen gases, eso es debido a que se ha estado un tiempo sin consumirlas “y la flora intestinal se ha empobrecido, pero si poco a poco se introducen en la alimentación se pueden digerir sin ningún tipo de molestia”.

Para la doctora, la legumbre es “un alimento estrella cuyo consumo debemos proporcionar” pero rebajando los añadidos y olvidándonos del segundo plato.

En el mundo se producen alrededor de 62 millones de toneladas de legumbres, de los que once se comercializan a nivel internacional, según datos de Naciones Unidas.

Esta organización internacional destaca que las propiedades fijadoras de nitrógeno de las legumbres pueden mejorar la fertilidad del suelo, reducir la dependencia de los fertilizantes y contribuir, a su vez, a disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero.

Fuente: http://www.efesalud.com/

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Consejos para controlar la diabetes en Navidad

A las puertas de las Navidades, una de las épocas del año en las que más excesos se realizan en torno a la alimentación, es fundamental que las personas con diabetes se preparen para estas fechas y cuenten con un plan previo antes de sentarse a la mesa; por lo que es importante tener en cuenta, más que nunca, el tipo de diabetes que se padece, ya que no es lo mismo si se es insulinodependiente, se porta bomba de insulina o se cuenta con un tratamiento oral.

En cada uno de los casos, como señala el dietista – nutricionista e investigador del Centro de Investigación Biomédica en Red de Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas (CIBERDEM) y del Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (IDIBAPS) Hospital Clínic de Barcelona, Serafín Murillo, resulta vital “hablar con su médico y enfermera y avanzar antes de las fiestas en lo que se puede o no se puede hacer estos días con respecto a la alimentación. Lo peor sería llegar a estas fechas sin ningún plan, sin ninguna idea, porque entonces se va a comer por instinto y va a ser perjudicial”.

En este sentido, desde la Federación de Diabéticos Españoles (FEDE) recomiendan que estos días no se abuse de las grasas y también que se moderen las raciones que se ingieren respecto a los platos principales de los menús.

Se trata de una tarea que no es fácil de desempeñar, pero para la que la Federación ofrece una serie de consejos, tales como que a la hora de elaborar los platos, se puede optar por cocinar los alimentos al horno o a la plancha y acompañarlos con ensaladas y verduras que incrementan la saciedad aportando calorías y cierta cantidad de fibra vegetal.

En el caso de empezar las cenas navideñas con aperitivos o entrantes, se recomienda preparaciones con bajo contenido en hidratos y grasas como berberechos o mejillones al vapor, pepinillos, cebolletas o boquerones en vinagre, gambas, langostinos y sepia a la plancha o al ajillo.

Si en lugar de adaptar el menú a la patología prefiere ser uno mismo el que se amolde a este, es importante ser consciente de las cantidades de alimentos que se ingieren. En este caso, se puede apostar por tomar más productos proteicos de carne, pescado azul o marisco, y tener en cuenta los productos que suben la glucemia como dulces, turrones o mazapanes.

Otro asunto a tener muy en cuenta es el consumo de bebidas alcohólicas; aspecto en el que es importante tener presente que se debe limitar su ingesta a una copa de vino en la comida y una de cava para el brindis, ya que el alcohol aporta lo que se conoce como “calorías vacías”, es decir, engordan pero no alimentan y empeoran el control glucémico.

Fuente:

http://www.infodiabetico.com/index.php?option=com_content&view=article&id=2257:consejos-para-controlar-la-diabetes-en-navidad&catid=90:estilo-de-vida

Proteínas en el desayuno

Un desayuno con gran cantidad de proteínas puede ayudar a prevenir el sobrepeso

Proteínas en el desayunoLos desayunos con gran contenido de proteína, cerca de 35 gramos, previenen el aumento de grasa corporal, reducen el consumo diario de calorías y la sensación de hambre y estabilizan los niveles de glucosa en adolescentes con sobrepeso, según una investigación de la Universidad de Missouri (Estados Unidos).

El estudio se realizó con el objetivo de analizar qué tipo de desayuno puede mejorar el control de peso en las personas que normalmente no desayunan. La principal autora del estudio, Heather Leidy, ha señalado que “generalmente, las personas establecen sus rutinas de alimentación durante la adolescencia. Si los adolescentes son capaces de desarrollar buenos hábitos, como tomar el desayuno, es probable que los mantengan durante el resto de su vida”.

Los resultados han demostrado que los adolescentes que tomaron desayunos con un alto contenido proteínico redujeron su consumo calórico diario en 400 calorías y perdieron grasa corporal, además de tener unos niveles de glucosa más estables, lo que reduce el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Por otro lado, aquellos participantes que comían un desayuno con un menor nivel de proteína o que no desayunaban ganaron peso.

El desayuno con un alto nivel de proteína estaba formado por leche, huevos, carnes magras y yogur. En cambio, el desayuno de bajo nivel proteínico tenía solo 13 gramos de proteína y estaba compuesto por leche y cereales.

