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Problemática en obesidad infantil

En un estudio del año 2012 se calculó la prevalencia en España para las distintas comunidades autónomas, por ejemplo en el País Vasco hay un 6% de obesidad y 16% de sobrepeso. Los datos son inferiores a los elevados del Sur y Este de España. En general al prevalencia de obesidad es entre 5-7 % en las regiones del Norte (incluida Madrid) y va creciendo en función del gradiente Norte-Sur.

La obesidad en general, como sabemos, es un gran problema de salud, ya que hay una tendencia en la sociedad a ir creciendo, como ha sucedido en EEUU. Además la obesidad infantil condiciona la morbilidad asociada a la edad adulta e incluso en algunos casos baja la expectativa de vida. Los niños obesos van a tener diabetes tipo II y sus expectativa de vida será menor que la de sus padres y abuelos.

La obesidad es el exceso de ingesta o el fracaso en el gasto energético (gastamos poco). En definitiva consumimos mucha más energía de la que gastamos.

Características de la dieta infantil

En la dieta de los niños y adolescentes encontramos excesos y carencias. Los excesos son en consumo de quesos grasos, carnes rojas y embutidos, frituras, pastelería, productos ricos en grasas animales y saturadas, y refrescos. Y en cambio hay carencias en pescados, legumbres, verduras y hortalizas, frutas frescas y cereales integrales. Todo esto también es extensible a los mayores porque los pequeños reflejan los hábitos de los mayores.

Tendríamos que mejorar limitando la comida basura, disminuyendo el tiempo dedicado a la televisión y a las pantallas, disminuyendo las raciones…

La mejor edad para crear hábitos correctos nutricionales es entre 6-9 años, en los mayores es más difícil cambiar los hábitos nutricionales.

La obesidad es poligénica y multifactorial

Las recomendaciones dietéticas dependen de razones culturales, zona geográfica, costumbres gastronómicas, condiciones socioeconómicas, pero también hay que hacer caso a la genética. Hay enfermedades monogénicas, sólo hay un gen alterado, y si damos la proteína que codifica ese gen el paciente mejora. En alimentación las cosas no son tan fáciles, en la obesidad hay miles de genes implicados, sobre todo hay muchos genes que regulan la ingesta. Es decir, la obesidad es poligénica y multifactorial.

En el futuro tal vez tengamos información sobre qué tipo de comida según los genes es mejor para cada uno, pero por ahora tenemos que ir poco a poco en función de la evidencia científica. Y lo más fácil es reconocer qué variantes genéticas se asocian con algún factor de riesgo, por ejemplo el colesterol elevado, la mayor acumulación de grasa corporal, etc.

Estudio EVASYON

Es un estudio de intervención en adolescentes obesos realizado en 5 ciudades de España. En este estudio se desarrolla, aplica y evalúa la eficacia de un programa terapéutico para adolecentes con sobrepeso y obesidad utilizando una aproximación integral que incluye educación nutricional y actividad física. Está desarrollado por equipos multidisciplinares en los que intervienen psicólogos, psiquiatras, dietistas, especialistas en ejercicio físico y pediatras.

El programa consistía en una restricción calórica con una dieta equilibrada. Las 10 primeras semanas el programa era intensivo, la dieta era cerrada y a partir de esa semana el adolescente podía elegir algunos elementos. Y se acompañaba de un programa de educación física pautado con visitas semanales, con juegos recreativos en común y se medía si había mejorado su fuerza física, su capacidad de resistencia, etc. También tenían ayuda psicológica. Y el seguimiento ha durado un año.

Eran unos 200 adolescentes y examinando en las células blancas de la sangre el ADN genómico (también se puede extraer de la saliva o por raspado bucal) se les han medido una serie de variantes genéticas, algunas relacionadas con el apetito, o con el tejido adiposo. Se estudiaron 9 variantes genéticas construyendo un score. Por ejemplo para una variante genética tan importante como en el gen FTO pueden tener un alelo A (alanina) o T (timina). Al sumar todas las variantes había individuos que tenían entre 6 -13 (el máximo número era 18, dos copias por cada una de las 9 variantes).

Lo que hemos visto es que en la pérdida de peso el cambio en el peso seguía una cierta tendencia, de manera que los individuos que tenían un score genético más alto perdían más peso porque partían, en parte, de mayor peso. Algo similar se ve en el porcentaje de masa grasa. Para los niños y adolescentes que están creciendo, el IMC no sirve, sino que se calcula el IMC según su edad, esto es la desviación estándar del IMC.

En resumen, lo más interesante es que hemos establecido una diferencia según si las personas tenían un score genético bajo (menos de 9) o alto (por encima de 9) y hemos visto la asociación que existía entre tener ese score genético con los parámetros bioquímicos después de la pérdida de peso. Los resultados muestran que en los que tienen baja carga genética de obesidad casi todas las medidas bioquímicas son más favorables: tienen mayor cambio en la leptina, en la glucosa, en el colesterol y en las apolipoproteínas. A igualdad de pérdida de peso los parámetros bioquímicos son más favorables cuando tiene una carga genética baja.

En cambio si tienes una carga genética alta la pérdida de peso no es tan favorable. Es decir, se ve que la pérdida de peso no es igual para todo el mundo, sino que si tienes una carga genética alta los beneficios de la pérdida de peso se van a disfrutar menos.

La importancia del estilo de vida saludable

Para terminar decir que en la obesidad y en los programas de pérdida de peso tendremos que tener en cuenta las variantes genéticas, las marcas epigenéticas y, por supuesto, los factores del estilo de vida.

En la literatura estamos viendo como se estudian cada vez mejor las interacciones entre las variantes genéticas y, por ejemplo, el ejercicio físico. En un trabajo reciente con más de 250.000 sujetos se ve que la actividad física es buena para prevenir la obesidad independientemente de la variante genética que se tenga. Éste es un mensaje interesante: las variantes genéticas pueden ser desfavorables pero casi siempre un estilo de vida saludable va a beneficiar.

Atribuyen 180.000 muertes en el mundo al abuso de bebidas azucaradas

Bebidas azucaradas gaseosas, deportivas y jugos de fruta pueden estar asociadas con alrededor de 180.000 muertes en todo el mundo cada año, según un estudio presentado en las sesiones científicas de 2013 sobre Epidemiología, Prevención/Nutrición, Actividad Física y Metabolismo de la Asociación Americana del Corazón.

Las bebidas azucaradas son consumidas en todo el mundo y contribuyen al exceso de peso, lo que aumenta el riesgo de desarrollar diabetes, enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer. Con datos recopilados en 2010 para el Estudio de la Carga Global de las Enfermedades, los investigadores vincularon el consumo de bebidas endulzadas con azúcar a 133.000 muertes por diabetes, 44.000 muertes por enfermedades cardiovasculares y 6.000 muertes por cáncer.

