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Planificación de dietas hipocalóricas. Utilización de listas de intercambios

Las primeras listas de intercambio comienzan en los años 40 por EEUU y son un trabajo conjunto de la Asociación Americana de Diabetes y de la Asociación Americana de Dietistas. Tienen como finalidad la mejor educación nutricional de los diabéticos ya que estas asociaciones proponen unos listados de intercambio de alimentos que están unificados por el contenido de hidratos de carbono, de tal forma que los diabéticos van a tener facilidad a la hora de controlar la ingesta de este nutriente y van a poder diversificar sus dietas. Más tarde estas listas de intercambios se aplican a otras enfermedades, como en la obesidad.

Las listas de intercambios a lo largo de los años han sufrido bastantes revisiones, fruto de una de esas revisiones que se lleva a cabo en 1996 surgen las listas de intercambios tal como las conocemos en la actualidad. Es decir los alimentos van a estar agrupados no solamente por el contenido de hidratos de carbono sino también van a tener en cuenta el contenido en proteínas y lípidos.

En España llevamos 20 años utilizando las listas de intercambios con alimentos propios de nuestra cultura culinaria y gastronómica. Han sufrido diferentes revisiones y en una de las últimas, que se ha llevado a cabo en el año 2008 por parte de los autores Russolillo y Marques, se consigue una lista de intercambios de más de 300 alimentos. Además son las únicas que están validadas estadísticamente.

¿Qué son los intercambios?

Son alimentos que en unas cantidades ya establecidas y determinadas nos van a proporcionar un aporte de energía y macronutrientes similares, por lo tanto se pueden intercambiar entre ellos.

Esto supone una herramienta muy útil para el profesional de la nutrición ya que facilita la confección de las dietas y va a fomentar una alimentación mucho más variada y equilibrada, y además vamos a personalizar e individualizar al máximo. Por otra parte también es una herramienta muy útil para usarla en la educación nutricional de los pacientes, sobre todo en la etapa tan difícil del mantenimiento de la pérdida de peso después de haberlo perdido.

Las listas de intercambios deben de considerar los siguientes grupos de alimentos: lácteos, verduras, frutas, azúcares, féculas, proteicos y grasas. A su vez los lácteos los podemos dividir en enteros, semidesnatados y desnatados, y los proteicos se dividen hasta en 5 grupos dependiendo del aporte de grasa. Un ejemplo de lista de intercambio del grupo de lácteos enteros: 150 gr de cuajada, 240 gr de leche entera y 250 gr de yogurt natural corresponde a un intercambio. Estos alimentos en estas cantidades nos van a aportar las mismas kilocalorías, los mismos hidratos de carbono, proteínas y lípidos, de tal forma que todos son intercambiables entre sí.

Las listas de intercambio deben cumplir una serie de requisitos para que sean validas. En primer lugar que las cantidades en gramos que corresponden a cada intercambio sean una cantidad de consumo habitual o bien una fracción de ración. Además deben ser alimentos de consumo habitual y que tengan un interés nutricional para el colectivo en que los vamos a usar (por ejemplo en obesidad que tengan poca cantidad de grasa, y por tanto poco valor energético).

Etapas del sistema de intercambios

Hay que seguir una serie de etapas para elaborar una dieta con el sistema de intercambios. En primer lugar establecer el valor energético de la dieta, después repartir los macronutrientes, asignar los intercambios, distribuir la energía por tomas y, en último lugar, presentar la dieta.

Establecer el valor energético de la dieta

Vamos a poner el ejemplo de una mujer que va a la consulta, de 52 años de edad y en una situación de pre-obesidad sin alteraciones asociadas. Se pauta una dieta hipocalórica y para ello debemos tener una estrategia energética. En primer lugar para valorar la cantidad de energía que tenemos que introducir en esta dieta lo que tenemos que saber es el gasto energético total de esa paciente que se calcula según dos factores: el metabolismo basal (que se puede obtener con la fórmula de Harris Benedict) y la actividad física que realiza (para ello hay diferentes cuestionarios sencillos de usar). De manera que el producto de los dos factores nos da el gasto energético total, que correspondería a una dieta isocalórica para mantener el peso, pero como se trata de un estado de pre-obesidad tenemos que pautar una dieta hipocalórica. En este caso vamos a hacer una restricción del 30% sobre el gasto energético total con el fin de que pierda entre 0,5 y 1 kilo semanal.

Reparto de macronutrientes

En este caso vamos a dar una dieta hipocalórica equilibrada en la que el aporte de carbohidratos va a suponer un 50% de la energía, un 20% las proteínas y el 30% de lípidos.

Asignar los intercambios

Para ello tenemos que tener en cuenta la fórmula nutricional y las recomendaciones dietéticas sobre la frecuencia de consumo de grupos de alimentos. Tenemos que calcular los intercambios que hemos de introducir en toda dieta elaborada por este sistema de intercambios para asegurarnos que estamos consumiendo según la frecuencia de consumo. También hay que tener en cuenta que hay que establecer un orden de asignación de intercambio: primero los lácteos, después verdura, frutas y después féculas, proteicos y grasas.

En un ejemplo si comenzamos con los lácteos desnatados: asignamos dos intercambios de los lácteos que suponen 178 kilocalorías, 24 gramos de hidratos de carbono, 16 gramos de proteína y 2 gramos de lípidos. Después asignamos las verduras, en este caso 3 intercambios para cumplir las recomendaciones; después las frutas y en este punto hacemos una valoración de la cantidad de calorías, hidratos de carbono, proteínas y lípidos para posteriormente ajustar los diferentes nutrientes. En el caso de los hidratos de carbono nos faltan 103 gramos que nos los pueden aportar las féculas (que suponen 7 intercambios de féculas). Volvemos a hacer otra valoración y ajustamos las proteínas (5 intercambios de proteínas) y volvemos a calcular por el mismo procedimiento y de nuevo valoramos. Por último ajustamos la grasa (en este caso 6 intercambios de grasa) y hacemos la valoración final para ver si nuestra propuesta coincide con la fórmula nutricional del principio.

Distribuir los intercambios por tomas

Primero hay que valorar el número de tomas que vamos a presentar en nuestra dieta y el porcentaje de energía de cada toma. Hay que tener en cuenta los hábitos alimentarios del paciente siempre que no estén desestructurados y el estilo de vida, los turnos de trabajo, etc.

Presentación de la dieta

El último punto es traducir los intercambios en gramos de alimentos, en raciones o también en medidas caseras. Por ejemplo un intercambio de féculas puede equivaler a 20 gramos de pasta, 30 gramos de pan, 80 gramos de patata, 20 gramos de arroz, o 15 gramos de galletas maría.

Un ejemplo de presentación una vez traducidos los intercambios:

El desayuno estará formado por un intercambio de lácteos desnatados (dar a elegir 240 gr de leche o 250 gr de yogurt) , un intercambio de frutas y 1,5 intercambio de féculas. El aceite de todo el día son 6 intercambios (30 gramos) para que la paciente lo pueda utilizar a lo largo del día. A media mañana le corresponde un intercambio de fruta.