Para el estudio, se seleccionó a varios adolescentes con sobrepeso que habían declarado que no solían desayunar entre cinco y siete veces a la semana. Se les separó en tres grupos, a los que se proporcionó, en unos casos, el desayuno con gran cantidad de proteínas, en otros, el de bajo nivel de proteínas, y a otros se les permitió saltarse el desayuno durante las 12 semanas que duró la investigación.

Fuente: http://www.infosalus.com/

Hábitos saludables en la vuelta al cole

Hábitos saludables en la ‘vuelta al cole’

Hábitos saludables en la vuelta al cole

Tras dos meses de vacaciones, hay que volver al colegio. Probablemente durante el verano hemos sido permisivos con nuestros hijos en cuanto a horarios, comidas rápidas, refrescos y otros caprichos. El regreso a las aulas en un momento ideal para recuperar los hábitos saludables de vida y alimentación.

Para afrontar bien la vuelta al colegio, hay 3 hábitos especialmente importantes que se deben recuperar: horarios de las comidas, horario y horas de sueño y la práctica de ejercicio físico. A priori puede parecer que es un reto inalcanzable y puede suponer un problema para las familias que, sin duda, tendrá éxito si lo planteamos como una responsabilidad compartida entre los padres, el colegio y los hijos.

Horarios de las comidas

Se debe recuperar el hábito de realizar 5 comidas al día y establecer unos horarios para las mismas. La más importante es el desayuno. La palabra lo dice, “romper el ayuno” de la noche. El desayuno debe suponer entre el 25 y el 30 % de la energía diaria. Ha de ser completo, es decir, contener estos tres grupos de alimentos: una ración de lácteos (tazón o vaso grande de leche), una de cereales (en forma de pan o cereales para el desayuno) y otra de fruta. Se ha demostrado que los niños que no desayunan son menos eficientes en la selección de información crítica en el aula. En el recreo tomaremos la segunda comida que puede ser un pequeño bocadillo, pieza de fruta o un lácteo. Esto ayudará a nuestros hijos a llegar a la hora de la comida en perfectas condiciones. La comida será aproximadamente el 40 % de la energía diaria. Si se hace en el colegio, es importante conocer los menús diarios para completarlos en casa con la cena y la merienda. La merienda no debe ser más del 15 % de la energía diaria ni estar demasiado cerca de la comida o la cena y es un momento ideal para introducir las raciones de frutas y lácteos recomendadas al día.

Comida y cena deben ser equilibradas y complementarse entre sí. Ambas deben incluir verduras, hortalizas y cereales (pasta o arroz); combinados con alimentos proteicos, priorizando las carnes blancas y los pescados azules, 2 ó 3 veces por semana. Las legumbres, las grandes olvidadas de nuestra alimentación, deben ocupar nuestros platos 3 ó 4 veces a la semana, principalmente en las comidas. La cena debe ser siempre más ligera que la comida. Tanto en la comida como en la cena no debemos olvidar la fruta. Recuerda, entre frutas y verduras, 5 al día.

Práctica de ejercicio físico

La práctica de algún deporte, mejor colectivo, y varias veces por semana, es un hábito saludable para evitar el sobrepeso y la obesidad, además de influir en la adquisición de un estilo de vida que debería permanecer durante toda nuestra vida. Junto con un buen desayuno, se ha demostrado que son los dos factores que más influyen en la lucha contra la obesidad. Hoy está plenamente demostrado que el sedentarismo es la causa más importante en muchas de las enfermedades no infeccionas de nuestra sociedad. Los mayores debemos dar ejemplo a nuestros hijos, desayunando con ellos, dedicándoles tiempo y haciendo que los niños valoren la comida hecha en casa y el colegio. La alimentación es algo que debemos hacer en familia el mayor número de veces posible. Los padres debemos ser los protagonistas en la transición hacia la normalidad, tras la permisividad del verano y no dejar esta responsabilidad tan solo en los centros escolares.

Y por último el descanso. Habitualmente se ignora la necesidad de dormir las horas necesarias para mantener la estabilidad emocional, disminuir la agresividad y prevenir alteraciones como hipertensión, obesidad e incluso diabetes y la insuficiencia cardíaca. El sueño es un momento de reparación y de ajuste de nuestro cuerpo. Los horarios desordenados, las malas dietas, la falta de ejercicio y de sueño son factores todos ellos de muchas enfermedades cardiovasculares y metabólicas. Dormir 8-9 horas, con una buena calidad de sueño, es un hábito saludable que ayudará a nuestro cuerpo a afrontar los retos diarios con mayor optimismo.

¡Te animamos a incorporar estos sencillos hábitos de vida saludables en este nuevo curso escolar!

 

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colesterol bueno

El colesterol bueno, clave para controlar el riesgo cardiovascular y la diabetes

colesterol bueno

Los niveles de colesterol HDL o colesterol bueno, como marcador objetivo adicional de estilo de vida y de salud cardiovascular, es clave para reducir procesos cardiovasculares, según un artículo publicado en el último número de ‘Revista Española de Cardiología’ (REC), tras analizar los datos del estudio ‘Di@abet.es’.