El 78 por ciento de estos fallecimientos que se debieron a un exceso de consumo de bebidas azucaradas fueron en los países de bajos y medianos ingresos, en lugar de países de altos ingresos. “En Estados Unidos, nuestra investigación muestra que alrededor de 25.000 muertes en 2010 estaban relacionadas con el consumo bebidas azucaradas”, dijo Gitanjali M. Singh, coautor del estudio e investigador postdoctoral en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard en Boston, Massachusets (Estados Unidos).

Los investigadores calcularon las cantidades de ingesta de bebidas endulzadas con azúcar en todo el mundo, por edad y sexo, los efectos de este consumo sobre la obesidad y la diabetes, y el impacto de la obesidad y las muertes relacionadas con la diabetes. De nueve regiones del mundo, América Latina/Caribe tenía la mayoría de las muertes por diabetes (38.000) relacionados con el consumo de bebidas endulzadas con azúcar en 2010.

Por su parte, la zona del Este/Eurasia Central registró el mayor número de muertes cardiovasculares (11.000) relacionadas con el consumo de bebidas azucaradas en 2010 y entre los 15 países más poblados del mundo, México, uno de los de mayor ingesta per cápita de bebidas azucaradas en el mundo, tuvo el mayor índice de mortalidad debido al consumo de estos líquidos, con 318 muertes por cada millón de adultos vinculados al azúcar de bebidas endulzadas.

Japón, uno de los países con menor consumo per cápita de bebidas azucaradas, tuvo la tasa más baja de mortalidad asociada con la ingesta de bebidas azucaradas, en alrededor de 10 muertes por cada millón de adultos.

“Al basarnos en las muertes por enfermedades crónicas, nuestro estudio se centró en los adultos. Las investigaciones futuras deberían evaluar la cantidad de consumo de bebidas azucaradas en los niños de todo el mundo y cómo esto afecta a su salud actual y futura”, señaló Singh.

La Asociación Americana del Corazón recomienda que los adultos consuman no más de 450 calorías por semana de bebidas azucaradas en una dieta de 2.000 calorías.

El rechazo de muchos niños a probar nuevos alimentos puede tener un origen genético

Científicos de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, en Estados Unidos, ha revelado que el hecho por el que muchos niños se niegan a probar nuevos alimentos no tiene tanto que ver con lo que hay en el plato sino con sus propios genes, que pueden jugar un papel importante en las preferencias alimenticias.

El trabajo, dirigido por Myles Faith, profesor asociado de nutrición en la Escuela Gillings de Salud Pública de esta universidad, se suma a la creciente creencia de que los genes juegan un papel importante en el comportamiento de los niños al comer.

“En algunos aspectos, la neofobia alimentaria, o la aversión a probar alimentos nuevos, es similar al temperamento del niño o a la personalidad”, dijo Faith, cuyo trabajo se publica en la revista Obesity.

De hecho, su teoría es que “algunos niños son genéticamente más susceptibles que otros a evitar nuevos alimentos, lo que sin embargo no quiere decir que no puedan cambiar sus comportamientos y se hagan menos exigentes”.

El estudio evaluó a 66 pares de gemelos de entre 4 y 7 años, y encontraron que los genes explican el 72 por ciento de la variación entre los niños en la tendencia a evitar los alimentos nuevos, mientras que el resto está condicionado por el ambiente.

Investigaciones anteriores habían demostrado una influencia genética similar en la neofobia alimentaria en niños de 8 a 11 años (78 por ciento) y adultos (69 por ciento), lo que sugiere que el impacto de los genes en la neofobia alimentaria es constante en todo el desarrollo humano.

Los autores también han analizado la relación entre la neofobia alimentaria y medidas de grasa corporal entre el padre y el hijo.

En la parte ambiental, los resultados sugieren que los padres deben considerar la idiosincrasia de cada niño, incluso para los hermanos en la misma casa, al pensar en cómo aumentar la aceptación de un niño a nuevos alimentos.

Por ejemplo, los padres pueden optar por una exposición continuada de los nuevos alimentos por todo el hogar, o mostrar a sus hijos lo mucho que disfrutan con los alimentos que éstos evitan. También podrían proporcionar una selección de varios elementos nuevos de los que un niño puede seleccionar.

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¿Qué es la drunkorexia?

Esta institución advierte acerca de este nuevo trastorno alimenticio, que es “una de las múltiples variantes de la obesidad y el sobrepeso”. Éste repercute en los jóvenes que deciden no ingerir alimentos “con el objetivo de poder beber alcohol sin aumentar de peso”, explican.

Y es que la drunkorexia está compuesta por una serie de alteraciones en la alimentación diaria, sostenida con el abuso de alcohol, “creyendo que las calorías no ingeridas por los alimentos tradicionales se compensarán con las calorías de las bebidas alcohólicas”. A tenor de este comportamiento, al reconocido perjuicio para la salud del consumo desmesurado de alcohol “se suma el aporte de energía de todas aquellas bebidas alcohólicas”, indican.

En cuanto a los efectos que esta enfermedad tiene en el organismo, los expertos del Instituto de Obesidad destacan que el hígado femenino sufre más por el alcohol, “aunque ingiera menos cantidad y durante un tiempo más corto que el hombre”. Así, bebiendo la misma cantidad que un varón, “la sangre de una mujer absorbe entre un 30 por ciento y un 50 por ciento más”, señalan.

Además, el corazón femenino también es más vulnerable, ya que “con un 60 por ciento menos de alcohol pueden sufrir la misma cardiopatía”, observan.

A pesar de ello, la drunkorexia se está extendiendo, “sobre todo, entre las chicas jóvenes”, lamentan.

Para atender a estos jóvenes debe intervenir un psicólogo con el objetivo de “tratar la adicción, los problemas asociados y la pauta errónea adquirida”, sostienen. Además, será necesaria la participación de un nutricionista, “para restaurar el equilibrio nutricional perdido” y un médico de cabecera, concluyen.

alimentación y felicidad

Cómo influye la alimentación en la felicidad

 

alimentación y felicidad

Tenemos una capacidad no explotada completamente de regular nuestras emociones. Podemos elegir -hasta cierto punto- qué emociones tener, gestionarlas para que se parezcan a lo que queremos estar experimentando, y así lograr la felicidad.

Los componentes de la felicidad

La felicidad entendida como un todo es difícil de conseguir, pero si la separamos en distintos componentes más pequeños nos va a costar menos conseguirla. Y los competentes podrían ser: energía, las ganas de hacer cosas, que tiene que ve con el optimismo y es una experiencia muy física, nos sentimos con fuerzas; en segundo lugar el estado de ánimo (quizás esto es lo que más tenemos identificado con la felicidad), es la vivencia emocional de encontrarnos bien; y en tercer lugar la satisfacción, que sería la valoración que hacemos en un periodo largo de nuestra vida en la que nos paramos a pensar si nos gusta lo que hemos vivido hasta ahora.

La relación entre estos tres aspectos va a amplificar mucho o va a permitir entender cómo actuar sobre nuestra felicidad. Sobre la satisfacción el efecto de la alimentación lo ejercemos a través de nuestra capacidad para conseguir cosas. Sentirnos satisfechos es valorar que hemos sido capaces de hacer lo que nos propusimos, de que hemos alcanzado metas o retos con nuestro esfuerzo, y para eso tenemos que tener nuestra cabeza ágil y con la capacidad de resolver problemas de una manera rápida y eficaz.

