Las personas que leen las etiquetas nutricionales se mantienen más delgadas

La Universidad de Santiago de Compostela ha participado, junto con las universidades de Tennessee, Arkansas (EE UU) y el Instituto de Investigación de Economía Agrícola de Noruega, en un estudio sobre la relación entre la lectura del etiquetado nutricional y la obesidad.

Los resultados indican que el índice de masa corporal de aquellas consumidoras que leen las etiquetas es 1,49 puntos menor que el de las que nunca consideran dicha información a la hora de hacer la compra. Esto supone una reducción de 3,91 kg para una mujer estadounidense tipo de 1,62 cm de altura y 74 kg de peso.

Los datos se tomaron de la encuesta anual National Health Interview Survey (NHIS), recogida por los Centro Americano para el Control y Prevención de las Enfermedades (CDC) (U.S. Centers for Disease Control and Prevention en inglés). Se recogieron 25.640 observaciones con indicadores de salud, hábitos de consumo y de compra, entre los que se encontraban varias preguntas sobre la lectura de la información nutricional en los supermercados, y la frecuencia de lectura.

“Primero analizamos cuál es el perfil de las personas que leen el etiquetado nutricional en el momento de la compra de alimentos y, posteriormente, su relación con el peso de los individuos”, explica a SINC, María Loureiro, autora principal del estudio que publica la revista Agricultural Economics.

“La obesidad es uno de los problemas de salud más importantes en la actualidad en los EE.UU.”, destaca la investigadora. “El número de adultos con sobrepeso u obesidad ha aumento a lo largo de los años. En 2009-2010, más de un tercio (casi el 37%) de la población adulta en este país era obesa y en niños y adolescentes dicho porcentaje alcanzaba un 17%.

Con respecto a su distribución, se registra una mayor prevalencia de obesidad entre las personas negras no hispanas (49,5%), americanos mexicanos (40,4%), hispanos (39,1%), y blancos no hispanos (34,3%), según datos de 2010 del CDC.

Mayor efecto en mujeres urbanas blancas

El equipo encontró diferencias muy significativas entre los consumidores que leen las etiquetas y aquellos que no lo hacen. Por un lado, el estudio recoge que la población fumadora examina mucho menos esta información. Según la investigadora, “su estilo de vida contiene ciertos hábitos poco saludables y, como consecuencia, nuestros resultados indican que puede ser que no se preocupen tanto del contenido nutricional de lo que comen”.

Además, la población que vive en la ciudad -el 49% de la muestra-, es la que más tiene en cuenta el etiquetado nutricional, así como las personas que tienen estudios de enseñanza media -40% de los encuestados- y los que tienen educación universitaria -17% de la muestra total-.

Por sexos, el 58% de los hombres lee habitualmente o siempre la información presentada en las etiquetas nutricionales, mientras que este porcentaje se incrementa hasta el 74% en las mujeres.

“El impacto asociado, en general, es mayor en las mujeres que en los hombres”, añade. En término medio, las mujeres que leen la información nutricional tienen un índice de masa corporal 1,48 puntos menor, mientras que esta diferencia es solo de 0,12 puntos en hombres.

La investigación también recoge diferencias étnicas significativas. En este sentido, son las consumidoras blancas las que más reducen su índice de masa corporal (en torno a 1,76 puntos).

“Sabemos que esta información puede ser utilizada como un mecanismo de prevención hacia la obesidad. Hemos observado que leen más las etiquetas nutricionales las personas que viven en un ámbito urbano, con educación media o alta, como cabría esperar y, por tanto, se podrían diseñar campañas o políticas públicas que promuevan el uso del etiquetado nutricional también en menús de restaurantes y otros establecimientos públicos, para que se beneficie la población que come habitualmente fuera de casa”, concluye Loureiro.

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El verano favorece el consumo de alimentos ricos en calorías

Existen algunas publicaciones llevadas a cabo sobre población en edad escolar que sugieren que en el período estival se pueden producir mayores aumentos de peso y masa grasa respecto al período académico. En el verano, coincidiendo con las vacaciones, algunos niños y adolescentes ingieren mayor cantidad de calorías a expensas de alimentos de alta densidad energética como la “comida basura”, dulces o bebidas gaseosas calóricas.

“Esta actitud provoca que se adquiera un esquema de alimentación desordenado basado en la ingesta de múltiples tomas y a horas muy distintas, incluyendo horas nocturnas que pueden llegar a alterar los patrones del sueño, lo que no siempre va acompañado de un incremento en la actividad física”, alerta el doctor Salvador. Sin embargo, hay excepciones y muchos niños y adolescentes consiguen mejorar su composición y su peso corporal en el periodo vacacional ya que “se les permite realizar más actividad física y realizar una alimentación más ligera, rica en verduras y frutas y no tanto en alimentos con alto contenido en grasas”.

“En como se alimenten sus hijos tienen un papel fundamental los padres”, afirma el doctor Salvador. “En el período estival la convivencia familiar puede hacerse más frecuente y, por tanto, el impacto de la educación nutricional en ese ámbito sigue siendo extremadamente importante- y añade- muchos niños imitan lo que han visto y vivido en su familia, por lo que su salud nutricional se ve influida de forma prioritaria por el ambiente doméstico”.