“Los cambios en los hábitos de vida de la población, en particular, una alimentación poco saludable y falta de actividad física han hecho que el cálculo de riesgo cardiovascular basado solamente en los factores de riesgo tradicionales (edad, género, colesterol elevado, hipertensión, tabaquismo, o diabetes) haya perdido progresivamente eficacia y fiabilidad”, afirma el doctor Emilio Ortega, especialista del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Clínic i Universitari de Barcelona, e investigador del IDIBAPS y el CIBERobn.

Por ello, añade, “hay que tener más en cuenta nuevas variables como la cantidad de colesterol HDL, los triglicéridos, la obesidad total y visceral, la práctica regular de actividad física, la cantidad y calidad de nuestra dieta, e incluso las desigualdades sociales y económicas, que van estrechamente relacionadas con estos factores de riesgo llamados ‘emergentes’, y en consecuencia con cualquier patología cardiovascular”.

El estudio Di@abet.es, el primero transversal y de base poblacional que ha tomado como ámbito de análisis todo el territorio español, pretende determinar la prevalencia de diabetes y otros factores de riesgo cardiovascular en España, y, por tanto, se trata de un estudio muy útil para estimar el riesgo cardiovascular en España.

La investigación analizó un total de 2.310 pacientes con edades comprendidas entre los 40 y los 65 años y concluyó que, en España, un 56 por ciento de los hombres presenta un riesgo moderado y un 12 por ciento un riesgo bajo; mientras que entre las mujeres esta proporción es del 31 por ciento y del 55 por ciento respectivamente.

Además, el estudio refleja que solo un 26 por ciento de los pacientes con alto riesgo y un 15 por ciento de los de riesgo muy alto alcanza los objetivos terapéuticos marcados (tomando como referencia niveles de colesterol LDL <100 mg/dl y <70 mg/dl, respectivamente), por lo que es necesario mejorar los programas de prevención, tanto primaria como secundaria.

Ante estos resultados, Ortega encuentra curioso el hecho de que, “el hombre tiene durante toda su vida un riesgo de enfermedad cardiovascular más elevado que la mujer, pero sin embargo esta acaba muriendo con mayor frecuencia que el hombre por esta causa y es el grupo que acaba padeciendo un mayor número de eventos cardiovasculares”.

Mientras, la mujer tiene peor pronóstico que el hombre tras haber sufrido varios eventos cardiovasculares porque se le aplican las mismas estrategias que las de su homólogo masculino, cuando en realidad es probable que se necesite abordar la enfermedad de una manera distinta al hombre, tal y como proponen algunas sociedades científicas.

Además, añade, “con frecuencia, los objetivos de control no se consiguen tan eficazmente en mujeres con riesgo moderado o alto, quizá, en parte, por la creencia de su estado de protección “hormonal”, y por tanto, esto puede empeorar su pronóstico”.

Desde la Sociedad Española de Cardiología recuerdan que la prevención es el primer paso a la hora de tratar cualquier posible patología y ,por ello, destacan la importancia de realizarse chequeos de manera periódica para que la población controle y conozca su estado de salud cardiovascular, y en consecuencia, poder detectar a tiempo cualquier anomalía que pueda aparecer en los resultados de los análisis.

Más allá de realizar controles periódicos y vigilar los niveles de colesterol, triglicéridos o hipertensión, también es necesario seguir una dieta mediterránea y realizar un mínimo de 30 minutos de actividad física diaria para evitar el sedentarismo, la aparición de diabetes u obesidad.

diabetes niños

La situación escolar de los niños con diabetes

diabetes niños

La mitad de los padres de niños con diabetes en edad escolar ha tenido que modificar de alguna manera su actividad laboral para poder atender a su hijo de forma apropiada. Aun así, padres y madres están de acuerdo en que el hecho de tener diabetes no dificulta en absoluto la integración del niño en su entorno escolar y de amigos.

Éstas son algunas de las conclusiones que se destacan en el estudio que ha puesto en marcha la Fundación para la Diabetes con el fin de conocer las necesidades de los niños con diabetes en edad escolar de toda España. El objetivo de esta investigación es conocer de manera exhaustiva las dificultadas a las que se enfrentan las familias con hijos con diabetes, para así trazar planes que faciliten una plena integración en todos los ámbitos de la vida de estos niños, como es el mayor conocimiento de la enfermedad por parte de los profesores y la presencia de profesionales sanitarios en los centros escolares.

La diabetes supone un cambio en el estilo de vida y la puesta en marcha de cuidados especiales que exigen que el entorno más cercano del niño –padres, otros familiares y profesores- conozca esta enfermedad para evitar que puedan aparecer situaciones de aislamiento social o discriminación que provoquen en él o ella reacciones de rebeldía o rechazo a la enfermedad ya que ello podría influir de forma negativa en su adhesión al tratamiento.

Más información y formación a profesores

Según los datos de este estudio en el que han participado 880 madres y padres de niños con diabetes de entre 3 y 16 años, sólo la mitad de los profesores saben lo que es la diabetes tipo I. Además, el 5% de los padres afirma que ha tenido que cambiar a su hijo de colegio, y el 4% indica que no lo han admitido debido a que el niño tenía diabetes.