En la comida se elige según menú. Se establece un plan semanal, que tiene como finalidad hacer un menú que sea variado y adaptarnos a las recomendaciones de consumo de frecuencias semanales de alimentos. Habrá que elegir por ejemplo el primer día verdura y patata, el segundo pasta y verdura, y así seguir el plan día a día. Para el segundo plato también hay un plan semanal con carne o pescado. Las legumbres forman parte del grupo alimentos de féculas pero, aunque aporten la misma cantidad de lípidos e hidratos de carbono, son más ricas en proteínas. Así que si introducimos las legumbres debemos ajustar los alimentos proteicos. Se ha visto que es un sistema muy válido introducirlos como alimentos de segundo plato dos días a la semana.

Para la merienda hay medio intercambio de lácteo de desnatado (leche desnatada o yogur).

Y la cena es el mismo planteamiento que la comida. El primer plato es fijo, las verduras, y se aconsejan verduras crudas y ensaladas para preservar las vitaminas y minerales, y el segundo plato elegir según menús: huevos, jamón, etc., adaptado a las cantidades del número de intercambios.

Entrega de la dieta

A la hora de entregar la dieta hay que dar recomendaciones de alimentos aconsejados o desaconsejados, de tecnologías culinarias, frecuencia de consumo de alimentos, las frutas que vayan variando… Recomendaciones que van a facilitar la comprensión de la dieta y que mejoran la adherencia y, por tanto, el resultado de la dieta.

Tomar probióticos no condiciona la aparición de alergias en la infancia

Hasta ahora, los probióticos han sido considerados comúnmente útiles para algunos niños, aunque su beneficio siempre ha sido “muy leve”, señala la gastroenteróloga pediátrica del Hospital de Niños de Los Ángeles (Estados Unidos), la doctora Sonia Michail, que no ha participado en este trabajo. Sin embargo, ahora esta ventaja ha quedado reducida a cero tras la presentación de estos resultados.

En concreto, han participado en este estudio 123 bebés que ahora son niños, y que han estado bajo el cuidado y la observación del equipo de investigación liderado por la profesora de la Universidad de Perth, la doctora Marie P. Jensen. Así, a la mitad de los bebés se les administró un suplemento diario durante los primeros seis meses de vida, mientras que al otro 50 por ciento se le dio placebo.

El hecho de que las madres de todos los participantes hayan sido alérgicas en el pasado, da a éstos un alto riesgo de padecer alergias, algo que se demostró en el periodo de entre uno y dos años y medio desde el comienzo del proyecto cuando los bebés enfermaron sin presentar diferencias entre ambos grupos.

Tras ello, se realizó una nueva comprobación a los cinco años, momento en el cual tampoco se mostró ningún efecto positivo de estos suplementos. Y es que, el 44 por ciento de los 66 niños que habían recibido probióticos en la infancia desarrolló alguna alergia, tanto por ciento parecido al del grupo de placebo, que se situó en un 38 por ciento.

Por todo ello, los expertos de la Universidad de Perth concluyen que estos microorganismos vivos que habitan los intestinos y se suelen agregar a ciertos alimentos, como yogures y leches fermentadas, no tienen incidencia alguna a la hora de evitar padecer una alergia. “Los resultados sorprenden”, concluye Michail.

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¿Cómo influye el estrés en nuestra alimentación?

Los trabajadores que padecen estrés “consumen mayor cantidad de comida rápida y menos porciones de frutas y verduras”, según un estudio publicado en el número de octubre de la revista Preventing Chronic Disease. La investigación, realizada por la Universidad de Washington, asocia también niveles altos de estrés laboral con menos actividad física y mayor frecuencia de comer mientras se realiza otra tarea.

El estrés sufrido en el puesto de trabajo “va unido a una serie de malos hábitos alimenticios ya que se reduce la ingesta de agua y las comidas se hacen a deshoras y de forma poco equilibrada, pues se comen menos alimentos ricos en fibra y se aumenta el consumo de comida rápida, rica en grasas saturadas”, explica Jesús Román, presidente del Comité Científico de SEDCA.

Estos malos hábitos alimenticios así como las situaciones agobiantes que pueden vivirse en el puesto de trabajo “provocan una alteración de los movimientos peristálticos del intestino producido por una reducción del aporte sanguíneo al tracto intestinal. Cuando esos movimientos se ralentizan, se produce estreñimiento”, explica el profesor Román. Además, el estrés también provoca que “al tener menos tiempo, se retrase el momento de la defecación”, añade.

El Foro de Regulación aconseja que “es muy importante aumentar la ingesta de líquidos, sobre todo agua, realizar una alimentación equilibrada rica en fibra y practicar ejercicio físico. Pero también es fundamental tener una disciplina de horarios, comer cuando se debe y no tomarlo como un esfuerzo”, aconseja Román. En el caso de que esto no funcione, se puede recurrir de forma transitoria a preparados farmacéuticos de origen vegetal, basados en plantas como el fucus, la cáscara sagrada o la frángula.

Aumento del estrés laboral por la crisis

El 58% de los trabajadores españoles afirman haber sufrido un incremento del nivel de estrés laboral durante la crisis financiera, según la encuesta Regus Business Tracker. Los principales motivos son la exigencia del aumento de la rentabilidad y la presión por mantener la excelencia en el servicio al cliente. La amenaza de poder ser despedido o el aumento de responsabilidades en iguales condiciones económicas y laborales influyen también en el nivel de estrés.

Ejercicio, alcohol o antiinflamatorios son determinantes para activar algunas alergias alimentarias

El ejercicio físico, la ingesta de alcohol o los antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) presentan un importante papel como activadores de reacciones alérgicas alimentarias, tal como determinan los resultados recientemente publicados en la revista Allergy (European Journal of Allergy and Clinical Immunology).

La relación entre estos co-factores y las reacciones alimentarias era conocida anteriormente pero sólo había sido estudiada en casos individuales o series reducidas. “El trabajo pone de relieve la importancia de evaluar la acción de estos co-factores cuando se trate a pacientes con posibles reacciones alérgicas alimentarias”, afirma la doctora Victoria Cardona, responsable de la Sección de Alergología del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario Vall d”Hebron de Barcelona y miembro del grupo de investigación de enfermedades sistémicas del VHIR, donde se ha llevado a cabo la investigación.

El estudio ha recogido pruebas de 74 pacientes que presentaban alergias alimentarias inducidas por la acción de co-factores (ejercicio físico, ingesta de alcohol e ingesta de AINEs) durante las 2 horas anteriores a la ingesta del alimento sensibilizante y las 4 horas posteriores. Mientras en el 82,4% de los pacientes la ingesta aislada del alimento sensibilizante no provocaba síntomas o sólo reacciones alérgicas de carácter leve, normalmente urticaria, la intervención de alguno de los co-factores elevaba del 17,6% hasta el 85,1% el número de reacciones anafilácticas. El 58% de los casos estaban relacionados con la ingesta de AINEs, el 52,7% con el ejercicio y el 12,2% con la ingesta de alcohol y en algunos casos, combinados. El tiempo de aparición de los síntomas depende del tipo de co-factor, variando desde 75 minutos de media con los AINEs hasta los 10 minutos con el ejercicio.