Eliminar esos kilos de más pasado el verano

Los alimentos ricos en carbohidratos de absorción rápida y aquellos ricos en grasas, especialmente de origen animal, son los que más promueven el aumento de peso y grasa corporal, por lo que es necesario prescindir de este tipo de alimentos en su justa medida, lo que no quiere decir eliminarnos por completo de la dieta. “Plantearse llevar a cabo una dieta drástica es poco inteligente porque atenta contra la salud y no necesariamente mejora la situación de sobrepeso y obesidad. Hay que huir de la realización de dietas excesivamente hipocalóricas y carentes en uno o varios grupos de alimentos que puede hacer que uno pierda peso precisamente del compartimento que ha de mantenerse como la masa muscular, ósea o del agua del organismo”, asegura el doctor.

Especialmente sensibles a este tipo de dietas son aquellas personas con patologías asociadas como diabetes, hipertensión, trastornos hepáticos, renales o hiperuricemia, entre otros, ya que una alimentación inadecuada “puede tener repercusiones muy serias”. Es por este motivo, explica el doctor Salvador, por el cual “si existen dudas sobre el tipo de alimentación que uno debe hacer, y especialmente si existe algún tipo de enfermedad asociada, es conveniente consultar a los profesionales sanitarios especialistas en este terreno para obtener una información rigurosa y un consejo eficaz y seguro para su salud”.

En este sentido, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) se prevé que para el 2015 un total de 41 millones de personas fallecerán en el mundo de enfermedades crónicas a consecuencia de una alimentación inadecuada, consumo de tabaco y falta de actividad física. Se prevé, asimismo, que la obesidad será la primera causa de mortalidad y morbilidad en este siglo.

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Las enfermedades más comunes en verano

En concreto, la gastroenteritis puede producirse por una intoxicación alimentaria, por una diarrea producida durante una breve estancia en el extranjero o por una viriasis. En los tres casos, los síntomas suelen ser deposiciones blandas, con o sin vómitos, acompañadas de un regular estado general y, en algunos casos, de fiebre.

Para evitar que se produzca esta patología que puede perjudicar las vacaciones, la experta recomienda evitar ingerir alimentos de procedencia desconocida, conservarlos como recomienda el fabricante, fijarse en las fechas de caducidad, tener especial cuidado con la comida que se toma en el extranjero y llevar la medicación necesaria.

Asimismo, otra de las patologías frecuentes durante la época estival es la deshidratación y los golpes de calor que, especialmente, afectan a los niños y ancianos. Sus síntomas son mal estado general, náuseas, vómitos y fiebre.

En este caso, la especialista ha recomendado situar al paciente, antes de que llegue la asistencia médica, en una habitación oscura, darle baños de agua fría, poner paños húmedos en nuca y muñecas. No obstante, para evitar que se produzcan estos episodios ha aconsejado beber dos litros de agua al día y no hacer deportes en las horas de calor.

El estreñimiento es otra de las patologías más frecuentes en verano, cuyo pronóstico es leve, excepto en niños y ancianos. Sin embargo, esta enfermedad puede evitarse con abundante ingesta de agua, fruta rica en fibra y utilizando alguna medicación pautada por su médico, incluso de manera puntual, si el proceso supera las 72 horas, utilizando supositorios o micro-enemas.

Asimismo, las quemaduras solares son otras de las patologías que más afectan a los ciudadanos durante los meses de verano. Además, últimamente ha aumentado la incidencia de alergias solares, sobre todo en pacientes con pieles atópicas, fototipo I y aquellos que las presentaron otros años.

Para evitar este hecho, la experta ha recomendado evitar la exposición solar en las horas centrales del día, usar el factor de protección adecuado al fototipo de piel, realizar una dieta rica en antioxidantes, y tirar las cremas de un verano a otro.

Picaduras, mordeduras y heridas al aire libre

Respecto a las picaduras de insectos y las mordeduras, la especialista ha recordado que la mayoría son de pronóstico leve, y ha recomendado utilizar repelentes tópicos o de ambiente, utilizar ropa y calzado apropiado y evitar salir en “horario de atardecer y amanecer” momento en que los mosquitos salen a alimentarse.

En este sentido, ha recordado la necesidad de estar alerta de las medusas en las playas, revisar la habitación y la ropa de cama en los hoteles y albergues, viajar con el antihistamínico si se es alérgico, no entrar en zonas boscosas, ni levantar piedras o madrigueras para evitar mordeduras de serpientes o escorpiones.

Del mismo modo, es importante utilizar un calzado adecuado, no lanzarse al agua sin conocer la profundidad de la zona o vigilar a los niños y hacerles que memoricen la dirección o el teléfono. Con todo ello, se puede conseguir evitar las heridas y los accidentes al aire libre y, además, la aparición de hongos en los pies.

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En verano si no quieres engordar sigue con la dieta mediterránea

Por ello, para evitar descompensaciones nutricionales y otros problemas como el incremento de peso, los expertos de la Unidad de Nutrición Clínica y Dietética del Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria (HUNSC) han aconsejado mantener las pautas de la dieta mediterránea que se han debido seguir a lo largo del año.