En el grupo de edad de niños menores de 6 años es donde los padres han encontrado más problemas en el centro escolar debido a la diabetes, llegando la cifra hasta el 27%. Por otro lado, aproximadamente el 16% afirma haber variado la pauta de controles de glucemia o de insulina por falta de colaboración en el centro escolar.

“Es necesario subrayar que, aunque los profesores, así como sus compañeros conocen que estos niños tienen diabetes, todavía es necesario incrementar la información y formación a los docentes para facilitar al niño un estilo de vida saludable y un entorno seguro y especialmente para saber cómo manejarla en los centros escolares en caso de emergencia”, según comenta Marina Beléndez, la doctora en Psicología Marina Beléndez, Profesora de la Universidad de Alicante, además de coautora de este trabajo.

Otra de las demandas que reclaman el 70% de los padres es que los centros escolares cuenten con un profesional sanitario para poder atender y controlar los niveles de glucemia de estos niños.

Por otro lado, de aquellos escolares que necesitan inyectarse insulina en el colegio, aproximadamente la mitad de ellos, no han tenido que cambiar sus pautas, tanto de inyección como de autocontrol en horario escolar. No obstante, en los niños más pequeños sí que ha sido necesario variar estas pautas de análisis de glucemia.

Mejora de la situación

Este estudio es una continuación de otro realizado entre los años 2004 y 2006 centrado en conocer las demandas de los padres de niños con esta enfermedad en edad escolar (entre 3 y 16 años). En esta ocasión también se amplía el ámbito geográfico, puesto que los estudios de la primera etapa se realizaron en Madrid (2004) y Castilla-La Mancha (2006), y este nuevo trabajo engloba a toda la geografía española.

La comparativa de los resultados de ambos estudios indica que durante esta última década la situación ha mejorado de forma paulatina en algunos aspectos como es la práctica deportiva en los colegios. “De todas formas, los padres consideran necesario capacitar al profesorado y al resto del personal de los centros educativos para resolver situaciones cotidianas, así como la existencia de personal de enfermería en cada colegio”, apunta el otro autor de este estudio, Iñaki Lorente, Psicólogo experto en diabetes y patrono de la Fundación para la Diabetes.

Total integración

Las conclusiones de este estudio indican también que estos niños están totalmente integrados en los centros escolares. De hecho, en el 84% de los casos han sido los propios niños quienes han dado a conocer a sus compañeros de clase que padecen diabetes.

La práctica totalidad de los niños con diabetes hace deporte con sus compañeros de una forma totalmente normalizada, pero sólo algo más del 30% de los padres piensa que el profesor de educación física sabría reconocer una hipoglucemia.

leche contra la obesidad

Leche contra la obesidad

leche contra la obesidadEl calcio que contienen la leche y los productos lácteos dificulta la acumulación de grasas de reserva en el organismo, algo que ayuda a conseguir un peso corporal saludable a individuos de todas las edades y puede ser un importante aliado contra los problemas de sobrepeso y obesidad, según la profesora de investigación del CSIC Manuela Juárez.

En este sentido, concreta la experta, la disminución de calcio dentro de las células puede estimular la lipólisis (proceso de quema grasas) e inhibir la lipogénesis (generación de reservas de grasa), “dificultando así la acumulación de grasas”.

Además, está comprobado que una elevada ingesta de calcio “disminuye las concentraciones de la hormona paratiroidea en el organismo”. Esta hormona es responsable, junto con la vitamina D activa, de la tarea de reducir la entrada de calcio al interior de las células, explica la especialista.

Por otro lado, indica que un alto consumo de proteínas lácteas “reduce la ingesta de alimentos por generar, en el organismo, un aumento de la saciedad”. Las dietas con alto contenido en calcio “han evidenciado una mayor excreción de grasa”, señala esta experta.

Finalmente, la doctora ha resaltado que los niños que consumen un mayor cantidad de calcio presentan un menor índice de masa corporal (IMC), lo que “podría disminuir su riesgo de obesidad en la adolescencia y en la etapa adulta”. “Tres porciones de productos lácteos al día, como parte de una dieta equilibrada, pueden ayudar a conseguir un peso corporal saludable en la infancia y en la adolescencia”, recalca.

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¿Cuánta agua he de beber durante el embarazo y la lactancia?

embarazo, embarazada, lactancia, agua¿Cuánta agua ha de beber una mujer embarazada? ¿Es necesario aumentar la ingesta habitual de líquidos? ¿Y qué ocurre durante el periodo de lactancia? Son algunas de las dudas que surgen durante la gestación, relacionadas con la nutrición. Una primera aproximación a la respuesta está clara: la hidratación durante el embarazo es clave y sí es necesario beber más agua de la habitual. Pero, ¿cuánta? Lo averiguamos con la ayuda del European Hydration Institute.

El embarazo suele acompañarse por un aumento de peso de entre 10 y 15 kilos. El feto sólo representa aproximadamente un 25%, correspondiendo un 5% a la placenta y un 6% al líquido amniótico. El agua suele representar unas dos terceras partes del aumento de peso materno.