En la mayoría de casos el alimento reactivo era algún tipo de derivado vegetal. Concretamente, el 91,7% de los casos presentaban sensibilidad a Pru p 3, una de las LTP más habituales, presente en frutas del grupo de las rosáceas, como el melocotón o la manzana. Las LTP o proteínas transportadoras de lípidos son proteínas de defensa vegetales que se encuentran ampliamente distribuidas en los tejidos de muchas frutas, semillas y pólenes y es uno de los alérgenos más habituales en adultos de la región mediterránea. Estas proteínas vegetales, a menudo, son responsables de reacciones cruzadas entre pólenes, vegetales y semillas. Las LTP mantienen su actividad alergénica incluso en alimentos procesados como jugos de fruta, vino o cerveza, ya que son muy estables tanto a variaciones térmicas como a procesos digestivos.

El aspecto más importante del estudio es que pone de manifiesto la importancia de los co-factores como inductores de reacciones alérgicas a diferentes alimentos. Por ejemplo, en el estudio, todos los casos de hipersensibilidad a la ingesta de AINEs, fueron producidos por la combinación con una comida con alimentos que contenían LTP o algún otro alérgeno, mientras que no presentaban síntomas si se evitaba el alimento sensibilizante. Según la doctora Cardona, “a menudo este tipo de reacciones alérgicas eran atribuidas al propio co-factor mientras que la verdadera causa, el alimento, pasaba desapercibida ya que quedaba enmascarada bajo la presencia del co-factor”. El estudio pone de relieve la conveniencia de incluir pruebas que combinen los alérgenos alimentarios con estos co-factores en los protocolos de diagnóstico alergológico. Además, “las líneas de trabajo futuras deberían estudiar el papel de otros co-factores como enfermedades, estrés, cansancio o la menstruación, que ya han sido descritos como potenciales inductores de reacciones alérgicas”, indica la doctora Cardona.

Las alergias alimentarias afectan alrededor del 6% de los adultos de países occidentales y son aún más frecuentes en niños. Se trata de reacciones adversas a alguna sustancia presente en los alimentos llamada alérgeno, generalmente una proteína que dispara los mecanismos de defensa inmunitarios con la aparición de anticuerpos del tipo inmunoglobulinas E (IgE). A menudo, el único tratamiento posible es evitar el alimento que contiene el alérgeno, pero es habitual que aparezcan reacciones cruzadas entre diferentes alimentos o entre polen y alimentos que contienen la misma proteína u otras de estructura similar, de manera que se va ampliando la lista de alimentos sensibilizantes. Los síntomas dependen del tipo de alérgeno, la vía de entrada al organismo y la capacidad del individuo de desarrollar una respuesta inmunitaria específica. Las manifestaciones clínicas pueden variar desde reacciones localizadas leves, como urticarias o síndromes de alergia oral (SAO), hasta reacciones anafilácticas generalizadas de extrema gravedad. Esto hace que sea muy importante determinar la causa concreta de cada alergia y evitar falsos diagnósticos debidos a este tipo de interacciones con otros co-factores.

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La obesidad, un factor de riesgo entre la población desempleada

Aprovechar una situación a priori desfavorable como puede ser el desempleo para mejorar problemas de salud y también el aspecto físico, empieza a ser una opción cada vez más frecuente en personas que padecen sobrepeso.

El parón involuntario que supone la falta de empleo, está siendo aprovechado por personas con sobrepeso para poder someterse a diferentes tratamientos médicos que permitan combatir el problema, asimilar un cambio de hábitos alimenticios y por lo tanto conseguir perder peso.

Según los doctores Jorge C. Espinós y Jesús Turró, especialistas en endoscopia digestiva del Centro Médico Teknon y expertos en el tratamiento de la obesidad mediante técnicas endoscópicas, “en este sentido el periodo de inactividad – siempre y cuando se controlen aspectos como la ansiedad- les permite dedicarse más tiempo a si mismos, centrar sus esfuerzos en conseguir algo que a menudo en el “día a día” no han podido conseguir ya sea por falta de tiempo o porque el tipo de trabajo que tenían no ayudaba a interiorizar el cambio de hábitos alimenticios necesario para la pérdida de peso”.

De esta forma algunas personas con sobrepeso, ayudadas por diferentes opciones médicas para combatir la obesidad y por un equipo médico multidisciplinar (psicólogo, nutricionistas, etc…), pueden dedicar más atención a los cambios que deben hacer en su estilo de vida para conseguir la pérdida de peso y mantenerla a largo plazo.

Asimismo un gran mayoría de las personas que presentan sobrepeso, creen que su exceso de peso puede repercutir desfavorablemente en la búsqueda de empleo para determinados tipos de trabajo. Conscientes de ello, además de aprovechar la situación de inactividad para solucionar algunos de los problemas de salud asociados a la obesidad, muchos dedican ese periodo a mejorar también su aspecto físico.

Es este sentido y según palabras de los expertos “a pesar del esfuerzo de muchas asociaciones de pacientes con sobrepeso para cambiar esta situación, lamentablemente sigue existiendo cierta discriminación laboral con respecto a personas que padecen obesidad, en especial en mujeres y en empleos de cara al público; pero también en perfiles ejecutivos y directivos. La mayoría de los pacientes que acuden a nuestra consulta deciden perder peso por indicación médica y por problemas relacionados con la salud, pero muchos otros también lo hacen por mejorar su aspecto físico, su autoestima e intentar así facilitar su acceso al mundo laboral”.

El desempleo aumenta el riesgo de sufrir obesidad

La relación entre sobrepeso y desempleo no sólo se da desde el punto de vista de la discriminación laboral sino también desde el punto de vista de los efectos que tiene el desempleo sobre la salud, ya que según el estudio Health risk factors and self-rated health among job-sekers (BMC Public Health 2011; 11:659-68) realizado en Alemania, la obesidad está entre uno de los principales factores de riesgo que padecen las personas desempleadas sobretodo de larga duración. Las posibilidades de padecer obesidad estando desempleado aumentan considerablemente cuanto mayor es la edad de la persona y cuanto mayor es el periodo que se está desempleado. En relación al sexo, los hombres parecen tener un riesgo ligeramente superior de acumular peso estando desempleados que las mujeres, un 50,1% frente a un 40,4%.

“Empieza a ser cada vez más frecuente encontrarnos con casos en los que personas que partían de una situación de sobrepeso, han aumentado su exceso de peso como consecuencia de la inactividad y vida más sedentaria a la que se han visto obligados durante una etapa de desempleo de larga duración”, alertan los doctores.

Tras un tratamiento se produce una mejoría notable del estado físico y anímico

Por otro lado, Sonia Oliva psicóloga del Centro Médico Teknon, añade que “además de perder peso, los pacientes que han realizado programas médicos supervisados para la pérdida de peso como el tratamiento de balón intragástrico o la reducción de estómago mediante cirugía endoluminal, combinado en ambos casos con apoyo psicológico y nutricional, han mejorado notablemente su estado de salud en general tanto desde el punto de vista físico como desde el punto de vista anímico y psicológico. De esta forma mejoran su autoestima y por lo tanto suelen tener mayor motivación en la búsqueda de nuevas oportunidades laborales”.