Además, han recordado que tomar una dieta variada normocalórica y la práctica de ejercicio físico, junto con una buena hidratación, permitirá disfrutar saludablemente de las vacaciones. Por tanto, es importante que, para no acumular un exceso de kilocalorías, se modere el consumo de productos hipercalóricos como helados, bebidas alcohólicas, platos precocinados o elaborados con gran contenido en grasa como, por ejemplo, la “comida rápida”.

Asimismo, los expertos han subrayado la importancia de mantener una buena hidratación durante los meses de verano debido a las altas temperaturas y han recomendado tomar entre un 1,5 litros y 2 litros de agua al día que, a su vez, pueden completarse con bebidas acalóricas como, por ejemplo, té e infusiones frías.

“Existen alternativas para afrontar los días de calor que contemplan el consumo de verduras entre dos y cuatro raciones diarias –especialmente crudas como ensaladas–, así como gazpachos y platos templados, incluyendo además, tres piezas de fruta de temporada diarias como piña, sandía, melón, mandarinas, naranjas, que pueden combinarse como piezas enteras o zumos naturales”, han recalcado, para recomendar la ingesta de refrescos “light” o “zero”.

Hidratación en niños y mayores

Durante los meses de verano, es necesario prestar una mayor atención a niños y personas mayores en relación a la ingesta de agua. En el caso de los menores, su actividad física se incrementa por lo que, según han advertido estos expertos, los padres deberán vigilar la toma de líquidos y frutas.

“La mayoría de los pequeños no sienten gran atracción hacia estos alimentos, de manera que un buen método para introducirlos en estas edades es la elaboración de batidos de frutas naturales o zumos. El desayuno es muy importante, comida que debería incluir un lácteo, una fruta y un cereal”, han recalcado.

Las personas mayores están también incluidas en un grupo de riesgo debido a las deshidrataciones que suelen darse en este colectivo. Por ello, es fundamental que beban agua y se refresquen cada cierto tiempo, sin esperar a que aparezca la sensación de sed.

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Llegan las vacaciones y adiós operación bikini

Con la llegada del buen tiempo, pensando en las vacaciones, la población se prepara durante la primavera para perder aquellos kilos que les sobran y poder lucirse en playas y piscinas. Sin embargo, lo nutricionistas advierten de que, tras unos días de vacaciones, la población se olvida de la “operación bikini” llegando a engordar entre 2 y 3 kilos de media.

“La gente pierde un poco la conciencia de que tiene que seguir haciendo una vida sana”, explica la doctora María Ballesteros, miembro del área de nutrición la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), quien señala que en verano “se pierden los buenos hábitos que se llevan el resto del año”.

El peso que se suele aumentar oscila entre 2 y 3 kilos de media, lo que significa que hay gente que no engordará durante las vacaciones y quien si lo hará pudiendo llegar hasta los 5 kilos. El problema, explica, es que “existe últimamente mucha conciencia de cuidarse justo antes de las vacaciones de verano, pero una vez que ha empezado parece que todo vale, lo que conlleva unos kilos de más”.

Este peso no se pierde con la misma facilidad que se recupera, además Ballesteros advierte de que, “al igual que las pérdidas, las ganancias de peso rápidas son muy perjudiciales para el organismo desde el punto de vista metabólico”.

“Cuando uno engorda muy deprisa lo que gana es sólo grasa, con lo cual lo que estamos haciendo es empeorar nuestra composición corporal. Es decir, si cogemos 3 kilos en verano y luego los perdemos muy deprisa, metabólicamente reducimos masa corporal con lo que el porcentaje de grasa es mayor, lo que a largo plazo favorece que uno gane peso con mayor facilidad”, explica.

El hecho de que aumenten las comidas fuera de casa y el tiempo que se pasa con la familia y los amigos, para esta experta deberían ser un problema “relativo”. Si bien admite que comer fuera de casa puede ser negativo, puesto que “en bares y restaurantes la comida suele ser cocinada con más grasa”, recuerda que “siempre hay alternativas”.

“Si uno quiere se puede mantener, más o menos, el hábito de comer bien, el problema es que cuando uno sale de casa ya no tiene conciencia de que debe comer bien”. Por este motivo el mayor incremento del peso se produce cuando uno se desplaza unos días de su vivienda habitual.

la Dra. Ballesteros recomienda evitar los postres excesivamente elaborados, los cocinados que puedan tener mucha grasa, como son los fritos, los rebozados y las salsas, y recomienda eliminar el consumo de alcohol en exceso; todas recomendaciones que se incluyen en cualquier dieta sana y equilibrada.

Por otra parte, admite que los buffet son una “tentación para gran parte de la población pero no son un problema, ya que en la mayor parte hay comida sana y equilibrada”.

“El problema es la selección de alimentos que hacemos, la gente que no tiene ningún problema tiene derecho a comer lo que quiera”, explica. No obstante, la población con problemas de salud debe de tener en cuenta ésta cuestión en su destino vacacional.