Las  mujeres embarazadas o en periodo de lactancia pueden presentar un riesgo más alto de deshidratación, especialmente en etapas tempranas del embarazo si se producen vómitos o diarrea.

Dos litros y un vaso más

Durante el embarazo, las necesidades de hidratación cambian y la salud del bebé depende de la madre. A lo largo de estos meses, la hidratación juega un papel crítico ya que el suministro adecuado de agua es esencial para mantener el líquido amniótico, que constituye el entorno del feto. El agua representa un 94% del peso del bebé al final de primer trimestre.

Es importante beber suficiente líquido para satisfacer las nuevas necesidades del cuerpo y del bebé durante el embarazo. La European Food Safety Authority concluye que, debido al aumento de peso corporal y de ingesta energética, sería recomendable añadir 300 mililitros (algo más de un vaso) a la ingesta total recomendada en mujeres de 2 litros.

Aún más líquido durante la lactancia

Los bebés lactantes ingieren una media de 750 mililitros de leche al día entre el primer y sexto mes de vida. La cantidad de leche ingerida puede variar entre los diferentes bebés, siendo el rango normal de ingesta de leche de entre 600 y 900 mililitros al día. Por tanto, las madres lactantes pierden cantidades significativas de líquido mientras dan el pecho y deben aumentar su consumo de líquidos.

La deshidratación leve no afecta la producción de leche materna, pero cuando ésta es moderada o grave sí puede tener efectos negativos que pueden suponer cambios en la composición de la leche y reducciones en la cantidad de leche producida. La deshidratación también producirá cansancio en un momento que de por sí ya puede ser muy estresante. La European Food Safety Authority recomienda, en este periodo, que la ingesta de agua debe compensar la pérdida de agua que se produce debido a la producción de leche, lo que quiere decir que se debería añadir una cantidad adicional de entre 600 y 700 mililitros (casi tres vasos de agua) a la ingesta diaria de referencia para mujeres de 2 litros.

tomar helados con moderación

Helados, en su justa medida; una forma divertida de completar una alimentación equilibrada

tomar helados con moderación
Los helados son uno de los postres preferidos para combatir las altas temperaturas durante los meses de verano y, según la nutricionista de Unilever España Diana Roig, también tienen cabida dentro de una dieta equilibrada y pueden servir para completar una buena alimentación “de una forma divertida”.

Aunque de entrada pueden llegar a parecer alimentos calóricos, esta experta reconoce que los helados se pueden incorporar ocasionalmente a la alimentación como postre o merienda.

Entre los que se elaboran a partir de una base láctea, la mayoría están formados por leche desnatada, azúcares y grasas, mientras que los que se hacen a base de agua –conocidos popularmente como polos o sorbetes– están formados principalmente por agua, azúcares y zumos de frutas.

Entre estos últimos, ha destacado que en los helados especialmente diseñados para niños como los ‘Calippo’ y ‘Twister’ se han reducido los azúcares y más del 10% de su contenido es zumo de frutas.

Además, ha apuntado Roig, los hay que contienen leche fresca y son ricos en calcio, tanto que aportan el 30% de la cantidad diaria recomendada de este mineral y es “una buena opción para completar la ingesta de calcio de aquellas personas que, por gustos o hábitos, no consumen lácteos, o bien para aquellas personas que requieran un aporte adicional del mismo”.

Junto a estas propiedades, los helados también tienen otras ventajas ya que su textura los convierte en alimentos de fácil masticación, mientras que su sabor dulce y refrescante influye en el estado de ánimo generando una sensación de placer única y propia de estos alimentos, ha defendido.

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alimentación y felicidad

Cómo influye la alimentación en la felicidad

 

alimentación y felicidad

Tenemos una capacidad no explotada completamente de regular nuestras emociones. Podemos elegir -hasta cierto punto- qué emociones tener, gestionarlas para que se parezcan a lo que queremos estar experimentando, y así lograr la felicidad.

Los componentes de la felicidad

La felicidad entendida como un todo es difícil de conseguir, pero si la separamos en distintos componentes más pequeños nos va a costar menos conseguirla. Y los competentes podrían ser: energía, las ganas de hacer cosas, que tiene que ve con el optimismo y es una experiencia muy física, nos sentimos con fuerzas; en segundo lugar el estado de ánimo (quizás esto es lo que más tenemos identificado con la felicidad), es la vivencia emocional de encontrarnos bien; y en tercer lugar la satisfacción, que sería la valoración que hacemos en un periodo largo de nuestra vida en la que nos paramos a pensar si nos gusta lo que hemos vivido hasta ahora.

La relación entre estos tres aspectos va a amplificar mucho o va a permitir entender cómo actuar sobre nuestra felicidad. Sobre la satisfacción el efecto de la alimentación lo ejercemos a través de nuestra capacidad para conseguir cosas. Sentirnos satisfechos es valorar que hemos sido capaces de hacer lo que nos propusimos, de que hemos alcanzado metas o retos con nuestro esfuerzo, y para eso tenemos que tener nuestra cabeza ágil y con la capacidad de resolver problemas de una manera rápida y eficaz.

¿Cuáles serían las claves de esta forma de alimentarnos para potenciar cada uno de estos componentes?