¿Cuáles serían las claves de esta forma de alimentarnos para potenciar cada uno de estos componentes?

Energía

¿Qué es lo que nos suele subir la energía? El azúcar, las cosas dulces. Su efecto es inmediato pero probablemente al cabo de 30-45 minutos desciende. Por lo tanto para sentirnos bien en un momento puntual es una buena idea ingerir hidratos de carbono. Pero si queremos estabilidad y que la emoción no varíe necesitamos otro tipo de alimentos: los cereales, como pasta y arroces integrales. La relación que hay entre el estado de ánimo y el consumo de hidratos de carbono está mediada por la serotonina.

Asimismo, la mejor fuente para aportar energía de manera duradera son las proteínas, de hecho cuando nos pasamos de proteínas pasamos de estar enérgicos a estar tensos, e incluso hostiles. En los estudios realizados se ha visto que con una proporción elevada de proteínas en el desayuno la sensación de energía es mayor, más duradera y más controlada.

Satisfacción

La satisfacción también tiene que ver con la ingesta de proteínas. A nivel intelectual uno de los resultados más llamativos es que la ratio de proteínas cuando está un poco más alta permite que los efectos de aprendizaje duren más. Estar cargados de azúcar nos hace estar más alerta y podemos procesar la información más rápido pero el aprendizaje es más eficaz cuando balanceamos bien el consumo de proteínas.

Estado de ánimo

Y por último la gran clave de la alimentación y las emociones, y el rendimiento son los ácidos grasos. Por un lado mejoran el estado de ánimo, hacen que haya más serotonina disponible y que hagamos mejor uso de ella. Y por otra parte también afecta al rendimiento sobre dos procesos críticos, que tienen que ver con la capacidad de nuestro sistema nervioso para ser plástico, para adaptarse y aprender más; y para oxidarse menos, para envejecer intelectualmente un poco más despacio.

Eso es sin duda la clave de la alimentación. Y no siempre lo respetamos. Muchas veces nos saltamos el desayuno. No es sano hacer pocas comidas de grandes ingestas, no es sano a nivel emocional ni a nivel de rendimiento intelectual. Después de un periodo largo sin comer darnos una dosis alta de comida nos induce rápidamente en un periodo de bajón, de hecho en la literatura científica se llama “bajón post-almuerzo” y va de media hora hasta 3 horas donde podemos estar en una especie de aletargamiento intelectual que puede tener un coste alto en el mundo laboral, por ejemplo.

Por lo tanto hay que distribuir más y mejor la cantidad de comida que ingerimos en diferentes tomas, dejando que no pasen más de tres horas o tres y media entre una comida y otra.

El desayuno es clave

El desayuno es clave y debería de contener el 20% o más de las calorías que necesitamos para el resto del día. Y esto deberíamos hacerlo con todas las comidas, trocearlas en unidades entorno al 20%, de forma que estaremos mucho más activos y mejor a nivel emocional durante todo el día.

También es importante enseñarle esto a los niños. La capacidad de contagiar las emociones es muy alta y la capacidad de servir de modelos a gente que nos observa también.

 

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Alimentación, nutrición y sociedad en el siglo XXI: ¿Quo vadis?

El profesor Jose Maria Bengoa hablaba de tres objetivos vitales:

-Defendernos ante la muerte, la enfermedad y el deterioro de los años.

-Alcanzar la belleza y el amor como signos positivos de la vida. No conformarnos con la ausencia de enfermedad, sino promover un estado físico y psíquico armónico y positivo.

– Y lograr un bienestar y felicidad social razonables, como signos de solidaridad y equidad social.

En todos ellos la alimentación, y por ende la nutrición, tienen que ver. Pero no debemos olvidar que “la existencia es una aventura de la que nadie sale vivo”.

¿Sabemos lo que comemos?

Actualmente vivimos en una sociedad muy avanzada tecnológicamente pero sin embargo la dieta no la conocemos y por ello es muy difícil de ajustar bien lo que debemos ingerir.

En la casa de la dieta conviven diferentes pisos. En el primer piso está la fracción nutritiva, que constituyen los 50 nutrientes que necesitamos, y por otro lado tenemos la fracción no nutritiva en la que se encuentran los componentes naturales de los alimentos (los grandes secretos de los alimentos), los componentes bioactivos que vamos conociendo poco a poco como los flavonoides y polifenoles, y los aditivos y contaminantes.

Uno de los principales retos es dar instrumentos a la población para conocer los beneficios riesgos de consumir determinados alimentos. En definitiva, decir que no conocemos bien lo que comemos.

¿Cuántas comidas haremos a lo largo de nuestras vidas?

Comer y beber es la actividad que con más frecuencia se hace a lo largo de la vida. Si hacemos un cálculo considerando tres comidas al día y las expectativas de vida se obtiene que las mujeres harán más de 90.000 y los hombres unas 82.000. Y la pregunta es ¿cuántas de esas comidas suponen riesgo? Puede haber riesgos, pero no ha habido un momento en la historia en el que tengamos alimentos tan seguros como en la actualidad.

Heterótrofos y omnívoros

El ser humano es heterótrofo (incapaz de elaborar su propia materia orgánica a partir de sustancias inorgánicas, por lo que debe nutrirse de otros seres vivos) y omnívoro; y por tanto tenemos que elegir los alimentos que contienen los nutriente a partir de otras especies.

Otro aspecto significativo es que no se tiene hambre específica de nutrientes, que sí tienen otras especies. Por lo tanto tenemos que dar a la población conocimiento para elegir adecuadamente los alimentos que constituyen la dieta.

El profesor Francisco Grande Covián decía que “es más fácil cambiar de religión que de hábitos alimentarios”, sin embargo actualmente sí que estamos modificando nuestros hábitos alimentarios.

¿Somos autónomos ó heterónomos?

Ésta es otra pregunta que nos debemos plantear. Actualmente no somos muy autónomos y tenemos tendencia a echar la culpa a otros: “no sé lo que como”; “¿qué nos estarán dando?”; “si yo como lo de siempre.”; etc… Pero en realidad sólo tienen “excusa” las personas dependientes y los pacientes hospitalizados. En el caso concreto de la alimentación institucional, casi desde que nacemos en el comedor de la guardería, escuela, universidad, empresa y en geriátrico hasta la muerte… Estamos en manos de otros. Realizamos más comidas fuera de casa por deber o por placer.

¡Qué cambios!

Se han producido una serie de cambios:

-La ingesta de fibra, en las sociedades occidentales, es 5-10 veces menor que antes.

-El consumo de grasa saturada es 3-4 veces mayor.

-Se consumen 5-10 veces menos AGPI ω-3.

Vivimos en dos mundos opuestos, también en nutrición, uno de opulencia, o malnutrición por exceso, y otro de malnutrición por defecto y de la pobreza. Probablemente nosotros veamos que la malnutrición por defecto sea vencida, pero no soy tan optimista con respecto a la obesidad y patologías relacionadas.