“Si uno sigue diariamente unos hábitos de alimentación más correctos porque tiene un problema de salud como es un problema cardiovascular, el colesterol o la diabetes, tiene que saber que las vacaciones no lo son para la enfermedad”, añade.

En cualquier caso, señala, se trata de mantener una dieta equilibrada lo que no supone “privarse” de aquello que se considera alimento menos saludable. “Una dieta adecuada no supone una dieta restrictiva”. Pero sí aconseja el consumo de frutas y verduras; una hidratación adecuada; y, como no, “aprovechar que se tiene más tiempo en vacaciones para practicar algo de deporte”.

Un estudio europeo encuentra restos de hasta 30 tóxicos en alimentos como la lechuga, los tomates o los pepinos

Un análisis realizado por Pesticide Action Network Europe (PAN Europe) sobre datos de la European Food Safety Authority (EFSA), ha hallado restos de hasta 30 sustancias químicas en alimentos como la lechuga, los tomates o los pepinos, y que pueden provocar efectos “muy negativos” en la salud debido a que alteran el sistema hormonal de las personas.

Por ello, la Fundación Vivo Sano va a colaborar en España con la campaña informativa que PAN Europe ha puesto en marcha a nivel europeo, para concienciar a los ciudadanos y explicar cómo reducir la exposición a estas sustancias. Parte de esta campaña es la publicación de una guía para el consumidor.

“Aunque las sustancias que se han encontrado están bajo los límites legales, el consumidor debe saber que estos valores no tienen en cuenta sus efectos acumulativos ni el resultado de la combinación de todas ellas. Cada elemento es estudiado de manera individual y puntual y esto no se corresponde con la realidad”, ha asegurado el director de la Fundación Vivo Sano, Alfredo Suárez.

Y es que, existe una amplia evidencia científica que vincula los disruptores endocrinos con distintas enfermedades crónicas como, por ejemplo, problemas de fertilidad, cánceres de tipo hormonal, daños cerebrales, obesidad o diabetes.

“Lo más preocupante es que estamos hablando de enfermedades cada vez más frecuentes en Europa y aunque se han logrado ciertos avances para eliminar los disruptores endocrinos de cosméticos, biberones y juguetes, la presencia de estos contaminantes en los alimentos se está pasando por alto y eso es francamente alarmante”, ha explicado la responsable de la campaña en España, Nadia Bennich.

Por su parte, Alfredo Suárez ha destacado la importancia que tiene informar a los consumidores sobre estos riesgos y ha recordado que hay “muchas cosas” que puede hacer cada uno para evitar la exposición a este tipo de tóxicos.

Por ejemplo, ha proseguido, dado que la lechuga es uno de los alimentos donde se han localizado más restos de disruptores endocrinos, lo mejor es sustituirla en las ensaladas por otros vegetales de hoja verde, como las espinacas.

Mejor si se pueden consumir productos orgánicos

Asimismo, los expertos también han insistido en la conveniencia de optar por productos orgánicos siempre que sea posible, fundamentalmente en la alimentación infantil o de mujeres embarazadas, y lavar bien la fruta y las verduras antes de consumirlas. Sobre todo, han avisado, en el caso de los cítricos -naranjas, limones, mandarinas- es muy importante pelarlos y no consumir la corteza.

La Fundación Vivo Sano ha publicado en Internet una guía para el consumidor donde se detalla qué alimentos contienen más disruptores endocrinos y cuáles de estas sustancias pueden encontrarse en cada alimento. A la cabeza de la lista de alimentos contaminados están, por este orden, la lechuga, los tomates, los pepinos, las manzanas, el puerro, los melocotones, las fresas, las peras, las uvas y los pimientos.

“Es importante saber que no hay un “nivel seguro” de exposición. Es decir, por pocas trazas que encontremos de estas sustancias químicas, ya es demasiado para nuestro sistema hormonal. Si además tenemos en cuenta que en cada uno de estos alimentos encontramos una combinación de distintas sustancias, el riesgo se multiplica”, ha explicado Bennich.

La normativa europea actual sobre pesticidas no contiene ningún criterio específico que defina oficialmente qué sustancias son consideradas disruptores endocrinos, y los legisladores están tardando en incorporar los nuevos puntos de vista científicos, sobre todo en lo referente a los efectos que una dosis baja de disruptores endocrinos pueden tener sobre la salud humana.

No obstante, la Comisión Europea tiene previsto resolver esta situación para diciembre de 2013. Hasta entonces, la Fundación Vivo Sano y PAN Europe continuarán desarrollando campañas activas de divulgación para prevenir a los ciudadanos sobre los riesgos de este tipo de tóxicos en los alimentos.

El consumo moderado del vino tinto podría mejorar la flora intestinal

El consumo moderado de vino tinto ejerce un efecto positivo sobre la flora intestinal gracias a sus polifenoles, según estudio de científicos del Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn), en colaboración con investigadores del programa Ingenio-Consolider (FunCFood).