Energía

¿Qué es lo que nos suele subir la energía? El azúcar, las cosas dulces. Su efecto es inmediato pero probablemente al cabo de 30-45 minutos desciende. Por lo tanto para sentirnos bien en un momento puntual es una buena idea ingerir hidratos de carbono. Pero si queremos estabilidad y que la emoción no varíe necesitamos otro tipo de alimentos: los cereales, como pasta y arroces integrales. La relación que hay entre el estado de ánimo y el consumo de hidratos de carbono está mediada por la serotonina.

Asimismo, la mejor fuente para aportar energía de manera duradera son las proteínas, de hecho cuando nos pasamos de proteínas pasamos de estar enérgicos a estar tensos, e incluso hostiles. En los estudios realizados se ha visto que con una proporción elevada de proteínas en el desayuno la sensación de energía es mayor, más duradera y más controlada.

Satisfacción

La satisfacción también tiene que ver con la ingesta de proteínas. A nivel intelectual uno de los resultados más llamativos es que la ratio de proteínas cuando está un poco más alta permite que los efectos de aprendizaje duren más. Estar cargados de azúcar nos hace estar más alerta y podemos procesar la información más rápido pero el aprendizaje es más eficaz cuando balanceamos bien el consumo de proteínas.

Estado de ánimo

Y por último la gran clave de la alimentación y las emociones, y el rendimiento son los ácidos grasos. Por un lado mejoran el estado de ánimo, hacen que haya más serotonina disponible y que hagamos mejor uso de ella. Y por otra parte también afecta al rendimiento sobre dos procesos críticos, que tienen que ver con la capacidad de nuestro sistema nervioso para ser plástico, para adaptarse y aprender más; y para oxidarse menos, para envejecer intelectualmente un poco más despacio.

Eso es sin duda la clave de la alimentación. Y no siempre lo respetamos. Muchas veces nos saltamos el desayuno. No es sano hacer pocas comidas de grandes ingestas, no es sano a nivel emocional ni a nivel de rendimiento intelectual. Después de un periodo largo sin comer darnos una dosis alta de comida nos induce rápidamente en un periodo de bajón, de hecho en la literatura científica se llama “bajón post-almuerzo” y va de media hora hasta 3 horas donde podemos estar en una especie de aletargamiento intelectual que puede tener un coste alto en el mundo laboral, por ejemplo.

Por lo tanto hay que distribuir más y mejor la cantidad de comida que ingerimos en diferentes tomas, dejando que no pasen más de tres horas o tres y media entre una comida y otra.

El desayuno es clave

El desayuno es clave y debería de contener el 20% o más de las calorías que necesitamos para el resto del día. Y esto deberíamos hacerlo con todas las comidas, trocearlas en unidades entorno al 20%, de forma que estaremos mucho más activos y mejor a nivel emocional durante todo el día.

También es importante enseñarle esto a los niños. La capacidad de contagiar las emociones es muy alta y la capacidad de servir de modelos a gente que nos observa también.

 

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dieta mediterránea

Dieta Mediterránea: Un modelo de felicidad y salud

 

dieta mediterránea

Como en otras facetas de la vida, en Nutrición hay dos mundos opuestos. Para un número creciente de personas la felicidad viene reflejada por la disminución de consumo de varios componentes de nuestra dieta, porque el gran problema de la Nutrición en España es el sobrepeso y la obesidad. La felicidad cuando hemos alcanzado la mayor disponibilidad de alimentos en la historia viene dada por disminuir la ingesta de algunos nutrientes que nos llevan a este problema.

Por el contrario, lo que todavía es mayoritario, es que la felicitad y la salud va a venir dada por alcanzar unos mínimos que permitan tener un estado de nutrición y salud, y de calidad de vida y felicidad.

¿Cuántas comidas haremos a lo largo de nuestras vidas? Las mujeres más de 90.000, considerando tres comidas al día, y los hombres unas 82.000 (porque ellos viven una media de 7 años menos). Y la pregunta es ¿cuántas comidas son de felicidad? Cuantas más veces hayan sido compartidas más felices seremos y nutricionalmente más saludables.

La Dieta Mediterránea (DM) está de moda. Si buscamos en google DM en inglés (septiembre 2012) hay seis millones de entradas y en el término en español hay un millón y medio de entradas.

Modelo de DM

El modelo de DM es una confluencia de culturas, hábitos alimentarios y estilos de vida, que tradicionalmente ha abarcado los países ribereños de la cuenca mediterránea.

Es una dieta simple y éste es uno de los principales problemas, ya que cuando la población de un país mejora en calidad de vida y condiciones económicas se toman más alimentos ricos en proteínas de origen animal que van acompañados de grasa saturada, azúcares, etc.

Se trata de una dieta sencilla y variada. Desde el punto de vista de evidencia científica de los beneficios de la DM el recorrido es largo, estamos hablando de los años 50 cuando los anglosajones nos describieron los beneficios (el grupo del profesor Keys y colaboradores a partir del “Estudio de los siete países”). Ya en 1959 el profesor Keys daba estas recomendaciones:

-Mantener el peso adecuado.