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Disfrutar de los alimentos con un buen control metabólico en el diabético

El tratamiento de la diabetes tiene dos grandes pilares, ejercicio físico y tratamiento nutricional y la medicación. Casi todas las sociedades científicas hablan del tratamiento nutricional como un tratamiento médico debido a la importancia que tiene para el control metabólico de los pacientes diabéticos.

Las recomendaciones más antiguas son las de la Asociación Europea de Diabetes que son un poco diferentes a las que ya marcan la Asociación Americana de Diabetes y la de dietistas. Hasta el año 2004 han marcado la cantidad de hidratos de carbono que tiene que llevar una dieta para diabéticos. Estas dos asociaciones han cambiado un poco las recomendaciones, ya no se centran única y exclusivamente en dar un balance de los carbohidratos, sino en dar una cantidad mínima de carbohidratos al día. Es decir, que cada vez más el paciente tenga una dieta individualizada sin entrar en los límites de azúcar. Hablan también del modesto beneficio del índice glucémico (IG) de las dietas con IG bajo. En cuanto a los otros macronutrientes destacar que en el caso de las grasas se habla más de individualizar el sistema y no tanto del <35% del total calórico, pero si se ajusta mucho más la cantidad de grasa saturada.

Educación dietética nutricional

Es el conjunto de intervenciones dirigidas a modificar los conocimientos, habilidades, actitudes y comportamientos, tanto a nivel individual como grupal, con el objetivo de mejorar y racionalizar los hábitos alimentarios. Esto es difícil en general en todo el mundo y en los diabéticos en particular, pero es necesario pactar un nuevo plan de alimentación en las personas con diabetes.

DIABETES MELLITUS tipo 1

Todos conocemos la pauta clásica: la dieta por raciones (ahora hablamos de dieta por intercambios). Para calcular la dieta seguimos la pauta de insulina más tradicional: dos dosis de insulina NPH, una por la mañana y otra por la noche, e insulina regular en el desayuno y en la noche y distribuimos los hidratos de carbono en función del tratamiento con insulina (20% en desayuno, 10% a media mañana, 30% en el almuerzo, 10% en la merienda, un 25% en la cena y un 5% en la recena).

El enfoque más actual, de los últimos 10 años, es debido al uso de nuevas las pautas de administración de insulina. Las terapias con múltiples dosis de insulina o infusión subcutánea continua de insulina podían modificar el control metabólico de los pacientes diabéticos. Las terapias con múltiples dosis de insulina consisten en tres o cuatro dosis de insulina con análogos de insulina rápida combinada con insulina de acción larga. O la infusión subcutánea continúa de insulina a través de una bomba de insulina donde se va administrando las 24 horas del día, con análogos de insulina rápida. Esto ha ayudado a poder hablar de la liberalización en cuanto al aporte y la distribución de los hidratos de carbono mediante la educación terapéutica.

La liberalización del aporte de hidratos de carbono

La liberalización del aporte de hidratos de carbono nos permite una mejor calidad de vida en los diabéticos y está claro que quien puede entender este tipo de dieta más abierta son pacientes que dominan muy bien el autocontrol de la terapia intensiva de insulina, la estimación de las raciones de hidratos de carbono, y los ajustes de dosis de insulina en cada ingesta.

Estos pacientes hacen primero unos programas muy específicos donde adquieren unos conocimientos y habilidades sobre las bases de la terapia intensiva de insulina, sobre el sistema de cuantificación de hidratos de carbono y de los ajuste de la dosis de insulina según su glicemia capilar.

Ratio insulina/ hidratos de carbono

Es necesario que el terapeuta tenga muy claro conceptos de difícil explicación. El primero es el sistema ratio insulina/ hidratos de carbono, que sería la cantidad de insulina para cubrir 10 gramos de hidratos de carbono. Es primordial conocer las dosis de insulina que cada persona utiliza en cada comida y asegura el número de raciones. También es importante controlar la glicemia prepandial y postprandial, tan fácil como si durante el desayuno llevas 10 unidades de análogo de insulina rápida y tomas 5 raciones, este sistema nos indica que por cada ración de hidratos de carbono necesita 2 unidades de insulina. Así cuando quiera comer seis raciones necesita 2 unidades de insulina más.

La regla del 400

La regla del 400 es un sistema que indica los gramos de hidrato de carbono que cubren una unidad de insulina. La formula es muy básica, se dividen los 400 por la dosis total de insulina subcutánea continua que lleva el paciente y nos da los gramos de hidrato de carbono que cubren con una unidad de insulina. Esto permite al diabético tener más facilidad para saber en las comidas principales las raciones que puede tomar o incluso entre horas.

El factor de sensibilidad

Son los mg/dl que se reducen por cada unidad de insulina. Se utiliza sólo en pacientes que van con bomba de insulina en infusión subcutánea continua porque ayuda a regular las glucemias.

Características de la liberalización. Flexibilidad en el consumo

-Los pacientes pueden realizar las raciones en cuanto a la cantidad que van a consumir.

-Evita tener que ingerir cantidades fijas de hidratos de carbono.

-Es importante el adiestramiento en el cálculo de raciones de hidratos de carbono para cada ingesta.

-Conlleva un mayor control glucémico. Hay que hacer controles pre y postprandiales para comprobar que esté funcionando.

-Y si el paciente reduce la cantidad de hidratos de carbono, sólo reduciendo la cantidad de insulina según su ratio puede evitar las hipoglucemias.

En un estudio con 636 pacientes que siguieron un programa muy estructurado de educación diabetológica con un seguimiento de seis años, los resultados muestran que casi el 90% de los pacientes cambió frecuentemente su horario de comidas, la cantidad de hidratos de carbono en cada comida, más de la mitad de los pacientes reconoció, incluso, omitir ocasionalmente la comida principal o hacer comidas sin hidratos de carbono en determinados momentos. Y el 85% ingieren pequeñas cantidades de sacarosa o alimentos que la contenían y no pudieron demostrar su deterioro en la hemoglobina glicada en el último año ni tampoco hipoglucemias graves. La única consecuencia fue un aumento en el número de inyecciones de insulina.

Mejor adherencia a la dieta

Existen muchos estudios en los que se ve que un 25-40 % de pacientes se adhieren a la dieta. El estudio DAFNE del 2006 en el Reino Unido que siguió un programa educativo estructurado con la liberalización del aporte de hidratos de carbono demostró que este enfoque actual en el tratamiento de la diabetes tiene mejor adherencia a la dieta, e incluso mejor control glucémico. Casi todos los estudios con una buena educación diabetológica está claro que reducen la hemoglobina glicada del paciente diabético.

La satisfacción de los pacientes

Esto es importante para que se adhieran bien a la dieta y para que continúen haciéndolo. En este estudio se incrementó la calidad de vida de los pacientes, mejoró la sensación de bienestar en un 77% de ellos y la satisfacción en el tratamiento era del 95 % a pesar de un mayor número de inyecciones de insulina y de la frecuencia de controles glicémicos.

El coste eficacia

Se evaluaron varios programas estructurados en 3 países y la ganancia era de 0,05 años de vida y el impacto económico era de un ahorro de unos 2.200 libras esterlinas (2.600 euros) por paciente tratado durante 10 años reduciendo su mortalidad y morbilidad.