Este fenómeno responde a que los polifenoles -compuestos naturales presentes en la fruta, verdura, vino, café, té o chocolate- logran inhibir las bacterias no beneficiosas de la microbiota humana y propiciar la reproducción de las que sí lo son, asegurando así una flora intestinal equilibrada que puede proteger contra afecciones como los trastornos intestinales, las enfermedades inflamatorias, el cáncer y la obesidad.

Para llegar a estos resultados, que han sido publicados en el American Journal Clinical Nutrition, se estudió el potencial efecto prebiótico de los polifenoles del vino y se comprobó la influencia que éstos ejercen sobre la microbiota intestinal.

Así, durante 20 días, 10 hombres, divididos en grupos de tres, bebieron vino tinto con o sin alcohol -ambos con el mismo contenido en polifenoles- y ginebra. De esta manera, se observó que el vino tinto mejoró la flora intestinal, incrementando el número de bacterias relacionadas con la protección de determinadas enfermedades.

En concreto, aumentó la proporción en heces de bacteroidetes y bifidobacterias, “algo que no sucedió con la ginebra”, ha apuntado el investigador principal del CIBERobn y el jefe del Servicio de Endocrinología del Hospital Virgen de la Victoria de Málaga, el doctor Francisco J. Tinahones.

“Además, comprobamos que el vino tinto era el que provocó la mayor parte de los beneficios detectados, no limitándose solamente a mejorar la microbiota intestinal, sino también a reducir los niveles de triglicéridos, de colesterol “malo”, los marcadores de inflamación y la presión arterial”, ha argumentado.

Este experto ha explicado además que el vino posee compuestos no digeribles como las proantocianidinas, “que llegan intactas al colon, donde serían metabolizadas gracias a la microbiota, en ácidos fenólicos, ejerciendo su efecto protector”.

La microbiota tiene una función digestiva contribuyendo a la síntesis de micronutrientes, a la absorción de electrolitos y minerales y a la digestión y absorción de determinadas sustancias indigeribles. Por otro lado, también contribuye a la destrucción de toxinas y carcinógenos, evita la colonización por bacterias patógenas, contribuye al desarrollo del sistema inmune y modula el estado inflamatorio.

No obstante, “la diversidad de bacterias existentes en el intestino humano es enorme y varía con los individuos, de manera que los efectos de los componentes ingeridos podrían ser diferentes según la flora microbiana de la persona. Por ello, resulta importante llegar a conocer el perfil de microorganismos o microbiota intestinal de los individuos”, ha señalado Cristina Andrés-Lacueva, investigadora principal dentro del programa Consolider FunCFood de Alimentos Funcionales.

Diferencia por pesos

Un estudio realizado en roedores por la Universidad de Washington (Estados Unidos) demostró que la flora intestinal de los ratones con obesidad tiene un número mayor de bacterias firmicutes y un número menor de bacteroidetes. Sin embargo, en los ratones delgados la distribución de ambos tipos de bacterias era la opuesta.

Investigaciones posteriores corroboraron estas mismas diferencias en la flora intestinal humana, comprobando que la microbiota intestinal de los sujetos con sobrepeso tiene mayor capacidad para extraer energía de los alimentos, es decir consigue más calorías con la misma dieta.

“Algo que revierte tras la pérdida de peso, lo que nos lleva a pensar que incluir cambios en la composición de la flora intestinal podría convertirse en una nueva herramienta para el control del peso”, ha asegurado Tinahones.

Asimismo, el tipo de nutrientes que componen la dieta diaria de una persona también influye en su flora intestinal. Si es alta en grasas, puede incrementar la proporción de bacterias productoras de endotoxinas y generar endotoxemia metabólica, una situación que promueve la aparición de diabetes tipo 2.

Sin embargo, consumir alimentos funcionales que contienen elementos no digeribles, como la fibra, estimula el crecimiento de bacterias intestinales beneficiosas que podrían ser eficaces para tratar el sobrepeso por su efecto saciante y regulador del peso.

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Aumentan las alergias por anisakis del pescado

Las reacciones a larvas de anisakis han registrado un repunte en lo que va de año en España, según el doctor Alvaro Daschner, del Servicio de Alergología del Hospital Universitario de La Princesa de Madrid.

“Mientras que el porcentaje de sensibilizaciones a anisakis en pacientes atendidos con patología cutánea o sospecha de alergia a alimentos en los años 2009 a 2011 se encontraba entre el 21 y 29 por ciento, sólo en los 3 primeros meses de este año ha llegado a 39 por ciento”, ha precisado.

Este fenómeno puede responder a que la medida de larvas de anisakis en bacaladilla procedente del Atlántico se ha cuadriplicado esta temporada, según ha informado la Sociedad Española de Parasitología (SOCEPA).

Por su parte, la profesora de la Universidad Complutense de Madrid, Carmen Cuéllar del Hoyo, ha demostrado que la prevalencia de la anisakiosis en la Comunidad de Madrid es muy elevada en comparación con otros estudios realizados en Galicia. La relación entre la ingesta de pescado fresco y pescado no cocinado y la presencia de anticuerpos está directamente relacionada, al igual que en aquellas personas que cocinan el pescado en microondas.