De ese mundo de la obesidad, que es contagioso y transmisible, hay estudios dramáticos sobre como las familias obesas hacen mascotas obesas y como los amigos obesos hacen amigos obesos. Por ello la OMS, por primera vez, declara a una enfermedad no contagiosa como la epidemia del siglo XXI.

¿Nos pesamos o nos miramos al espejo?

Lo saludable sería controlar el peso y no mirarnos tanto al espejo, porque empieza a ver una distorsión en la imagen corporal de cada uno y también la colectiva hacia el exceso.

Los ideales corporales de belleza femenina han ido cambiando, desde la Venus de Willendorf 20.000 años antes de Cristo (de medidas corporales 240, 220, 240), después la Mis Valle del Indo (112, 85, 158), la Venus de Samotracia (105, 107, 110), la Miss Mundo (90, 60,90) hasta la Top Model actual. Actualmente estamos volviendo hacia la Venus.

Sedentarismo

Además de la alimentación tenemos que hablar de la actividad física, y el problema del sedentarismo también se contagia. Así el sedentarismo se debería reconocer como una patología por la OMS.

La Dieta Mediterránea, nuestro gran mensaje nutricional

Cuando en Google se buscan estos términos hay las siguientes entradas: estilos de vida saludables: 1.070.000; sedentarismo: 2.680.000; obesidad: 13.900.000; malnutrición: 1.020.000; mediterranean diet: 5.060.000; dieta mediterránea: 1.140.000.

El profesor Ancel Keys, en un libro del año 1959, reconocía los beneficios de la dieta mediterránea y daba las siguientes recomendaciones:

-Mantener el peso adecuado.

-Reducir el consumo de grasa saturada.

-Usar preferentemente aceites vegetales y mantener el aporte calórico de las grasas por debajo del 30%.

-Consumir verduras, frutas, y lácteos descremados.

-No abusar de la sal ni del azúcar refinado.

-Realizar regularmente ejercicio físico.

-Evitar el tabaco, alcohol y excitantes.

-Visitar al médico con regularidad y evitar preocuparse en exceso.

El mensaje hoy sigue siendo el mismo. La única diferencia es que lo que se escribía en los años 60 estaba muy a pie de calle, es decir, era fácil de seguir por la población. Sin embargo, ahora nos cuesta mucho seguir.

En la dieta mediterránea además de las propiedades de los alimentos (bien conocidas) aparece un estilo de vida de socialización durante las comidas, la práctica regular de actividad física, e incluso la siesta. De hecho, en la última pirámide de la DM en la parte inferior se recupera el concepto de socialización, de comer en familia, de disfrutar. No es sólo importante lo que se come, sino cómo se come.

También debemos reflexionar sobre la distinta suerte de los alimentos de la DM, algunos casi se consideran mágicos como las nueces, el aceite de oliva o el vino. En cambio otros han tenido mala suerte como las legumbres, el pan o los cereales. Son los grandes olvidados.

Sobre el convencimiento de “ser mediterráneo” cito la reflexión del antropólogo Jesús Conteras: “somos un país mediterráneo; por lo tanto comemos dieta mediterránea; la dieta mediterránea es sana…nosotros comemos sano”. Sin embargo, la realidad es bien distinta.

¿Es más cara una dieta saludable, la DM?

Hay una percepción (equivocada en gran parte) de que la dieta saludable es más cara, y de que frutas, verduras, pescado y alimentos de calidad nutricional añadida tienen un mayor precio. La relación tamaño precio influye y el coste energético de los productos frescos es mucho más elevado que el de azúcares añadidos y/o grasas. Sin embargo podemos usar legumbres y pan, pero a veces no tenemos las herramientas suficientes para hacerlo. El coste energético de alimentos en relación con la densidad energética del pescado, vegetales y fruta comparado con azúcares o aceites es mayor pero hay un amplio rango de precios en las más de 100 especies de pescados de nuestros mercados, por tanto podemos elegir.

Valoración nutricional de la dieta española

Los datos son elaborados conjuntamente con el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente desde la Fundación Española de Nutrición, es la valoración nutricional de la dieta española con datos de más de 8.000 hogares y también en instituciones y restauración colectiva.

En el menú medio actual hay fortalezas y debilidades. En población adulta hay que destacar que el consumo de pescado y marisco es elevado (100 gramos por persona y día); también que el consumo de frutas y verduras supone más de 600 gramos al día; y que el aceite de oliva sigue siendo el mayoritario.

Pero también hay debilidades: el consumo de legumbres es paupérrimo; sigue siendo bajo el consumo de cereales; y ha habido un aumento espectacular de las bebidas sin alcohol. La pirámide alimentaria recomendada es seguida sólo por un 50% de la población.

En relación con el perfil calórico (de dónde obtenemos la energía) en los años 60 las recomendaciones eran cumplidas por nuestros padres o abuelos, pero en la actualidad no.

¿Cómo ha evolucionado el consumo de energía? En todos los países ha habido un incremento de la disponibilidad energética, lo que en principio es un dato positivo, pero se puede volver en nuestra contra si la elección de nutrientes no es correcta. Y respecto a la calidad de la grasa, aunque la cantidad de grasa total no nos gusta, si que el porcentaje de grasa monoinsaturada (gracias al aceite de oliva) es un factor de protección en la dieta.

¿En qué hemos fallado?

Nunca hubo tanto donde elegir, ni menos tiempo y capacidad para hacerlo. Y como dice el profesor García Diz: “¿Por qué si los animales en libertad y el hombre, hace escasamente 40 años se alimentaban correctamente sin necesidad de nutriólogos, tablas de composición de alimentos, etiquetados nutricionales, legislaciones proteccionistas, etc…, parecemos ahora tan incapacitados?

Actualmente aspiramos a encontrarnos con un buen plato de carne o pescado aderezado con una pequeña guarnición. Sin embargo en el pasado aspiraban a tener un potaje con una base de legumbres, cereales y si es posible un pequeño aporte de proteína animal. Además ha cambiado la cantidad, el filete medio hace 30 años era de 140 gramos, pero ahora es de 250 gramos.

Uno de los principios de la dieta correcta es variedad, equilibrio y moderación. Sin embargo la variedad sólo no garantiza una buena dieta, o por lo menos la correcta elección de alimentos hacia una buena dieta.

Para nuestros padres y abuelos bastaba con dos factores: placer (lo que me gusta y conozco) y mantener la salud (me sienta bien); actualmente hemos añadido: la relación tamaño/precio, la facilidad de preparación y la duración. Y los datos a través de los estudios del ministerio nos dicen que en primer lugar está la relación tamaño/precio y en último mantener la salud.

Alimentación verticalizada

Nos cuesta cada vez más ver el plato horizontal, ver los alimentos (como lo hacían nuestros padres y abuelos). Nos hemos acostumbrado a comer en vertical, con productos muy bien diseñados nutricionalmente pero que no vemos cuáles son las materias primas de origen. Éste es un tema especialmente preocupante en el caso de los niños. Y además esto dificulta la educación nutricional.