Aspectos diferenciales en la terapia con infusión continua subcutánea de insulina

Los pacientes que llevan bomba de insulina tienen que tener en cuenta varios sistemas para ajustar los bolos de insulina: la regla del 400, la ratio insulina/HC, el bolo corrector (que son las unidades de insulina que se administran según el control glucémico) y el factor de sensibilidad (es decir corrigen las glucemias para que vuelvan a un estado normal y a partir de ahí poder calcular la ratio insulina/hidratos de carbono).

Estas bombas también tienen un sistema basal temporal que es la cantidad de insulina que el paciente puede aumentar o disminuir de forma temporal, por ejemplo si durante el fin de semana tiene que realizar mucha más actividad física su basal temporal, que es la insulina que lleva las 24 horas del día, la puede reducir un tanto por ciento para no tener hipoglucemias. Y también lo que dan las bombas son diferentes líneas basales programadas que son útiles en turnos de trabajo.

Hay diferentes formas de administrar los bolus de insulina:

-Bolo normal, que es la cinética de acción de insulina igual que la administrada con jeringa convencional o bolígrafo.

-Bolo en forma cuadrada expandida o ampliada, donde la insulina se administra mucho más lentamente (durante 3-4 horas), que se puede indicar en comidas muy largas con alto contenido en grasas, proteínas y fibra, donde la absorción de hidratos de carbono es mucho más lenta. O también en personas con digestiones muy lentas o pacientes que sufren gastroparesias, donde la absorción es más lenta.

-Bolo dual o mixto o multionda, donde la administración de una parte de la insulina del bolo es de forma normal y la otra de forma cuadrada. Por ejemplo si partimos de glucemias elevadas y vamos a hacer una comida que se va a alargar (como una celebración).

La dieta del índice glucémico

La podemos definir como el impacto de los diferentes alimentos que contienen hidratos de carbono sobre la respuesta glicémica del cuerpo cogiendo un alimento de referencia (pan o glucosa). Existen tablas de IG para la población sana y los diabéticos.

Según ADA y AAD, con un nivel de evidencia B, el uso de índice glucémico y la carga glicémica pueden proporcionar un modesto beneficio adicional para el control glucémico comparado con el observado cuando sólo de tiene en cuenta la cantidad total de hidratos de carbono.

Es más fácil seguirlo en pacientes con infusión subcutánea continua de insulina porque utiliza diferentes tipos de bolus que pueden mejorar su glimecia postprandial.

Conclusiones en diabetes tipo I

-La terapia intensiva de la diabetes tipo I tiene implicaciones dietéticas importantes ya que permite mayor flexibilidad y libertad dietética.

-La ADA recomienda con un nivel de evidencia A que los tratamientos con múltiples dosis de insulina o bomba de insulina y el control de los hidratos de carbono sigue siendo una estrategia clave para el mejor control glicémico y se asocia con un descenso sostenido de la hemoglobina glicada, sin incrementar el riesgo de hipoglucemia.

-Es necesario un aprendizaje básico para ajustar las dosis de insulina y aunque esta metodología lleva asociado mayor número de inyecciones mejora la calidad de vida y la satisfacción del paciente, además de ser coste-efectiva.

-La ADA considera que las dietas con IG proporcionan un modesto beneficio.

DIABETES MELLITUS tipo II

La diabetes tipo II es la que más predomina en la población y según ADA los objetivos son procurar el estado metabólico más óptimo, prevenir y tratar las complicaciones, y mejorar el estado de salud.

Las recomendaciones nutricionales nos acotan más los hidratos de carbono, nos dan hasta un 10% de azúcares simples y que los hidratos de carbono sean preferiblemente ricos en fibras y distribuirlos en función del tratamiento farmacológico.

Las recomendaciones en el tipo II se basan en la dieta saludable, en el modelo de dieta mediterránea, adaptada a las circunstancia de cada paciente en función del tipo de terapia, si existe o no exceso de peso, y de los factores de riesgo cardiovascular.

Lo importante en este caso es como se transmite la información para que el paciente se adhiera para mantener sus glicemias controladas.

Objetivos del plan educacional

Los objetivos básicos son reconocer los grupos de alimentos, los que llevan hidratos de carbono y los que no, identificar las etiquetas y aprender a leerlas, que sepan escoger el tipo de bebidas y que aprendan a cuantificar los alimentos con hidratos de carbono.

Hay muchas maneras de explicar la dieta: a través de la pirámide para centrar las bases de la alimentación o usando la dieta semáforo, que indica el nivel cualitativo y se puede usar en personas con bajo nivel de formación. También se pueden usar menús planificados a base de dietas estándar, que es un sistema más rígido pero va bien para apersonas que les cuesta organizarse o que están en fase inicial. Otro método es el del plato, que es muy fácil de recordar y de planificar las comidas y útil en personas de edad avanzada. A la hora de desayunar el plato se divide en 4 partes: la mitad del plato es para los hidratos de carbono y una cuarta parte para los proteicos. Y a la hora de comer se divide en 4 partes: una cuarta parte es para los hidratos, una para las proteínas y la mitad para la verdura o ensalada. O, por último, se pueden usar los planes de alimentación por raciones que pueden ser útiles con el vaso medidor.

Es importante el seguimiento y evaluar los resultados, los conocimientos y la actitud del paciente delante de la dieta.

Y para terminar decir que cuando planificamos mucho eso no significa que lo individualicemos, y esto no quiere decir que el paciente lo entienda, y que lo entienda tampoco quiere decir que lo siga, y si lo sigue no quiere decir que siempre.

Lo que está claro es que la motivación del paciente, el entorno y el terapeuta juegan un papel muy importante.

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Nutrición perinatal y epigenética

Podríamos pensar que la obesidad puede ser consecuencia de la predisposición genética, del exceso de alimentación o del sedentarismo, pero expondremos -en esta ponencia- que también lo que come la madre durante el embarazo puede afectar a la salud futura del bebé. Así, la epigenética estudia los cambios en la expresión génica que no dependen de la secuencia de nucleótidos.

Malnutrición en el periodo gestacional

Se ha visto que los hijos cuyas madres durante la gestación y lactancia estuvieron mal nutridas en Holanda durante la 2ª Guerra Mundial, cuando han tenido 60-65 años tienen mayor predisposición a tener síndrome metabólico. La malnutrición de las madres en el periodo perinatal hace que estos individuos se comporten de manera diferente respecto a sus hermanos que nacieron unos años antes o después, y de otros grupos que no estuvieron influenciados por el periodo de hambruna.

Esto se ha confirmado en estudios de cohortes británicas en los que se ha comprobado que los niños que nacen con bajo peso tienen más riesgo de sufrir diabetes o síndrome metabólico en el periodo adulto.

Esto ha dado lugar al llamado “fenotipo austero”, en el cual se aprecia que la malnutrición materna a través de una mala nutrición fetal afecta a las células pancreáticas, al crecimiento fetal y produce una nutrición inadecuada en el niño que predispone a la obesidad, a problemas relacionados con la tolerancia a la glucosa y al síndrome metabólico.