Estos resultados, según los investigadores, apoyan el hecho de que la larva tiene que estar viva para ser desencadenante de la patología y que no todos los procesos culinarios de preparación de pescado son capaces de destruir las larvas de anisakis.

“La diferente prevalencia observada en Galicia y Madrid parece ciertamente debida a las diferencias en los hábitos de consumo de pescado combinada con las diferencias en la prevalencia de infección entre los pescados consumidos, ya que el consumo de platos crudos o poco cocinados es la principal vía de infección anisakis simplex en el hombre”, ha señalado Cuéllar.

Por otro lado, el investigador Florencio Martínez Ubeira, miembro del Laboratorio de Parasitología de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Santiago junto con la investigadora Teresa Gárate del Laboratorio de Parasitología del Centro Nacional de Microbiología del Instituto de Salud Carlos III de Majadahonda (Madrid), ha apuntado al alérgeno Ani s 7, identificado en las larvas de anisakis simplex y con el que reaccionan la mayoría de los pacientes infectados por estos parásitos.

Actualmente ese alérgeno fue empleado para desarrollar un kit de diagnóstico que permite detectar anticuerpos en las personas enfermas de una manera “mucho más sensible” y “específica” de lo que se logra con otros métodos. Su intención es la de ser comercializado y empleado en hospitales de todo el mundo como método de referencia para el inmunodiagnóstico de la anisakiosis.

Aceites, claves para su prevención

Por otro lado, un grupo de trabajo de la Universidad de Granada, dirigido por la profesora Adela Valero, ha establecido una línea de investigación que tiene como objetivo el estudio de la actividad larvicida de productos naturales de origen vegetal frente a las larvas L3 de anisakis simplex.

Así, entre los componentes terpénicos de los aceites esenciales ensayados, el porcentaje de lesiones en la pared del tracto digestivo de los animales de experimentación, fue prácticamente nulo con el timol, geraniol, citronelol, citral o periallaldehído.

Dichos componentes se encuentran presentes en plantas de amplio uso culinario como el tomillo, orégano, limón o perilla. Además, entre estos terpenos se encontró que el porcentaje de larvas muertas recuperadas del animal al término de la experiencia fue superior al 85 por ciento, observándose alteraciones, principalmente en el tracto digestivo del parásito y, en menor medida, en la cutícula del mismo.

En contraposición, en el lote de animales control, las larvas de Anisakis desarrollaron su actividad patógena y el porcentaje de lesiones superó el 93 por ciento.

Confirman el vínculo entre comida rápida y depresión

El consumo de bollería industrial (magdalenas, cruasanes, rosquillas y similares) y comida rápida (hamburguesas, salchichas y pizza) se asocia con el diagnóstico médico de depresión, según una reciente investigación liderada por científicos de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y la Universidad de Navarra.

Los resultados, publicados en la revista Public Health Nutrition, revelan que los consumidores de comida rápida presentan, respecto a aquellos con un consumo mínimo o nulo, un incremento del riesgo de desarrollar depresión del 51 por ciento.

Además, se observa una relación dosis-respuesta, es decir, “cuanta más comida rápida se consume, mayor es el riesgo de depresión”, explica a SINC Almudena Sánchez-Villegas, primera autora del estudio.

El trabajo expone que los participantes con mayor ingesta de comida rápida y bollería industrial son más propensos a estar solteros, ser menos activos y tener un patrón dietético peor, con un consumo menor de fruta, frutos secos, pescado, verduras y aceite de oliva. Fumar y trabajar más de 45 horas semanales son otras de las características prevalentes en este grupo.

Un estudio a largo plazo

Con respecto al consumo de bollería, los datos son igualmente concluyentes. “Incluso pequeños consumos se asocian con un riesgo significativamente mayor de desarrollar depresión”, apunta la investigadora de la universidad canaria.

La muestra del estudio, perteneciente al proyecto Seguimiento Universidad de Navarra (SUN), contaba con 8.964 participantes que nunca habían sido diagnosticados de depresión ni habían referido consumo de antidepresivos. Fueron evaluados durante una media de seis años, periodo en el cual 493 fueron diagnosticados de depresión o comenzaron a tomar antidepresivos.

Estos nuevos datos corroboran los resultados que el proyecto SUN arrojó en 2011, publicados en PLoS One. En aquella ocasión, analizaron a 12.059 personas durante más de seis años y aparecieron 657 casos nuevos de depresión. Se detectó un incremento del riesgo asociado a la comida basura del 42 por ciento, menor que en el trabajo actual.

Aunque son necesarios más estudios, “debería controlarse el consumo de este tipo de alimentos debido a su implicación en la salud tanto física (obesidad, enfermedad cardiovascular) como mental”, concluye Sánchez-Villegas.

Los beneficios de la dieta en la salud mental

La depresión afecta a 121 millones de personas en el mundo, lo que la convierte en una de las principales causas globales de discapacidad ajustada por años de vida y la principal causa en países con ingresos altos y medios.

Sin embargo, poco se conoce sobre el papel de la dieta en el desarrollo de los trastornos depresivos. Anteriores estudios sugieren un papel preventivo de ciertos nutrientes, como las vitaminas del grupo B, los ácidos grasos omega-3 y el aceite de oliva. Asimismo, un patrón dietético saludable, como la dieta mediterránea, se ha relacionado con un menor riesgo de depresión.