Socialización de las comidas

No debemos olvidar que durante milenios la alimentación fue la primera actividad del hombre, incluso tuvo una especial importancia en la formación de la familia. El hombre comienza a compartir su botín alimentario con una determinada mujer y con sus hijos, organizando su vida en torno a la alimentación, uno cazando o pescando y la otra recolectando o elaborando la comida.

Es decir, es en las comidas familiares donde se afirma la pertenencia al mismo grupo y se adquieren hábitos saludables, y valores. Ahora, ¿quién transmite esos valores? Y cuando congregarse en torno a la mesa de la comida desaparezca, ¿dejará de existir la familia o en la sociedad futura se podrá sobrevivir sin familia? Hay que recuperar a los clásicos. En un tratado de Faustino Cordón explica que la cocina es lo que nos hizo realmente humanos. Además también estamos en un momento de pérdida de habilidades culinarias, sobre todo en la gente joven.

La alternativa son los alimentos procesados, pero ¿tienen beneficios o riesgos? Me gustaría recordar que el procesamiento industrial de los alimentos ha sido una de las revoluciones en los últimos 100 años, sin embargo ahora hay una tendencia hacia el crudismo.

Nuevos estilos de vida y nuevas maneras de comer

Ha habido una prolongación del período dedicado al trabajo remunerado y fuera del hogar por parte de las mujeres, se han redistribuido las tareas en el hogar pero en el conjunto ha disminuido el tiempo dedicado a cocinar.

Ha habido una modificación en los tiempos de trabajo y en los ritmos sociales en general; han cambiado las estructuras familiares (hemos pasado de un módulo de 3,5 a 2,9 en 30 años), y hay más hogares con personas solas.

Han aparecido aplicaciones tecnológicas: nuevos equipamientos domésticos (el micro-ondas) y alimentos más fáciles de preparar.

Ha surgido un fenómeno de individualización y simplificación de las comidas: aumenta el número de comidas que se hacen en solitario; se amplían considerablemente las franjas horarias de todas y cada una de las ingestas; se amplían y diversifican los lugares donde se realizan las ingestas, tanto en el hogar como fuera.

Se produce la desconcentración o transferencia de las comidas sólidas (relativamente concentradas en la comida y en la cena) en beneficio de las pequeñas comidas (el desayuno, el “bocata” o “tentempié” de la mañana, la merienda y el “bocata” de la noche son las más frecuentes y más copiosas).

El menú de las comidas principales se simplifica: la comida principal al “nuevo estilo” se organiza alrededor de un solo plato.

La desimplantación: las “nuevas” comidas no tienen lugar a horarios fijos: “brunch”; “aperitivo-comida”; “merienda-cena”.

La deslocalización: la “comida tradicional” tenía lugar en la cocina o en el comedor…¿y ahora? se añaden la habitación (0,9 % de las meriendas y 0,5 % de las cenas) y el sofá (10,6 % de las cenas). En el exterior, al restaurante, el café y el comedor de empresa, se añaden la calle y los parques o jardines (2,1 % de las comidas del mediodía).

La “nutrición silenciosa”

Se trata de hacer todo rápidamente y varias cosas al mismo tiempo. Y recodar la definición de Tagle de “alimento rápido”: el que se recibe dentro de los tres minutos de ordenarlo y se consume en veinte minutos o menos. Además es el mundo en silencio: para comprar en el supermercado no hay que hablar, para comer en un “self-service” se toman los platos en silencio y con los “TV dinners” se come ensimismado.

Cambios en la estructura del consumo privado

Cada vez dedicamos un porcentaje menor a alimentación y hemos aumentado el tiempo de ocio, pero que no lleva a que socialicemos más en la alimentación. Se va desterrando el mercado tradicional, donde hay más producto fresco y por otro lado es más difícil de ir en coche.

La crisis hace que tiremos menos comida, pero todavía se puede hacer mucho más.

Hay preocupación por la alimentación en relación a la salud. Lo que peor se ha modificado del 2009 al 2112 es hacer ejercicio regularmente, que está en un porcentaje muy bajo. Sin embargo ha aumentado mucho la disposición a pagar por alimentos más naturales, o intentar preparar comidas más equilibradas.

Lo que más nos gusta comer entre los platos de verduras son la ensalada verde, la ensalada de tomate y las judías verdes. Ha habido una explosión espectacular en los productos que nos ayudan en la cocina como las ensaladas preparadas, salsas de tomate, sopas frías.

Se publican muchísimos libros de cocina, hay muchos programas de cocina en antena pero cocinamos menos.

También nos gusta la comida de otros países, en apenas 10 años se ha duplicado el consumo.

Por último decir, que lo importante son los alimentos, los que nos convocan y nos expresan. No lo hacen los nutrientes ni las sustancias bioactivas.

Y por último…

El vaticinio de futuro de Patricia Aguirre: “si usted vive en alguna provincia donde todavía duerme siesta, lamento decirle que es algo así como un dinosaurio de la comensualidad, al que aún no le cayó el aerolito de la modernidad postindustrial, pero le caerá, tarde o temprano, le caerá. Aunque sepa que al mediodía hace 42 grados a la sombra y la productividad baja si trabaja a esa hora, preocúpese, porque en algún escritorio, en ese mismo momento algún iluminado del mercado o del estado, está sacando cuentas para incluirlo en el horario continuado, no importan sus ritmos biológicos, su cultura horaria o la estacionalidad medioambiental”.

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España es el segundo país con un mayor número de intoxicaciones por anisakis