Ampliando esta información vemos que la restricción de nutrientes en el periodo perinatal afecta al páncreas, al hígado, al músculo esquelético y al adipocito. Provoca una serie de cambios metabólicos de desequilibrio, que finalmente conducen a disminución de la capacidad pancreática, resistencia a la insulina y diabetes tipo 2. Esto es la punta del iceberg, porque diferentes alteraciones en la nutrición, en el ambiente, producen cambios epigenéticos que afectan al corazón, vasos, cerebro, hígado, páncreas, riñones, tejido adiposo, músculo y hueso, que se pueden traducir -no siempre- en una predisposición a patologías como enfermedades cardiovasculares, diabetes, dislipemias, obesidad, osteoporosis, ciertos tipos de cáncer, problemas respiratorios y alteraciones psiquiátricas.

Datos de experimentación animal

En un estudio se vio que cuando la madre recibía una dieta baja en proteínas no se detectaban en la crías diferencias en el peso al nacer, las crías parecían normales, pero había cambios en la composición corporal que afectaban más a las hembras que a los machos. O también se vio en modelos animales que la tolerancia a la glucosa dependía de la alimentación perinatal: la baja nutrición de proteínas producía cambios diferentes en los machos y en las hembras. O por ejemplo, que la prueba de la tolerancia oral de la glucosa se mostraba que era diferente, había diferentes respuestas a la glucosa, o también una resistencia a la insulina como consecuencia de que las madres habían tenido una dieta baja en proteínas.

También había cambios en la presión sistólica en las hembras, cambios en la expresión proteica en diferentes genes o si se hacía un análisis del proteoma había diferencias entre los individuos que habían recibido dietas bajas en proteína respecto a los controles.

En el caso de que las madres gestantes fueran obesas había problemas: las ratas que nacían tenían mayor peso, alteraciones mitocondriales, alteraciones en el control de la insulina, y la respuesta a la recuperación era también diferente.

En definitiva, las situaciones de restricción energética o de incremento del aporte nutricional afectaban a la restricción de sustratos o al exceso de sustratos y a través de diferentes modificaciones se predisponía a la diabetes tipo 2, obesidad y enfermedad cardiovascular.

Es decir, toda esta serie de experimentos sugiere que la alimentación de la madre tanto, por defecto como por exceso, puede condicionar enfermedades del hijo.

Nutrición y medicina personalizada

La genética afecta a la ingesta, a los procesos de digestión, absorción, trasporte y metabolismo, etc. pero aparece la epigenética. Unos gemelos que tienen el mismo DNA, la misma secuencia, pero al cabo de un determinado tiempo sabemos que los fenotipos se van separando cada vez más. ¿A qué se debe esto?

Hay dos procesos básicos que pueden ser la metilación del DNA o modificaciones covalentes de las histonas que pueden afectar a esta expresión. Esto hace que determinados genes tengan metilaciones diferentes que afecta a su expresión. Hay periodos de la vida que podemos metilar y otros que podemos desmetilar. Y se puede producir por el envejecimiento, compuestos dietéticos, toxinas, inflamación, etc. La dieta, el estatus metabólico, las enfermedades pueden hacer que los genes queden reprimidos o activados.

Y para finalizar, en otro estudio se alimentó a ratas padres y madres con una dieta rica en grasa. Lo realmente interesante es que las crías hembras de los padres (con diferentes pesos y tolerancia a la glucosa) sólo tenían una alteración en la tolerancia a la glucosa. Es decir, que lo que los padres comen en periodo perinatal en alguna circunstancia -no siempre- puede afectar a que en el periodo del adulto se pueda tener mayor o menor predisposición a la intolerancia.

Para terminar decir que en la programación perinatal y en las enfermedades no solamente hay que tener en cuenta la entrada de nutrientes y energía, sino también la genética, la genómica y aspectos epigenéticos.

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Observatorios Nutricionales: estrategias de promoción de alimentación saludable

Un observatorio nutricional municipal estaría formado por el ayuntamiento vertebrándolo, ya que éste tiene manera de trabajar directamente con colegios, comederos, asociaciones y otros organismos que puedan aportar algo en el objetivo común como las universidades u otras entidades. Y si se suman varios municipios constituyen la Red de Observatorios Municipales (RON).

Objetivos

Los objetivos son el desarrollo de herramientas para la intervención; establecer criterios de referencia; intercambiar experiencias, para ahorrar dinero y tiempo; y por último, la formación de profesionales.

Miembros

Actualmente forman parte de RON las ciudades Vitoria, Pamplona, Salamanca, León, Villanueva de la Cañada, Leganés, Guadix y recientemente Vic (con la Universidad de Vic), con socios como la Fundación Española de Nutrición, el CSIC o la Universidad de Granada.

Trabajos realizados

El primer trabajo realizado fue un cuestionario de frecuencia alimentaria y de estado nutricional en las poblaciones de Vitoria y Pamplona que arrojó los siguientes datos: una prevalencia de 30 de sobrepeso y 10 de obesidad en el año 2005. Esto fue el germen del trabajo y el pistoletazo de salida para hacer otras cosas y conseguir recursos. Y por otra parte también observamos que en Navarra se consumía más verdura que en Vitoria.

Para compartir recursos e ideas se creó una web, albergada en la web del ayuntamiento de Vitoria, donde se explica cómo un ayuntamiento puede formar parte de RON y también una intranet para los miembros de la red para consultar qué actividades se realizan en distintos ayuntamientos y se especifican los recursos necesarios, qué objetivos tienen, etc.

Ayuntamiento de Vitoria

El Ayuntamiento antes de crear la RON disponía de una serie de programas: Desayuna Bien, Aliméntate Bien en centros escolares, paseos guiados, la marcha nórdica, Programa nutrición y dieta, Alimentación y Salud en los centros cívicos… Programas que por la actual situación de crisis se han detenido. Aunque se ha de decir que sólo se han caído los programas que el Ayuntamiento desarrollaba ajeno a la RON, y el único que queda en pie es el que está en el marco de la red y que es un programa de promoción del consumo de fruta y verdura.

En su día quisimos ahondar en la información de la primera encuesta. Nos preocupaban ciertos hábitos alimentarios que se veían en la población más joven. Una muestra representativa de la población escolarizada de 6-17 años fue estudiada con medidas directas en la revisión médica anual: peso, talla, circunferencia, perímetros y registros alimentarios de 7 días para saber qué comían.

Obtuvimos datos de prevalencia de obesidad de alrededor del 20% , también corroboramos lo que se dice en otros estudios, y que en los colegios públicos la prevalencia de estos problemas es mayor que en los privados. También detectamos objetivos al futuro. No lo analizamos -no era cuestión del estudio- pero entre los chicos que acudían alguna vez a la semana al comedor la prevalencia de la obesidad y sobrepeso era significativamente superior a la de los chavales que no acudían nunca a un comedor escolar.

En cuanto a los hábitos de alimentación nos encontramos que apenas el 20 % de los chicos cumple con la recomendación de tres piezas de fruta al día y sólo el 10% come dos raciones de verduras al día. Y que el consumo de carne es elevadísimo. Así como también se cuantificó un 60% de sedentarismo.