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El colesterol sigue en 2012: Menos plato y más zapato para combatirlo

Uno de los principales riesgos después de las fiestas navideñas es comenzar el año con exceso de colesterol en nuestras arterias. Descuidar la alimentación y los buenos hábitos durante las Navidades puede suponer un aumento de factores de riesgo cardiovascular que, como el colesterol, pueden pasar factura más adelante a la salud cardiovascular, según destaca uno de los máximos expertos del país, Juan Pedro-Botet, presidente de la Sociedad Española de Arteriosclerosis (SEA). Por ello, el doctor asegura que entre el 15 de diciembre y el 15 de enero se extiende un período conocido como “el mes del riesgo cardiovascular”.

El Dr. Pedro-Botet, que también es el responsable de la Unidad de Lípidos y Riesgo Cardiovascular del Hospital del Mar de Barcelona, subraya la importancia de tener unas arterias limpias “ya que son las carreteras por las que la sangre fluye al corazón”. En este sentido, el experto destaca que los hábitos de vida que adoptan los españoles durante las fiestas navideñas “generan un mayor peligro de obstrucción, al aumentar el peso y los niveles de colesterol en sangre”.

El colesterol es uno de los principales factores de riesgo en el desarrollo de las enfermedades del corazón. Cuando hay un exceso de colesterol malo (LDL), se comienza a producir un estrechamiento de las arterias por acumulación (arteriosclerosis), que puede derivar en problemas cardiovasculares de mayor envergadura.

El Dr. Juan Pedro-Botet explica que uno de los principales problemas, según ha concluido el estudio ENRICA, es que el 50 por ciento de los españoles tiene colesterol elevado y la mitad de ellos no lo sabe. Por ello, “es de vital importancia hacerse revisiones periódicas”, subraya el doctor, “y reducir los niveles de colesterol cuando se encuentran aumentados”.

Plan de ataque contra el colesterol

Después de las Navidades es importante recuperar cuanto antes unos hábitos nutricionales y de estilo de vida saludables. Para controlar los niveles de colesterol y conseguir unas arterias sanas es fundamental una pauta alimenticia basada en la dieta mediterránea (rica en frutas y verduras) combinada con un poco de ejercicio físico.

Así, el mejor consejo para comenzar el año de forma saludable es “menos plato y más zapato”, es decir, moverse más y comer de forma prudente e inteligente, afirma Rosa Solá, experta en Nutrición de la Sociedad Española de Arteriosclerosis (SEA). “Como el colesterol no produce síntomas, es importante, además, realizar analíticas periódicas para revisar sus niveles y evitar alimentos de alto contenido en grasas saturadas”, concluye.

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Moderación, alimentos saludables y ejercicio físico, una combinación perfecta para despedir el año

En España, “es tradición, durante las fiestas navideñas, disfrutar de copiosas comidas y prolongarlas con largas sobremesas durante las cuales aumentamos además el consumo de tabaco y la ingesta de alcohol”, destaca el doctor Pedro-Botet, quién señala que esto nos lleva a ganar una media de 3 kg en tan solo unas semanas y aumentar nuestros niveles de azúcar y colesterol en sangre.

En este sentido, “es necesario recordar que el colesterol elevado y el tabaco son los dos principales factores de riesgo vascular que llevan a la población a sufrir infartos, ictus o fallos orgánicos” añade el experto.

Para vivir unas navidades sin riesgo vascular “una alimentación saludable se convierte en la mejor medicina” y, por tanto -subraya el presidente de la Sociedad Española de Arteriosclerosis- “debemos tener en cuenta, cualquiera que sea nuestra edad y nuestra condición física, seguir unas sencillas normas”.

Así pues, no debemos renunciar a disfrutar de las fiestas y de los alimentos tradicionales de estos días pero que debemos hacerlo con moderación.

Recomendaciones navideñas

El presidente de la Sociedad Española de Arteriosclerosis proporciona una serie de consejos para que las navidades, las fiestas y los excesos no se conviertan en un peligro para la salud.

– Productos saludables. Los dulces típicos de las fiestas navideñas, como turrones y mazapán, se elaboran con miel o azúcar, almendras y claras de huevo. Por lo tanto, sus ingredientes, si se mezclan en las proporciones oportunas, se convierten en unos sabrosos aliados de nuestra salud. Si, durante su producción, se añaden otros componentes también saludables, como, por ejemplo, frutos secos, el alimento final es beneficioso. Por el contrario, si en la elaboración se incorporan grasas saturadas o de tipo trans, o un exceso de azúcar, el producto final es poco saludable.

La clave está en conocer la composición de un producto y tomarlo en una cantidad prudente, calculada de acuerdo a las necesidades de cada persona, de forma personalizada.

Al preparar los menús de las fiestas navideñas es necesario no abusar de embutidos y carnes grasas en detrimento de otro tipo de carnes más magras, aves o pescado. Por ejemplo, puede sustituirse la carne de cordero, muy rica en grasas, por pavo o besugo. También podemos tener en cuenta el tipo de cocción que utilizaremos para elaborar los platos: una comida preparada en el horno será mejor que un exceso de fritos y rebozados.