El anisakis es un parásito de unos 20-30 mm del intestino de múltiples especies marinas y que se trasmite al ser humano a través de la ingestión de pescado o cefalópodos contaminados, provocando trastornos gastrointestinales y alérgicos. En los últimos 30 años el número de casos ha aumentado debido a las modas culinarias y nuevos métodos de conservación o manufactura del pescado. La Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD) reclama la atención sobre este fenómeno y destaca la necesidad de observar unas medidas de prevención básicas. “Dado que el parásito del anisakis está extendido por todos los mares del planeta la única solución es la prevención y la auto responsabilidad en el consumo de pescado”, explica el Dr. Alfredo Lucendo, experto de la Fundación Española de Aparato Digestivo (FEAD), y señala tres consejos de prevención: cocinar el pescado a una temperatura de 60º, congelarlo al menos 48 horas a -20º si se va a consumir crudo o semi crudo y asegurarse de que el pescado se ha procesado correctamente cuando se consume fuera de casa. Finalmente, advierte que la cocción en microondas no es segura ya que no garantiza una temperatura homogénea superior a los 60º. “La incidencia de la anisakiasis en nuestro país depende de las costumbres culinarias de cada zona y de la conservación del pescado y no tanto de la variedad de especies consumidas”, señala el Dr. Lucendo. Según un estudio publicado en 2012, hay menos pescado infectado por anisakis en Galicia (0,43%) que en Madrid (13,4%), por ejemplo. “Lo que implica que el modo de conservación y trasporte del pescado es tan importante como su tratamiento o cocción”, indica el especialista. Aumento de anisakiasis La identificación de la anisakiasis es relativamente moderna; los primeros casos notificados se produjeron en el norte de Europa, en Escandinavia en los años 60, relacionados con el consumo de salmón ahumado e hígado de bacalao. Sin embargo, en los últimos 30 años las infecciones y trastornos intestinales y alérgicos debidos a este parásito han aumentado de forma considerable. Según la FEAD, tres son las causas de este aumento: cierta preferencia por comer pescado crudo o semi crudo, una mejor técnica de conservación del pescado, que facilita que se consuma fresco en lugares más apartados de la costa y las modernas prácticas pesqueras por las que el pescado se limpia en alta mar y las tripas infectadas se tiran al mar sirviendo de alimento a otros peces. En 2012 se notificaron 20.000 casos de anisakiasis en todo el mundo. “El anisakis incluso está presente en el pescado de piscifactoría que ha sido alimentado con comida infectada, y los países más afectados son Japón y en segundo lugar España”, apunta el Dr. Lucendo. “Las causas cabe encontrarlas en que España es el segundo país del mundo en cuanto a ingesta de pescado por habitante y año y existe una alto grado de parasitación en la mayoría de especies de consumo habitual”, explica el Dr. Lucendo. Si bien el porcentaje de muestras afectadas es muy variable según la zona de origen y la época del año, los pescados más frecuentemente parasitados son la merluza y el bonito (casi el 100% de la merluza del cantábrico mayor de 65 cm, y hasta el 81% del bonito). Sin embargo, los que más episodios de anisakiasis producen son otros pescados, que se consumen con menor preparación (crudos, marinados…), como el boquerón, la anchoa y la sardina. “Contrariamente a lo que solemos pensar, la cocina española ofrece una amplia variedad de platos tradicionales con alto riesgo de anisakis como pescados preparados en aceites, en vinagre, salazones, ahumados o escabeche”. Destaca, este especialista, que las temperaturas extremas suelen destruir el parásito, mientras que la sal, el aceite, el escabeche o el ahumado son procedimientos que no muestran eficacia alguna sobre las larvas. Hay otras especies marinas infectadas como los crustáceos (langosta, gamba, cangrejo…) o los cefalópodos (pulpo, sepia o calamar), pero que producen menos infecciones por su modo de consumo. Una especie que se salva de la infección son los bivalvos (mejillones, ostras, berberechos…) ya que su modo de alimentación (por filtración) impide que la larva anide en ellos. Síntomas y tratamiento de la anisakiasis La infección por anisakis presenta en un 10% un cuadro de trastornos intestinales y de estos casos un 1% deriva en manifestaciones alérgicas. Los síntomas digestivos o intestinales más comunes causados por la presencia del parásito en el estómago o el intestino son náuseas, vómitos y dolor abdominal, de diferente localización según el punto en que penetra el parásito. Lo más frecuente es un dolor intenso en la boca del estómago (epigastrio) unas horas después de la ingestión, pero pueden aparecer cuadros obstructivos si el parásito llega al intestino, obligando en ocasiones a cirugía del abdomen. Cuando la infección desencadena reacciones alérgicas, éstas son similares a las producidas por el marisco, que van desde urticarias leves (prurito y lesiones cutáneas) hasta la más grave anafilaxia que puede causar shock y peligro vital.

Reducir 100 calorías diarias en el 90% de los adultos puede prevenir los índices de obesidad de la población

Reducir 100 calorías diarias en el 90 por ciento de los adultos puede prevenir los índices de obesidad de la población, según ha mostrado el estudio Energy balance and obesity, realizado por la Universidad de Colorado (Estados Unidos), en el que se destaca la necesidad de fomentar la práctica de ejercicio físico por ser un requisito “indispensable” para combatir esta enfermedad.

Asimismo, la investigación, que ha sido publicada en la revista Circulation, ha señalado la importancia de comprender cómo funciona el equilibrio energético del organismo, por lo que ha abogado por formar a la población a través de estrategias “más efectivas a las actuales”, para reducir la prevalencia del sobrepeso y obesidad.

De hecho, según han mostrado los expertos, el gasto energético ha disminuido de forma “importante” en el último siglo debido a una menor actividad física diaria. En este sentido, han recordado que existen numerosos estudios que indican cómo niveles superiores de actividad física están asociados a un menor aumento de peso, mientras que niveles más bajos de ejercicio físico se vinculan a un peso mayor.

Y es que, el entorno social influye de manera significativa en el comportamiento de las personas. Por ello, los investigadores han abogado por dotar a la población de infraestructuras que ayuden a desarrollar un estilo de vida más activo y, por tanto, den una mayor accesibilidad a las opciones saludables.

Del mismo modo, consideran “prioritario” realizar esfuerzos en la educación, de forma que se pueda ayudar a la sociedad a comprender el significado y el alcance del concepto “equilibrio energético”, y la importancia que tiene para la salud prevenir la aparición del sobrepeso o la obesidad.

Por otra parte, el estudio ha mostrado también que la restricción alimentaria, por sí sola, no resulta eficaz a la hora de reducir la obesidad, debido a que la fisiología humana está preparada para un elevado nivel de ingesta y de gasto energético al mismo tiempo. De este modo, dicha restricción alimentaria unilateral produce la defensa natural del organismo de mantener su peso actual, alterando la forma en que el cuerpo quema calorías.

“La restricción constante de alimentos es difícil de mantener a largo plazo e igualar la ingesta de energía (calórica) con un alto gasto energético sería más factible para la mayoría de las personas que restringir la ingesta alimentaria para compensar un nivel bajo de consumo de energía”, han comentado los autores del estudio.

Por último, el profesor de Pediatría y Medicina del Campus de Medicina de la Universidad de Colorado y coautor de la investigación, James O. Hill, ha alertado de que si no se aumenta la actividad física de la población, se fomentarán unos niveles “insostenibles” de restricción alimentaria. “Hay que cambiar el mensaje, de “comer menos y moverse más”, por “moverse más y comer mejor””, ha zanjado.

El binomio dieta mediterránea y ejercicio físico anula la predisposición genética a la obesidad

El binomio dieta y ejercicio físico anula la predisposición genética a la obesidad, según el Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn), que ha realizado un estudio que se ha publicados en Plos One.

“Finalizada la investigación, la conclusión es muy clara: la práctica de ejercicio físico y la alimentación es clave para compensar la mutación de los genes FTO y MC4R, de manera que las personas que la padezcan no tienen por qué ser obesas siempre y cuando practiquen deporte y tengan un alto grado de adherencia a la dieta mediterránea. Un hallazgo que abre una puerta de esperanza frente a la creencia de que contra la genética no se podía luchar”, ha señalado la coordinadora de la investigación, la doctora Dolores Corella.

El estudio se centró en el análisis de los dos principales genes relacionados con la obesidad: el FTO y el MC4R. Mientras el FTO, también conocido como “gen de la masa grasa”, es el principal gen asociado con obesidad común en todas las poblaciones y uno de los principales responsables de la acumulación de grasa en humanos; el gen MC4R es el segundo gen en relevancia en los estudios de genoma completo asociados a la obesidad.