Se elaboró un tríptico informativo para la población de la ciudad a raíz de la primera encuesta, en el que se informa de los hábitos de alimentación saludable derivados de la pirámide alimentaria pero con un toque de personalización: “hay que consumir dos raciones de verdura al día y en Vitoria sólo dos de cada diez lo hacen”. De hecho la personalización es la base del éxito de las dietas.

Elaboramos también una guía práctica de la alimentación saludable, que se puede descargar desde la web, para contestar a las preguntas del consumidor: qué es una alimentación saludable, qué alimentos contiene, qué es una ración. Y se añadió para que fuera práctica una quiniela de autocontrol de la ingesta alimentaria.

Esta herramienta, de hecho, fue el germen de una herramienta de cuantificación de la ingesta alimentaria y pensamos en hacer algo sencillo y fácil de utilizar. Aparecen los alimentos agrupados, se pueden clickar medias o cuartas raciones, y como muchos otros métodos de cuantificación de la ingesta requiere de formación (tiene que saber muy bien qué es una ración) y además se puede trasladar a una aplicación informática.

El ayuntamiento también ha participado aportando dinero en un programa de tratamiento de obesidad Niños en movimiento, que aplicamos en el hospital de Txagorritxu con gran éxito. Al principio sólo había obesidad y sobrepeso en la gráfica y, al final del tratamiento, hay un corrimiento que hace que aparezca la opción de normopeso.

Y actualmente estamos implementando un programa de fomento del consumo de frutas y verduras para ver si somos capaces de cambiar la predisposición al consumo de frutas y verduras.

Programa de fomento del consumo de frutas y verduras

En este programa se implica al entorno: el mercado municipal -donde se adquieren-, el hogar, los colegios, y se hacen tres talleres: nutrición, sensorial y gastronómico. En ellos se trabaja la motivación con razones concretas y las habilidades. En el taller sensorial se trabajan las percepciones que hacen que a un niño le guste o no una verdura. En el taller gastronómico se trabajan las habilidades para hacer una ensalada y la recompensa es que te la llevas a casa.

Con el profesor se plantea una actividad, que es la adquisición de fruta. Pueden elegir entre tres frutas de temporada y se trabaja el modelo refuerzo del profesor, la oportunidad y la recompensa -se llevan una fruta a casa-. Esta fruta es para que la desayunen y también se llevan unas instrucciones para que tomen la fruta junto con sus padres y ellos hagan el refuerzo positivo con unas instrucciones concretas.

En el futuro tenemos planteado una encuesta de hábitos alimentarios y estilo de vida con la misma metodología (que está en estos momentos paralizada, por su parte el programa de frutas sigue en marcha porque la financiación se consigue a través de la universidad).

Por otra parte los nutricionistas vamos a participar en el comité científico de la próxima encuesta de nutrición de la Comunidad Autónoma Vasca.

También estamos trabajando en el aumento de redes, vamos a reunir a todos los agentes que están trabajando en salud y alimentación en Vitoria Gasteiz (gobierno vasco, slow food, comedores) con la misma idea, hacer una presentación de objetivos para sumar sinergias.

Conclusiones

Los observatorios nutricionales, que son sinergia y cooperación, sirven para dinamizar proyectos compartidos de investigación, establecer criterios de referencia, intercambiar experiencias, y en el caso de las de universidades es la manera de acercarnos a la sociedad.

Vinculan el riesgo de cáncer de mama al síndrome metabólico y la dieta durante el desarrollo

Hasta ahora “se creía que los estrógenos circulantes de los ovarios, que subyacen el desarrollo normal reproductivo femenino, son cruciales para el crecimiento mamario y el desarrollo”, señala Russ Hovey, profesor en la Universidad de California, en Davis y autor principal del estudio. Sin embargo, Hovey afirma que “nuevos resultados sugieren que la dieta y los cambios en el metabolismo del cuerpo – paralelos a los cambios que tienen lugar en la diabetes tipo 2 y la obesidad – también pueden estimular el crecimiento de los senos”.

En los estudios con ratones se utilizó una dieta complementada con una forma de ácido graso conocido como ácido linoleico conjugado 10, 12 o CLA 10, 12, que imita los aspectos específicos de un síndrome metabólico más amplio. En los seres humanos, este síndrome está vinculado a una amplia gama de cambios asociados con la obesidad, que pueden aumentar el riesgo de diabetes tipo 2 y de enfermedades cardiovasculares.

El CLA 10, 12, añadido a la dieta de los ratones del estudio -ya que se sabe que perturba los procesos metabólicos normales- estimuló el crecimiento de los conductos mamarios, a pesar de que los ratones carecían de estrógeno. Los investigadores demostraron así que el desarrollo mamario inducido por la dieta también aumenta la formación de tumores mamarios, en algunos de los ratones.

El equipo de investigación también observó que varias cepas de ratón respondieron de manera diferente al complemento dietético, lo que sugiere que puede haber un componente genético vinculado a cómo la dieta y los cambios metabólicos afectan el riesgo de cáncer de mama en diferentes poblaciones.

Según los expertos, los resultados del estudio tendrán implicaciones para una mejor comprensión del desarrollo humano de las mamas antes de la pubertad y después de la menopausia, cuando los estrógenos están menos presentes.

“Los hallazgos de este estudio son especialmente importantes cuando se superponen con los datos que muestran que las niñas están experimentando un desarrollo mamario a edades más tempranas, coincidiendo con una creciente epidemia de obesidad infantil”, concluye Hovey.

Dessert Collage

Millones de europeos están en riesgo por el alto contenido de grasas trans en ciertos alimentos

La salud cardiaca de millones de europeos aún se encuentra en riesgo debido a la persistencia de un alto contenido de ácidos grasos trans (AGT) en la comida rápida y procesada, según indica una investigación publicada en el British Medical Journal (BMJ), llevada a cabo por el equipo de investigadores del profesor Steen Stender, del Hospital Universitario de Copenhague (Dinamarca).

Mientras que el contenido total de AGT de los alimentos ha disminuido, algunos países europeos permiten comprar ciertos alimentos que todavía contienen niveles muy altos.

Los AGT están producidos principalmente por la hidrogenación industrial de aceites vegetales, un proceso que ayuda a prolongar la vida útil de los productos horneados. Según la nueva investigación, que analizó los datos de cuatro grandes estudios, la ingesta diaria de 5 gramos de AGT se asoció con un riesgo un 23% mayor de enfermedad cardiaca coronaria.

Los autores analizaron el contenido de AGT en alimentos de consumo popular en 16 países miembros de la Unión Europea (UE) en 2005 y, de nuevo, en varios países en 2009. En el estudio se incluyeron sólo alimentos que contenían “grasa vegetal parcialmente hidrogenada”, y más de 15 gramos de grasa por cada 100 gramos.

En total, el análisis incluyó 70 porciones de patatas fritas y “nuggets” de pollo, 90 paquetes de palomitas de maíz para microondas, y 442 muestras de tartas, bizcochos, barquillos y obleas: en 2005, una porción grande de patatas fritas y “nuggets”, 100 gramos de palomitas de maíz para microondas, y 100 gramos de tarta o galletas u obleas, proporcionaban más de 30g/100g de AGT, en cinco países de la UE en el Este de Europa y entre 20g y 30g en ocho países de Europa Occidental; en 2009, el análisis reveló que el contenido de AGT en las patatas fritas y “nuggets” había caído sustancialmente en todos los países europeos estudiados.