-Reducir el consumo de grasa saturada.

-Usar preferentemente aceites vegetales y mantener el aporte calórico de las grasas por debajo del 30%.

-Consumir verduras, frutas, y lácteos.

-No abusar de la sal ni del azúcar refinado.

-Realizar regularmente ejercicio físico.

-Evitar el tabaco, alcohol y excitantes.

-Visitar al médico con regularidad y evitar preocuparse en exceso.

El mensaje hoy sigue siendo el mismo. La única diferencia es que lo que se escribía en los años 60 estaba muy cercano a la calle, es decir, podían ser seguidas por la mayor parte de la población. Sin embargo, ahora nos encontramos un distanciamiento entre las recomendaciones y la realidad.

Hábitos alimentarios característicos de la DM

Son los siguientes:

-Aceite de oliva como principal grasa culinaria.

-Abundancia de alimentos vegetales.

-Consumo frecuente de pescado.

– Ingesta regular y moderada de vino en las comidas.

– Consumo moderado de carnes rojas y productos elaborados que los contienen.

– Uso frecuente de especias y condimentos.

-Y, un estilo de vida: socialización durante las comidas, la siesta y la práctica regular de actividad física.

No sólo es importante lo que se come, sino cómo se come, cómo se comparte. Éste es el gran principio de la DM en cuanto a estilo de vida. Actualmente no socializamos, no compartimos, los datos son alarmantes. En una ciudad como Madrid se realizan menos de 1,5 comidas compartidas en familia a la semana por la gente joven. Pero además hemos cambiado la mesa del comedor o la cocina por el sofá o la habitación, y no es infrecuente comer en la oficina, el parque o la calle.

Dieta antidieta

A la DM yo la denominaría la dieta antidieta, soluciona lo que muchas veces buscamos en otro tipo de dietas, soluciona los sacrificios porque permite comer de todo (no excluye nada) con mayor o menor frecuencia. También evita la monotonía porque el gran binomio de la DM ha sido salud y placer. Comemos por salud y por placer (o felicidad).

Otra clave de la DM es la frugalidad, hay que ser restrictivo, y algo fundamental hay que conocer los alimentos y saber cómo deben cocinarse, es decir, tener habilidades culinarias. Los jóvenes cada vez cocinan menos, paradójicamente nunca antes se ha hablado tanto de cocina.

La DM, nuestro gran mensaje nutricional

El último modelo de pirámide mediterránea (una vez que se declaró patrimonio de la humanidad por la Unesco) incluye en la base la socialización, comer juntos alrededor de la mesa.

También se puede ser feliz con otros patrones de alimentación pero no son tan saludables. En cambio con la DM se puede ser feliz y seguro que se adquiere salud.

No es importante sólo lo que se come, sino cómo se come. Y también supone un modelo de libertad, la DM supone el poder elegir, como “el tapeo”.

Por último también en sostenibilidad la DM gana. Si comparamos el coste en cuanto a consumo de energía o de agua de la DM respecto a otros patrones de dieta más occidentalizados, en éstos el consumo de energía y agua es mayor. Por tanto, la DM al ser más sostenible va a producir más felicidad en las generaciones futuras.

La distinta suerte de los alimentos

Los alimentos que han tenido más suerte son el aceite de oliva, las nueces, el vino… que incluso les declaramos el carácter de alimentos funcionales. En cambio otros, que son igual de importantes, como legumbres, pan o cereales son los grandes olvidados.

DM y depresión

Hay estudios muy bien diseñados que están probando las propiedades de la DM. Desde el punto de vista que nos ocupa, cuando hablamos de depresión, se ha demostrado recientemente en un estudio en Navarra con más de 10.000 voluntarios que en los individuos que tenían una adherencia mayor al modelo de DM el riesgo de padecer depresión era un 40% menor que aquellos que están más alejados de este modelo.

Lamentablemente nos alejamos del patrón de dieta mediterránea, contrariamente a los países nórdicos que copian nuestros hábitos.

Distribución del consumo de los distintos grupos de alimentos

Los datos elaborados con el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (y que han sido presentados recientemente), citan que el consumo de pescado es un valor en alza; también consumimos una buena proporción de verduras, hortalizas y frutas; en cambio el consumo de legumbres es demasiado bajo; el de azúcares y dulces es moderado comparado con otros países (todo esto es en población adulta); el consumo de carnes y productos cárnicos debería moderarse; y va disminuyendo el consumo de bebidas alcohólicas (que ha cambiado, más cerveza y menos vino).

Respecto a uno de los índices de calidad de la dieta, como es el perfil calórico (de dónde obtenemos las calorías), en los años 60 las recomendaciones eran cumplidas por nuestro padres o abuelos, pero ahora nos hemos ido alejando, de forma que los lípidos y los hidratos de carbono prácticamente están en el mismo nivel cuando deberían ser mucho mayores los porcentajes de hidratos de carbono y menos de lípidos.