Para determinar si su vinculación con el peso corporal (tanto de manera individual como mediante el estudio de su efecto combinado) se podía modular a través de la dieta y el ejercicio físico, los investigadores trabajaron con una muestra de 7.052 participantes del estudio PREDIMED, midiendo la adherencia de estos sujetos a la dieta mediterránea y a la actividad física mediante cuestionarios y analizando la presencia de las variantes en ambos genes.

“Tras analizar los resultados observamos que, además de verificar los efectos del gen FTO que confiere predisposición a la obesidad asociándose significativamente con un mayor índice de masa corporal (IMC), circunferencia de cintura y prevalencia de exceso de peso, el gen MC4R tenía efectos aditivos, de manera que las personas con presencia simultánea de ambas variantes genéticas presentaban mayor peso que si solo tenían una de las variantes”, ha señalado Corella.

No obstante, esta experta ha matizado que estos efectos genéticos no son uniformes para todas las personas, “sino que están modulados por el ejercicio físico y la dieta mediterránea”.

“En lo relativo a la interacción de estos polimorfismos con el estilo de vida, pudimos comprobar que en sujetos sedentarios la asociación de esta variante con un mayor IMC o riesgo de obesidad era mayor que en sujetos activos, en los que prácticamente se contrarrestaba esta mayor predisposición genética”, ha asegurado.

El binomio dieta mediterránea y ejercicio físico anula la predisposición genética a la obesidad

El binomio dieta y ejercicio físico anula la predisposición genética a la obesidad, según el Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn), que ha realizado un estudio que se ha publicados en Plos One.

“Finalizada la investigación, la conclusión es muy clara: la práctica de ejercicio físico y la alimentación es clave para compensar la mutación de los genes FTO y MC4R, de manera que las personas que la padezcan no tienen por qué ser obesas siempre y cuando practiquen deporte y tengan un alto grado de adherencia a la dieta mediterránea. Un hallazgo que abre una puerta de esperanza frente a la creencia de que contra la genética no se podía luchar”, ha señalado la coordinadora de la investigación, la doctora Dolores Corella.

El estudio se centró en el análisis de los dos principales genes relacionados con la obesidad: el FTO y el MC4R. Mientras el FTO, también conocido como “gen de la masa grasa”, es el principal gen asociado con obesidad común en todas las poblaciones y uno de los principales responsables de la acumulación de grasa en humanos; el gen MC4R es el segundo gen en relevancia en los estudios de genoma completo asociados a la obesidad.

Para determinar si su vinculación con el peso corporal (tanto de manera individual como mediante el estudio de su efecto combinado) se podía modular a través de la dieta y el ejercicio físico, los investigadores trabajaron con una muestra de 7.052 participantes del estudio PREDIMED, midiendo la adherencia de estos sujetos a la dieta mediterránea y a la actividad física mediante cuestionarios y analizando la presencia de las variantes en ambos genes.

“Tras analizar los resultados observamos que, además de verificar los efectos del gen FTO que confiere predisposición a la obesidad asociándose significativamente con un mayor índice de masa corporal (IMC), circunferencia de cintura y prevalencia de exceso de peso, el gen MC4R tenía efectos aditivos, de manera que las personas con presencia simultánea de ambas variantes genéticas presentaban mayor peso que si solo tenían una de las variantes”, ha señalado Corella.

No obstante, esta experta ha matizado que estos efectos genéticos no son uniformes para todas las personas, “sino que están modulados por el ejercicio físico y la dieta mediterránea”.

“En lo relativo a la interacción de estos polimorfismos con el estilo de vida, pudimos comprobar que en sujetos sedentarios la asociación de esta variante con un mayor IMC o riesgo de obesidad era mayor que en sujetos activos, en los que prácticamente se contrarrestaba esta mayor predisposición genética”, ha asegurado.

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Nutrición personalizada en las interacciones dieta – xenobióticos

Los polifenoles se pueden ver desde dos puntos de vista: como moléculas antioxidantes y por otro lado como xenobióticos.

Hay dos categorías de antioxidantes unos son las enzimas, superoxido dismutasa y catalasa, (es muy difícil de cambiar el nivel de antioxidantes enzimáticos en las células), y otros son los antioxidantes dietéticos, sobre todo vitaminas y polifenoles (que sí se pueden modificar). Además en el plasma tenemos albúmina, que es un antioxidante muy poderoso, ceruloplasmina, ácido úrico…

Los niveles plasmáticos de antioxidantes son: vitamina C 60-80 microM; ácido úrico 400 microM; alfa tocoferol 10-20 microM; y en el interior de la célula tenemos 1mM de vitamina C y algo más de 1mM de glutatión. Y cuando tomamos té verde, manzanas, fresas… hay 1 microM de polifenoles en el plasma.

El organismo ve los polifenoles como xenobióticos y se metabolizan muy rápidamente. Todos los estudios incluidos los in vitro con cultivos celulares con concentraciones de más de 10 microM no sirven para nada, no tienen mucho sentido fisiológico.

¿La capacidad antioxidantes directa en plasma es un epifenómeno?

Si comemos fruta comemos fructosa que produce ácido úrico, que es un poderoso antioxidante y sube la capacidad antioxidante en el plasma, de manera que cuando comemos una manzana no son los polifenoles de la manzana sino la fructosa la que sube la capacidad antioxidante del plasma. Si no son antioxidantes los polifenoles, ¿qué son? Son xenobióticos.

Las células se adaptan al estrés

Hay que tener en cuenta que todo lo que no nos mata nos fortalece. La célula responde de una manera inducida al estrés: el estrés mata la célula o nos fortalece. La segunda vez la célula reacciona de manera más rápida y en mayor medida porque la célula se puede adaptar al estrés.

Los xenobióticos activan quinasas intracelulares, la más importante es Nrf2 (Nuclear factor erythroid 2-related factor). Éste llega al núcleo y encuentra ARE (Antioxidant Response Element) que sintetiza antioxidantes. Lo mismo los polifenoles, cuando tomamos té verde se metabolizan los polifenoles, llegan a la célula y estimulan las rutas de síntesis del estrés. Así que la célula reacciona a los polifenoles dietéticos (como si fueran xenobióticos) como elementos de estrés. Así pues la respuesta del organismo a la ingesta de polifenoles no es una reacción de antioxidantes directa sino indirecta.

Problemas derivados de la edad

Muchas veces los mayores se encuentran en situación de malnutrición o bien porque no comen bastante por problemas socioeconómicos o porque están anoréxicos de manera fisiológica por la edad o de manera patológica por una depresión. Y de lo que comen muchas veces la absorción no es correcta, hay problemas de ingesta de nutrientes, se altera el gusto y la utilización de los nutrientes cambia con la edad.

En el mundo occidental hay un problema con los mayores de carencia de vitaminas A,D,B,C y ácido fólico. Son carencias plasmáticas.