Sin embargo, aunque el contenido de AGT en palomitas de maíz, pasteles y galletas había caído en los países de Europa occidental, éste no fue el caso en Europa del Este, donde se mantuvo alto.

Un etiquetado más claro de los alimentos es una forma de limitar el consumo de ácidos grasos trans, pero la mayoría de los países todavía dependen de que los fabricantes de alimentos reduzcan voluntariamente el contenido de AGT de sus productos. Sólo unos pocos países -Dinamarca, Austria, Suiza e Islandia- han obligado a la industria a limitar la cantidad de AGT utilizada en los alimentos y el 2% de la grasa total.

A pesar de todo, los alimentos que contienen grasas trans aún pueden ser vendidos legalmente como productos envasados o sin envasar en restaurantes y establecimientos de comida rápida, según subrayan los autores.

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El pan bajo en calorías ya está disponible

La fórmula ha sido licenciada por la empresa Fit&Fast, un restaurante madrileño, que a partir de este otoño ofrecerá masa de pizza, pan de hamburguesa y bollería con bajo contenido calórico, ya que puede ser empleado directamente, como un ingrediente más de la fórmula, en la fabricación de estos productos.

El producto se caracteriza por permitir la utilización de fibra de diferentes fuentes vegetales, además de poseer una cantidad efectiva de fibras solubles, comprendida entre el 10 y el 40 por ciento del total de la fibra añadida. El producto desarrollado por Cristina Molina Rosell y Concha Collar, investigadoras del CSIC en el Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos, puede etiquetar como bajo en calorías y rico en fibras, y “el pan resultante garantiza un sabor y textura agradables”.

“Resulta muy gratificante que los resultados de las investigaciones se transfieran al sector empresarial y contribuyan a la innovación y competitividad del tejido productivo. Además, en este caso concreto, la satisfacción es doble puesto que la transferencia de los resultados tendrá una repercusión social inmediata al aplicarse a un alimento saludable de gran demanda y escasa oferta en el mercado actual”, explica Cristina Molina Rosell.

Concha Collar añade que “esta transferencia significa un avance en el acercamiento de dos grupos diferenciados: por una parte, consumidor y empresario y, por otra, científicos y tecnólogos de alimentos, cuyo trabajo se muestra, a menudo, aparentemente alejado de las necesidades reales y de los intereses industriales”.

La mezcla reduce hasta en un 45 por ciento el aporte calórico con respecto a la media de referencia, a lo que se suman los efectos beneficiosos para la salud de las fibras, tanto metabólicos -bajada de niveles de colesterol y azúcar en sangre- como fisiológicos -mejora del tránsito intestinal-.

El consumo de pan en una dieta de adelgazamiento reduce el riesgo de abandono

Por otro lado, el estudio Comparación de la utilidad de dos dietas hipocalóricas equilibradas con inclusión versus exclusión de pan en el tratamiento de pacientes con sobrepeso y obesidad demuestra que consumo de pan en una dieta de adelgazamiento no interfiere en la pérdida de peso y, además, facilita su cumplimiento y reduce el riesgo de abandono.

La investigación, realizada por investigadores de la Unidad de Nutrición Clínica y Dietética del Hospital La Paz de Madrid y publicada en la revista Clinical Nutrition, observó a 122 voluntarias que participaron en el estudio y que fueron divididas aleatoriamente en dos grupos.

Cada uno de ellos siguió dos dietas hipocalóricas equilibradas de 1.500 kilocalorías, pero una llevaba pan y otra no. El tratamiento incluyó, además, unas pautas de ejercicio físico y varias sesiones de educación nutricional.

Tras 16 semanas de seguimiento se logró mejorar el estado nutricional de las participantes, sin observarse diferencias significativas en la evolución de los marcadores antropométricos, bioquímicos o inflamatorios entre ambos grupos. Todas redujeron significativamente su peso corporal, el porcentaje de masa grasa, la circunferencia de cintura y la grasa visceral.

Al comparar los resultados, los investigadores no encontraron diferencias en la evolución de la pérdida de peso corporal, cuya media para ambos grupos fue de 4 kilos. Además, observaron varias ventajas derivadas del consumo de pan, como la mejora del perfil calórico y nutricional y el aumento de la sensación de saciedad tras las comidas.

El consumo de pan también favoreció el cumplimiento de la dieta y redujo el número de abandonos. De las 122 mujeres que iniciaron el estudio sólo 104 lo concluyeron, registrándose 18 abandonos, de los que 5 fueron en el grupo de intervención con pan y 13, en el grupo sin pan.

Los autores concluyeron que los resultados obtenidos con una dieta hipocalórica equilibrada en pacientes con sobrepeso u obesidad no guarda relación con la inclusión o exclusión del pan.

“Este estudio demuestra que la exclusión del pan en una dieta de adelgazamiento no está justificada y que no debe formar parte de la práctica clínica”, ha señalado la directora del estudio, la doctora Carmen Gómez Candela, jefa de la Unidad de Nutrición Clínica y Dietética del Hospital La Paz y directora del estudio.

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El tupper en los colegios puede contribuir al aumento de la obesidad infantil

Y es que “cuando se trata de menores, el concepto “del pan de cada día” va mucho más allá; ya no se trata sólo de satisfacer el hambre, sino una serie de necesidades nutricionales que contribuyen en el crecimiento y el desarrollo físico e intelectual”, ha remarcado.

En su opinión, en el menú diario de un niño no tiene que faltar lo imprescindible: un “puñado” de hidratos de carbono, tres “puñados” de verdura y una proteína del tamaño de la palma de la mano. “La clave es hacer que no se aburran con el mismo plato e ir variando con las recetas, por ejemplo, ofrecer el pollo a la plancha, en trocitos en la ensalada, en la sopa o en croquetas”, ha recomendado.

Dicho esto, ha subrayado la obligación de los padres de transmitir valores y conocimiento a la hora de comer o preparar el “tupper”. “Los niños comen más por la vista y podemos explicarles que el hecho de que la verdura, por ejemplo, tenga más color, les indica que también tiene más propiedades”, ha señalado.

En España, el 19 por ciento de los niños son obesos, según datos de la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte de la Universidad Politécnica de Madrid. En este sentido, el experto ha lamentado que, durante la última década, se esté atendiendo más casos de obesidad infantil en consulta. “Hemos trabajado mucho para corregir malos hábitos y conductas alimenticias en menores e incluso hemos acudido a colegios públicos y campamentos urbanos de verano para supervisar el menú escolar y asegurarnos que éste es equilibrado y saludable”, ha asegurado.

Así, algunos hábitos como comer habitualmente delante del televisor, consumir en exceso bebidas y refrescos azucarados, ingerir muchas golosinas y dulces o llevar una vida sedentaria, fomentan la obesidad. Además, si los escolares duermen menos de las 9 horas recomendadas o comen productos de mala calidad también puede darse este hecho.