Y podemos actuar del mismo modo para los aperitivos y postres. Las frutas pueden convertirse en un delicioso modo de completar nuestras comidas. Macedonias, piñas o manzanas ayudan a digestiones más fáciles, proporcionando además vitaminas a nuestro organismo.

– Moderación. Podemos degustar los diferentes alimentos típicos de las comidas navideñas pero es necesario no excedernos en las cantidades. Se puede comer de todo, siempre que sea con sensatez.

Si, a pesar de nuestros buenos propósitos, durante una de las comidas hemos tenido una ingesta excesiva de alimentos, debemos tratar de compensarla cuanto antes. Por ejemplo, si la comida ha sido excesivamente abundante, podemos tomar una cena ligera. Pero no debemos saltarnos ninguna comida.

– Cuidado con el alcohol. En las fiestas navideñas se produce un aumento significativo del consumo de alcohol que además de aportar muchas calorías desestabiliza los niveles de azúcar en sangre. Por ello, las personas diabéticas deben tener especial cuidado. De entre las bebidas alcohólicas es preferible el consumo de vinos y cavas, evitando así los combinados con destilados tipo whiskies, ginebras, vodkas o ron.

– No olvidar el ejercicio físico. No debemos olvidarnos de la práctica del ejercicio físico durante los días de Navidad. Es un buen momento para pasear por las calles en compañía de la familia o amigos y olvidarse del sofá.

– Evitar el tabaco. Este es un excelente momento para incluir en nuestra lista de propósitos para el 2012 el dejar de fumar y empezar el año con unos hábitos mucho más saludables.

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Nace Diabetes a la carta

Padecer diabetes no significa dejar de disfrutar de la buena cocina. Saborear una paella, un rissotto con verduras y setas, una mermelada de frutos rojos o unas peras al cacao es algo que también pueden hacer los más de 5 millones de diabéticos que hay en España.

Para ello, Ciberdem y la Fundación Alícia han unido sus fuerzas para crear la web Diabetes a la carta (www.diabetesalacarta.org), un proyecto sin ánimo de lucro que cuenta con la colaboración de Esteve y que pretende proporcionar herramientas que ayuden a gestionar la alimentación cotidiana de manera sencilla, atractiva y equilibrada, rompiendo el tópico de que la diabetes impide seguir disfrutando de la buena cocina y del placer de comer.

“La alimentación es muy importante para prevenir y tratar la diabetes. Por este motivo hemos creado un conjunto de herramientas sencillas para acercar el mundo de la cocina al paciente para que, controlando las cantidades de alimentos y su valoración nutricional, pueda comer de todo y seguir una dieta variada”, comenta el Dr. Ramon Gomis, Director Científico de CIBERDEM.

Diabetes a la carta cuenta con un equipo multidisciplinar de profesionales: médicos, enfermeras, dietistas-nutricionistas, investigadores, tecnólogos, cocineros y diseñadores, en el que cada uno aporta sus conocimientos. Por ejemplo, a través de la web se pueden conocer las equivalencias de los alimentos que contienen hidratos de carbono y se pueden encontrar recetas diseñadas por el equipo de la Fundación Alícia del que forma parte como presidente del Consejo Asesor el reputado chef Ferran Adrià, y con el aval científico de los investigadores de CIBERDEM.

Recetas muy sencillas y muy fáciles de preparar, que no llevan mucho tiempo en la cocina, que incluyen tanto la adaptación de platos de la cocina tradicional como platos más creativos o de otras culturas. Encontramos desde una paella de cebada o un revuelto de maíz con pollo, piña y verduras hasta un cuscús marroquí con mijo o un rissotto de quinoa con verduras y setas. También postres elaborados siempre con la fruta como base principal, macedonias, frutas cocidas, granizados o espumas entre muchos otros.

El método del plato

En una de las secciones de esta página web se explica a las personas con diabetes en qué consiste el “método del plato”: una herramienta para crear menús variados y sanos adaptados a las necesidades de la persona con diabetes de una manera fácil y sin grandes complicaciones, favoreciendo un buen control de su diabetes.

“La idea es que en un plato de tamaño normal se construya el menú principal, comida o cena, dividiéndolo en cuatro partes. Dos cuartas partes para ensalada o verdura, ya que su contenido en hidratos de carbono es muy bajo y la cantidad no está limitada. Una cuarta parte del plato será para la proteína: huevos, carne o pescado. Y en la otra cuarta parte pondremos las harinas, como arroz, pasta, patata, legumbres o también el pan”, explica el Dr. Gomis.

Una de las ventajas de todas estas técnicas y recursos es que ayudan a conseguir “una dieta más variada, atractiva y más sabrosa para el diabético, de modo que ya no siente que siempre tiene que comer diferente al resto de la familia o de la gente. Y esto también mejora el cumplimiento y la adhesión a la dieta, ayudando a prevenir posibles complicaciones derivadas de la enfermedad”, comenta el Dr. Gomis.