En el caso de la vitamina C se absorbe en el intestino a través de un canal llamado SVCT1 y éste controla la homeostasis de la vitamina C. Comer mucha vitamina C no sirve para nada porque SVCT1 es saturable: más de 200 miligramos de vitamina C no se pueden trasportar desde el intestino al plasma. La expresión de este canal es codificada por el gen SLC23A1. El genotipo de este gen afecta al nivel plasmático de vitamina C. Se han descubierto recientemente dos SNPs: uno relacionado con un nivel plasmático bajo y otro con un nivel elevado (independientemente de otros cofunders: raza, tipo de comida, etc).

La combinación de consumo de alcohol excesiva, de tabaco, dieta y estilo de vida no óptimos con uno de estos SNPs amplifica el efecto del SNP.

Además con la edad se pierde la capacidad de detoxificar el organismo y podemos desarrollar una farmacología específica para los ancianos. Un ejemplo es el ácido lipoico que es un antioxidante y sobre todo es un inductor de las enzimas de fase dos y restablece los niveles de glutatión en corazón, cerebro e hígado. Así que suministrando ácido lipoico a ratas ancianas se restablece la capacidad de los hepatocitos para detoxificar el hígado de tBUOOH (tert-Butyl hydroperoxide) porque el ácido lipoico restablece los niveles de glutatión hepático, que disminuye con la edad.

También hemos medido el glutatión en la aorta, que también baja con la edad, pero que se puede aumentar suministrando ácido lipoico y se puede restablecer la vasomoción (la elasticidad de las arterias) que disminuye con la edad.

En el proyecto europeo llamado Local Food Nutraceuticals se han estudiado las plantas medicinales del sur de Europa. Se ha hecho un trabajo de Etnobotánica y se han recogido plantas medicinales en el valle del río Segura, en el sur de Italia y en Creta (Grecia) y se han extraído los principios activos de 143 plantas.

Se va visto que las células de endotelio estimuladas con alcachofa y tomillo silvestres, añadiendo extracto, sube la producción de óxido nítrico NO (factor vasorrelajante).

También se han tratado ratas ancianas con una cantidad de 10 mg de polifenoles (lo que comemos con una ensalada) con un extracto de alcachofa silvestre y se ha restablecido en un 50% la capacidad de elasticidad de las arterias.

En otro experimento en Koala Lumpur a unos 100 voluntarios se les dio 2 mL de un extracto de alpechín, que es muy rico en polifenoles. Se midió la capacidad antioxidante total (TAS) que no se había modificado y el glutatión si había cambiado (el reducido y el oxidado). Esto sugiere que tomar extracto de alpechín rico en polifenoles de aceituna además del poder antioxidante también actúa como xenobiótico, al pasar por el hígado éste reacciona y produce glutatión, que es un antioxidante.

Papel del alcohol

El alcohol se metaboliza a través de la deshidrogenasa. En un estudio publicado en 1991 se ha visto que hay tres tipos de individuos: los que metabolizan más rápido y los que lo hacen más despacio y parece que los que metabolizan más despacio tienen un riesgo cardiovascular más bajo. Además de menos factores de riesgo cardiovascular tienen niveles de HDL más elevados los que metabolizan el alcohol más despacio (otros trabajos esto no lo han confirmado).

El futuro

Sabemos poco de la interacción dieta-genómica. Hay mucho camino que recorrer, se puede tipificar el genoma sabemos qué sucede con los xenobióticos pero la interacción entre los dos vamos a tardar años en conocerla.

La dieta mediterránea enriquecida con nueces reduce un 49% el riesgo de ictus

El New England Journal of Medicine ha publicado en su edición online los resultados principales del estudio PREDIMED, un ensayo multicéntrico de prevención primaria cardiovascular financiado por el Ministerio de Salud. Según este estudio, el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares (infarto de miocardio, ictus o muerte cardiovascular) se reduce en un 30%, y específicamente, el riesgo de ictus o accidente vascular cerebral se reduce en un 49%, cuando se sigue una dieta mediterránea suplementada con 30 gramos de frutos secos, la mitad de ellos nueces, en comparación con una dieta baja en grasa.

Según el Dr. Ramón Estruch, coordinador general del PREDIMED y miembro del Hospital Clínic, “esperamos que los resultados del estudio tengan un gran impacto global en la práctica clínica dirigida a la prevención de las enfermedades cardiovasculares”, principal causa de muerte en España y en el mundo. En opinión del Dr. Emilio Ros, coordinador de la intervención nutricional en el estudio y Jefe de la Unidad de Lípidos del Hospital Clínic, “los resultados son de gran trascendencia porque demuestran de modo convincente que una dieta alta en grasa vegetal es superior a una dieta baja en todo tipo de grasas para la prevención cardiovascular”.

PREDIMED es uno de los mayores estudios clínicos de nutrición que se han hecho nunca en el mundo. Se inició en otoño de 2003 y finalizó en verano de 2011. El ensayo contó con una red de 11 centros reclutadores y 8 centros de laboratorio en diversas comunidades autónomas. Participaron 7.447 voluntarios, hombres y mujeres de 55 a 80 años de edad que tenían un alto riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares pero no las habían tenido en el momento de entrar en el estudio. El riesgo cardiovascular de los participantes se debía a ser fumadores o tener diabetes, el colesterol alto, hipertensión o exceso de peso.

Los participantes fueron asignados al azar a 3 dietas. Dos de ellas eran dietas mediterráneas, ricas en grasa vegetal, una suplementada con aceite de oliva virgen extra y otra con frutos secos. El tercer grupo fue asignado a la dieta convencional recomendada para la prevención cardiovascular, una dieta baja en todo tipo de grasas. Durante todo el estudio a los participantes asignados a cada uno de los dos grupos de dieta mediterránea se les entregaron gratuitamente aceite de oliva virgen extra (un litro por semana) o frutos secos (30 gramos al día, 15 gramos de nueces, 7,5 gramos de almendras y 7,5 gramos de avellanas). Junto a los beneficios de la dieta con nueces, el estudio mostró que la dieta suplementada con aceite de oliva virgen extra también reducía el riesgo de enfermedades cardiovasculares en un 30%.

Durante una media de 5 años, los participantes en el estudio fueron visitados cada 3 meses por un dietista y participaron en sesiones educativas en grupo, recibiendo descripciones detalladas de la dieta mediterránea o baja en grasa y de los alimentos que contienen, además de listas de compra, menús y recetas adaptadas al grupo de dieta que les correspondía y a la estación del año.

El ensayo PREDIMED ha sido financiado en su totalidad con fondos públicos del Instituto de Salud Carlos III, a través de las redes de investigación cooperativa CIBER Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición y RTIC RD06/0045. El ensayo PREDIMED ha contado con asesoramiento externo de profesores de las universidades de Columbia, Harvard y Loma Linda y del estudio EPIC de España.

Según los consejos nutricionales del PREDIMED, las nueces se distinguen del resto de los frutos secos por su composición única en ácidos grasos Omega 3. Sus antioxidantes se encuentran entre los más potentes del mundo vegetal y la investigación científica ha corroborado sus beneficios para la salud en general y el corazón en particular.