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desayuno, galletas, cereales

Leche, galletas y cerales, el desayuno más popular

desayuno, galletas, cerealesEl estudio ha puesto de manifiesto que el 96 por ciento de los escolares desayuna y, por tanto, que aun hay un cuatro por ciento que no lo hace. Por otro lado a media mañana, durante el descanso escolar el 80,7 por ciento de los escolares consumen algún alimento.

Considerando conjuntamente ambas ingestas, la del desayuno y la de media mañana, el 77,8 por ciento de los escolares realiza ambas; mientras que otro 18,2 por ciento sólo desayuna y no toma nada durante el recreo. El restante cuatro por ciento se divide entre un preocupante 1,1 por ciento que no come nada durante toda la mañana hasta la hora de la comida y un 2,9 por ciento que no toma nada hasta la hora del recreo (y por tanto, que asiste a las primeras horas de clase en ayunas).

Los alimentos consumidos

Durante el desayuno, la leche o los lácteos están presentes de manera prácticamente universal: globalmente el alimento más consumido es la leche, bien sola (44,6 por ciento), bien chocolateada (47,1 por ciento) seguida por las galletas y por los cereales de desayuno. Así pues, los desayunos más habituales combinan la leche o los lácteos con otra categoría de producto, sean galletas, cereales, pan o una pieza de bollería. La fruta tiene una presencia muy limitada y se toma generalmente en forma de zumo.

Los alimentos consumidos a media mañana constituyen un complemento a la ingesta del desayuno propiamente dicho. Lo más habitual es que se tomen bocadillos (39,7 por ciento), zumos (37,1 por ciento) así como algún lácteo (21,6 por ciento) y fruta (14,4 por ciento).

Respecto a la ingesta global de la mañana (desayuno + a media mañana), la leche o los lácteos están presentes en más de 9 de cada 10 ingestas de la mañana (93,5 por ciento) seguida por los bocadillos (37,4 por ciento), los zumos (37 por ciento), las galletas (35 por ciento) y los cereales (29 por ciento). Sólo consumen fruta propiamente dicha un 15,7 por ciento de los encuestados.

Las ingestas típicas combinan los alimentos más habituales: leche o lácteos con galletas o con cereales; o bien leche con galletas y un bocadillo; o leche con galletas y un zumo. La otra opción más habitual durante las mañanas es leche sola y un bocadillo.

Desde un punto de vista global vemos que el 91,5 por ciento de todos los escolares toman algún lácteo, el 82,8 por ciento toma algún cereal (si incluimos la bollería el porcentaje aumenta al 91,7 por ciento) mientras que apenas hay presencia de fruta en la mitad de las ingestas previas a la comida.

Opiniones sobre el desayuno

Los escolares admiten de manera prácticamente universal (98,1 por ciento) que es importante desayunar todos los días y a casi 9 de cada 10 les gusta tomarlo. Por lo que respecta a las valoraciones del desayuno, en un primer nivel se justifica que guste o no desayunar simplemente por el hecho de tener hambre (al haber pasado muchas horas sin comer) o de no tenerla (aún).

Centrándose en el detalle, del desayuno se valoran sus efectos beneficiosos a primera hora y su contribución a sentirse física e intelectualmente mejor ya desde el mismo momento de desayunar. A la mayoría también le gustan los alimentos que suele tomar.

En la vertiente negativa, desagrada del desayuno que debe tomarse con prisas, poco después de levantarse de modo que se asocia a un estado somnoliento. Asimismo, la ración del desayuno se describe con frecuencia como poco sabrosa (comparada con otras comidas) y con poca variación.

Recomendaciones

Un desayuno agradable que aporte en torno al 20 por ciento de las necesidades energéticas diarias y que contemple la existencia de una pequeña colación a media mañana puede inducir un mejor perfil nutricional en la ingesta total diaria de la población infantil y juvenil.

Aunque en los últimos 20 años hemos aumentado considerablemente el porcentaje de población consumidora de la ración del desayuno, continúa siendo necesario mantener el esfuerzo por reducir los porcentajes de población que aun prescinden del mismo. Conjuntamente con este esfuerzo, también seria deseable tratar de incidir en una mayor adecuación de su composición, incorporando en mayor medida alimentos del grupo de las frutas y (en menor medida) de los cereales, así como incidir en las cantidades dietéticamente adecuadas, según los expertos.

Hacer de esta primera ración una experiencia satisfactoria exige crear las condiciones adecuadas para el mismo: dedicarle un tiempo suficiente, llevarlo a término en compañía (lo que estimula un consumo más adecuado) y atender a la preparación y a la variedad de alimentos en un marco agradable y familiar.

Aunque a menudo las prisas y las ocupaciones favorecen que estos aspectos se descuiden, especialmente en la primera comida del día, el tema es importante si el niño tiene que sentarse solo en la mesa, sin compañía, y considerando, además, que dedicar el tiempo suficiente para el desayuno demanda levantarse con suficiente antelación lo que conlleva haberse acostado a la hora adecuada.

En esta tarea de promoción es preciso que los poderes públicos competentes y las entidades preocupadas por la alimentación de niños y jóvenes mantengan el énfasis en la mejora de los hábitos alimentarios en el desayuno como elemento clave en la mejora de las potencialidades de nuestros hijos.